La invención de Hugo Cabret

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Reseña de la sorprendente novela juvenil ilustrada por el propio autor del libro, Brian Selznick

 Hay libros que atrapan por su argumento, otros por su estilo formal y otros por las dos cosas, y éste es el caso de La invención de Hugo Cabret, un genial libro que supone toda una experiencia lectora diferente a la acostumbrada. Y es que ciertamente estamos ante un libro especial, pues es de esas propuestas que desde que uno la ve por primera vez ya se siente atraído por su llamativa, colorista y ornamentada portada, que en cierto modo nos retrotrae unas cuantas décadas atrás y nos recuerda alguno de esos viejos libros que ya no se encuentran.

 

La historia del niño Hugo Cabret se sitúa en la Francia de los años 30, en una estación de tren donde van a ocurrir una serie de situaciones increíbles y asistiremos a unos descubrimientos realmente sorprendentes. Con elementos casi dickensianos, nos encontramos ante un relato con muchísima imaginación, de una gran calidad y que sorprenderá gratamente a cualquier lector al que le guste una buena historia juvenil. Es un relato realmente bien llevado a cabo y el autor ha conseguido que todo encaje a la perfección, como el engranaje de uno de los relojes de la estación de tren. El autor consigue que su historia contenga un interesante halo de misterio y varios secretos que estamos deseando descubrir. Todos sus personajes están muy conseguidos y todos tienen su función en la historia, en ese sentido es una historia muy homogénea, con muchísimos descubrimientos e intrigas pero en la que todo está ahí por algo y no hay nada superfluo.

 

Pero sin duda una de las características más notables del libro es que contiene más de doscientas páginas con dibujos y fotografías que no sólo funcionan como ilustraciones acompañantes, sino que en algunos momentos el dibujo sustituye a la letra para hacer avanzar a la historia que tenemos entre manos. Éstos son de una gran calidad, realizados por el mismo escritor Brian Selznick, y utilizando el blanco y negro ha conseguido unos dibujos sombríos pero con vida, y que por momentos nos sumergen perfectamente en la antigua estación parisina de principios de siglo y sus rincones o nos llevan a las silenciosas calles nocturnas de la ciudad, en la que casi parece que podamos oír los pasos de los personajes o sentir el frío del invierno. En algunas páginas los dibujos juegan con el lector como si de una cámara de cine se tratase, acercando el objetivo, y en otras que solamente ilustran la acción.

 

Y hablando de cine, hay que resaltar que el libro es un auténtico homenaje al cine de principios de siglo, a sus creadores y a los pioneros que consiguieron hacer que las películas fueran otra forma de hacer magia y una vía en la que dejar volar nuestra imaginación. Era una época muy diferente a la nuestra en el sentido de que antes había una ingenuidad que hemos ido perdiendo con el paso de las décadas y en general todo sorprendía más. La estética interior del libro nos recuerda inexorablemente a las pantallas en negro y los letreros de las primeras películas que se hicieron, con sus títulos y diálogos en letras blancas. En el mismo prólogo se invita al lector a imaginar que estamos en una sala a oscuras y que va a asistir a la proyección de una película. No hace falta imaginar el resto, pues una serie de dibujos nos acerca a la estación donde ocurre gran parte de la trama como si de una cámara acercándose se tratase.

 

Si unimos el hecho de tener que pasar páginas rápidamente debido a las ilustraciones junto con su sencilla lectura y su ágil ritmo, hacen de este libro toda una lectura casi interactiva, una experiencia diferente y sobre todo, muy emocionante.

 

Autor

 

Nacido en East Brunswick, Nueva Jersey, Brian Selznick se graduó en la Escuela de Diseño de Rhode Island. Con su primer libro, The Houdini Box, obtuvo una notable repercusión entre la crítica y el público, así como dos premios, el Texas Bluebonnet y el Rhode Island de literatura infantil.

 

Sus trabajos en The Dinosaurs of Waterhouse Hawkins, Walt Whitman: Words for America y en Amelia and Eleanor Go for a Ride también le valieron numerosas distinciones, entre ellas la Caldecott Honor, el ALA Notable Book y el Booksense Honor Book.

 

Sinopsis

 

Huérfano, relojero y ladrón, Hugo vive entre los muros de una ajetreada estación parisina de ferrocarriles. Si quiere sobrevivir, nadie debe saber de su existencia. Sin embargo, un día tiene un descuido y es descubierto por una excéntrica chica, amante de los libros, y por un viejo y amargado juguetero. Y ya nada será como antes. Un críptico dibujo, un valioso cuaderno de notas, una llave robada, un autómata y un mensaje oculto del difunto padre de Hugo son algunas de las claves de un intrincado misterio.

Edición

 

Cartoné con sobrecubierta

Ediciones SM

534 páginas

 

Conclusión

 

Un estupendo libro, que tiene intriga, emoción, que va revelando los misterios que encierra poco a poco, y que contiene un montón de referencias al cine de las primeras décadas del siglo XX.

 

Una novela para jóvenes (para niños podría ser un poco complicado), pero sobre todo diríamos que para mayores soñadores y en el que nos daremos cuenta de que si el mundo fuera un gran mecanismo, todos seríamos una pieza necesaria para que todo funcione.

 

A destacar el gran trabajo de maquetación y presentación del libro, y como curiosidad, comentar que los derechos ya han sido adquiridos para hacer una película, que probablemente no tardemos en ver.

 

 

Lo mejor: Es ágil, emocionante, sorprendente e imaginativa

Lo peor: Por decir algo, que puede resultar algo complicada para niños menores de 10 ó 12 años

Nota: 91

 

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