Relatos Encadenados

Pero eso de pensar los personajes cada uno sin base.................. ¿Como va, cada uno va relatando lo que le pasa al suyo y al final se conectan o como?

Dicen que Hadrakhar era un planeta de exuberantes campos y multiples centros de poblacion, lugares donde innumerables naves de comerciantes llegados de los confines de la galaxia atracaban y partían del mismo y donde la fluctuante economía no podía dar señas del autentico destino al que Hadrakhar estaba sometido.

fue cerca de M39 cuando la vida en el planeta fué alterada para siempre. una borrosa fluctuación de la disformidad anegó el planeta durante dos generaciones enteras de la vida de un hombre. al parecer, fué tiempo más que suficiente como para que Hadrakhar se consumiera. La noche eterna se tragó los flujos del tiempo. Vientos de mutabilidad surcaban en el aire. Cada amanecer,ahora dictado por las lentas y luminosas explosiones de opacas bolsas de gases, daba a conocer cómo un nuevo hijo de Hadrakhar caía preso del aire mutagenico y los designios de los cielos. La vida vegetal fue marchitandose hasta dejar amplios desiertos de cenizas y arena. Las especies vivas se devoraban entre sí unas a otras, quizas no pensando en proveerse de alimento tanto como en saciar su sed de sangre. Los hombres, en el mejor de los casos, tan solo acababan con horrendas mutaciones donde antaño tuvieron organos sensibles. los hijos de los Hadrakhars eran asesinados por los propios padres al ver las grotescas apariencias de los neonatos. en el puerto de Sirakhar,donde antaño comercializaban mil naves de sol a sol, era ahora solo una lanzadera en la que los pecios se disparaban contra las bolsas de gas,en un intento desesperado de salida del planeta del que pocas veces conseguian escapar. La larga noche se había desatado

Cuando las desesperadas señales de auxilio de Hadrakhar llegaron a los tecnoescribas imperiales, el Imperio no dudó en ayudar a todas esas almas de la mejor forma que podían.

Ese año, una poderosa representación de la Flota Imperial creó un cinturón de seguridad a lo largo del sistema. cada pecio que intentaba salir del mismo era abatido por los turboláseres de las naves imperiales. Había que proteger a la humanidad del mal que afligía a ese planeta, y la solución era,sin lugar a dudas para el Imperio, evitar que ese mal se extendiera.

La anomalía,estudiada por los expertos durante años, nunca pudo ser identificada. no fué provocada, al menos deliberadamente por ningun agresor identificado. tampoco se pudo demostrar la evidencia de ataques Xenos, bien de alienígenas exteriores o bien de antiguos moradores del planeta, dada la común referencia a los eldars como habitantes del planeta en tiempos anteriores a la Herejía.

Lo único de lo que tuo constancia el Imperio fue de la singularidad de los efectos. cuando los efectos de tan aciaga maldición se disiparon, un mundo desértico quedaba en Hadrakhar. Mares de dunas, poblaciones cubiertas por arena y cientos de ruinas de ciudades iluminadas bajo los soles gemelos. Las ciudades donde las FDP regionales junto con las élites del planeta en las cuales sepudo mantener el control,eran ahora inmensas urbes derruidas donde millones de estructuras de arcilla cobijaban a los antiguos ciudadanos. las nuevas construcciones solian tener unos cuantos metros de estructura bajo el suelo,con el fin de protegerlos de los hiper-vientos del planeta.Bien por esa recuperacion, bien por la total ausencia de reminiscencia piquica disforme o bien por grandes sumas de dinero de las elites del planeta, ninguna otra medida fue aplicada a Hadrakar, ni muchos menos el temido Exterminatus.

ahora Hadrakhar es símplemente un planeta renovado, un planeta que nunca volverá a ser como antes.Un planeta donde los hombres sobreviven trabajando en asfixiantes nucleos urbanos explotados por la elite,donde la otra opcion posible es dedicarse al pillaje y formar parte de los miles de forajidos que cada dia parten de los antaño explendorosos puertos. donde la vida se pasa trabajando,sirviendo, robando o siendo espectador de los violentos juegos que se organizan para distraer al vulgo de la dureza de su condicion. donde fuera de las contadas ciudades se extienden desiertos y antiguas macro-poblaciones en ruinas.

