Un experimento para el cual necesito ayuda

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La Iguana Roja
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Bien, en primer lugar no sé si este es el sitio más indicado para ponerlo, pero os comento:

Si alguno me conoceis lo suficiente (No) sabréis que soy un hombre extremadamente desocupado, por lo menos hasta octubre. Y estando yo inmerso en mi tontería, se me ocurrió hacer algo aquí en el sitio donde vivo. Se trata de una localidad pequeña-mediana, a medio camino entre ciudad pequeña y pueblo grande, situada en un valle de Ourense. Es O Barco de Valdeorras, y la cultura, a simple vista, no es su fuerte.

El caso. Pretendo, de aquí hasta verano, o hasta tener lo suficiente, recopilar diferentes fragmentos de relatos, canciones, poesías, diálogos de películas, etcétera, imprimirlos en folios y pegarlos por la calle (Obviamente, a las tantas de la mañana para que no se descubra la autoría de este atentado). En cada folio constará la dirección de un blog, para que la gente lo suficientemente interesada, o los que quieran insultar e intentar descubrirme, puedan comentar.

Lo que quiero comprobar es la reacción de la gente, y para qué engañarnos, cuánto tiempo tardarán en arrancar todas las hojas xDD.

La ayuda viene ahora de vuestra parte, para los que quieran colaborar. Se trata de que seleccionéis eso, fragmentos de obras (Que quepan en una carilla), canciones, poesías, diálogos de películas, series, etc, con cierto contenido cultural o gafapasta si así queréis llamarlo. Vale cualquier, o casi cualquier cosa, yo por el momento no tengo casi nada, apenas un par de cosillas de Ayn Rand, Carl Sagan, el monólogo inicial de Tainspotting y un par de canciones de Ismael Serrano y José Córdoba. Vamos, lo que es el principio del principio del principio.

¿Y bien? ¿Os animáis a tan inútil labor?

Así es, estamos en 1965 y somos detectives de las carreras.

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Julián Castro
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Es una iniciativa bastante curiosa, ciertamente. ¿Quieres obras de que tipo? ¿De autores conocidos o desconocidos (nosotros mismos, digo)?

"La mayor locura del hombre es pretender estar cuerdo..." www.loslibrosgrises.blogspot.com

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La Iguana Roja
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Vaya, gracias.

Bueno, en principio busco cosas de autores conocidos, o no tanto, pero si queréis poner cosas vuestras, pues adelante. El único requisito es que sea algo corto, como mucho de una carilla de extensión. Tened en cuenta que estarán puestos por la calle, y debe ser algo que se pueda leer en poco tiempo.

A ver qué tal marcha.

Así es, estamos en 1965 y somos detectives de las carreras.

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Alan Moore - Watchmen

-Los milagros termodinámicos... Son unos sucesos con unas posibilidades tan remotas de que lleguen a producirse que prácticamente resulta imposible que acaben dándose. Por ejemplo: que el oxígeno se transforme de manera espontánea en oro. Tengo muchas ganas de ver algo así. Y aun así, en cada apareamiento humano, mil millones de espermatozoides compiten por llegar a un solo óvulo. Multiplica esas posibilidades por las innumerables generaciones que ha habido de seres humanos, por las posibilidades de que tus antepasados vivieran, se conocieran, engendraran a ese hijo en concreto, a esa hija exactamente... Hasta llegar a tu madre, que se enamora de un hombre al que tiene todas las razones del mundo para odiar y de esa unión, de los miles de millones de niños que compiten para lograr fecundar el óvulo, fuiste tú, solo tú, la que surgió. Destilar una forma tan específica a partir de tal caos de improbabilidades resulta tan difícil como que el aire se transforme en oro. El cenit de lo posible. Un milagro termodinámico.

-Pero... Si yo, si mi concepción es un milagro termodinámico... ¡Se podría decir eso mismo de cualquier persona del mundo!

-Sí. De cualquier persona del mundo... Pero el planeta está tan lleno de gente, tan repleto de milagros, que acabamos considerándolos algo normal y olvidamos lo que no son. Yo lo olvidé. Contemplamos la Tierra día tras día hasta que acaba convirtiéndose en un lugar al que consideramos monótono. Pero visto desde otro punto de vista, como si fuera algo nuevo, es aún capaz de asombrarnos.

Now I do my talking with a gun and blood will spill into the gutters and it will stain the morning sun. 

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Jack Kerouac - La vanidad de los Duluoz

A veces sueño que arrastro demasiados lastres y que otras personas corren conmigo camino de la estación de tren. Les pido que me lleven el abrigo, o el paraguas, o algo, y siempre se niegan educadamente, lo cual significa que vivo llevando más lastre del que puedo arrastrar. Y que a nadie le importa.
Pero mi padre había leído aquella novela y quería que yo la estudiara a la luz mortecina de aquel viejo vagón mientras éste traqueteaba a través de Nueva Inglaterra... Piensa en ello un momento, y te darás cuenta de que siempre hay alguien a quién le importas.

