El que acecha a las mujeres

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solharis
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El que acecha a las mujeres

 

Las injusticias de nuestro mundo moderno quedarían empequeñecidas si la humanidad no hubiese olvidado el reinado del llamado Faraón Negro. Una vez derrocado, los egipcios, como despertados de un mal sueño, hicieron cuanto pudieron por borrar el infame nombre de Nefrén-Ka de todo monumento o papiro. Los escasos testimonios que han sobrevivido dan fe de crímenes tan inenarrables que la mayoría de los eruditos han interpretado que dicho reinado fue sólo un mito, una advertencia sobre las consecuencias de romper el sagrado pacto con las fuerzas creadoras de la civilización para negociar con seres aborrecibles que buscan su destrucción, y entre ellos ninguno tan insidioso y maquinador como el dios sin rostro que engañó a Nefrén-Ka prometiéndole un reinado sin fin.

Sin embargo el mito fue Historia. La prolija crónica de crímenes es cierta de principio a fin, incluyendo la infame desaparición de miles de mujeres, fuera secuestradas en callejones, seducidas con engaños o incluso raptadas en sus propias casas por encapuchados. Todas ellas desaparecieron sin dejar más rastro que la aflicción de sus parientes, que culparon a su impío faraón.

Por una vez, no obstante, debe decirse que el Faraón Negro no era directamente responsable. Como si su maldad no fuera carga suficiente para su pueblo, Nefrén-Ka había abierto las fronteras del país del Nilo a personajes tan despreciables como un poderoso mago que, se decía, había venido desde más allá del meridional reino de Kush para construir su castillo en un desolado rincón a orillas del mar rojo. Le llamaban Sheut (sombra) y no sólo por su piel tan negra como su corazón, pues se rumoreaba que tenía poder sobre las almas de los muertos y que él y sus servidores rendían a un dios desconocido cuyo símbolo era la esvástica de tres brazos o trisquel.

En cualquier caso resultaba insólito un emplazamiento tan lejos de la civilización, provisto gracias a las caravanas que el propio Nefrén-Ka enviaba de forma periódica aunque sin visitarle pues el único visitante autorizado a traspasar los muros del castillo era el hermano mayor de Sheut. Un misterio mayor envolvía al hermano de nombre desconocido, empezando por su inverosímil parentesco pues sus apuestos rasgos eran los propios de un egipcio mientras que Sheut era deforme y negro como los demoníacos ídolos tallados en ébano que adoraban los bárbaros etíopes. Sólo los ojos crueles y penetrantes de ambos eran idénticos y sin embargo Sheut le demostraba una completa adoración que perturbaba a sus servidores cuando su arrogante señor se deshacía en palabras serviles e incluso hincaba sus rodillas para lavar los pies de su hermano mayor con agua perfumada.

 

Por todo esto se comprenderá la sorpresa de los servidores de Sheut cuando la caravana con provisiones llegó acompañada con una inesperada visitante. Algunos la reconocieron sin haberla visto jamás pues no sólo se hablaba en Egipto de las maldades de Nefrén-Ka sino también de una forastera cuya belleza había rendido a los tebanos hasta el punto de proclamarla la mujer más hermosa de Egipto. El disgusto de Sheut por recibir una visita se apaciguó en cuanto comprobó que los rumores no eran exagerados. Sus ojos sombríos se iluminaron por un brevísimo momento al ver tan delicioso rostro y apenas consiguió fingir indiferencia al advertir la gracia con la que se postró ante él antes de presentarse simplemente como Meryt, su más humilde admiradora.

Aquella noche Meryt cantó y tañó la lira, con los ojos bien fijos en los de Sheut, que no estaba acostumbrado a que una mujer no desviase rápidamente su mirada. Por fuera el semblante de Sheut se mostraba tan impenetrable como el de un lagarto pero por dentro una enorme excitación le hacía vibrar como las cuerdas de la lira a la que Meryt arrancaba notas perfectas con sus dedos finos y ágiles. Pero este dulce vibrar se tornó en ardiente deseo cuando ella terminó y se acercó hasta él sin más envoltura que una gasa de lino que resaltaba más que disimulaba su desnudez. Era obvio que que la joven Meryt había sido bendecida con toda la hermosura que le había sido negado a él. Sheut sólo deseaba estar a solas con ellas y despachó a a sus servidores con un gesto.

