Lo que ves cuando cierras los ojos

Reseña de la novela de David Jasso publicada por Apache libros

Lo que ves cuando cierras los ojos es una novela de horror casi más que de terror, aunque tenga escenas en las que sin duda la tensión se transmite físicamente al lector. En ella, David Jasso nos sumerge en dos elementos tan inquietantes como desalentadores: la fragilidad de la mente humana y la precariedad social que estamos atravesando en España. No es propiamente, sin embargo, una novela costumbrista, aunque sin duda la cercanía de sus personajes y de sus entornos la dotan de un punto adicional de emotividad muy a tener en cuenta.

La espina vertebral de la obra es la locura. Una locura, además, que parece al alcance de la mano del autor, muy aficionado a jugar con equívocos al respecto, como ya sabrán los lectores que hayan disfrutado de algunos de los prólogos redactados por sus alter egos más tenebrosos. Esto se debe a dos factores, el primero de los cuales es, evidentemente, que la trama gira en torno a una novela de naturaleza particular. El segundo, y mucho más importante, es el modo en el que Jasso trabaja la prosa.

Hablar de la precariedad de la cordura es complicado, pero más aún es transmitir esa precariedad sin resultar artificioso. Por lo general, cuando un autor toma el riesgo de plasmar en papel el contenido de un manuscrito perturbador, la suspensión de la incredulidad se tambalea. En Lo que ves cuando cierras los ojos no solo no lo hace, sino que aumenta gracias a la zozobra que transmite directamente al lector. Solo por esa maestría en el manejo de la estructura y por la habilidad a la hora de transmitir las perspectivas de los personajes, ya es una novela muy recomendable.

Hay que señalar que, en efecto, es lo que se llama una obra coral. En un principio podría parecer que esta elección juega el papel de válvula de escape para no forzar al lector a caminar demasiado cerca del desquiciado protagonista que se adivina en el centro de la trama. Sin embargo, a medida que avanza la narración nos damos cuenta de que el motivo es otro: en Lo que ves cuando cierras los ojos la locura se expande como una infección de un modo tan palpable y a la vez tan ladino que se siente cierta aprensión con el libro entre las manos. Cierta aprensión literal.

En esto se establece un paralelismo muy acertado con el segundo pilar de la obra: el desmoronamiento de nuestra sociedad, en primer lugar económico, pero poco a poco también moral y anímico. Sin ir al extremo de Disforia, donde entramos propiamente en el terreno de la distopía, ese temor compartido, horror en algunos casos, pesa como una densa sombra a lo largo de toda la narración. Llegó sin que nos diéramos mucha cuenta y ha terminado por pudrir desde dentro buena parte del entramado de nuestras ciudades.

El resultado es una novela perturbadora y absorbente, misteriosa y cercana al mismo tiempo, capaz de ser espeluznante y con momentos de una belleza frágil, implacable y a la vez muy humana. Con Lo que ves cuando cierras los ojos David Jasso ha llevado de nuevo el horror unos pasos más allá, pero no para alejarlo hacia sendas ignotas, sino para acercalo todavía más a nuestras puertas. Eso sí, de un modo con el que yo, al menos, no contaba.