La esperanza de vida de los piratas

Imagen de Long Clic Silver

Entre las novedades Playmobil de este año llega un pirata de barba blanca en la colección Special Plus, caja 4783, y surge la cuestión: ¿llegaban muchos piratas a viejos?

Como feliz noticia para arranque del año, tenemos un nuevo pirata en la colección de especiales de Playmobil, todo un veterano que peina canas hasta en la sugerente barba trenzada quizás con mechas de cañón. Un mono capuchino al brazo, florete en la diestra, elegante abrigo largo, botas lustrosas... y todo esto antes de encontrar un fabuloso tesoro con su fanal, una bella colección de objetos de oro por los que sin duda podrá obtener unas cuantas noches de diversión en Tortuga.

Mmm, tiene pinta de que este pirata ha decidido convertirse en un caballero de fortuna tras la crisis de los cuarenta más que de haber llegado a lucir tan venerable barba después de una larga vida dedicado al saqueo y el abordaje en alguna piojosa balandra. Y, por peregrino que pueda sonar, lo primero es mucho más plausible que lo segundo.

El personaje sin duda es sugerente. Podemos imaginar un médico hastiado de su oficio —un profesional siempre apreciado por cualquier tripulación, a pesar de su mala fama—, un escribiente devorado por el tedio o, por qué no, un comerciante arruinado que ha decidido dar utilidad a sus lecciones de esgrima. La vida en la época era dura y, por extraño que parezca, cruzar la línea de no retorno terminaba por tentar a más de uno ¡hasta por mero romanticismo! Dinero fácil y riesgos más o menos parecidos que los de cumplir con una vida honesta llevaron a gente educada y de posiciones sociales privilegiadas a tentar suerte bajo el pabellón negro.

Por el contrario, llegar a una edad avanzada en la piratería sin perder algún miembro por culpa de un cañonazo, un ojo en una reyerta o ganarse al menos una buena cicatriz era más que infrecuente. Incluso piratas famosos a los que sonrió la fortuna apenas ejercieron unos años antes de desaparecer o reconvertirse incluso en gobernadores coloniales.

No obstante, como es imposible saberlo al 100%, mejor desconfiar de este perro viejo tan sugerente que nos trae Playmobil en la caja 4783. Quién sabe lo que esconde... Quizás su mono, pero no parece muy dispuesto a compartirlo.

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