            —Os he mostrado mis humildes habilidades. Seguro que el gran Sheut tiene verdaderos portentos que mostrarme.

            Acostumbrado a que las mujeres sintieran una repulsión incontrolable, Sheut no pudo negarse:

            —Nadie visita mis aposentos pero haré una excepción.

Así pues, la condujo hacia las estancias más secretas de su castillo. Tuvieron que caminar un rato antes de llegar al sótano más profundo, oscuro como la boca de un cocodrilo antes de que una luz irradiase de la misma piedra del techo. Pero ni la extraña luz ni el desmesurado espacio de la estancia que se sostenía sin el auxilio de ninguna columna captaron la atención de Meryt. Sus ojos eran sólo para los incontables sarcófagos dispuestos por toda la cámara. Antes de que abriese los labios para preguntar, Sheut habló en una lengua olvidada y se abrió uno de los sarcófagos. Como era de esperar había una momia en su interior. Lo que no era de esperar es que la momia se retorciese con vida como la crisálida de una mariposa, y la metáfora es afortunada porque al incorporarse los vendajes cayeron para descubrir a una muchacha, desnuda salvo por el grosero collar de hierro que aprisionaba su delicado cuello y que parecía más apropiado para guardar el ganado que adornar la belleza natural de una mujer. En cualquier caso su notable belleza hubiera despertado la lascivia de cualquier hombre, o al menos si sus ojos muertos e inexpresivos como los de un pez no extinguiesen su deseo. Se arrodilló ante Sheut con una reverencia y sin que por un instante su semblante mostrase emoción alguna.

            —Está viva y también muerta. Su ka permanece pero su cuerpo obedece todas mis órdenes.

            —Es increíble, jamás imaginé semejante poder sobre la vida y la muerte. Oh, poderoso Sheut, tiemblo de pensar en que algún día mi belleza sucumbirá a los estragos del tiempo. Ayúdame, cuéntame tus secretos y seré totalmente tuya.

Así que era eso, pensó Sheut con condescendencia. ¡Vanidosas mujeres! Pero tenía razón: sería una lástima que el tiempo estropease lo que no podía ser mejorado. Él lo evitaría y también le revelaría sus secretos. Satisfaría su curiosidad explicándole cómo aquellas muchachas habían sido primero asfixiadas y luego encadenadas a su voluntad con complejos rituales. Le explicaría que el proceso más tedioso había sido extraer sus sesos a través de los orificios nasales y que pensaba hacer lo mismo con ella, con el mayor de los cuidados, eso sí, para no estropear su perfecta nariz. También le explicaría que antes de todos estos procedimientos pensaba violarla y sería la primera y última vez que podría al menos protestar e intentar resistirse por su lujuria porque después no sería más que un objeto sin voluntad que sólo sacaría del sarcófago para satisfacer su lujuria. Sí, sería real y completamente suya.

Sin embargo, le pareció que merecía algo más que el resto de desdichadas, todas las cuales habían recibido esas explicaciones. El placer de enloquecerlas de terror sólo era menor que el placer lascivo de violarlas después. Meryt merecía una distinción, pensó al sentir su embriagador perfume, tan distinto a su propio aroma a cuero viejo que no había conseguido eliminar con ningún perfume. Le relataría una historia que ninguna otra había escuchado, una historia que había empezado milenios atrás con una aberración que merodeaba sigilosamente por los bosques, asesinando a cuantos aterrorizados humanos sorprendía hasta el día que encontró a una pareja de jóvenes amantes. Entregados al frenesí de darse placer no advirtieron al monstruo que contuvo su ansia asesina hasta que consumaron. Nunca había prestado atención a los humanos pero aquello despertó su mayor interés. Arrojó al muchacho por los aires y apresó el cuerpo de la muchacha con sus tentáculos babosos, que se enroscaban como serpientes alrededor de su cuerpo y de sus extremidades, examinando cada rincón de su cuerpo con tanta avidez que no tardó en reventarla.

