La tienda de los horrores

Imagen de PedroEscudero

La tienda de los horrores es una de las pioneras en un estilo que ha marcado el modo de hacer cine en las producciones humorísticas de bajo presupuesto.

Rodada en 1960, esta comedia negra de apenas setenta minutos de metraje se ha convertido con el transcurso de los años en una de las producciones de serie B más afamadas de la historia del cine. Aunque la escasez de presupuesto y recursos materiales resulta evidente, se hace necesario reconocer y destacar la habilidad narrativa con que se llevó a cabo su realización. La simbiosis entre un guión ocurrente, escrito por Charles B. Griffithy, y el buen hacer en la dirección de Roger Corman, consiguieron que esta cinta soportara con dignidad el paso del tiempo, para convertirse en una de esas películas que hoy en día son consideradas de culto. Su escaso éxito de taquilla, nula repercusión mediática y pobre distribución se vieron compensados durante la década de los sesenta y setenta por su amplia difusión televisiva, consiguiendo de este modo un nutrido grupo de seguidores. Así fue cómo, paulatinamente, se creó el caldo de cultivo para que en 1982 se estrenara un musical en Broadway basado en ella, del que a su vez en 1986 se rodaría la versión cinematográfica, dirigida por Frank Oz (“Un funeral de muerte”, “In & Out”). Posteriormente se produciría una serie de dibujos animados en los años noventa en la que se abandonarían los temas más truculentos y ácidos para intentar atraer al público infantil.

 

La trama se basa en una línea argumental simple: el alelado protagonista, Seymur, compra a un japonés unas extrañas semillas creadas por él mismo y de las que brota una planta capaz de hablar que se alimenta de carne humana y que reclama constantemente comida. Sobre esa sencilla premisa la película desarrolla una sucesión gags de humor negro e irreverente, que nos van llevando de asesinato en asesinato hasta un final en cierto modo esperado: la muerte del protagonista a manos de su propia criatura, tal y como sucede en muchas de las producciones de la época que con tanto acierto parodia, y en las que un científico loco, investigador o nigromante es destruido por su creación.

 

Precisamente es en las secuencias de humor donde radica el encanto que ha hecho perdurar “La tienda de los horrores” en el imaginario popular de los aficionados al cine de terror. Las situaciones cómicas se suceden sin descanso ya que el argumento es una mera excusa. En muchos casos resultan burdas, imitaciones baratas de las aclamadas torpezas del tan de moda entonces Jerry Lewis. En este sentido resulta evidente las semejanzas en la caracterización del protagonista de la tienda de los horrores con los típicos personajes interpretados por el afamado actor. Sin embargo, junto con las anteriores, se logran escenas de un surrealismo delicioso como, por ejemplo, durante la primera conversación entre los dos policías que se ocupan de investigar las misteriosas desapariciones, o la disparatada persecución final en la fábrica de neumáticos.

 

La ambientación se completa con unos personajes esperpénticos que refuerzan la atmósfera surrealista de la película. Así tenemos ―por citar sólo a los más relevantes― al atolondrado protagonista, el chico de los recados de una floristería; la bonachona aunque bobalicona dependienta; el avaricioso dueño de la tienda, la madre hipocondríaca; y al cliente come flores. Cada uno de ellos aporta una personalidad llevada al extremo, una sátira de un prototipo de comportamiento y de papeles tipo que se repetían hasta la saciedad en el cine de la época.

 

Los actores

 

La composición del reparto resulta reveladora. Con la excepción hecha Jack Nicholson ―que por aquel entonces comenzaba su andadura como actor y que tan solo participa con un papel anecdótico como cliente masoquista en el gag de la consulta del dentista―, los demás interpretes tuvieron carreras artísticas grises, ligadas a la serie B y a pequeños títulos, en muchos casos como simples figurantes; siendo en la mayoría de los casos “La tienda de los horrores” la película más relevante en que han participado.

 

Tal es el caso del protagonista, Jonathan Haze (Pittsburgh, 1926), que se mantuvo ligado a la industria del cine mediante papeles menores y trabajos como guionista durante su dilatada trayectoria profesional ―que abarca un total de treinta y cinco papeles―, apareciendo por última vez en la pantalla a los setenta años en un cameo realizado en la serie para televisión “The Phantom Eye” (1999).

