"No me gusta ponerme límites”

Imagen de Clara Laguna

El madrileño Carlos A. Sambricio dirige en su primer cortometraje a la actriz Manuela Vellés, que saltó a la fama con su trabajo en Caótica Ana, de Julio Medem. La unión narra un reencuentro misterioso entre dos personas separadas por la tragedia.

Cuando tuvo la idea de contar en unos quince minutos la historia de una pareja separada por la muerte, Carlos A. Sambricio no imaginaba que tendría a Manuela Vellés como protagonista. Este periodista de veintiocho años, licenciado en la Universidad Complutense de Madrid, ha visto cumplido su sueño de completar la producción de su primer cortometraje: La unión. El texto, de corte trágico y poético, narra el reencuentro misterioso entre una chica y su novio, muerto en accidente de tráfico seis meses antes.


© Ramón Chomón

 

Para ser tu debut cinematográfico has contado con participaciones muy destacables.

Conseguimos atraer a Manuela Vellés, que es la protagonista y sobre quien se centra todo el peso del argumento. Cuando hablamos todavía no era excesivamente famosa, sólo había estrenado Caótica Ana. Ya había rodado Camino, que luego ganó seis premios Goya, pero me pareció que todavía no se le habría subido demasiado a la cabeza. Pensé que por qué no pedírselo; no me gusta ponerme límites. Para ella era una oportunidad de darse a conocer más y hacer un papel para su total lucimiento. Yo creía mucho en la historia y me dije: “voy a intentar ambicionar el máximo”. Rodábamos en noviembre y con ella contacté a finales de mayo. Le dije que me gustaba preparar las cosas con antelación, pero en realidad era porque pensaba que me diría que no. A los cuatro días de mandarle el guión me contestó que le había gustado mucho y que quería hacerlo. Me quedé muy sorprendido. Aparte de ella, tenemos a Claudio Serrano, que es un importante doblador. Es la voz de Christian Bale en las últimas de Batman y la de Patrick Dempsey en Anatomía de Grey, entre otras, y trabaja en publicidad constantemente. También le gustó el guión y es un tío muy enrollado. Hay gente que entiende los cortos como una ayuda a gente que está empezando.

 

¿Y participan sin recibir nada a cambio?

Nadie cobra.

 

¿Cómo se te ocurrió la idea para la historia?

Al principio no pensaba en dirigir, empecé escribiendo guiones para largometrajes. Luego me di cuenta de que era bastante complicado meterse en el mundo del cine como guionista y vi la posibilidad de los cortos. Pensé en historias que pudieran funcionar en quince minutos. Una de las cosas que se me ocurrieron fue un encuentro misterioso: una persona que llama a otra y le dice que tienen que verse. Esto crea desesperación y ansiedad en la persona que recibe la llamada. La idea original era ese simple concepto. A partir de ahí fui pensando cosas: que fueran pareja, que él estuviera muerto... Se me ocurrió la idea de no enseñar a la persona que visita a la otra y cómo puede interpretar el espectador eso. Me pareció un punto interesante, aparte de lo que es la historia en sí: que una persona le pida a otra que se mate por amor. Es doblemente interesante si tal vez no es eso lo que está pasando realmente, sino que ella se lo está imaginando.

 

¿En qué género englobarías el corto?

Es complicado. A veces lo defino como historia romántica, otras veces como suspense o terror, incluso. No sé qué es exactamente. Puedes ver al personaje masculino como malo, si piensas que él es real, porque quiere inducir a una persona a que se mate. Y la ambientación es de suspense: cuando él entra, ella tiene miedo.

 

¿Cómo se pasa de una idea a materializarla? ¿Qué medios y ayudas has tenido?

Normalmente para los cortos se pide subvención previa, pero yo no quería supeditar la realización a que me la dieran. Es complicado convencer a la gente de que apueste por ti; si no has hecho nada, no tienes nada que enseñar. Así que ahorré dinero y ése fue el apoyo, además de la convicción en la historia. Manuela me ayudó también. Tenerla en el barco ayudó a dar credibilidad al proyecto e hizo que más gente entrara. Por ejemplo, la directora de arte, Laura Frieyro, de la ECAM (Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de Madrid), que es una chica muy currante y con muchos contactos. A partir de que ella entrara, entró más gente.

 

¿La música se hizo expresamente para la película?

La unión es un corto muy atmosférico y crear el ambiente era muy importante. Existen músicas ya compuestas que podían acoplarse, pero creo que en cine dramático o de suspense siempre es mejor hacer algo propio, porque la música se puede adaptar muy bien a cada momento, a cada plano. Busqué en Internet y encontré a Iván Llopis. Me pareció impresionante su trabajo. No sabía si querría dinero, porque trabaja en publicidad y allí cobran bien, pero me pasó lo mismo que con Manuela. Le mandé el guión, le expliqué mi planteamiento y algunas ideas. Le di la referencia de un compositor japonés y le pareció curioso que hubiera alguien que supiera quién es ese compositor, así que accedió. Fue suya la idea de que el violonchelo representase al personaje masculino y el piano al femenino. Es como un diálogo. El piano refleja fragilidad, por el miedo de ella y lo expuesta que está a unos fuertes sentimientos que vuelven; y el chelo, que es él, suena muy cálido, para reconfortarla.