Había nacido un insaciable depredador de mujeres. En lenguas hoy extintas los primitivos le llamaron el depredador babeante, el cazador lujurioso y el que acecha a las mujeres. Temido por los humanos, para los suyos se convirtió en una vergüenza, empezando por su propio hermano, que decidió humillarle ofreciéndole un avatar humano a un infame precio que fue rápidamente aceptado.

Aryas fue su primer avatar humano y a cambio de su dignidad pudo ser el más apuesto de los hombres, tan perfecto que los más perspicaces intuían un poder inhumano y oscuro a pesar de sus cabellos dorados como los rayos del sol. Para los hombres fue un líder y para miles de mujeres el objeto de un amor incondicional e imprudente que pagaron muy caro. Aquella criatura no podía amarlas, sólo desear sus cuerpos con la codicia de un niño que desea más juguetes que romper sin miramientos. Muchas perecieron víctimas de su deseo brutal y desenfrenado, otras vivieron para darle hijos y éstos, los Arios, fueron caudillos entre los hombres y conquistaron todos los países entonces sin nombre entre Iberia y la India, ofreciendo después de cada conquista a las más hermosas cautivas como tributo a su lujurioso padre. Eran tiempos felices para él salvo el momento de pagar el precio exigido por su hermano con cada puesta de Sol. Entonces se arrodillaba con todos sus súbditos y tocaba el suelo con la sien para salmodiar una oración en honor a su propio hermano y proclamarlo dios creador del universo, su voz se desgarraba y sus súbditos confundían con arrebato religioso lo que era rabia contenida al recordar que no era más que un lacayo. Al menos hasta el día que se rebeló y se proclamó dios a sí mismo y el trisquel su símbolo.

Durante un breve tiempo su dicha fue completa. Luego vino su furioso hermano. Ni siquiera pidió explicaciones sino que procedió inmediatamente a arrancarle los dientes, la piel y finalmente los grises ojos para reducir al más apuesto de los hombres en un repulsivo guiñapo. Se disponía a matarle finalmente cuando su hermano suplicó y aquélla fue la prueba de la degradación por años de convivencia con los humanos, pues la compasión y el amor fraternal son debilidades desconocidas entre los de su especie. No obstante su hermano mayor le dejó vivir por porque si la debilidad de uno era la lujuria, la debilidad del otro era la vanidad. Necesitaba ser adorado por uno de los suyos, tener un lacayo al que ofender y humillar. Por eso no le había matado al nacer como al resto de sus hermanos. No sólo le dejó vivir sino que, entre risas, le concedió un nuevo avatar humano otra vez, pero esta vez tan grotesco y repulsivo que no pudiera olvidar que no era más que una sombra del poder de Nyarlothotep, emisario de los dioses y corruptor de los patéticos humanos.  

 

Al despertar con el recuerdo de las horribles carcajadas de su hermano, Sheut supo que de algún modo había revelado sus secretos sin siquiera abrir los labios y que ella había explorado en su memoria.

            —¿Qué me has hecho? —susurró con los sentidos todavía embotados.

            —Yo también tengo mis secretos —respondió ella, sonriendo ahora no con dulzura sino con burla—. No soy tan ignorante, conozco bien tu magia para esclavizar las almas y la he roto.    

Antes de que pudiese hacer otra pregunta, ella le respondió mostrándole un sencillo medallón de arcilla sin más adorno que tres jeroglíficos grabados que reconoció al instante: el sagrado nombre de Isis, cuyo culto había sido abolido por Nefrén-Ka. Lo reconoció con facilidad porque no pocas de las sacerdotisas más jóvenes y bellas habían acabado bajo su poder. Pensó que los rumores sobre sacerdotes y sacerdotisas de los antiguos dioses que conspiraban en la clandestinidad eran ciertos. Nefrén-Ka no había derrotado del todo a sus enemigos porque había subestimado su astucia y poder. Aunque Sheut había cometido el mismo error, ignorando las numerosas señales en ella de un encanto sobrenatural propio de una consumada hechicera.

