La Fuente de Niñapodrida

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Aloysius
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Poblador desde: 26/12/2014
Puntos: 73

Os digo que esa niña era una bruja. Os digo que no era lo que parecía. Era otra cosa. ¿Que tenía los ojos claros? ¿Y qué? ¿No los tienen los Garrido? Y sin embargo los Garrido, ahora se conforman con ser policías, pero hubo un tiempo en que otros que llevaron su apellido trabajaron como verdugos. Los verdugos tienen ojos claros. La muerte, yo lo sé, tiene ojos azules. ¿Por qué no queréis creerme? ¿Es que no me conocéis? Soy José, el panadero. Una vez, en la Dehesa, iba yo con un amigo y nos cruzamos con una mujer. Yo la miré, ella le miró a él. A los pocos pasos mi amigo estaba muerto, tendido en el camino. Desde entonces sé que la muerte tiene ojos azules como el cielo de la Sierra de Guadarrama. Os digo que la niña no era tal, aunque tuviera los ojos claros. ¿Alguien la conoce, la había visto antes? No es ninguna de las niñas desaparecidas, podéis estar seguros. No es ninguna de ellas, puedo jurarlo. Yo os digo de dónde vino, y cómo. El temblor, ¿recordáis? Apenas nadie en el pueblo pareció notarlo. No hubo víctimas, solo daños materiales. Pero abrió una brecha, sí, una grieta que partió el patio de la casa de Pascual, y lo más importante, el pozo cegado. De ahí salió, del pozo de Pascual, sellado desde hace cuánto. ¿Quién lo recuerda? ¿Sabéis por qué otro nombre era conocido antiguamente ese pozo? Exacto. ¿Y eso no os sugiere nada? No es que sus aguas fueran malas, oh no. Os aseguro que hubo una niña, que no era una niña. Esa cosa era enemiga de Dios. Los que la enterraron en el pozo tenían razones para hacerlo. Quién les iba a decir que andando el tiempo un desastre natural la ayudaría a salir. Una vez que se vio fuera engañó al primero que se cruzó en su camino, y ese fui yo. Como era una bruja, hija de bruja, y no podía ser de otra manera, buscó mi mal y mucho me temo que lo encontró. La niña salió del pozo, ahora roto en pedazos, claro que entonces no era todavía una niña, era… un ratón de campo. No os riáis, un ratón, sí. Qué esperabais, ¿un reptil? Un reptil me habría hecho salir corriendo. Lo que fuera que hubiera estado enterrado en el pozo y el temblor de tierra había dejado escapar adoptó una forma mucho más amable para ganarse mi confianza. Un ratoncillo que se acercaba a husmearme el zapato, ¿era eso algo de lo que salir huyendo? Al contrario, a mí me pareció encantador. Yo, ya me conocéis, había salido a evaluar los daños. Tengo esa manía, no creo que sea mala, me encanta inventariar destrozos. Cronista de desastres, no me pierdo uno, menos un terremoto -el primero de cierta magnitud en esta parte del que tenía noticia. Pues bien, tras comprobar que la caja de la torre de la iglesia estaba intacta, enfilé la calle principal. Una raja en el suelo, como la que forma una raíz que crece rompiendo el pavimento, me llevó hasta la última casa del pueblo. Aquí parecía haber descargado una pequeña onda sísmica. Había tejas tiradas y fisuras en el zócalo, como consigné en la libreta del teléfono. Que Pascual me perdone, pero encontré una brecha en el muro, y no pude sino entrar, atraído por lo que me pareció un berrido de bebé. El ratón que, ya lo he dicho, salió finalmente de entre los escombros del pozo se puso a correr de un lado para otro, como feliz de haberme encontrado, y luego fue hacia la grieta por la que yo acababa de entrar. Sentado en la abertura sobre un sillar que había caído de pie, se me quedó mirando. «¿Qué quieres, Sucito?», dije acercándome al tiempo que metía la mano en el bolsillo para ofrecerle un colín  -siempre llevo colines conmigo, a los niños les encantan. El ratón cogió la chuchería, la olisqueó girándola entre sus manitas y la tiró al suelo. Al poco me quedó claro que Sucito, que estaba sucio de barro, de ahí el nombre, pretendía que le siguiera a algún sitio. Intrigado, me dejé llevar primero a las afueras y luego por el camino de la Dehesa. Creo que no hubiera continuado mucho más tiempo detrás de él si no fuera porque aquí los efectos del seísmo eran mayores. Postes removidos, sembrados ladeados, media colina que se había venido abajo. Cuando me acerqué a ver de cerca esta última y observaba en las entrañas de la loma, ahora expuestas, lo que parecía una criatura hecha de estratos que pugnaba por zafarse de la prisión de tierra, una voz clamó, dulce: «José, ven, no te entretengas.» Después un blando apéndice se enroscó en mi pierna. Pero no, no era la cola del monstruo encerrado en la colina, era la cola de un gato. También el gato, como el ratón, estaba cubierto de lodo, de modo que también a este le llame igual. «¿Y tú que quieres?» Pues lo mismo que el otro, que le siguiera, ahora hasta el Bosquecillo, cosa que hice, con ciertas dudas y buscando con la vista, sin encontrarlos, al ratón y a la