Biutiful

Imagen de Jack Culebra

Comentario sobre la película de Alejandro González Iñárritu protagonizada por Javier Bardem

 

Pienso una y otra vez cómo abordar este breve artículo sobre Biutiful e, irremediablemente, me viene a la cabeza esa primera escena, misteriosa y algo inquietante, en la que el personaje interpretado por Javier Bardem sostiene un extraño diálogo con un joven en mitad de un bosque invernal. Recuerdo esa duda en la boca, la emoción contenida en la expresión facial del actor, y me sorprende constatar cuánto se puede transmitir en unos segundos. Es una escena extraña, de una belleza peculiar, que deja tan en suspenso la película que no sabes cómo demonios van a salir de allí. Luego, cuando ves por donde discurre la historia y cómo esta se cierne sobre ese curioso arranque, es difícil no estremecerse.

Biutiful es una película osada. Es la visión de alguien "de fuera" que nos muestra la intimidad de Barcelona, y sorprende el acierto en el retrato, humano en lo inhumano, paradójico y natural. Es una historia de fantasmas contada de un modo realista, que recuerda a los relatos costumbristas de Dickens pero que abraza al mismo tiempo los relatos de aparecidos. Es una historia de múltiples protagonistas, como acostumbra Alejandro González Iñárritu, que quedan, al mismo tiempo, eclipsados por el eje que los une: Uxbal.

El tratamiento de la tragedia central es peculiar también. La historia tiene épica en las narraciones paralelas (los problemas de inmigración, las mafias, etc.), pero la mayor angustia termina generándose por lo más natural y cotidiano: lo efímero del ser humano. De algún modo, esta fragilidad del hombre, lejos de quedar opacada por todo lo que le rodea, brilla con más fuerza y conmociona al espectador, porque, perdidos en mitad de lo trascendente, los seres humanos somos.

Uxbal en sí es un personaje atípico. No es el antihéroe al que todo le sale mal, ni el héroe de brillante armadura. Y, al mismo tiempo, es ambos. De este modo, su fragilidad resulta más palpable y cercana, podemos conectar con él, con sus dudas, con su epopeya y, sobre todo, con su miedo.

Biutiful es una película que juega con elementos muy manidos pero evitando los recursos obvios. Al mismo tiempo, no es una película retorcida, sino inesperada. En su metraje se dan cita pasajes de auténtico terror con otros más propios del drama social o, incluso, de las películas románticas. La mezcla termina teniendo su propia consistencia, una única y de una fuerza arrolladora. Supongo que es necesario conectar con estas particularidades para que la película te llene, pero, si lo haces, el resultado es irrepetible.

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