Los botes del Glen Carrig

Imagen de Patapalo

Reseña de la novela de William H. Hodgson publicada por Valdemar

 

Esta novela es una buena muestra de lo que supone el horror marino de William H. Hodgson, el subgénero en el que se coronó como rey absoluto. Los botes del Glen Carrig nos narra las vicisitudes de un grupo de náufragos que se ven encallados en terreno ignoto y hostil. Aunque el enfoque tiene mucho que ver con las novelas de aventuras, el imaginario macabro desplegado por el autor sitúa la novela en pleno género de terror. Sus principales bazas son los propios escenarios (si os desasosegaba de niños la mención del Mar de los Sargazos, esta es vuestra novela), los terribles monstruos que los salpican y que hacen palidecer los relatos tradicionales de marineros y, sobre todo, la atmósfera.

A pesar del desarrollo sencillo de la trama, eminentemente lineal, y del tratamiento de los personajes, que viene mediatizado por la narración en primera persona, Los botes del Glen Carrig consigue resultar inquietante durante toda su extensión. Se palpa una tensión latente, que se agudiza más o menos según los pasajes, y hay una atmósfera malsana que no abandona la narración en toda la novela. Al ver lo eficaces que resultan estos elementos, sorprende ver que la novela data de principios del siglo XX.

En el estilo es más fácil darse cuenta de su antigüedad. Hodgson opta, como ya hemos dicho, por la primera persona para la narración. Los botes del Glen Carrig se presenta, de hecho, como el diario de uno de los supervivientes del naufragio. Está escrita para adecuarse al formato y la expresividad del siglo XVIII, referencia marineras incluidas, que pueden resultar algo desconcertantes o incluso arduas para algunos lectores. Remite, en este sentido, a obras como Robinson Crusoe, de Daniel Defoe, y con ellas tendría más puntos en común si no fuera por la vuelta de tuerca adicional a los mecanismos propios de la novela de aventuras (escenarios exóticos, desafíos, etc.) que transporta la novela a otra dimensión mucho más funesta y aterradora.

Son estos elementos los que hacen de Los botes del Glen Carrig un gran clásico del género de terror, muy original en sus planteamientos y toda una lección de survival horror en muchos sentidos. Una obra a disfrutar con calma, a poder ser con una buena chimenea en un día de tormenta.

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