Nadie sabe si la gran noche se volverá a repetir. nadie sabe si fue solo el presagio de algo mayor o solo un aviso. nadie sabe si tan siquiera fue el hecho aislado que dio lugar a una existencia donde la vida rutinaria es de por sí lo suficientemente peligrosa como para que un hombre no necesite invasiones alienigenas ni hordas de guerreros del Gran Enemigo para enloquecer ante sus aciagos destinos.

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La voluta de humo empezaba a desaparecer. Se llevó de nuevo el puro a los labios. -Sabes Cachitos, creo que no vamos a salir bien parados de ésto. Pero no tenemos opción.- Cachitos no dijo nada. Jack hubiera pensado que su camarada no le había oído, pero sabía que no era así. Cachitos era bueno escuchando. Si había que sacar información de algún macarra o delincuente de los bajos fondos o de alguna actividad de Hampa, cachitos era tu hombre.

A pesar de sus múltiples cicatrices, cuando empezabas a hablar con él, tenía algo que hacía agradable la conversación, bueno, lo agradable que puede ser ver hablar a un hombretón bromeando y fanfarroneando de como se hizo cicatrices o cuantas mujeres visitó en una noche. Jack había empezado a pensar que si en cualquier ciudad de mala muerte ocurría alguna actividad de dudosa legalidad, en unas cuantas copas, Cachitos podía sacar información a quién fuera.

 Pero ahora no estaban en ningún burdel, ni bar, ni antro de drogas, ni… ni ningún sitio, en realidad. Estaban en la orbita de un planeta colmena semiarrasado (los mejores para las actividades ilegales) esperando instrucciones para que les permitieran tomar tierra en un espaciopuerto de baja (más correcto decir “ninguna”) seguridad. Normalmente, en su nave siempre había algún cargamento que podría traer problemas, pero esta vez era distinto. Esta vez, la carga era mucho más peligrosa de lo habitual. Mucho más.

 Los habían contratado para un envío de armas al planeta Hadrakhar. Pero eso no era todo. Las armas eran cinco bolteres pesados modelo “Dios triunfante”, los usados por los Astartes. Un cargamento que podía costarte la vida fácilmente. Al menos si te descubrían en cualquier mundo civilizado. Pero no esta vez. Esta vez nadie se atrevería a detenerlos. Al menos ninguna autoridad imperial que no tuviera otras preocupaciones. Pues la nave de Jack, la “Galgo”, un transporte ligero destartalado, viajaba bajo un código imperial autorizado. Pues su patrocinador tenía cierto peso en las altas esferas del ministorum.

 Presa del aburrimiento, el Truhán estaba meditando en cómo se había visto metido en esta mierda…

 Tres semanas atrás, se había visto en una situación muy comprometedora, en el mejor de los casos. Sin tener muy claro como, unos hombres lo habían sorprendido al medio día (la mejor hora para dormir cuando te dedicas a "la vida nocturna"), le dispararon con un arma eléctrica y ya no recordó más. Cuando desperto le quitaron la capucha que le cubría la cabeza. No pudo distinguir nada en realidad. Era una haitación a oscuras, con una luz blanca apuntandole a los ojos, y tenía los brazos esposados a la silla. 

Tardó unos minutos en ir recobrando poco a poco la visión. Miró a su alrededor y vió a cuatro hombres uniformados con armaduras de caparazón de altísima calidad y aterradores armas laser modelo “inferno”. El temor dio paso al miedo y el miedo al pánico. No se trataba de un ajuste de cuentas. Sus atacantes no eran de ninguna banda, ni del Hampa. Parece que sus captores eran seres con muchísimo poder en el Imperio. Jack hizo lista mental de a quién podían servir aquellos hombres:

–¿El governador planetario? No es probable. ¿Un ciudadano rico? ¿Servido por hombres con semejante equipo? Ni de coña. ¿Quizás un Comandante de Flota al que he perjudicado en el pasado?... El ruido de una puerta al abrirse le sacó de sus reflexiones. Jack palideció. Ante el se encontraba un hombre alto, de piel negra, sin cabello alguno (ni tan siquiera cejas), pero lo peor, lo más aterrador, era su vestimenta. Pues vestia un traje inquisitorial de gala. -Parece que se han resuelto las dudas de quién es mi anfitrión-. El inquisidor tomó asiento delante de él. Le observó. Jack se sentía mentalmente descuartizado por su mirada (¡y puede que también su cuerpo si las cosas seguían así!).

