Hommarus Gammarus (CF)

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Rouletabille
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Homarus gammarus

                                               

 

 

 

 

Notas personales del Dr.  L. Sallinger.

 

 

[…Siempre quise ser un bogavante. Desde que era un niño no gozaba con más compañía que la pecera instalada a la entrada del restaurante de mi padre. Allí había cigalas, ostras y algunos peces,  pero por encima de todo, sobresaliendo por su belleza, una pareja de bogavantes captaban  mi atención. Aquellas antenas alzándose entre las ondulaciones del agua removida por  el motorcillo de oxigenación; aquella parsimonia de  sus cinco pares de patas adosadas a su tórax. El temple de su actitud, reforzada por  sus fuertes pinzas en contraposición a mis pequeñas manos, débiles y vulnerables. Cuando las observaba creía estar ante un espejo, creciendo en mí la sensación frustrante de que en algo se había equivocado el destino arrojándome a la realidad como un hombre en vez de proveerme el estilo y la apariencia de un bogavante. ¡Dios sabe que no se trataba de un capricho, sino la certeza de que un error gravísimo se había cometido con mi existencia! Por ello, recé durante años para que el creador me devolviera la forma que por derecho me correspondía. Mis plegarias fueron desatendidas causándome la religión una sensación de fraude. “Dios era un estafador”- pensaba- “Nos crea sin petición previa, nos obliga a vivir en un contexto determinado sin derecho a cambio ni devolución”. Equiparaba el motor de la pecera  a Dios: creando burbujas de distintas formas, aleatoriamente, distraídamente, sin importarle que murieran a los pocos segundos, al tomar contacto con el aire; bien sabía que podía crear más burbujas, poniendo más énfasis en generarlas que preocupándose por su fatalidad. Lo mismo ocurría conmigo y con todos los seres de la tierra.

 

Un día, al regresar de la escuela, la pecera había desaparecido. En su lugar, la figura de un enano con sonrisa de borracho y una pizza en la mano daba la bienvenida a los clientes del local. Corrí hasta la cocina presagiando lo peor: mi padre ya no era mi padre, ahora lucía un detestable bigote postizo, las antenas de la pareja de bogavantes se curvaban, cayendo desparramadas a los bordes de una enorme olla humeante.

 

 

 

-          Ciao,  bambino, ¿que te parece? Ha llegado la hora de hacer un cambio radical en el local… siéntate hijo, vamos a hablar- dijo.

-          ¿Pero que has hecho? ¡Has matado a los bogavantes!

-          Sí, he pensado que podríamos celebrar este cambio cenando mariscada.

-          Tu no eres mi padre, eres el mismísimo demonio… ¡Te odio!

-          Tranquilízate- dijo colocando una silla frente a mí- es hora de que hablemos, sé que las cosas no han ido bien desde que murió tu madre… ¿Que haces? ¡Está ardiendo, no metas las manos ahí!- exclamó. Pero ya era tarde: había hundido mis manos  dentro del agua hirviendo en busca de los bogavantes.

 

 

 