niña que me había llamado. Así seguimos, el gato volviéndose de tanto en tanto para asegurarse de que le seguía, y yo andando, me temo, como borracho, pues el camino había dejado de ser liso y tan pronto se torcía hacia un lado como hacia el otro. Conservar el equilibrio requería toda mi atención, pero alcancé a ver una gruesa encina descansando sobre la copa. Cuando llegado a lo alto de la pendiente, me paré, resuelto a no dar un paso más, y me volví, vi abajo las tierras dislocadas, los muros retorcidos, una caseta de aperos que había caído en el lecho seco del arroyo como un dado, y por en medio de todo esto discurría el camino como el trazo inseguro del dedo de Dios. «José, ven, no te entretengas.» Me di la vuelta, y esta vez me enfrentó un perro. Desde luego era, como los otros, encantador, el pelaje negro embarrado también, pero tal vez impaciente por mi tardanza, se acercó y me orinó en el pantalón. Corrí tras él unos pasos, tropezando furioso, y cuando me detuve porque se había internado en el Bosquecillo y dejé de verlo, una niña desnuda se separó de un árbol, me saludó con la mano y se adentró en el bosque a la carrera. Un momento después llegué jadeando a la línea de árboles. Apenas me detuve un segundo a examinar unos jirones de ropa que había en el suelo, desperdigados, como si una fiera se hubiera ensañado con ellos. «José, ven, rápido.» Avance, y de detrás de un tronco emergió una criatura gibosa, de rasgos porcinos, y prorrumpió en una carcajada histérica. Acto seguido echó a correr estampándose contra un peñasco. El Bosquecillo parecía albergar ahora una fauna insólita que deambulaba trastornada y ciega, olía a sima y estaba aún cubierta de detritos y pellas de barro. «Ven, José, rápido.» La desnudez de una espalda hirió un pasaje de sombra al tiempo que un rumor de pasos se alejaba presuroso, levantando hojarasca. Corrí tras ella, observado por un rostro hocicudo que llenaba el hueco de una horqueta. Salí a un calvero y me detuve. «¿Qué estás haciendo?», grité. La oía reír muy cerca, pero no podía verla. En el barro fresco distinguí huellas de pies entre marcas de pezuñas y patas palmeadas. Por fin, la niña emergió del interior de un tocón hueco con un peluquín de musgo puesto sobre la cabeza. Yo me saqué la chaqueta y me acerqué. «Pero cúbrete, desdichada.» Ella, sentada ahora en el borde del tronco, se la puso sobre los hombros y echó mano a los bolsillos. Cuando me quise dar cuenta estaba llamando a alguien con mi teléfono. «Dame eso. Con quién hablabas.» La niña sacó entonces mi navaja, la abrió y se hizo un corte en la mano. Luego la dejó caer detrás de sí al fondo del tocón. «Eh, Sucita.» Traté de sujetarla, pero ella se revolvió entre mis brazos y, apretando su sucio trasero contra mí, dijo cosas muy impropias de una niña. Sin dejar de cimbrearse en la presa de mi abrazo, Sucita respondió a mis preguntas. «¿De dónde soy? De aquí. Siempre he vivido aquí. ¿Cómo me llamo? Sandra. Me llamo Sandra. No, Sonia. No recuerdo. He dormido. He dormido mucho tiempo. Algo empezado con S. S de sibilina, S de sierpe, S de súcubo. ¿Quién soy? Soy la manzana podrida. Soy el camino equivocado. Soy… tu perdición», rió hurtándome su pequeña grupa. «Juguemos», dijo entonces sentándose frente a mí, muy seria. «Tú empiezas, quítate una prenda.» Divertido, me dispuse a desabrocharme los zapatos, preguntándome qué podría quitarse ella. Sucita no esperó a que terminara, se tomó de los pies y se los arrancó. Luego se los puso sobre los hombros como dos alas grotescas. Con todo el horror que sentí, supe lo que tenía que hacer. Fui a recuperar mi navaja y, mientras ella, absorta, flexionaba ahora un brazo rompiéndolo por el codo, me acerqué por detrás y le rebané el cuello. Su cuerpo cayó a mis pies, una fuente de fango, pero en su cabeza debían de haber anidado ratones o algo porque empezaron a chillar con el vaivén cuando la llevaba sujeta por la cabellera hasta el tocón. Cuando la dejé caer en su interior, el pelo se desprendió revolviéndose y me llenó la mano de picotazos. Apenas vi otra cosa que un confuso aleteo. Rígido de espanto, me asomé al hueco para cerciorarme de que la cabeza seguía ahí. Los ojos claros miraban fijos el cielo de la tarde, y aunque en un momento creí percibir movimiento en ellos, era solo una mosca saliendo de su pupila. Aún no se había puesto el sol –momentos antes, todas las bestias del bosque habían callado para escuchar los lamentos de una sirena- cuando fui detenido. El mayor de los Garrido no pudo evitar darme de puñetazos cuando se me ocurrió preguntar por qué y le indiqué además la conveniencia de sellar el tocón. Sentado atrás en el coche de policía pude observar por la ventanilla cómo procedían a cubrir al engendro. Solo cuando me percaté de la presencia entre la chiquillería que empezaba a afluir de un perro negro que, sin dejar de mirarme, movía la cola de contento, comprendí.

