A. Friend

Imagen de Coleccionista de dientes

Minimalismo para plasmar el terror en las redes sociales

La propuesta de Erwann Kerroc'h, Amaury Dequé y Guillaume Le Moal es elegante en su sencillez. Y efectiva. Retoma ese concepto tan propio del vampirismo de cuidado con quien invitas a tu hogar. Los monstruos no aparecen en nuestra vida porque sí. No siempre. A veces les damos paso y luego es demasiado tarde; ahí reside el horror. A día de hoy, con la popularización de internet y las redes sociales, ocurre muchas más veces de las que sería razonable.

En A. Friend se ha optado por Facebook, quizás la más popular de cuantas se utilizan, y el desarrollo se apoya en sus códigos para aportar información al espectador sin necesidad de más dependencias lingüísticas. De hecho, el título, que es también la identidad del intruso, es casi el único elemento idiomático y no es casual que esté en inglés a pesar de la ambientación parisina del corto. Cabe destacar como los resortes sonoros de la web se acoplan con la banda sonora inquietante.

La resolución es equilibrada y acertada. Clásica en muchos aspectos, desde la música a la conseguida caracterización de víctima de un slasher de la protagonista y única actriz, avanza con paso firme hacia un final que, gracias al desarrollo, no necesita ser explícito. De esta manera muestra que para hacer un buen trabajo no hace falta recurrir ni a ideas extraordinarias ni a excesos técnicos o narrativos. A veces, menos de las que sería razonable, basta con elegir bien las coordenadas y trabajar bien con los elementos. Sin aspavientos. Al final, de lo que se trata es de contar una buena historia de terror y, en este género, muchas veces menos es más.

 

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