El inquisidor habló calmadamente, con voz cordial y afable:

-Lamento la rudeza de nuestros métodos caballero, pero son tiempos en los que más vale ser cauto- (en eso Jack le daba la razón). Un simple gesto de la mano sirvió para que un guardia le retirara las esposas y le dejara las manos libres al fin. Se abrió un panel a su espalda y un servidor le puso delante una jarra humeante de cerveza caliente (que Jack no identificó el tipo ni el mundo de procedencia)  y un vaso de agua fria. Por favor, beba a gusto. Espero que disfrute de la cerveza fenrisiana (¿Cómo? ¿Fenrisiana? Si es casi imposible de conseguir incluso para los miembros más ricos del Imperio) aunque disculpe que no me una a usted. Las últimas experiencias que ha sufrido deben de haberle dado sed y hambre. En cuanto terminemos nuestra conversación le estará esperando una buen banquete.

-Espero que no sea una última cena- Dijo Jack sorprendiendose a sí mismo por su atrevimiento, tanto que pensó que ojalá no tuviera lengua. –el inquisidor soltó una carcajada a lo que añadió:

-Veo que no se le ha estropeado el sentido del humor. Verá, usted es famoso por mover mercancias ilegales evitando toda aduana que pueda encontrase en su camino.

-¿Ahora el tráfico a pequeña escala es “herejía” en lugar de un “simple crimen”?

El inquisidor rió de nuevo –Verá caballero, esas son cualidades muy apreciadas, incluso por nosotros. Deseamos que haga un envío de armas a un planeta apartado de casi toda ley imperial.

-¿Desde cuando la inquisición hace uso de contrabandistas para enviar armas?

-Desde que no son para operaciones “oficiales”. No queremos que las fuerzas del sector estén al tanto de que hay actividad inquisitorial, ya que son el blanco de nuestra “investigación” (vale, ¿qué oficial va a acabar churrascado?-Pensó Jack). De todos modos creo que se imaginará los beneficios de apoyar a la inquisición.

Mentalmente, Jack tradujo esa última frase: “se imaginará el castigo de entorpecer a la inquisición”. (-Osea, que no me puedo negar). –Aunque mi vida se mueva al margen de la ley imperial, cuando la inquisición entra en acción, esque hay mucho más en juego que asuntos meramente terraneos. Así qué ¿Cómo podría negarme?-

-Me alegra de que haya tomado esa decisión (y usted más, veo que es listo). Su nave viajará bajo un código imperial autorizado por el gobernador planetario del planeta destino. Cuando realice la tarea se le otorgarán más instrucciones. Nosotros nos pondremos en contacto con usted cuando sea preciso, de forma más amigable que esta vez, se lo garantizo.

(-Mierda, osea que el envío de armas no es la verdadera misión para la que me han traído, sino que hay algo más detrás de todo ésto).  -Mi nave está lista cuando quieran, puede despegar hoy mismo si recive permiso del espaciopuerto (cosa de la que se encargarán ustedes).

Bueno, os pongo un poco de trasfondo mi personaje:

Era un día espléndido: ni una nube en el cielo azul y los soles gemelos proporcionaban un visibilidad perfecta. En estas condiciones, tres Thunderbolts surcaban el cielo a baja altura en misión de reconocimiento.

Tras dos horas de aburrido vuelo sobre llanuras interminables siguiendo el curso de un rio, se oye algo en la radio del líder:

----Aquí base Telmar.¿Alguna novedad Condrino?-Cambio

----Negativo señor- Cambio.

----Hmmmff………. Prosigan hasta que les quede algo de combustible de más

  como para volver a la base sin gastar los depósitos auxiliares y entonces den la vuelta- Cambio.

----Recibido señor- Cambio y corto. Eso serían 30 minutos más.

----¿Has oído Miguel?, el mando esta impaciente, ni rastro del enemigo……

---- Sí, pero mejor así, tengo una partida pendiente con Walter en la base.