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Belagile
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Poblador desde: 09/12/2013
Puntos: 829

Un relato que se extiende más como un grito de socorro que como una narración. Es una lástima que la acción suceda en una sola escena y no se mantenga la tensión sobre el misterio que encierra a esa niña. Una extensión detallada, además de una puntuación más pausada, habría ayudado a visualizar mejor la escena. Sin embargo, me parece una imagen bastante lograda de lo que podría ser un relato sobre brujería. A pesar de la aglomeración de párrafos, las frases están bien construídas y se entiende en gran medida el mensaje. Y es esa falta de pausa la que refuerza esa ansiedad y prisa por contar la historia, como si el narrador quisiera excusarse por sus actos. La única pega que le veo es que es demasiado corto y atropellado.
Le doy 2'5 estrellas.

Giny Valrís
LoscuentosdeVaho

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L. G. Morgan
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Poblador desde: 02/08/2010
Puntos: 2674

Una apuesta arriesgada, interesante. El discurso interno, atropellado y confuso a ratos, que suena realmente tal como hablaría el personaje, un hombre corriente, conmocionado por la experiencia que acaba de vivir y que nadie cree. Nos deja con la duda de si es verdad su versión o es que está trastornado. Y eso es un mérito del relato, desde mi punto de vista.

Ahora bien, ya digo que comporta un riesgo, porque es una fórmula muy difícil que no acaba de resultar. Hay partes que hace falta pulir, como cuando dice "¿Que tenía los ojos claros? ¿Y qué? ¿No los tienen los Garrido? Y sin embargo los Garrido, ahora se conforman con ser policías, pero hubo un tiempo en que otros que llevaron su apellido trabajaron como verdugos"; que están mal construídas. Y repeticiones que se hacen pesadas. Y algún trozo intermedio que peca de falta de fluidez.

Pero la idea de partida me parece muy buena, así que ★★★☆☆

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salino
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Poblador desde: 22/05/2012
Puntos: 347

Hola, Aloysius. Enhorabuena por tu trabajo. Me dejó sin aliento, literalmente.

La escena corre de un lugar a otro llevándote del gaznate. Muy buena. 

Todo se deja claro desde un principio y, a parte del tirón de las metamorfosis, poco cambia hasta su final, que muy acertadamente concluye con ese perro.

El relato, según mi opinión de lector, no deja pausa para la meditación, para la tensión, ni para otra cosa que no sea correr tras la palabra escrita hasta el punto final. No facilita la lectura para nada. Al fin y al cabo uno busca regodearse y pasar un buen rato en la lectura y no que te lleven a toda prisa en una espiral de imaginación (eso sí, gran inventiva). Si esa era tu intención me descubro ante ti. 

Es complicado para mí puntuar esta apuesta, pues el texto está bien escrito, quitando la frase que ya te han comentado y el uso de mayúsculas de "Bosquecillo" (creo que deberías dar otro nombre más personal o quitar las mayúsculas), pero eso es lo de menos. No suelo mirar los relatos de certámenes con lupa, ya que mi juicio es popular. Pero apostar por un diálogo atropellado en una convocatoria sobre Polidori lo veo una apuesta fallida de antemano. 

