Punto añil
En mitad del tumulto humano, en la calle Preciados, caminaba una niña. Era pequeña, morena, de piel muy blanca. Llevaba un vestidito raído, azul, que le quedaba grande. Se desenvolvía con naturalidad, esquivando con gracia los enormes cuerpos que se le echaban encima sin mirarla.
Llevaba una pistola.
El descenso
En lo más profundo del océano, las criaturas abisales se adaptan al nuevo sabor del plancton. Ahora se nutren de las almas que se equivocaron al pensar que habían tocado fondo sobre una barcaza a la deriva.