Eugenia Grandet

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Reseña de la novela de Honoré de Balzac publicada por Siruela

 

Eugenia Grandet es una de las piezas que componen el rompecabezas de la Comedia Humana, el gran proyecto que Honoré de Balzac emprendió con la intención de retratar, a través de distintas narraciones, la naturaleza del ser humano, sus pasiones y comportamientos sociales. En concreto, en esta novela se explora la situación de una mujer que vive primero a la sombra de su padre —un avaro comerciante que vive como un pobre a pesar de haber sido capaz, con su instinto y sus tretas, de amasar una importante fortuna— y luego suspirando por un amor que no consigue alcanzar.

Toda la historia se sostiene gracias a la impresionante habilidad como narrador de Honoré de Balzac. Sus personajes resultan vívidos y creíbles, cercanos a pesar de la gran distancia temporal, e incluso de mentalidad en muchos aspectos, que nos separa. Vista en conjunto, la trama es bastante banal y no existen episodios de tensión, acción o real suspense que justifiquen el interés que suscita. Es la prosa y la viveza del retrato que consigue el autor lo que sostiene el libro.

A día de hoy, Eugenia Grandet es una ventana abierta a la sociedad provincial francesa de principios del siglo XIX. Se nos presentan las convenciones sociales, las relaciones entre los miembros de la burguesía, los anhelos de unos y otros, sus roles, las esperanzas y deseos que servían de motores para sus vidas, etc. Al mismo tiempo, es una obra de gran vigencia. Las pasiones básicas que traslucen en los comportamientos, y que eran el objeto último de la Comedia Humana, son universales y, al parecer, inmutables: la ambición, la avaricia, la inocencia, la indecisión... siguen tan vigentes hoy como hace doscientos años.

En algunos aspectos, esta novela de Balzac entra en comunión con la obra de Jane Austen, otra gran retratista de su entorno, pero en el caso de Eugenia Grandet no encontramos un despliegue coral de personajes que complique la trama: esta es más bien sencilla y está centrada en la protagonista, aunque dependiendo del momento haya secundarios que adquieran más peso. Esto hace que compartamos en mayor medida la desolación que sufre el personaje.

En definitiva, estamos ante un magnífico ejemplo de costumbrismo del XIX, una novela acertada con sus imágenes y con un desarrollo muy ameno.

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