El inquietante ruido de miles de golpes desde dentro de los sarcófagos confirmó sus peores temores y antes de que tuviese tiempo de maldecir su estupidez, un ejército de momias abrió sus sarcófagos dispuesto para la lucha, aullando de rabia con tanta fuerza que Sheut recuperó al fin la plenitud de sus sentidos y entendió que se había terminado su farsa. Meryt las había liberado del infame hechizo pero lo que no podía hacer era devolverles su humanidad. Habían sufrido hasta enloquecer de dolor y sólo la muerte apaciguaría a aquellas almas atormentadas. Volcaron su odio infinito contra Sheut y le derribaron como a un pelele para matarlo a golpes. Pero aquello no fue el final de la lucha sino el principio porque tan pronto como Sheut  abandonó el mundo de los vivos se reveló la verdadera naturaleza del mal que había venido a Egipto. Meryt era una mujer valiente pero al ver los tres tentáculos que brotaron desde el cadáver de Sheut y la rapidez con que crecían entendió que su magia tenía límites y era el momento de confiar en sus pies. De hecho sólo esquivó la muerte gracias al tiempo que aquellas a las que había liberado le concedieron. Con el mismo ímpetu con el que se habían alzado contra el tirano que las había despojado de toda dignidad se arrojaron ahora sobre la abominación que era el origen de todos sus males. Con su humanidad habían perdido el temor pues preferían la muerte a la vida y pelear con los puños desnudos contra un mal al que no podían derrotar. Sus patéticos golpes se estrellaban contra los tentáculos que eran ya gruesos como columnas y eran una y otra vez barridas como hormigas hasta que de la criminal labor de años del infame Sheut no quedó más que pulpa, vendajes y sangre.

Los servidores de Sheut no oyeron nada de esto pues aquella cámara secreta no pertenecía a nuestra misma realidad. Ignoraban la la masacre ocurrida debajo de sus lechos y también que habían dejado de ser útiles a su señor. Sólo despertaron de su sueño cuando la tierra tembló bajo sus pies antes de resquebrajarse y revelar por fin el monstruoso significado del trisquel que habían adorado. No eran rayos de luz sino demoníacos apéndices de una criatura sin cabeza, brazos ni nada remotamente antropomórfico, sólo tres tentáculos más gruesos que ningún árbol, de un material duro como la roca y cuya negrura repulsiva estaba salpicada por millares sarpullidos brillantes que no eran sino órganos visuales sin párpados ni iris.

Todo intento de huir fue inútil. Si Sheut había sido torpe y desgarbado, su verdadero ser era diabólicamente rápido, pivotando sobre sus tentáculos de una forma tan antinatural como letal. Los que no tuvieron la fortuna de morir antes aplastados o barridos como escarabajos descubrieron que la criatura les reservaba un último y horroroso secreto cuando se abrió una cavidad bajo el lugar en que se unían los tres tentáculos. Aquellos desdichados miraron arriba para descubrir una boca que no tenía mandíbulas ni dientes, sólo tentáculos viscosos que le servían como brazos para cazar a sus presas y conducirlas hasta la negrura infinita que guardaba dentro de sí, el infierno en vida en el que los sicarios de Sheut purgaron sus crímenes si es que no continúan allí. Habían rendido culto durante años a una monstruosidad que no debería existir y a cambio recibieron el dolor y la muerte.