5 minutos más tarde avistamos una pequeña ciudad que se extendía a ambas márgenes del río, en ruinas y aparentemente despoblada.

(Claudius):----Abran los ojos señores.

(Starson):----Señor, veo un puente.¿Lo volamos señor?.

Entonces vi el puente. Era grande, de cuatro carriles y doble vía férrea. Tras oir a nuestro compañero Migui también lo divisó y me miró desde su avión, a mi derecha. Yo le mire a él girando el cuello, después incliné la cabeza levantando las cejas  hacía el puente y volví a mirar a Miguel sonriéndole. Él me hizo el gesto de O.K. con su pulgar izquierdo e inició el descenso.

(Starson):----¿Señor?

(Claudius):---- No, no. Pero de un par de vueltas sobre la ciudad a ver si ve algo.

Starson se fue hacia la izquierda y yo comencé a descender, siguiendo a Miguel, cuyo avión provocaba una estela en el río al volar tan rápido y bajo. Cuando estaba a su misma altitud aproximadamente, empujé la palanca de gases hasta ir unos metros por delante de él, momento en que la devolví a su nivel anterior. Cuando estaba a unos 1000 metros del puente, descendí aún más, pasé entre el puente y el agua, con el consiguiente incremento del pulso cardíaco, y mientras tiraba de la barra de control para recuperar altura pude oir como Miguel gritaba jiiiiiiiiiha!! mientras hacía lo mismo que yo.

Tras la pirueta, los tres nos reunimos al otro lado de la ciudad. Starson no había visto nada, y Miguel y yo tampoco. Continuamos el vuelo alejándonos de la ciudad siguiendo el río y cuando recuperé la calma, llamé al oficial en Telmar.

---- Aquí Condrino, del 3º escuadrón,¿Me recibe?.Cambio.

---- Le recibo, ¿Qué ocurre Condrino?,¿Han encontrado algo?-Cambio

----Sí y no señor; hemos pasado sobre una ciudad en ruinas y despoblada, tiene un puente sobre el río, ¿Lo volamos señor?- Cambio

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Sí, vuélenlo - Cambio y corto.

 (Miguel):---- Yo me encargo Claude.

(Claudius):----No, que lo haga el nuevo; ya ha oído Starson, vuélelo.

Las tres aeronaves dieron la vuelta manteniendo la formación en punta de flecha con el líder en el centro. Según se aproximaban a la ciudad, la de la izquierda picó sobre el puente, lanzando un misil desde cada ala. Ambos impactaron en el centro del puente, provocando su derrumbe tras una explosión que hubiera resultado cegadora de no ser porque los tres aviadores llevaban gafas.

----Base, aquí Condrino. Hemos volado el puente y volvemos a la base, tiempo estimado dos horas diez minutos- Cambio.

----Recibido Condrino, cambio y corto.

(Claudius):----Por cierto Starson, buen trabajo.

La "galgo" estaba volando a muy baja altitud, casi rozando los pináculos rocosos del desierto Hadrarkeño. Les habían denegado la entrada en el espaciopuerto, argumentando que la nave con su código aterrizar en una pequeña estación militar a 332 kilómetros de la ciudad.

Ya habían recorrido casi la totalidad del trayecto cuando una voz impersonal (como la que habla a través de un casco con filtros de aire) dijo:

-Transporte ligero modelo Star III K según mundo forja Gemeral, conocido como "La Galgo", en breves se desconectará sus sistemas de navegación y de comunicación y serán conducidos por control remoto a su destino.

Jack intentó pedir exlicaciones a su interlocutor pero ya habían interferido las comunicaciones. Notó como la nave variaba de dirección y se encaminaba hacia... hacia donde fuera que se encaminara.

Tas tres horas de tortuoso vuelo, se inició la secuencia de aterrizaje. No sabía donde se encontraban, pues se habían asegurado que incluso los instrumentos manuales más rudimentarios no funcionaran mediante la acción de un campo magnético. Si tan siquiera hubiera pasado unos días en el planeta podría saber su posición por las estrellas y las marcas del terreno, pero parece que sus... "socios" no tenían esos planes.

Nada más salir por la puerta de su nave, Jack fue golpeado por el viento y la arena. Maldito sea este saco de polvo que llaman "planeta".