 

¿El resultado final ha sido el esperado?

Sí, es bastante parecido a lo que yo tenía en la cabeza, lo cual es bastante satisfactorio, porque es muy complicado -y esto lo dicen los directores más prestigiosos- pasar lo que tienes en la cabeza a lo que haces. Casi nunca coincide. Teniendo en cuenta que es la primera cosa que hago... no hay muchas cosas que vea y diga “esto lo habría hecho de otra manera”. Espero verlo dentro de unos años y no avergonzarme.

 

¿Qué objetivos te has marcado con este primer corto?

He invertido mucho tiempo y dinero en algo que realmente no da beneficios. La mayoría de los cortos no los tienen. Cada año hay entre cinco y diez que ganan dinero en los festivales, porque coinciden con el gusto mayoritario del momento, del público y el jurado. Al no haber proyecciones en salas, sólo quedan los festivales, vender derechos a televisiones, Internet… pero puedes sacar un dinero limitado. Así que no espero conseguir dinero. Sin embargo, es una carta de presentación. Todo lo que he invertido es para tener algo que enseñar, algo de lo que esté medianamente orgulloso y que me permita hacer otras cosas en el futuro.

 

¿Cuál es tu próximo proyecto?

Tengo dos guiones de cortometrajes escritos y uno de ellos espero hacerlo este año. Son bastante diferentes al primero. La unión tiene un estilo más reposado, un tempo muy lento. En cambio los próximos van a ser más alocados, más rápidos y tendrán humor. En Carroñeros, el próximo, habrá algo de denuncia social. Tiene que ver con el periodismo, pero tratado con ironía y sarcasmo.

 

Para terminar, ¿hay alguna anécdota curiosa del rodaje de La unión?

Te puedo contar varias. Una es que quisimos ahorrarnos el dinero de alquilar la bañera que aparece en el corto, así que llamamos a Roca e intentamos hacer un intercambio: pondríamos su logo a cambio de que nos prestaran la bañera un fin de semana. Al principio no hubo problema, pero al leer el guión se negaron. Dijeron que no les gustaba la idea de que se usara la bañera para un suicidio. Otra anécdota es que el chalé donde rodamos estaba rehabilitándose y no tenía calefacción. El personaje principal tenía que ir en camisón y descalzo. Como el suelo estaba frío, intentamos hacer menos planos donde se le vieran los pies, para que Manuela pudiera llevar calcetines. Pero había un plano que era muy complicado de hacer sin que se le vieran los pies, así que tiramos un poco de alcohol en el recorrido que iba a hacer, cogimos un mechero y le prendimos fuego. Inmediatamente después grabamos, para que ella pudiera hacer ese movimiento sin pasar tanto frío. Conseguimos hacerlo y ¡no quemamos la casa!

 

CURIOSIDADES

Del periodismo al cine: Sambricio trabaja como redactor jefe de la revista profesional Cinevideo 20 y colabora habitualmente con revistas online como Miradas de Cine o Cinestrenos.

Su opera prima es su segundo guión: La unión se trata del segundo trabajo que escribe. El primero, llamado El brillo de la luciérnaga, es un guión de largometraje englobado en el género del thriller y el cine negro, que está intentando que dirija un tercero.

Sus películas favoritas: Blade Runner (Ridley Scott), El sueño eterno (Howard Hawks) y La delgada línea roja (Terrence Malick).

Un director a quien admira: David Lynch.

Le gustaría trabajar con: Marta Etura y Unax Ugalde.

Vestuario exclusivo: el vestido-camisón que luce Manuela Vellés en La unión se hizo ex profeso para la película y hay tres versiones del mismo.

Carlos A Sambricio en un momento del rodaje

© Tali Rojón

La actriz Manuela Vellés en un fotograma del corto “La Unión”

© Ramón Chomón

La historia combina el drama y el suspense

© Tali Rojón

 

El cortometraje La Unión se proyecta gratuitamente en los Cines Verdi de Madrid hasta el 13 de mayo.

 

Sinopsis

Sara se reencuentra con su novio Fran, muerto en accidente de tráfico seis meses antes. Envuelta en un ambiente misterioso y de tensión, la situación discurre mediante un juego de seducción muy intenso en el que Fran intenta hacer recordar a su antiguo amor lo profundo de sus sentimientos al tiempo que la intenta convencer de que es algo totalmente real y de la posibilidad de volver a estar juntos.

 

Ficha Artística

MANUELA VELLÉS (Sara)

DAVID VEGA (Cuerpo de Fran)

CLAUDIO SERRANO (Voz de Fran)

 

Ficha Técnica

Guión y Dirección CARLOS A. SAMBRICIO

Producción CARLOS A. SAMBRICIO y GIL VAISMAN

Director de Producción JACINTO CIRBIÁN

Director de Fotografía RAMÓN CHOMÓN

Dirección Artística LAURA FRIEYRO

Música IVÁN LLOPIS

Ayte. Dirección ALICIA ALBARES

Montaje y Etalonaje PABLO SÁINZ

Sonido EMILIO GARCÍA

Vestuario RUTH LASARTE y SIL RODRÍGUEZ

Maquillaje y Peluquería LOLA DAROCA

© Ramón Chomón

 OcioZero · Condiciones de uso