Ni siquiera después de devorar hasta al último de sus antes servidores la criatura se sintió saciada. Es más, pensó en completar su tarea asesina con su propia destrucción, tan grande era la humillación de haberse dejado llevar por su lujuria hasta el punto de olvidar toda precaución y ver arruinado su proyecto. ¿Valía la pena vivir en una humillación permanente como la sombra de su poderoso hermano?  Por un instante deseó la propia muerte pero luego recordó a las mujeres. ¡Ah, las mujeres! No podía evitarlo. La mera evocación de los preciosos cuerpos de su perdido harén antes de despedazarlos y mutilarlos sin piedad reavivar el ardor lujurioso y cruel. No necesitaba más para arrastrarse otra vez ante su hermano, soportar sus risas y mendigarle un cuerpo humano. Todo para volver a la caza sin fin y seguir siendo en su interior sólo un monstruo cobarde y repulsivo que acecha a las mujeres.

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Siento llegar tan tarde y no haber participado antes pero no tenía nada claro que fuera capaz. Estoy muy oxidado. Prometo leer y comentar los otros relatos. Un saludo.

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Relato admitido a concurso.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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¡Pues menos mal que estás oxidado!

Un buen relato, con una historia que enlaza con el universo lovecraftiano y nos muestra como los humanos somos patéticas figuras en manos de entes monstruosos y terribles. Bien escrito y ambientado, con numerosas llamadas un pasado pseudohistórico. Unas enriquecen el relato (como Kefren-Ka) pero otras (como la referencia a los arios) despistan un poco.

En cuanto a estilo hay por ahí algunas repeticiones de palabras (servidores) y palabras que noencajan del todo (yo, en vez de castillo hubiera empleado fortaleza o incluso guarida, dada la naturaleza del brujo).

Como aspecto negativo yo diría que el relato juega a dos palos y no se decide por ninguno. Tenemos la historia de tintes épicos del brujo y la de Meryt, más mundana, encargada de destruirlo. Y me parece que esta última está menos desarrollada de lo que podía, que tenía un potencial que no se ha desplegado totalmente.

Este relato me ha parecido perfecto para adaptarlo al comic, tanto me recuerda a las viejas historietas del Creepy. Sería capaz, incluso, de asignarle un dibujante (¡como si pudiera!), Rip Corben, para reflejar la vertiente erótica del cuento.

 

Buen trabajo.Mi nota es 4.

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Puntos: 1152

Creo que es mar Rojo, con mayúscula y algún leve despiste más.

Vaya, alguien se ha acordado del Caos Reptante, del egipcio pasado de Nyarlathotep como Faraón oscuro jojojo

Aunque a mí también me pasa que le veo cosillas que no acabo de ver redondas. 

Tres estrellas: ***

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Bueno, aqui tenemos la variación en clave preternatural y lovecraftiana de la historia de Judith y Holofernes. El problema que veo es que se enfoca mucho y bien en Holofernes, pero no sabemos apenas nada de Judith. ¿A quien está salvando? ¿Y por qué? ¿De donde viene? ¿Cómo hace para derrotar a Sheut? ¿Debemos creerle que "tiene sus secretos" y ya? 

Bueno, le doy 3,5 puntos.

Un saludillo,

Javier Garrido.

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Puntos: 21906

Bio Jesus dijo:

¡Pues menos mal que estás oxidado!

Un buen relato, con una historia que enlaza con el universo lovecraftiano y nos muestra como los humanos somos patéticas figuras en manos de entes monstruosos y terribles. Bien escrito y ambientado, con numerosas llamadas un pasado pseudohistórico. Unas enriquecen el relato (como Kefren-Ka) pero otras (como la referencia a los arios) despistan un poco.

En cuanto a estilo hay por ahí algunas repeticiones de palabras (servidores) y palabras que noencajan del todo (yo, en vez de castillo hubiera empleado fortaleza o incluso guarida, dada la naturaleza del brujo).

Como aspecto negativo yo diría que el relato juega a dos palos y no se decide por ninguno. Tenemos la historia de tintes épicos del brujo y la de Meryt, más mundana, encargada de destruirlo. Y me parece que esta última está menos desarrollada de lo que podía, que tenía un potencial que no se ha desplegado totalmente.

