Huérfana
«Prométeme que nunca abrirás esta puerta», recuerda al cruzarse con ella. Ahora que su abuela querida murió, saciará su curiosidad. Coloca su mano trémula en el pomo, lo gira y abre. Asustada, baja a tientas las escaleras y, debajo de un ventanuco, dos raquíticos encadenados le gritan: «¡Hija!».
Me gusta mucho Huérfana, un miedo infantil convertido a micro de manera muy eficiente. La narración, sin grandes artificios y con un estilo formal, muy clásica, le da a la lectura cierto aire clásico, muy conveniente.
Todas parecen iguales tira por un camino que tampoco es nuevo en las justas: difrazar de drama una situación vanal, incluso irrisoria. Y digo disfrazar porque da la sensación que hasta el protagonista (o el autor) saben que la escena es más una jodienda que un drama real. Eso se transmite al texto, por lo que el resultado es algo insulso. Y quiero explicar esto, para que no suene demasiado mal: el micro hace gracia, pero se nota el esmero (que puede ser hasta algo exgerado) del autor por hacer parecer que en los primeros renglones se está narrando una situación a vida o muerte. Es, precisamente, ese esmero, en contraste con la situación anodina del final lo que a mí, particularmente, me dejar con ese sinsabor en el paladar.
Mi voto es para Huérfana, donde el drama y lq tensión tienen un sentido mayor.
De Huérfana me encanta la historia, Hansel y Grettel versión papás en el sótano. No me gusta trémula, pero puede ser algo personal con ese adjetivo.
Todas parecen iguales me parece un poco chistoso. La redacción es muy limpia y fluye bien pero el final no me dice mucho. Le falta un acento en el “que” de la última frase.
Mi voto va para Huérfana.
Huérfana es uno de esos micros en los que, al llegar al final, se relee el título y se esboza una sonrisa. Un cuento en el que las brujas se disfrazan de abuelitas. O, quién sabe si realmente se trata de una abuela dispuesta a todo para salvar a su nieta de sus padres. Me gusta que la narración acompañe a esa muchacha hacia el sótano y juntos descubramos lo que esconde.
En Todas parecen iguales coincido con el taxista, que expresa perfectamente lo que pensé al leerlo pero de una forma más eficiente de lo que yo lo hubiera hecho. Así que, si se me permite, me limitaré a suscribir sus palabras.
Votaré a Huérfana y a esa abuela bruja o protectora.
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Todas parecen iguales
Tuve la premonición bajando los últimos escalones hasta el sótano, y la certeza cuando abrí la puerta. Sentí que la rabia se apoderaba de mí. No podía ser. Otra vez no. Había vuelto a olvidar en que planta del centro comercial había aparcado el coche.