Tal vez si lo hubieras tratado como un diálogo en un juicio o el diario de un condenado o la confesión antes de la horca, con sus guiones y pausas de un interlocutor y un escenario que descubrieran el final como resultado de la burla de la bruja, me hubiera gustado bastante más.

Lo que me ha gustado más es la desesperación que se masca en sus palabras, contando una historia totalmente increíble y aun así jurando que eso es lo que ocurrió. Crea una duda en el lector que debería ser más aprovechada, pero lo logra al fin y al cabo; eso es mucho.

Bueno, según mi opinión es una apuesta fallida en el tratamiento, pero bien escrita y dentro del tema con bastante originalidad.

★★★☆☆

 

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jane eyre
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Poblador desde: 02/03/2009
Puntos: 10051

A ver, lo primero es pedir una botella de oxigeno porque vaya telita jjajajjajja Entiendo que el autor haya querido evitar los puntos y aparte por formar todo el texto parte de la misma disertación peeeero creo que bien colocados no se hubiese perdido el efecto y sin embargo el lector hubiese llegado al final con algo de aire en sus pulmones.

He notado un cambio de estilo en lo narrativo que me ha hecho ver el texto algo descompensado. El principio es más coloquial, con frases más sencillas y (demasiadas) reiteraciones de ideas que le dan un tonillo aturullado, pero al avanzar la historia, la retórica del personaje se vuelve más trabajada, más adornada, por lo que ya no sé si lo del principio es intencionado o el autor aún no le había tomado el pulso a la narración.

Por lo demás, correctamente escrito y con imágenes potentes que, creo, hubiesen lucido más en una narración con estructura normalizada para que no quedase atrapadas bajo el ritmo.

 

Mi puntuación es de 2 estrellas

 

 

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Sanbes
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Poblador desde: 16/10/2013
Puntos: 1273

Un buen relato, en el cual dudas, si el tipo está viviendo un encantamiento o está totalmente loco.

La narración, en cuanto a todo lo que sucede está bien llevada. Aunque echo en falta saber porqué la bruja, después de tantos años encerrada en el pozo, decide guiar a José hasta la colina.

He tenido que releer algunas frases para entenderlas del todo, aunque no sé si se debe a que no están bien escritas o el protagonista habla así. La verdad es que no me gusta nada cuando personajes de mediana o baja sociedad, a la hora de contar una historia, lo hacen como si fueran grandes narradores. Me parece muy falso. Así que me cuesta considerar como fallos frases mal compuestas cuando las dicen personjes que no son de alta sociedad.

Por lo demás, me parece un relato entretenido, aunque creo que no aporta nada nuevo al género. Y al finalizar la lectura me ha dejado un poco frio.

Creo que si esa bruja supiera hacer algo más que transformarse en animal, y si no se dejara matar tan facilmente a las primeras de cambio (aunque al final ese perro.... seguro que tiene los ojos claros), el relato ganaría acabaría siendo mucho más interesante.

Mi puntuación es de 3 estrellas.

 

 

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Invierno
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Poblador desde: 21/09/2010
Puntos: 903

Relato admitido a concurso.

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Easton
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Poblador desde: 06/11/2011
Puntos: 416

Me falta algún punto y a parte que le de mayor pausa al texto y descanso a la vista.

Me suena rara esta frase “Quién les iba a decir que andando el tiempo un desastre natural la ayudaría a salir. ”

A partir del gato pierdo algo de interés. La sucesión de hechos tiene un punto de tensión, de querer saber qué va a pasar, pero no tanto como el principio.

No se me hace creíble la escena en que el protagonista se pone a jugar con la niña, más bien lo esperaba asustándose o intentando llevarla a las autoridades. Más después de que ella le diga que se llama “S de súcubo”.

Aún a pesar de las pegas, me ha gustado la idea del relato y la originalidad en la voz narrativa.

Y hasta aquí mis impresiones :P

2,5 estrellas

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Melmoth
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Poblador desde: 06/01/2015
Puntos: 32

Me ha parecido un relato muy desigual. Las descripciones y el estilo narrativo son, en mi opinión, de cinco estrellas. Por desgracia, la estructura, el formato y algunas otras cosas dejan bastante que desear y desmerecen el conjunto. En particular, la ausencia de párrafos y de guiones de diálogo perjudica mucho al relato. Intentaré explicarme.

El arranque es muy bueno. Genial presentación del protagonista y su entorno. Eso sí, parece estar justificándose ante sus vecinos por sus acciones, y creo que el final debería acabar del mismo modo. Por otro lado, me chirría el hecho de que un panadero vaya por ahí “a inventariar destrozos”. ¿Por qué panadero? Podría tener otra profesión más acorde con el tema.

