Bruja (F)

12 posts / 0 nuevo(s)
Ir al último post
Imagen de Tormenta
Tormenta
Desconectado
Poblador desde: 03/08/2009
Puntos: 89

Sus dedos teñían el agua de color escarlata, como si fuera sangre. La tela pasaba varias horas de cocción sumergida en el tinte hasta que adquiría la tonalidad adecuada; después, se aclaraba en la corriente del río. Morgause tenía las manos rojas, más que por el colorante, por el agua helada. Apenas faltaba media hora para el crepúsculo y una brisa inquieta y fría avivaba las ramas de los árboles. La pequeña cabaña se hallaba enclavada en el claro de un bosque junto al lecho de un riachuelo cuyo cauce lo atravesaba de este a oeste; a su lado había un pequeño huerto y un cobertizo que hacía las veces de establo.

Un pájaro negro y enorme se posó en el hombro de Morgause.

-¡Maíz! ¡Maíz!- graznó el cuervo.

-Tranquilo muchacho aún no es la hora de cenar…

-¿Maíz?- el pájaro la miró a los ojos y ella sonrió indulgente. Echó a andar hacia la casa mientras se secaba las manos con el delantal. Era una mujer menuda y delgada, de facciones alargadas y grandes ojos oscuros. Su rasgo más destacable era su espesa melena cobriza; brillante y sedosa, relumbraba como el fuego.

El cuervo de un salto voló hasta el alféizar de la ventana. Antes de entrar, los ojos de Morgause se detuvieron en el sendero que se abría hacia el bosque. “Alguien se acerca”- pensó. Ya dentro, puso algunas verduras a hervir en la lumbre y se adecentó un poco: cepilló su largo cabello, se quitó el delantal y se echó el manto encima, disponiéndose a recibir al visitante. Apenas unos instantes después escuchó el eco de los cascos de un caballo por el camino, sin duda precedido por su montura. Salió a recibirlo.

Apareció entonces un hombre rubicundo y alto asiendo de las riendas un percherón bruno. Su rostro recio pero aún juvenil manifestaba la fatiga del viaje aunque esbozaba una sonrisa.

-O sois un majadero o muy osado; estos caminos son intransitables en esta época. No esperaba visitas hasta la primavera.

La voz de la mujer resonó en la extensión desarbolada, alta y cristalina.

-Tal vez sea un necio señora, pero la necesidad obliga- bramó el hombre- Morgause… tenéis buen aspecto.

Ella asintió, complacida.

-Ocupaos de vuestro caballo y entrad, me temo que ésta noche necesitaréis cobijo.- Dicho esto Morgause cruzó el umbral. Momentos después el hombre la encontró avivando el fuego y removiendo un guiso que le hizo la boca agua. Se sentó en un banco junto al hogar mientras la mujer servía el caldo humeante en unas escudillas; puso un puñado de granos de maíz sobre la mesa y fue a sentarse junto a él.

-¿Todavía no os habéis desecho de ese pájaro de mal agüero? Con razón se dice que sois bruja- rió.

Morgause, que soplaba el ardiente líquido, contestó sin apenas levantar los ojos.

-Lo que se diga o se deje de decir no es cosa que me concierna. Y ahora decidme Jacobo ¿A qué habéis venido?

Dispuesto a beber, Jacobo paró en seco su movimiento y la miró sorprendido.

-Morgause, ¿Qué mal os he hecho para que me tratéis con tanta frialdad? Si durante todos estos años no he regresado, fue en atención a vuestras súplicas. Esperaba que el tiempo os hubiera ablandado un poco el corazón

La mujer escuchó sus palabras clavando la vista en las llamas, dominada por recuerdos de tiempos pasados. Frente aquel mismo fuego, un invierno años atrás, su corazón había mostrado pruebas de debilidad ante aquel hombre. Un amor cuyo significado en su vida se había revelado meses después de su partida, sembrando de dudas una voluntad que desde muy niña se había manifestado inquebrantable. De forma inflexible había rechazado sus proposiciones de matrimonio, rehusando agachar la cabeza ante un varón. Le agradaba la idea de tenerlo como amante, pero la determinación de aquel muchacho era sólida, y la elección de ella no lo fue menos: no renunciaría a su libertad. Además de sus caricias Morgause tan sólo añoraba una cosa, aún a riesgo de escandalizar a su antiguo amigo, y es que la suerte no le hubiese concedido un hijo fruto de aquellos momentos, pues eran escasas las ocasiones que le proporcionaba la solitaria existencia que había elegido.

Morgause se levantó para servirle un vaso de vino caliente y especiado.

-No creo Jacobo que hayáis venido hasta aquí para hablar del pasado- dijo en tono conciliador.- Han transcurrido ya demasiadas estaciones, y con ellas, imagino, que la vida habrá seguido su curso. Contadme pues a qué se debe vuestra visita.

Jacobo cambió el semblante, de sobra sabía lo arduo que resultaba hacer frente a la gracia de aquella mujer.

-Vengo a pediros ayuda…

Dudó un instante pero ella le hizo un gesto para alentándole a continuar.