Se ajustó unas gafas protectoras bastante desvencijadas y se cubrió la boca con un pañuelo. Tras de él fueron los tres miembros de su tripulación: El pedante ingeniero Oni, apodado como "Link" por su habilidad para las conexiones eléctricas, Sebastian "Cachitos" (llamado así por dejar algún pedacito de su cuerpo cada vez que se meten en algún problema grave) y Edwar "dinamita" (Por motivos de afinidad con cosas que hacen ¡BUM!).

Vieron como se aproximaban varias figuras. En cuanto estuvieron lo suficientemente cerca, apreciaron que eran los hombres iban vestidos con uniformes negros y armaduras de caparazón.

-Oficialmente os doi la bienvenida a Hadrakkar. Habreis comprovado lo poco amigable del clima así que vamos a dirigirnos a las instalaciones cercanas. Y no, no habrais el compartimento de carga. Este no es el punto final del pequeño arsenal que tranportais.

Siguieron a lso hombres al pequeño edificio cercano. Tras atravesar varios pasillos y puertas, llegaron a lo que parecía un comedor de regimiento, pero casi vacio. Tendría una capacidad para quinientos hombres, pero había poco más de una docena de hombres en él.

El lider de los uniformados les informó que les habían hecho detenerse para aprovisionar la lanzadera de combustible y todo lo que pudieran necesitar, y para actualizar los códigos imperiales bajo los que viajaban.

El oficial se quitó su casco y reveló una cara, cuanto menos peculiar, pues en algún enfrentamiento había perdido su ojo derecho y parte de la mandibula, y habían sido sustituidos por protesis biónicas.

-Si han de dirigirse a mí, lo harán sargento Gabriel Solazzar

            Lentamente se fue despejando, se encontraba en una habitación oscura pero sus agudos sentidos pudieron encontrar a la figura que se arropaba en la silla de la esquina.

Parecía dormido, se levanto de la cama y se dirigió a la puerta de la habitación. Cuando ya estaba a punto de huir se percató de la pistola ornamentada que se encontraba en la mesa.

            No se lo pensó dos veces, había sido ladrona y podía moverse sin producir ningún ruido gracias a su sorprendente agilidad. Estaba a punto de de cogerla cuando una voz la dejo helada.

-          Así que te has despertado.- rápidamente  la joven echó mano a la pistola y apunto a su “captor”.

-          Tranquila, ¿si hubiera querido hacerte daño no crees que te ya lo habría hecho mientras estabas postrada en la cama?

-          Si te mueves te mato.

-          ¿Cómo te llamas?

-          … Athaniax. -Una sonrisa surcó el rostro de Kazer.

-          ¿Qué hacías con esos bandidos Athaniax?

-          Me habían cogido presa…

Alex siempre había sido muy bueno detectando mentiras, lo notaba en los ojos, en la forma de bajar la cabeza involuntariamente. La chica mentía pero a él eso no le importaba, total, todos teníamos derechos a tener sus secretos.

-          ¿Y qué vas a hacer ahora que eres libre?

-          Huir.

-          ¿Huir? ¿Y a donde puedes ir en este infernal lugar?

-          Se cuidarme por mi misma. –Dijo la chica con sorna. Fue entonces cuando Alex se percato de algo inusual en las orejas de Athaniax.”Joder se había quedado hipnotizado con esos ojos dorados, ¿cómo no se había dado cuenta antes?”

Por un momento Kazer mostró debilidad al poner una cara de sorprendido estúpido, pero rápidamente la oculto con una sonora carcajada.

-          ¡Muy bien! ¿Y si te doy un trabajo?

Athaniax bajo el arma, intrigada por aquel humano. Su instinto le decía que aquel hombre no era normal, pero ella era una semieldar, no era quien para juzgar.

