No va de recortes, sino de algo que leí en los extras del cómic "El informativo nocturno", me llamó la atención y me quedé con ganas de preguntaros.
Bueno, el autor es Jonathan Hickman, que en poco tiempo se ha convertido en uno de los guionistas-estrella de la industria americana.
Creo que los guionistas de cómic a veces dan buenas claves, porque generalmente no son periodistas o profes que de cuando en cuando saquen una novela, sino profesionales dedicados por completo a escribir. En una entrevista, le preguntaron a Eddie Campbell cómo conseguir entrar en la industria y respondió que lo creativo era encontrar cada cual su manera de conseguirlo. Pero divago...
El caso es que Hickman cuenta lo típico. Pero luego hace un decálogo con tres puntos a los que da especial importancia (los demás son bastante obvios) y son los que me gustaría consultaros:
Ten un presupuesto realista.
Comprende realmente qué significa presupuesto.
No te pases de dicho presupuesto.
Yo, más o menos, me hago una idea. Según lo veo, en cuanto a presupuesto, se refiere a utilizar formatos, temas o vocabulario con el que te manejes más o menos, pero no sé si vosotros lo veis igual. ¿Qué es el presupuesto en este caso?
Ese cómic tiene mucha enjundia...
Yo también creo que se refiere a moverse dentro de lo razonable, que es un ámbito que no tiene por qué dejar de crecer. Quizás es una visión que es más lógica dentro de gente que se mueve en una industria. Aquí, tengo la impresión, la escritura se relaciona todavía mucho con la sublimación, el Arte así con mayúsculas y la trascendencia, con abandonarse en manos de las musas como una contraposición a tomártelo de un modo más profesional.
No deberían ser conceptos reñidos y hay que saber, creo yo, beber de los dos lados: ni se puede abordar la escritura de un modo meramente utilitario si se quiere aportar algo ni se puede pretender aportar un escalón más del arte con cada cosa que se escribe. Por eso creo que lo del presupuesto realista es una buena idea: plantearse de qué es un capaz e intentar ir a por ello. A veces una idea más "modesta" bien trabajada da mucho más de sí que una muy ambiciosa pero que termina desinflándose.
Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.