Este relato me ha parecido perfecto para adaptarlo al comic, tanto me recuerda a las viejas historietas del Creepy. Sería capaz, incluso, de asignarle un dibujante (¡como si pudiera!), Rip Corben, para reflejar la vertiente erótica del cuento.

 

Buen trabajo.Mi nota es 4.

Gracias por la extensa crítica. La verdad es que últimamente leo bastante cómics. Me atrae la temática más aventurera. El rollo de Corben me va bastante.

Creo que esperé demasiado para ponerme a escribir. Hubo una mezcla de confianza y de indecisión.

Stendek dijo:

Bueno, aqui tenemos la variación en clave preternatural y lovecraftiana de la historia de Judith y Holofernes. El problema que veo es que se enfoca mucho y bien en Holofernes, pero no sabemos apenas nada de Judith. ¿A quien está salvando? ¿Y por qué? ¿De donde viene? ¿Cómo hace para derrotar a Sheut? ¿Debemos creerle que "tiene sus secretos" y ya? 

Bueno, le doy 3,5 puntos.

Un saludillo,

Javier Garrido.

Nada que objetar, estoy de acuerdo en que debería haber escrito más sobre ella aunque Sheut sea el protagonista indiscutible. Gracias por la crítica.

Ligeia dijo:

Creo que es mar Rojo, con mayúscula y algún leve despiste más.

Vaya, alguien se ha acordado del Caos Reptante, del egipcio pasado de Nyarlathotep como Faraón oscuro jojojo

Aunque a mí también me pasa que le veo cosillas que no acabo de ver redondas. 

Tres estrellas: ***

Me gusta lo exótico y la verdad es que me hubiera gustado que Lovecraft saliera más de Nueva Inglaterra en sus relatos. Bajo las pirámides es mi relato favorito de los suyos. Gracias por tu crítica.

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Patapalo
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Un interesante homenaje al horror cósmico, entre las historias de Lovecraft y las de Howard. La idea del harén de momias es tan espeluznante como sugerente y sin duda atrevida y original. El asunto de que una entidad cósmica se vea más atraída por la cópula humana que por la de cualquier otro animal es algo frágil, pero desde nuestro punto antropocéntrico funciona, claro.

Me da la impresión de que con un poco más de espacio hubiera podido brillar más el concepto, dándole una trama más compleja. Así queda algo lineal, pero se compensa con el escenario. En cuanto a la prosa, nada que objetar, aunque hay algunas repeticiones y algunos pasajes que mejorarán con un poco de reposo.

En conjunto, me ha parecido muy interesante, original sin salirse demasiado del canon, lo que no es sencillo. Gracias por compartirlo.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Germinal
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Puntos: 1307

Un relato que se envuelve en la mística lovecraftiana, tengo que decir que al principio percibía esa atmósfera, y sin embargo, no pensaba que hubiese una mención expresa a los mitos, por lo que ha sido una curiosa sorpresa encontrar el nombre de Nyarlathotep en el texto. Tengo la sensación, sin embargo, de que le ha faltado algo para que resultase un relato redondo, quizás en el trasfondo de Meryt con algo del pasado, no sé, ya digo que es una sensación que he tenido al leerlo.

Voy a puntuar el relato con 3,5 estrellas. Felicidades y gracias por compartirlo.

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Mzime
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Hay aquí, en este relato, elementos, topos y referencias claramente lovecraftianas, pero el tono general me recuerda más a los mitos declamados del ciclo de Zothique de C. A. Smith. Eso es lo mejor del relato, para mi gusto, el claro aire de mito oscuro y arcano. Más problemas he tenido con la ilación lógica de la historia, del discurso narrativo, y con la tirada, en muchas ocasiones, de frases largas sin el reposo de las comas, aunque supongo que eso es un efecto buscado por el autor. La referencia que alguno ha hecho a la historia de Judith me ha asombrado, yo he sido incapaz de darme cuenta, si bien es cierto que el tono general, la música, del relato me ha absorbido lo suficiente como para despistarme de la letra. Así que he tenido que volver a leer con mayor atención. Lo que yo creía incoherencia se ha desvanecido y todo ha encajado más o menos, a pesar de la inconstancia y mutación de intenciones del primigenio Sheut.