Akhal entró a través de la cortina que, tras dejar atrás dos recias puertas, separaban el puesto en la calle de aquella secreta habitación. Exter le indujo a entrar
-Akhal, si quieres cumplir el encargo de los Isjads, puedes salir del paso con lo que tienes. Pero confío en que éste sea tu última misión. Las armas que pienso venderte solo te las ofrezco porque quiero que puedas desligarte de esos mafiosos y de todos las dificultades que te pongan cuando se enteren de ello.- el tono de Exter sonaba severo
-descuida, solo deseo salir de Hadrakhar con Elly y las niñas…
-tras un instante de una inquisitiva mirada por parte de los blancos ojos de Exter, la situación no tardó en volverse mas familiar. Exter sonrió y apoyó uno de sus cuatro brazos sobre los hombros de Akhal
-está bien, maldito suertudo, ven a ver esto...
 
 
 
 
 
 
Cithair se encontraba de nuevo en el polvoriento Chimera de Shalar. Cruzaban el desierto a trompicones. Se asomó por uno de los cristales acorazados del vehículo, no más grande que su frente, y oteó a traves del mismo. Estaban corriendo a toda velocidad en dirección al mercado de Sirakhar, el más grande y peligroso de todo el planeta. El sargento, furioso por el descubrimiento que acababan de presenciar, debatía con Urbin cual era la dirección idónea a la que dirigirse.
-Entraremos directamente en el mercado. A estas horas no hay mucha actividad, acaba de amanecer. Dentro de unas horas, será un avispero. Debemos recabar datos. Tenemos varios informadores en el mercado que pueden decirnos qué han visto recientemente.
-me parece una buena idea, señor. Pero no sería mas prudente informar a la base de nuestro movimiento? Podríamos contar con más seguridad.
-si hubiéramos informado a la base de ésta misión, no nos habrían dado ni el Chimera. Shalar me debía un favor, si no, estaríamos haciendo este camino bajo el desierto-
 Al fondo del Chimera,la discusión era otra.
-qué pasa, niñato? Es que nunca has estado en un lugar así, fuera de la comodidad de tu palacio?- dijo Jephel con desprecio
Aún recordaba cómo la actitud de ese imbécil le hizo enfurecer mientras operaban en la granja de bassads. Era cierto que desde su instrucción, esta era su primera situación de peligro real, pero ese desprecio no tenía derecho a hablar así
-Cuando esto acabe te mataré si no estas muerto aún-dijo Cithair con fiereza
-Te voy a cortar la lengua, niñato-susurraba Jephel
El cabo Urbin observó la escena
-Jephel, escoria, qué demonios estás haciendo
-solo mantengo mi honor ante éste niñato-el cabo le miraba con dureza-vamos, Urbin, tu habrías hecho lo mismo!
-basta ya. Corre a la torreta e informa de la situación
-una mierda, Urbin. No voy a subir ahí si no me lo ordena el sargento
-subirás ahora o te pegaré un tiro!-gritó el cabo Urbin. Jephel se dirigió al puesto de artillero echando pestes por su boca. El sargento, que permaneció callado durante toda la discusión, dirigió su mirada severamente en dirección a Jephel
-No me fío de ese soldado
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
-Pistola de filoinyección de plasma. Dispara agujas de fibroamianto en un estado submolecular por la carga de plasma. Penetra en el objetivo derritiendo casi cualquier blindaje y una vez dentro se descompone en miles de fibras ardientes. Deja boquetes bastante gordos…
-suena bien. Cuanto cuesta?
-una autentica burrada. Pero te la vendo por mil créditos.
-sólo mil créditos? Cual es el pero?
-bueno, digamos que es algo inestable, incluso para una pistola de plasma…
-…cuantos disparos hace antes de estallar?-dijo Akhal en tono despectivo
-tres, cuatro…con un descanso de un par de segundos entre cada uno…y no se sobrecalentará.
-joder, Exter, necesito una cadencia normal, no un disparo por cada era!
-bueno, tú llévatela, te será útil
-está bien. Qué mas tienes?
-bueno, que te pueda ser útil… pues no sé, qué te parece esto?
Exter volcó un sutil cacharro sobre la mesa
-vaya! Una escopeta del Adeptus Arbitres! Cómo consigues éstas co…- un giró rápido del torso de Exter le hizo callar
-espera. Creo que pasa algo ahí fuera.
 
-¿Dónde está?
-no lo sé, se lo aseguro!
Un susurro de acero separando carne de hueso perforó el aire. Tras esto, una multitud comenzó a huir. Una pareja de hombres ocupaban el centro del mercado. Uno de ellos tomó a un niño por la cabeza elevándolo del suelo, poniendo el cuello del mismo a la altura de su espada.
-Akhal-Shar Mael! Tienes una cuenta pendiente con las Zarzas Negras!
 
