Kraken acecha

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Un artículo sobre la novela de John Wyndham

 

The Kraken Wakes (Kraken acecha en la edición española de 1965, la cual, desgraciadamente, está descatalogada) es una magnífica novela de ciencia ficción escrita por John Wyndham, amén de una de las pocas que podemos encontrar con un kraken en su título (las otras dos son Kraken: atrapados en el abismo, de Luis Miguel Ariza, e Hijos del kraken, de George R.R. Martin), por lo que hubiera sido inexcusable no dedicarle un artículo en el número correspondiente de la Biblioteca Fosca, aunque kraken al uso aparezca más bien poco en su trama.

Efectivamente, pulpos gigantes en papeles protagónicos no hay, pues la novela va, ni más ni menos, que de una invasión “marciana” -entre comillas porque los alienígenas no son de Marte, aunque sigan encontrándose ecos de Wells, sino de otro planeta que no desvelaremos-. Del mismo modo, las épicas batallas contra monstruos de las profundidades brillan por su ausencia y todo el aparato bélico desplegado se aborda desde una óptica más bien fría y documental.

No obstante, el kraken como concepto, como horror o amenaza latente en el fondo de los océanos, adopta un protagonismo absoluto, y destila de tal forma a lo largo de la narración que no se puede sino considerar un gran acierto la elección del título por parte de Wyndham. Sí, el kraken no tiene por qué ser un pulpo, y bien puede ligarse a algo más peregrino, como una invasión marciana. Es más, si se desea, bien se puede encontrar una segunda lectura en el trasfondo de la novela en la que un segundo monstruo, o sombra terrorífica, asola el mundo.

Recordemos que The Kraken Wakes se publica por primera vez en 1953. Europa acaba de superar la Segunda Guerra Mundial para sumergirse en la Guerra Fría. De este modo, no es de extrañar que este “segundo kraken” menos aparente haga planear su sombra permanentemente sobre la trama principal. A día de hoy es un elemento tan interesante como lo fue en su debut, aunque por distintos motivos: con la perspectiva del tiempo, hemos perdido de vista cómo se vivió en la época esta separación por el telón de acero. El enfoque del autor, lúcido y trabajado como en todos los aspectos de la novela, llega a tener un irónico toque de ucronía cuando nos paramos a pensar en la lógica de la reacción de las distintas superpotencias ante la presencia de la amenaza abisal.

Aun así, hay que señalar que The Kraken Wakes no mantiene su interés únicamente por este punto anecdótico, sino por todo su desarrollo. No es un libro de acción, ni adaptado a los cánones de nuestra generación, curada de espanto a través de barbaridades televisivas, pero sí que es una buena novela de ciencia ficción en la que la recreación del escenario se engarza magistralmente con un magnífico retrato social de una pareja de periodistas ingleses y con algunas reflexiones que, sin duda, deberían tenerse más en cuenta incluso a día de hoy, sobre todo cuando escribimos sobre “marcianos” e invasiones.

Desde luego, una lectura que merece la pena, aunque no encaje en la ortodoxia de lo que es, o se supone que es, un kraken que acecha. Esperemos que la reediten en castellano dentro de poco, como han hecho con El día de los trífidos, del mismo autor. Hasta entonces, seguirá disponible por los mares internáuticos; yo, de hecho, conseguí mi ejemplar por un par de euros, y en versión original de Penguin.

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