Tampoco termino de creerme que alguien se ponga a seguir a un ratón así como así. Es verdad que, tal cual está ahora, tiene un regusto a cuento infantil que también resulta atractivo. Lo cierto es que las decisiones que toma el protagonista a lo largo del relato no parecen estar demasiado meditadas. Esto se puede solucionar diciendo que se halla como en trance, o que siente cómo algo nubla su juicio. Al fin y al cabo es una historia de brujería, así que no es necesario dar otra justificación.

Eso sí, desde el momento en el que el protagonista entra en el bosque y hasta el final del relato, todo me ha parecido espectacular. La “desnudez de una espalda hiriendo un paraje de sombra”, las huellas “entre marcas de pezuñas y patas palmeadas”, la niña que se quita los pies y se los pone en los hombros con si fueran alas, y el pelo que se revuelve y le deja la mano llena de picotazos. Son imágenes muy potentes y todo está descrito con un gusto exquisito. Inmejorable.

Básicamente, creo que tienes mucho talento y que “La fuente de Niñapodrida”, con esfuerzo, podría convertirse en un relato magnífico. El fallo más grave, entre todos los apuntados (y el que me hace darle esta valoración), es que los actos del protagonista no resultan creíbles: el lector sigue leyendo, esperando una explicación para sus acciones, pero esa explicación nunca llega.

Mi valoración final: Tres estrellas y media.

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Hedrigall
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Poblador desde: 14/01/2011
Puntos: 1132

Un relato apresurado, tenso y cercano, que alcanza un muy buen ritmo en su segunda parte. El inicio es algo desalentador, con algunas frases de mala sintaxis y excesivas reiteraciones, y para mi gusto tarda en arrancar, con esa persecución que no termina nunca. El enfrentamiento final con la niña estremece y el final cumple con la advertencia de que nada ha terminado.

2 estrellas

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Invierno
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Poblador desde: 21/09/2010
Puntos: 903

Me llamó en un principio la estructura en bloque del relato, pero tiene sentido. No cuesta dejarse llevar por ese caos intencionado de narración que intercala tramos algo confusos con otros de muy alto nivel. El relato es feo, en el mal sentido y también en el bueno, es incómodo y creo que está muy bien pensado. No sabría decir si me ha gustado o no, pero está claro que la historia de este panadero y las imágenes que te deja clavadas en su camino, con esa acertada ambigüedad final, no me han dejado indiferente.

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Patapalo
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Poblador desde: 25/01/2009
Puntos: 208859

Muy perturbador el relato. Por un lado, no me convence ni la estructura en bloque ni el narrador en primera persona, que es un recurso muy manido en esto del posible narrador perturbado, pero, francamente, tampoco se me ocurre cómo abordarlo de un modo más eficaz.

Me han encantado algunas imágenes (que alguno por arriba ya ha citado) y se me ha quedado muy mal cuerpo tras leerlo, por lo que hay que decir que funciona a la perfección. Al mismo tiempo, como digo, hay algo que no me convence en el enfoque. Buen trabajo, supongo XD

 

Por cierto, el título me encanta.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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JFB
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Poblador desde: 05/03/2012
Puntos: 125

Un relato curioso. Por su extraña estructura a mí se me ha hecho bastante complicado de leer. La propuesta es arriesgada, y dado el resultado, quizá pretenciosa. Dados los cambios en la voz del narrador, y la construcción de algunas frases (p.ej. "Rígido de espanto, me asomé al hueco) me hace pensar que tal vez necesite un leve repaso y una reorganización general. No obstante, he visto buenas ideas que sugieren que detrás hay un autor con potencial.

Mi voto: 2

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Ligeia
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Poblador desde: 03/12/2013
Puntos: 1152

Bien escrito, aunque con leves fallos ya comentados. Muy conseguido el tono desasosegado y perturbador.

Tres estrellas y media:

***´

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Bestia insana
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Poblador desde: 02/05/2013
Puntos: 1928

Gracias a todos por los comentarios (sí, este era mi tercer relato), he tomado buena nota. De hecho, ya lo he corregido teniendo en cuenta (casi) todo lo que me habéis dicho. José ya no es panadero, ahora es archivero. He descargado el principio y metido puntos y aparte para dar respiro. Creo que ha quedado mejor. Así que graciasyes

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L. G. Morgan
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Poblador desde: 02/08/2010
Puntos: 2674

Interesante relato. Se ve que te va la experimentación yes

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L. G. Morgan
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Poblador desde: 02/08/2010
Puntos: 2674

Interesante relato. Se ve que te va la experimentación yes

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Bestia insana
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Poblador desde: 02/05/2013
Puntos: 1928

yes

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