En resumen, no es que este tipo de relatos sea de mi especial agrado pues juegan con reglas propias y dúctiles al interés del autor, pero me ha parecido encomiable el trabajo y el resultado final. Así que,   por mi parte, le asigno un total de 4,5 estrellas. 

"Si quieres llegar rápido camina solo, pero si quieres llegar lejos camina acompañado", (proverbio masái)..

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Puntos: 21906

Patapalo dijo:

Un interesante homenaje al horror cósmico, entre las historias de Lovecraft y las de Howard. La idea del harén de momias es tan espeluznante como sugerente y sin duda atrevida y original. El asunto de que una entidad cósmica se vea más atraída por la cópula humana que por la de cualquier otro animal es algo frágil, pero desde nuestro punto antropocéntrico funciona, claro.

Me da la impresión de que con un poco más de espacio hubiera podido brillar más el concepto, dándole una trama más compleja. Así queda algo lineal, pero se compensa con el escenario. En cuanto a la prosa, nada que objetar, aunque hay algunas repeticiones y algunos pasajes que mejorarán con un poco de reposo.

En conjunto, me ha parecido muy interesante, original sin salirse demasiado del canon, lo que no es sencillo. Gracias por compartirlo.

La idea de que es natural que criaturas nada humanas como Jabba o King Kong se sientan atraídas por humanos me parece absurda y por eso he insistido mucho en que Sheut es despreciado por los suyos y le consideran un desviado. Su obsesión no es algo natural  sino una parafilia comparable a nuestra zoofilia. Ignoro si dentro de la amplia mitología lovecraftiana existe alguna otra criatura "antropófila".

Gracias a ti por el curro que te das organizando todo esto.

Germinal dijo:

Un relato que se envuelve en la mística lovecraftiana, tengo que decir que al principio percibía esa atmósfera, y sin embargo, no pensaba que hubiese una mención expresa a los mitos, por lo que ha sido una curiosa sorpresa encontrar el nombre de Nyarlathotep en el texto. Tengo la sensación, sin embargo, de que le ha faltado algo para que resultase un relato redondo, quizás en el trasfondo de Meryt con algo del pasado, no sé, ya digo que es una sensación que he tenido al leerlo.

Voy a puntuar el relato con 3,5 estrellas. Felicidades y gracias por compartirlo.

Pues al principio pensé en meter alguna referencia más a la mitología lovecraftiana pero luego pensé que mejor no para que los legos no pudiesen perderse. Por ejemplo Nyarlothotep aparecía citado en más de una ocasión.

Mzime dijo:

Hay aquí, en este relato, elementos, topos y referencias claramente lovecraftianas, pero el tono general me recuerda más a los mitos declamados del ciclo de Zothique de C. A. SmithEso es lo mejor del relato, para mi gusto, el claro aire de mito oscuro y arcano. Más problemas he tenido con la ilación lógica de la historia, del discurso narrativo, y con la tirada, en muchas ocasiones, de frases largas sin el reposo de las comas, aunque supongo que eso es un efecto buscado por el autor. La referencia que alguno ha hecho a la historia de Judith me ha asombrado, yo he sido incapaz de darme cuenta, si bien es cierto que el tono general, la música, del relato me ha absorbido lo suficiente como para despistarme de la letra. Así que he tenido que volver a leer con mayor atención. Lo que yo creía incoherencia se ha desvanecido y todo ha encajado más o menos, a pesar de la inconstancia y mutación de intenciones del primigenio Sheut.

En resumen, no es que este tipo de relatos sea de mi especial agrado pues juegan con reglas propias y dúctiles al interés del autor, pero me ha parecido encomiable el trabajo y el resultado final. Así que,   por mi parte, le asigno un total de 4,5 estrellas. 