-Hace tres años me casé con una muchacha de la Isla de Mona, Anna.- Aunque Morgause lo esperaba, tuvo que dominar un temblor.

-Ella es la razón por la que estoy aquí –continuó.- Se cuentan tantas historias sobre la hechicera del bosque… que insistió en que viniera. Cree que puedes ayudarnos, aunque ignora que nos conocemos.

-Una mujer inteligente la tuya, si sabe cuándo ha de pedir ayuda. ¿Ha tenido algún aborto?

-No, ninguno –Jacobo respondió asombrado ante la clarividencia de la mujer.

-Bien. Existe un remedio bastante eficaz. Deberá tomarlo en infusión durante tres meses, empezando justo una semana después de la sangre lunar, y dejarlo cuando ésta regrese o bien si queda en estado. Lo prepararé al amanecer.

-¿Cómo podría agradecéroslo?

Morgause, con el vaso de vino caliente en la mano, se acercó a la pequeña alacena y mezcló algunas especias.

-No son más que hierbas que crecen por doquier, lo importante corre de vuestra cuenta- se volvió y detuvo sus ojos en los de aquel hombre que la miraba con una especie de devoción. Y ahora, bebed- añadió.- Os reconfortará.

-Sois muy amable.

Jacobo dio unos cuantos sorbos de la bebida sintiéndose algo más tranquilo. Miró a la mujer que parecía sonreír al fuego; los años no habían tratado mal a Morgause, si acaso la habían dotado de una belleza algo más sosegada. Por un instante fue como si el tiempo no hubiese pasado y sintió deseos de suplicarle que entonara alguna canción como solía hacer antaño, pero el pudor le hizo cerrar la boca. Se sentía extraño, el calor de las ascuas comenzó a atontarlo; percibió el cansancio del camino. A la luz de las llamas el pálido rostro de Morgause resplandecía, sus ojos oscuros parecían carbones al rojo. El cuervo empezó a revolotear por toda la estancia mientras chillaba -¡Bebed! ¡Bebed!– Jacobo lo siguió con la mirada: batía sus enormes alas negras de un modo anormalmente lento- ¡Bebed! ¡Bebed!- Sus miembros comenzaron a adormilarse. El vaso se le escurrió entre los dedos y cayó al suelo derramando el líquido violáceo.

-Jacobo ¿Os encontráis bien?- la expresión de Morgause no demostraba inquietud; media sonrisa se dibujaba en sus labios. El cuervo posado ahora en su hombro, aleteaba despacio, sacudiendo sus formidables alas, envolviéndolo todo en una espiral de oscuridad que embriagaba sus sentidos -¡Bebed!

(…)

Un tímido rayo de sol procedente de la ventana le hería tenuemente los ojos; excepto por aquel detalle, Jacobo tuvo un dulce despertar. Se encontraba solo pero el aroma a hierba de Morgause impregnaba el lecho y toda la casa. Se desperezó un poco y comenzó a vestirse mientras, bastante confuso, intentaba recodar los acontecimientos de la noche.

El día, apenas nublado, era frío y ventoso. Miro al cielo intentando calcular cuándo comenzarían las lluvias y si tendría tiempo para hacer el camino de regreso. Encontró a Morgause arrodillada junto al lecho del río, lavando; frotaba enérgicamente, apartándose de vez en cuando los dorados mechones que rebeldes le caían sobre la cara. Se acercó hasta ella.

-Me alegro de que os encontréis mejor- dijo la mujer sin volverse.- Me temo que anoche no os sentó bien el vino.

-No entiendo qué me sucedió.

-Estabais agotado, cabalgasteis en una jornada lo que cualquier experto jinete hace en dos- dijo ella volviéndose al fin.-No le deis más importancia, el vino y el fuego hicieron el resto.

Tenía las mejillas sonrosadas y estaba muy hermosa.

Jacobo distinguió al cuervo parado en un árbol cercano, observando con atención la escena. Sintió ganas de marcharse.

-¿Cómo os puedo agradecer todo lo que habéis hecho?

Ella hizo un gesto quitándole importancia.

-Tal vez algún día podáis regresar con vuestro hijo.

Sus miradas se detuvieron, los ojos del uno en el otro; Jacobo tuvo un estremecimiento que no supo reconocer.

-Será mejor que salgáis lo antes posible- continuó Morgause mientras sumergía de nuevo las manos en el agua- el día amenaza lluvia, y en tal caso ese percherón pasicorto que lleváis será más un incordio que una ayuda. He guardado en las alforjas el remedio para vuestra esposa y algo de agua y comida.

Jacobo sonrió agradecido; fue hacia el establo y encontró al caballo ensillado y dispuesto. Subió a él, tomando la dirección del sendero. Dirigió una última mirada a la mujer que permanecía arrodillada. Hizo un gesto de asentimiento, levantó la mano para despedirse, y sin más demora, azuzó a la bestia y partió sin mirar atrás.

Morgause permaneció quieta observando cómo Jacobo se alejaba, con la certeza de que nunca más volvería a ver a su amante. En la superficie plateada del río, el reflejo de su rostro le devolvió una sonrisa satisfecha, tranquila.

