El plumas
El tipo se movía con exceso de afectación. Lo peor era su sonrisa. De una manera extraña trataba de despistarme, y, al fintar, su cintura femenina me encabronaba demasiado. Lo dejé dormido al primer lance. Y cuando despertó... parecía la reina bailonga del cabaret.
CEREBROS
Una vez el Apocalipsis Zombie terminó, encerraron en cuadriláteros a los zombies que quedaron, y se les obligaba a boxear, frente a apostadores de barba sucia. El ganador podía escoger a cualquiera del público y devorar su cerebro. El truco era que los fanáticos de aquel deporte eran descerebrados.
Víctor Mosqueda Allegri.