 Este acontecimiento truncó de por vida mi relación con los demás, sumiéndome en un estado de melancolía perpetua, haciéndome un joven retraído y automarginado. Las pinzas que había anhelado se habían convertido en un manojo de dedos deformes. Me trasladé a la parte trasera del restaurante, donde mi padre me construyó una habitación bastante amplia, con vistas al mar. Contra lo que pudiera suponerse, el accidente no frenó los impulsos de mi verdadera personalidad  bogavante y, en principio, no acepté de buen grado las prótesis biónicas que mi padre me regaló al cumplir los 19 años. Las consideraba un insulto, una herejía, un regreso a la forma detestable de un ser humano. Poco a poco el desprecio fue transformándose en curiosidad. Esta curiosidad llegó a ser una obsesión y durante mis años universitarios dediqué mi tiempo al estudio de la robótica, enfocando mi trabajo en la creación de cyborgs, combinado partes orgánicas de crustáceos con partes mecánicas. Los resultados, desalentadores, inicialmente, nunca llegaban a buen término; las criaturas morían al instante de ser ensambladas con las partes mecánicas, puesto que su propia naturaleza las rechazaba. Aquellas manos muertas eran incapaces de crear vida. Dejé la universidad y me consagré exclusivamente a mis experimentos, tildados por mis profesores de “monstruos”, “deformidades inútiles” y otros tantos apelativos ofensivos. En parte tenían razón porque mejorar la naturaleza de un ser perfectamente adaptado a su entorno no aporta nada nuevo a la ciencia sino que se trata más bien de un producto de la vanidad humana. Cada segundo que permanecía vivo el cyborg que creaba me llenaba de un placer infinito y esto me aferraba más a mi propia convicción de que se podía mejorar la vida. El error consistía en que debía centrar mi labor en aquellos seres que no se adaptaban al entorno, los que la selección natural desechaba por su  escasa capacidad de adaptación. Yo era uno de ellos. Cuando hube comprendido esa lección, decidí  dedicarme enteramente a mi propia reconstrucción. Quizá Dios no pudiera cambiar mi destino, pero yo tenía la posibilidad de intentarlo. Comencé a crear unas pinzas mecánicas capaces de destruir materiales sólidos y pesados. Luego, mediante un gran esfuerzo, fabriqué las antenas conectadas con los satélites de telecomunicación (Hot-Bird, Atlantic BIRD 3, W1, 2,3. Astra 1 y 2), los de observación terrestre (Spot, LandSat, Feng Yun. ) y los de localización(GPS, GLONASS, Galileo).  Una vez terminado estos aspectos fundamentales continué con la parte más delicada de mi criatura; la construcción del  cefalotórax y el exoesqueleto. Era necesario que pudiera soportar la presión de las profundidades marinas, que me sirviera de refugio y que su parecido fuese idéntico al de cualquier bogavante común. Utilicé como material adamantio, tinturándolo a imagen de mis amados Homarus gammarus. Instalé una cabina en su cabeza desde donde pudiera operar todos los movimientos de mi ingenio subacuático, al que bauticé como Homarus 1. Conecté las pinzas y las antenas, adherí al tórax los cuatro pares de patas restantes y admiré mi obra. Deseaba hacerme a la mar cuanto antes, dejando una nota de despedida en el aparador de la bodega que mi padre visitaba con frecuencia. Redacté dos o tres palabras con entusiasmo y arrugué el papel. Debía posponer mi salida. Un contratiempo inesperado frenó mis esperanzas de partir de inmediato; reparé en que, aunque mi habitación daba directamente al mar, las paredes eran un obstáculo; podía derrumbarlas con el Homarus 1, pero ello supondría la separación radical entre mi padre, mi anterior vida y el Océano Atlántico que, por primera vez, me tendía sus brazos como a un hijo perdido. Intenté hablar de ello inútilmente con mi padre, pues pensaba que había perdido el raciocinio y asentía a todo lo que decía silenciosamente, llenado su copa de vino cada vez que la vaciaba, cosa que ocurría cada 20 minutos. Dos días después derribé los muros y junto con mi Homarus 1 avancé por la arena hasta sumergirme en el Océano Atlántico un  12 de Enero del año 2102…]

 

 

 

 

 

Homarus1

Diario de navegación

 

 

Partí el día 12 de Enero del año 2102 a las 8:45 PM  desde la isla de Gran Canaria, situada en el Océano Atlántico,  sin dirección fija a bordo de la Homarus 1. Observando que sus fondos no albergaban la especie Homarus gammarus, desvié mi dirección a las islas Azores, donde muchos autores presumen la existencia de parte de su hábitat.

 

 

14 de Enero de 2102

 

He descubierto un pequeño grupo de Homarus gammarus a unos 1000 kilómetros de las Azores. Se han unido a mi marcha durante unas horas y han desaparecido entre los fondos rocosos.

 

16 de Enero 2102

 

He destrozado varias rocas con las pinzas para probar su eficacia. Esta experiencia me ha reportado una dicha enorme. Al fin puedo ser un bogavante… ¡Y de los más temibles!

 

26 de Enero de  2102

 

Una fuerte corriente me ha alejado de las Azores. Según mis antenas, en contacto directo con los satélites de localización, me encuentro a cierta distancia del Mar Caribe. He correteado por el fondo del mar y he descendido hasta la mayor profundidad posible. ¡Que extrañas formas de vida abisales habitan allí! Muchas de ellas se han escondido ante la monstruosa magnificencia de la Homarus 1.