-¿Maíz?- graznó el pájaro desde la rama. Morgause, que continuaba sonriendo, se puso de pie despacio encaminándose hacia la casa. El pájaro voló hasta su hombro.

Con actitud soñadora, la bruja acariciaba despacio su vientre.

 

Imagen de Victor Mancha
Victor Mancha
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 1798

Bienvenido/a, Tormenta

Participas en la categoría de FANTASIA.

Recuerda que si quieres optar al premio del público o a su selección debes votar al menos una vez (punto 9 de las bases).

En este hilo te pueden dejar comentarios todos los pobladores. Te animamos a que comentes los demás relatos presentados.

Si tienes alguna duda o sugerencia, acude al hilo de FAQ´S y en caso de que no encuentres respuesta puedes señalarla en el post correspondiente.

¡Suerte!

Imagen de Nachob
Nachob
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 2197

Un cuento muy bonito, bien narrado, con pulso. Parece de terror, y es una fábula sobre las personas y las emociones, con un hermoso final. Enhorabuena.

El uso de las negritas me ha descolocado, pero reconozco que refuerza el dialogo en la pantalla. Como yo suelo imprimir para leer, me parecía que los personajes gritaban o algo así.  Lo digo únicamente como curiosidad.

Sonrisas con rosas

Imagen de Tormenta
Tormenta
Desconectado
Poblador desde: 03/08/2009
Puntos: 89

toda la razón del mundo  en lo de las negritas, en cuanto me di cuenta de que deberían haber sido -como mucho- cursivas ya era tarde...son reminiscencias bloggeras, a veces ni me doy cuenta :P

Gracias por tu opinión, un abrazo.

Imagen de FAGLAND
FAGLAND
Desconectado
Poblador desde: 10/08/2009
Puntos: 1575

Me parece un relato sencillo pero con mucha belleza. Apenas tiene un ligero componente fantástico, pero es lo de menos, la verdad es que es genial.

Imagen de Léolo
Léolo
Desconectado
Poblador desde: 09/05/2009
Puntos: 2054

Relato de belleza sosegada, de retiro placentero y fantasía terrenal. Me encanta cuando la fantasía habla de las personas, de hecho siempre he pensado que es el mejor medio para narrar los acontecimientos más cotidianos. Por otra parte, tu estilo es sereno y depurado, me gusta, aunque hay un par de fallitos de esos que se cuelan (y que a mi me suelen pasar mucho) al rehacer frases, como:

"ella le hizo un gesto para alentándole a continuar"

Te lo digo para futuras correcciones, ya que si yo tuviera algo parecido me gustaría que me lo dijeran, espero que no te moleste.

En fin, felicidades por el relato.

P.D. Parece que los cuervos nos unen en este certamen...

Imagen de Tormenta
Tormenta
Desconectado
Poblador desde: 03/08/2009
Puntos: 89

Leolo, claro que no me molesta, al contrario. Ese tema es una de mis cruces, no me doy ni cuenta nunca y  me da mucha rabia :) así que me viene muy bien

Muchas gracias por tu comentario. Suerte de nuevo

pd. ah los cuervos...esas majestuosas aves incomprendidas ^^

Imagen de mafalda
mafalda
Desconectado
Poblador desde: 21/05/2009
Puntos: 26

Gran relato, tratado con una pasmosa armonía, es lento pero en su justa medida y en todo momento deja entrever sus intenciones pero no por ello dejas de leer, realmente ella me parece un personaje muy rico y muy interesante.

Un besito.

Imagen de Tormenta
Tormenta
Desconectado
Poblador desde: 03/08/2009
Puntos: 89

Gracias por tus palabras Mafalda; a este relato -a pesar de las erratas ¬¬, que además de lo que apunta Leolo creo que vienen sobre todo en el tema de la puntuación, y que  tampoco creo que sea nada del otro mundo - le tengo un cariño especial, fue el primero en el que apareció esta protagonista de otros cuantos más que tengo escritos hace tiempo.

Un saludo.

pd. No te has presentado al concurso ¿verdad? tenía curiosidad por leer algo tuyo, tus comentarios  me han parecido de lo mas acertado

Imagen de reimundez
reimundez
Desconectado
Poblador desde: 30/07/2009
Puntos: 52

Es un cuento de lectura deliciosa y sorprendente.

Has estado inspirada, Tormenta, y no se sale indemne de tu relato. Enhorabuena.

Un saludo,

Imagen de mafalda
mafalda
Desconectado
Poblador desde: 21/05/2009
Puntos: 26

La verdad es que tengo algunas cosillas escritas, pero he decidido ver primero cómo funciona este mundillo y cómo escribe la gente para formarme una idea antes de atreverme a presentar cualquier cosa o directamente descartarlo por mi nivel.

Un besito

Imagen de Gilles de Blaise
Gilles de Blaise
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 272

Me gusta mucho. Prosa ágil, de recorrido suave, que va calando en el lector. El final es adecuado, bueno, blanco.

Enhorabuena.

La mentira puede recorrer el mundo antes de que la verdad tenga tiempo de ponerse las botas.

http://historiasdeiramar.blogspot.com/

 OcioZero · Condiciones de uso