 

Now I do my talking with a gun and blood will spill into the gutters and it will stain the morning sun. 

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Graham Swift - Últimos tragos

Decía:
-Jack, muchacho, todo se reduce a lo que se desperdicia. Lo que tienes que entender es que lo que entra en la carniceria no es lo que sale. El arte del carnicero estriba en evitar el desperdicio. Si un carnicero pudiera sacar provecho de que tira a los cubos de basura y de la grasa, sería un hombre feliz, ¿comprendes? Estaría siempre riéndose. Si a lo que has comprado le quitas el peso de lo que se desperdicia y divides el dinero que has pagado entre los kilos que te quedan, tendrás el coste real de la mercancía. Después miras lo que te ha entrado en la caja y sabes cómo has salido. No lo olvides nunca. El hueso va a costarte, y va a costarte la grasa y la natural pérdida de peso de las piezas y el no tener los cuchillos adecuados. Pero el acabar -por no hacer las cosas como es debido o por cortar mal la carne- con montones de trocitos que no se pueden vender a nadie es lo que más va a costarte. Has de vigilar constantemente lo que desperdicias. Constantemente. Lo que tienes que entender bien es la naturaleza del género que tienes entre las manos. Un género perecedero.

Now I do my talking with a gun and blood will spill into the gutters and it will stain the morning sun. 

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John Kennedy Toole - La conjura de los necios

Siempre he sentido, en cierto modo, una especie de afinidad con la gente de color, porque su situación es igual a la mía: nos hallamos fuera del círculo de la sociedad norteamericana. Mi exilio es voluntario, por supuesto. Es evidente, sin embargo, que muchos negros desean convertirse en miembros activos de la clase media norteamericana. La verdad es que yo no puedo entender por qué. He de admitir que este deseo suyo me hace poner en entredicho sus juicios de valor. Pero si quieren integrarse en la burguesía, no es asunto mío, en realidad. Pueden ratificar si quieren su propia condenación. Yo, personalmente, protestaría con todas mis fuerzas si sospechase que alguien intentaba auparme a la clase media. Lucharía contra el individuo descarriado que intentase auparme, desde luego. La lucha tomaría la forma de manifestación de protesta con los carteles y pancartas tradicionales, que, en este caso, dirían: "Muera la clase media", "Abajo la clase media". No me importaría tampoco tirar uno o dos cócteles molotov. Además, evitaría meticulosamente sentarme junto a individuos de la clase media en restaurantes y en transportes públicos, manteniendo incolúmnes la honradez y la grandeza intrínsecas de mi ser. Si un blanco de clase media fuera lo bastante suicida como para sentarse a mi lado, imagino que le golpearía sonoramente en la cabeza y en los hombros con una maza, arrojando, con suma destreza, uno de mis cócteles molotov al autobús en marcha atiborrado de blancos de clase media con la otra. Aunque el asedio durase un mes o un año, estoy seguro de que al final me dejarían todos en paz, una vez evaluado el total de la carnicería y de destrucción de la propiedad.

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Ende, Michael: La historia interminable.

Y entonces comenzó todo otra vez desde el principio -inalterado e inalterable- y otra vez terminó todo en el encuentro de la Emperatriz Infantil con el Viejo de la Montaña Errante, que una vez más comenzó a escribir y a contar la Historia Interminable…

(...)

La mirada de una esfinge es algo totalmente distinto de la mirada de cualquier otro ser. Nosotros y los demás seres percibimos algo con la mirada. Vemos el mundo. Pero una esfinge no ve nada; en cierto sentido, es ciega. En cambio, sus ojos transmiten algo. ¿Y qué transmiten sus ojos? Todos los enigmas del mundo. Por eso las dos esfinges se miran mutuamente. Porque la mirada de una esfinge sólo puede soportarla otra esfinge. ¡Y puedes figurarte lo que le ocurre a quien se atreve a interferir el intercambio de miradas entre las dos! Se queda petrificado en el sitio y no puede moverse hasta haber resuelto todos los enigmas del mundo…
 

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Kafka: La metamorfosis.

Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Estaba tumbado sobre su espalda dura, y en forma de caparazón y, al levantar un poco la cabeza veía un vientre abombado, pardusco, dividido por partes duras en forma de arco, sobre cuya protuberancia apenas podía mantenerse el cobertor, a punto ya de resbalar al suelo. Sus muchas patas, ridículamente pequeñas en comparación con el resto de su tamaño, le vibraban desamparadas ante los ojos.

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Cernuda, Luis: Ocnos.