 

14 de Febrero de 2102

 

Durante semanas, la Homarus 1 ha sido arrastrada por dos fuerzas contrapuestas: La corriente del Golfo y una tempestad por el Este. La  información de los satélites de localización no es del todo fiable; al parecer  me encuentro en un punto inexacto del Mar Caribe, situado entre Puerto Rico y  Fort Lauderdale (Florida).

 

15  de Febrero de 2102

 

Debido a las fuertes olas desencadenadas por esta confluencia de corrientes contrapuestas he perdido tres pares de patas y una antena, la más preciada para mí, la de localización. Escasea la comida y el canal de oxigenación parece obstruido.

 

16 de Febrero de 2102

 

He intentado realizar varias llamadas de auxilio a través de la antena de comunicación, pero el resultado ha sido infructuoso. La situación se hace insostenible. He visto algunos  barcos a la deriva, incluso uno recién pintado cuya única tripulación era un perro.

 

17  de Febrero de 2102

 

Una de las pinzas se ha desprendido de la proa de Homarus 1. He hallado lo que buscaba desde un principio. He de morir aquí. Mi corta vida como bogavante ha llegado a su fin. Resignado espero cualquier señal del exterior.

 

 

 

 

 

Aquí acaban las notas del diario de navegación de la Homarus 1, halladas por los guardacostas de los Estados Unidos, junto a las notas personales del Dr. L.Sallinger, el 3 de Mayo de 2142 y archivadas por el ministerio de información junto a otros muchos papeles viejos, olvidados, amarillentos, manchados de café y sometidos a poca investigación. Un caso perdido, como otros tantos.

 

 

 

 

 

 

"Cuando leas esto serás más viejo de lo que puedas recordar" Chuck Palahniuk

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jane eyre
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Poblador desde: 02/03/2009
Puntos: 10051

 Bienvenido/a, Rouletabille

Participas en la categoría de Ciencia Ficción

Recuerda que si quieres optar al premio del público o a su selección debes votar al menos una vez (punto 9 de las bases).

En este hilo te pueden dejar comentarios todos los pobladores. Te animamos a que comentes los demás relatos presentados.

Si tienes alguna duda o sugerencia, acude al hilo de FAQ´S y en caso de que no encuentres respuesta puedes señalarla en el post correspondiente.

 

 

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Rouletabille
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Poblador desde: 03/09/2010
Puntos: 15

Si el webmaster fuera tan amable de quitar el código hmtl del inicio me sentiría profundamente agradecido.

"Cuando leas esto serás más viejo de lo que puedas recordar" Chuck Palahniuk

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Carontex
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Poblador desde: 22/09/2010
Puntos: 85

Divertido, sarcastico, entre la linea del comic ( se aprecia un villano en potencia ) y una maravillosa crítica social , apartado tecnico documentado y creible. Este nuevo Gregor Samsa futurista , al contrario que el antiguo se transforma literalmente en su sueño.

Bien redactado y escrito , las notas al principio la conclusión ;  lo leo y no veo mas que un digno rival en este concurso dificil de superar , cuando algo me gusta me apasiono compañero.

No te hace falta suerte , asi que saludos !!

www.telefonica.net/web2/carontexx

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Andromaca
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Poblador desde: 30/07/2010
Puntos: 1743

Al comienzo me parecía mucho al Axolotl de Cortázar, pero vamos, nada que ver, tan sólo el deseo de pertenecer a otra especie xD

De todas formas he de decir que me ha encantado. Es fresco, novedoso, original, bien escrito, irónico. ¡Felicidades! Has creado un gran relato.

Divagaciones de una filóloga zombie

http://divagacionesdeunafilologa.blogspot.com/

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Adriker
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Poblador desde: 13/05/2009
Puntos: 442

Siento muchísimo que tu relato no esté en la final. sin pretender menospreciar a los finalistas, creo que tiene nivel más que suficiente A mí, espero que te consuele, me ha encantado y se hubiera llevado un montón de puntos, pero no toco en ninguno de los dos grupos que se me concedieron.

Mucho ánimo y espero que sigas intentandolo por ahí.

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