Tigana

Imagen de Gordom Pym

Reseña de la novela de Guy Gravriel Kay que ha reeditado recientemente La Factoría de Ideas

Estamos ante un libro donde los personajes se vuelven seres humanos con cada paso, y si a eso se les añade personalidad, miedos y apuestas de futuro, todo desemboca en que cada uno de ellos tenga un papel crucial en la historia.

No se trata de salvar el mundo, de cumplir una profecía o de las aventuras de un elegido. Es uno de los pocos libros en los que no hay elfos, enanos o alguna raza típica o por describir. Un libro que deja un buen sabor de boca pese a tener un comienzo enmarañado pero que se vuelve una delicia con cada capítulo.

No había leído nada así hasta ahora.

Es como una mezcla de fantasía política y emocional. La nostalgia está en todas partes desde el principio. Es de una belleza a la que no estamos acostumbrados, las líneas argumentales se entrelazan entre sí de un modo extraño y, de pronto, nos encontramos con algo realmente soberbio: la relación de Brandin y Dianora.

Está excepcionalmente bien lograda. Y de ello bebe todo lo que acontece. Pero me gusta que no haya un protagonista demasiado definido como principal y que cada uno de ellos tenga un papelito como en una de esas películas hollywoodienses que sacan de vez en cuando, en las que participan al menos un par de famosos.

Otra cosa que me encantó es como Guy Gavriel Kay hace de la península de la Palma un mundo verosímil. Desde el comienzo me sentí como un trozo de tierra donde el autor se inmiscuye y empieza a soltar semillas en derredor. Lanza escenas transcendentales y cantidad de ciudades por ubicar. Un proceso lento pero que, una vez que germina, empieza lo bueno, porque la trama es ideal y el final inmejorable.

Se puede decir que es una lástima que Tigana no la conozca mucha gente aunque me queda el consuelo de que los entendidos en el género han quedado saciados al ver entre las librerías uno de los libros más esperados o buscados de los últimos años. Ahora la tendré presente. Cuando la vea entre otros libros recordaré dos cosas. La principal es una virtud que se puede convertir en defecto. La secundaria es un defecto que podría ser una virtud. Ustedes deciden:

Es autoconclusiva y es una de las historias más tristes que he leído.

 

Autor

Guy Gavriel Kay nació en Weyburn, Saskatchewan, y se crió en Winnipeg, Manitoba. Como estudiante en la Universidad de Manitoba, entró en contacto con Christopher Tolkien, el hijo de J.R.R. Tolkien. Cuando Christopher Tolkien necesitó un ayudante para editar la obra inédita de su padre, contactó con Kay, quien se trasladó a la Universidad de Oxford en 1974 para trabajar con Tolkien en la edición de El Silmarillion. Volvió a Canadá en 1976 para finalizar sus estudios de Derecho en la Universidad de Toronto, donde se despertó su interés por la literatura de ficción.

Kay se convirtió en guionista principal y productor asociado de una serie radiofónica de Canadian Broadcasting Corporation, Thes Scales of Justice.

En 1984 se publicó la primera obra de fantasía de Kay, El Árbol de Verano, el primer volumen de la trilogía El Tapiz de Fionavar. Otras obras publicadas en español son: Tigana, Los Leones de Al-Rassan, Los Mosaicos de Sarantium y Reino de Luz y Tinieblas.

 

Notas y curiosidades:

- Hasta la fecha, Tigana estaba descatalogada en España, por lo que era posible encontrarla únicamente en saldos o bibliotecas.

- En tiempos de la extinta Cyberdark se solían alcanzar precios de más de 60€ por un ejemplar de esta novela.

 

Edición

Tigana, 1990

Editorial: La Factoría de Ideas

Ilustración de la Cubierta: Leonard Telesca

Traducción cedida por Scyla Editores, S.A

Género: fantasía, aventura

503 páginas

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