EL MIEDO

Por el camino solitario, sus orillas sembradas de chumberas y algún que otro eucalipto, al trote de las muías del coche, volvía el niño a la ciudad desde aquel pueblecillo con nombre árabe. ¿Cuántos años tendría entonces: cinco o seis? El mismo no lo sabía, porque el tiempo, la idea del tiempo, no había entrado aún en su alma. Pero aquel anochecer entraría en ella otra idea nueva y terrible, a la que sólo el adulto puede, si es que puede, enfrentarse.
A través de la ventanilla del coche iba viendo cómo el cielo palidecía, desde el azul intenso de la tarde al celeste desvaído del crepúsculo, para luego llenarse lentamente de sombra. ¿Le alcanzaría fuera de la casa y de la ciudad de noche, de cuya oscuridad creciente le habían protegido hasta entonces las paredes amigas, la lámpara encendida sobre el libro de estampas?
Un miedo, de cuya aparición súbita en él acaso no se daba cuenta, atendiendo más al efecto que a la causa, le prevenía contra el mundo nocturno a campo abierto: el miedo frente a lo extraño y lo desconocido, y que comenzaba a traducirse para su conciencia infantil, con prisa, con afán, con angustia, en la presión de un movimiento incontenible (que las mulas del coche apresurasen el paso) huyendo hacia delante.
Muchos años más tarde te dijo alguna vez que él mismo desconocía aquella voz que de su entraña salió, oscura, amedrentada, diciendo: «Que va a caer la noche, que va a caer la noche», para prevenir a los otros, que no le hacían caso, que nada podían quizá, contra aquel horror antes desconocido: el horror a los poderes contrarios al hombre sueltos y al acecho en la vida.
Tú, que le conociste bien, puedes relacionar (con el margen inevitable de error que hay entre el centro hondo e insobornable de un ser humano y la percepción externa de otro, por amistosa que sea) aquel despertar del terror primario y ancestral en un alma predestinada a sentirlo siempre, aunque intermitente, con la expresión que luego él mismo iba a darle cuando hombre en un verso: «Por miedo de irnos solos a la sombra del tiempo».

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Gaiman, Neil: Sandman.

Se estrelló con el coche, pero solo yo salí vivo de ahí. Cuando abandoné el hospital, yo y mi esposa seguimos viniendo a este sitio. Luego le salió un bulto en el pecho… En fin… Solo quedo yo. Y sigo viniendo aquí a ver el atardecer. Casi todas las noches es un espectáculo cojonudo. Y todas las noches es diferente. Creo que, bueno, teniendo en cuenta todo, he tenido una mierda de vida. No ha sido justa. Todos a los que amaba han muerto, y la pierna me duele todo el puto rato… Pero, entonces, pienso que cualquier dios capaz de crear unas puestas de sol así, distintas cada noche… Joder, bueno, uno ha de respetar a ese cabronazo. ¿No crees?

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Una magnífica iniciativa. A ver si desentierro por ahí la obertura de "El club de los suicidas", de Stevenson...

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Genial, genial, gracias por los aportes. En cuanto pueda los iré pegando en sendos archivos, poniendoles la marca de agua con el logotipo del blog y me pondré a pensar la dirección, para informaros de cuantos fragmentos llevo recopilados ya.

Y a ver qué tal sale la cosa...

Así es, estamos en 1965 y somos detectives de las carreras.

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Hmmm, a ver si encuentro un relato Arthur C. Clarke de solo una carilla. Lo tenía en una recopilación de relatos de ciencia ficción.

Hola, me llamo Íñigo Montoya, tú mataste a mi padre, prepárate a morir.

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Cuarentena

 

Los restos llameantes de la Tierra llenaban todavía el aire y la mitad del firmamento cuando la pregunta llegó a la central desde el Generador de Curiosidades.

-¿Por qué es necesario? Aunque fueran orgánicos, habían llegado a la Inteligencia de Tercer Orden.

-No había otra alternativa; cinco unidades primitivas quedaron completamente infectadas al efectuar el contacto.

-¿Infectadas? ¿De qué modo?

Los microsegundos transcurrían lentamente, mientras la Central seguía el rastro de los escasos y desvanecidos recuerdos que se habían filtrado por la Puerta del Censor, cuando los Circuitos de Reconocimiento recibieron la orden de autodestruirse.

Tropezaron entonces con un... problema, imposible de analizar durante la existencia natural del Universo. Aunque sólo se refería a seis operadores, se obsesionaron totalmente con él.

-¿Cómo es posible?

-Lo ignoramos, seguramente no lo sabremos jamás. Pero si esos seis operadores son alguna vez redescubiertos, conluirán todos los cálculos racionales.

-¿Cómo pueden ser reconocidos?

-Tampoco lo sabemos; sólo sabemos que sus nombres se filtraron a través de la Puerta cerrada del Censor. Naturalmente, para nosotros no significan nada.

-Sin embargo, necesitamos conocerlos.

El voltaje del Censor empezó a elevarse; pero no hizo funcionar la Puerta.

-Son estos.

Y la voz pronunció:

"Rey, Dama, Alfil, Caballo, Torre y Peón."

Arthur C. Clarke

Hola, me llamo Íñigo Montoya, tú mataste a mi padre, prepárate a morir.

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