 

Un camino similar es el seguido por la actriz protagonista, Jackie Joseph (Los Angeles, 1934), que ha participado en cincuenta y ocho producciones desde su debut en “Batallón suicida” (Suicide Battalion, 1958) hasta su última intervención ante las cámaras en “Pequeños guerreros” (Small Soldiers, 1998).

 

Mel Welles (New York, 1922- Norfolk, 2005), que en la película interpreta al señor Gravis Mushnik, el dueño de la floristería, probó suerte tras la misma en le cine europeo, donde consiguió su mayor éxito en “Lady Frankenstein” (La Figlia di Frankenstein, 1971) en la que participó como director, productor y guionista. Tras su regreso a los Estados Unidos su carrera tampoco remontó, dedicándose a papeles de reparto y a interpretaciones como actor de voz.

 

Más fortuna en su carrera ―sin abandonar un plano discreto en toda ella― tuvo Dick Miller (Nueva York, 1928), Burson Fouch en la película, el hombre que comía flores ―un curioso e irónico contrapunto a la flor que devora hombres― habiendo participado hasta la fecha en ciento sesenta y ocho producciones por lo que probablemente su cara sea la más familiar para el gran público, habiendo aparecido en producciones como “New York, New York” (1977), “Gremlins” (1984), o “Ruta 666” (Route 666, 2001).

 

Roger Corman

 

La trayectoria cinematográfica de Roger Corman (Detroit, 1922) está ineludiblemente ligada a su particular concepción del cine, en la que prima la consecución de un producto entretenido y de bajo coste sobre las grandes pretensiones y la burocracia de las grandes compañías, teniendo siempre en mente que sus realizaciones nunca fueran deficitarias. No en vano su autobiografía se titula “Cómo realicé un centenar de películas en Hollywood y no perdí ni un centavo” (How I Made a Hundred Movies in Hollywood and Never Lost a Dime”, 1990).

 

En 1953 vendió su primer guión, “Highway Dragnet”, a la compañía Allied Artists, participando además como productor asociado. Con los beneficios obtenidos produciría su primera película “The Monster from the Ocean Floor” (1954) con un presupuesto de tan solo 18.000 dólares.

 

Gracias al éxito de ese primer intento ―y una vez comprobado que no precisaba de grandes presupuestos para realizar películas que reportasen beneficios―, continuó con su carrera como productor, alternándola con la dirección, tacando muy diversos géneros, desde ciencia-ficción, hasta cine negro o western. En total ha producido más de quinientas cincuenta películas y fundado dos productoras, la “New World Pictures” y la “Concorde-New Horizons” (esta última tras vender la primera, que se había convertido en un auténtico gigante de la distribución).

 

En su faceta de director es recordado principalmente por su serie de películas basadas en las obras de Edgar Alan Poe, entre las que destacan “La caída de la Casa Usher” (The fall of the House of Usher, 1960), “El pozo y el péndulo” (The Pit and the Pendulum, 1961), “El cuervo” (The Crow, 1963) y “La máscara de la Muerte Roja” (The Masque of the Red Death, 1964).

 

También es necesario destacar su labor como promotor de nuevos cineastas habiendo trabajado bajo sus órdenes al inicio de sus carreras directores como Francis Ford Coppola, Martin Scorsese o James Cameron. Asimismo actores de reconocido prestigio como el anteriormente citado Jack Nicholson, Peter Fonda, Dennis Hopper o Robert De Niro fueron dirigidos por él cuando daban sus primeros pasos en la industria del cine.

 

 

La tienda de los horrores (The Little Shop of Horrors | 1960 | USA | Santa Clara Productions)

Dirección: Roger Corman

Producción:Roger Corman

Guión: Charles B. Griffith

Música: Fred Katz, Ronald Stein

Intérpretes:

Jonathan Haze -- Seymour Krelboin

Jackie Joseph -- Audrey Fulquard

Mel Welles -- Gravis Mushnik

Dick Miller -- Burson Fouch

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