Doña Jimena

Imagen de Patapalo

Reseña de la novela histórica de Magdalena Lasala centrada en la esposa del Cid Campeador

 

“Doña Jimena” es una obra que pone de manifiesto dos cosas: la profesionalidad y el arte de Magdalena Lasala y la posibilidad de hacer novela histórica de calidad con un enfoque atípico.

 

Que la historia haya sido narrada por hombres y desde el punto de vista de los hombres es una realidad que no obliga a que la novela histórica pase por el mismo aro. Así lo entiende la autora, que nos presenta la vida de un personaje que, a priori, nos podría parecer tangencial dentro de una de las historias más conocidas dentro del repertorio español; esta vida es, obviamente, la de Doña Jimena, la que fuera mujer del Cid Campeador.

 

Desde las primeras páginas uno se da cuenta de que no es una elección caprichosa, ya que la protagonista provenía de una familia noble –aunque mayores detalles queden bañados por las sombras de la historia- y, de algún modo, consiguió aproximarse a la familia real más importante de la época: la que unió los reinos de León y Castilla. Sin duda, una posición privilegiada la de Doña Jimena, que permite reconstruir los hechos desde el ojo del huracán.

 

El siglo XI fue una de las épocas más fascinantes en la piel de toro. Condados devenían reinos mientras los cristianos recuperaban terreno frente a los invasores musulmanes, con los que seguían conviviendo en un mosaico que no tenía igual en todo el mundo; la resaca dejada por las incursiones de Almanzor daba paso a nuevos y cruentos enfrentamientos, esta vez con tribus venidas del otro lado del estrecho; la Iglesia Católica sufría cambios en su propio seno que le hicieron promover una labor unificadora; nacían las cruzadas, que convulsionarían todo el orbe... Un escenario sin igual para sumergirse en mil aventuras. Y “Doña Jimena” nos lo retrata a través de una mirada privilegiada, la de esa niña que deviene mujer en la corte real, que esposa al campeón de campeones, que dirige su familia mientras éste vive en el exilio, que le acompaña al destierro para compartir la suerte de los combatientes.

 

Efectivamente, la elección de esta protagonista es un acierto desde muchos puntos de vista: permite abordar decenas de temas apasionantes y bien conocidos desde una dinámica distinta, la de la mujer, que no es guerrera pero debe combatir en sus propias batallas. De su mano se puede aprender cómo la historia no se escribe únicamente en los campos de batalla.

 

Con estos elementos sólo era necesaria una buena narrativa para conseguir una formidable novela. Y la de Magdalena Lasala lo es. Aunando la capacidad de transmisión del novelista con la expresividad y la belleza del poeta, la autora nos traslada a ese mundo convulso de nuestro pasado, y no sólo nos permite entenderlo, sino también vivirlo.

Autor

 

Magdalena Lasala es una escritora y poeta nacida en Zaragoza, cuya trayectoria literaria se une al propio proceso personal, construyendo así la particular filosofía existencial de la autora. De temprana vocación literaria y vinculada al Teatro desde su juventud, abandonó sus estudios de Derecho para cursar Ciencias de la Información, Psicología humanística y Filosofía, al tiempo que culminaba su formación en Arte Dramático, Canto y Declamación, estudios y experiencias que volcará como finalidad primordial en la escritura.

 

Desde su primera publicación, datada en 1987, con más de treinta títulos publicados hasta la fecha y una producción que abarca géneros como la Novela, el Relato, el Ensayo, la Dramaturgia, la Poesía y la Fábula, siempre gozando del reconocimiento del público y el elogio de la crítica, ha consolidado una firme carrera literaria de indiscutible calidad que goza de eco en Europa y América latina.

 

Especializada en la Edad Dorada de al-Andalus, es autora de una exitosa y celebrada producción literaria en Novela Histórica que le ha procurado un lugar preferente en la Narrativa Histórica de nuestro país, con títulos como “La Estirpe de la Mariposa” (1999), “Moras y Cristianas” (1998, en coautoría), “Abderramán III, El gran califa de al-Andalus” (2001), “El Círculo de los muchachos de blanco” (2001), “Almanzor” (2002), “Walläda La Omeya, La última princesa del esplendor andalusí” (2003), y “Boabdil. Tragedia del último rey de Granada” (2004), todas ellas con varias reediciones, obras que se han convertido en referencia obligada para estudiosos y amantes de la historia de nuestro pasado andalusí, y que cuentan con difusión y traducciones en Alemania, Suiza e Italia. Fue finalista del premio nacional Alfonso X El Sabio de Novela Histórica en su edición de 2002.

Su voz lírica como poeta enlaza con las raíces clásicas del misticismo español y la poética amorosa cortés. Ha publicado entre otros los poemarios: “Frágil Sangrante Frambuesa” (1990), “Seré leve y parecerá que no te amo” (1992), “Sinfonía de una Transmutación” (1995), “La Estación de la Sombra” (1996), “Cantos de un Dios Seducido” (1998) “Todas las copas me conducen a tu boca” (2000) y “Los nombres de los cipreses que custodiaron mi ruta” (2004). Sus textos poéticos han sido traducidos al francés, inglés, italiano, checo, búlgaro y alemán, incluidos en diversas Antologías de Poesía Española publicadas en Europa y utilizados como soporte para creación de obras musicales, escénicas y de danza, colaborando con artistas como los compositores Antón García Abril, Gabriel Sopeña y Luis M. Giacoman entre otros.

Un impresionante currículum que no refleja toda la experiencia de esta artista, como podréis comprobar visitando su página web: http://www.magdalenalasala.com/.

 

Sinopsis

 

Doña Jimena, dama de estirpe noble leonesa, nos narra su vida, desde su niñez hasta su viudedad tras la muerte del Cid Campeador

 

Edición

 

Doña Jimena

Magdalena Lasala

Editorial Temas de hoy

Cartoné

 

Conclusión

 

Desde mi modesto parecer, una buena novela histórica no sólo tiene que estar bien documentada: también tiene que convencer por su narrativa en sí. De este modo, el primer elemento crucial es elegir bien al personaje protagonista, y ése es el primer gran acierto de este libro.

 

En segundo lugar, la documentación no debe ahogar la historia, sino entretejerse con ella de un modo natural para que el lector se empape de información sin sentirse desbordado. En este sentido, la habilidad de Magdalena es tal que uno termina por moverse cómodamente entre las decenas de personajes que componen la corte, interesándose por ellos como si fueran personajes de una ficción, pero asimilando al mismo tiempo el modo en el que se constituyeron esos reinos que, finalmente, dieron a luz nuestro país.

 

Si estos dos pilares básicos se terminan de revestir con un enfoque original y una ejecución elegante, obtenemos una novela como “Doña Jimena”: interesante, entretenida, amena e impactante. Sin duda, una obra muy recomendable para todos los amantes de la novela histórica, y en particular para los que deseen encontrar un punto de vista novedoso dentro del género.

 

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