 
 
 
 
 
 
 
Muy bien, soldados-dijo el sargento- entraremos en la plaza, desembarcaremos, y esperareis mis ordenes. Quiero los mismos binomios de antes. Equipo tres, quedaos en el Chimera. Que uno de vosotros ocupe la torreta. No podemos esperar una cálida bienvenida
Cithair asió con firmeza su rifle láser tras colocar sus gafas protectoras ante sus ojos. Oteó por el pequeño cristal, y le pareció ver un pequeño haz de luz, que como un meteorito, se dirigía a las inmediaciones de la ciudad
-Sargento, he visto…
-Entramos en Sirakhar!-gritó Shalar desde su puesto de piloto, mientras el vehículo sobrepasaba violentamente un bache
 
 
 
 
 
-Akhal, estúpido, sal por atrás-le espetó Exter- te matarán si te entregas!
-tienen rehenes. Pueden desencadenar un baño de sangre en medio del mercado si no aparezco. Eso no beneficiaría en nada a Elly y a las niñas después de que ese tipo haya gritado mi nombre por todo el mercado…
-Akhal Shar-Mael, sal de donde estés en tres segundos. Uno…-la cuenta sonaba cínica y cómica
-Exter, salgo. No te han visto… si las cosas se ponen feas, escóndete
-sabes que no lo haré
-Dos…
Exter era un veterano de las guerras de su mundo. Akhal sabía que su propuesta no tenía cabida. Se dirigió rápidamente al exterior de la tienda
-Y…
-estoy aquí, Nubira
El extraño se alzaba en medio de la plaza. Era enfermizamente delgado, alto y con el torso al descubierto. Tan solo unas cuantas correas entre su pecho separaban sus cicatrices del sol. Su piel blanca y cetrina contrastaba vivamente con un poncho negro y unos amplios pantalones del mismo color. Descalzo, y con una melena pálida, su tatuado rostro lucía una sonrisa. En su mano derecha portaba una larga espada curva. En la izquierda, un niño pequeño. Detrás de el se encontraba otro individuo, mucho mas musculoso y prominente. El poncho esta vez sí cubría su torso, y recogía su flamígero pelo en una larga coleta. Portaba los mismos tatuajes en su cuello y rostro. Zarzas negras.
-Hacía mucho tiempo que no nos veíamos, Akhal…
-el suficiente como para que te hayas repuesto de nuestro ultimo combate, Nubira. Tanto tú como Kambara
El musculoso guerrero frunció el ceño, mientras su mano derecha se deslizaba por el mango de su espada, dispuesto a desenvainar y cortar a ese perro rastrero en dos pedazos. Nubira le hizo una señal con la mirada y el guerrero aplacó su ira
-tienes una lengua muy vivaz, Akhal…espero que no pierda su lucidez cuando tengas que dar cuentas a las Zarzas Negras de tus actos. Eso si decido que la conserves entera.
-porqué no dejas de hablar y me atacas antes de que te vuelva a destrozar?
Nubira mostró sus dientes. Con un movimiento, soltó la cabeza del niño y lo agarró de su vestimenta. Después, lo lanzó con fuerza contra Akhal
-mierda!-Akhal salió corriendo hacia el niño esperando poder cogerlo. Siguiendo la estela del muchacho, vió a Nubira en dirección a ambos, con la espada preparada para atravesarle las tripas. Había caído en su trampa. Nunca había visto a nadie manejar las hojas de Hadrakhar con tal maestría como aquel cabrón. Aprovecharía el momento en que cogiera al niño, y le partiría en pedazos.
En un suspiro, Kambara, el otro guerrero, giró violentamente su cuerpo, volteando su capa majestuosamente. Akhal no pudo evitar mirarle, y notó que Nubira también dirigió su mirada hacia su compañero y la nube de polvo frente a el.
Un TBT Chimera de las FDP de Hadrakhar penetró violentamente en dirección al combate, levantando un mar de polvo y profiriendo un atronador rugido metálico.
Desde una azotea, unos ojos brillantes observaban la escena