Tengo Zothique en la edición de tapa dura de Valdemar y me parece un librazo. Su prosa me fascina y me parece muy por encima a la de Lovecraft, a quien valoro mucho más como creador de mundos que como escritor. Confieso además que tengo un relato sobre la historia de Judith y Holofornes.

Vamos, que lo has clavado deduciendo mis referentes.

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Genial homenaje lovecraftiano que deja para el recuerdo imágenes potentísimas, como el harén de momias (Jesús Franco hubiera podido hacer diez películas tan solo con ese concepto) o la destrucción final de los propios seguidores del dios. Todo ello narrado con una soltura envidiable. Solo le veo un 'pero', y es que Meryt queda un tanto desdibujada... Quiero saber más de ella, ¿quizás para un futuro relato?

Un 4,5 de mi parte.

 

https://www.facebook.com/La-Logia-del-Gato-304717446537583

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Criatura antropófila jaja que bueno. El señor Lovecraft no daba detalles gráficos, claro, pero he de recordar que sus relatos insinúan que ciertas criaturas pueden llegar a unirse a humanas para dar nacimiento a híbridos que los ayuden en este plano terrestre, como los profundos (unos bichos marinos antropomorfos medio peces medio batracios) y los lugareños de Innsmouth o, que leñes, Wilbur Whateley es hijo de una albina de la endogámica aldea de Dunwich y el mismísimo Yog Sothoth O.o

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Una de las reseñas que más tiempo me ha llevado porque, aunque la obra reseñada es genial, había algo que no me gustaba y me ha costado descubrir qué exactamente… Pero no adelantemos acontecimientos…

Un relato muy a tener en cuenta en esta antología, sí señor. Engancha desde el primer momento tanto por la historia como por la fuerza que tiene la escritura, la magia (algo negra) que transmiten sus palabras. Me gusta mucho el halo místico que rodea todo, los detalles de esa especie de Antiguo Egipto fantástico que se perfila. El lector (y, como siempre, me refiero al que suscribe) queda enganchado desde el primer párrafo y no puede parar de leer porque cada nueva línea es una atractiva promesa que anticipa la horrenda pero seductora revelación final.

Como seguidor de los Mitos en general y admirador de Nyarlothotep en particular (siempre me ha parecido el primigenio más sugerente, además de un digno adversario en el juego de mesa Arkham Horror), me gusta mucho la referencia que aparece en la historia, sobre todo porque no deja de ser sutil; es una recompensa para los amantes de la obra de Lovecraft y sus sucesores pero no confunde a los profanos, para quien simplemente será el nombre propio de cierto poderoso ser que se utiliza en la narración.

A ver si sé explicar la pega: quizás no se le saque provecho al clímax final ni se balanceen de forma conveniente los finales de las dos tramas. Me explico (y que conste que he tenido que reescribir este párrafo varias veces para explicarme): hay dos tramas, el plan urdido por Meryt y la historia de Sheut. Ambas están hábilmente entrelazadas hasta el final, porque mientras que al lector le quedan claros los orígenes del oscuro ser, sus ambiciones y el final de este ciclo de su vida (¿eterna?), Meryt queda rápidamente olvidada. ¿Cuál era su propósito? ¿Jod#r a Sheut, sin más? ¿Creía poder matarlo? ¿Ha logrado lo que quería? Pone pies en polvorosa y fin de su historia.

La horrible revelación de la verdadera forma de Sheut cuando se libera de su derrotada forma mortal es un acontecimiento épico y bien narrado, pero se me hizo algo largo. No porque sea aburrido, ojo, sino porque eclipsa por completo la rebelión de las momias y la culminación del plan de Meryt. Cuando se llega al final del relato, estos hechos han quedado casi olvidados.

Creo que se podría haber acortado y que, en cambio, la historia la debería haber cerrado Meryt y no Sheut, vaya. Para dar el mismo peso a los cierres de los dos protagonistas. Se podría argumentar que Meryt no es una protagonista, sino una actriz de reparto, pero creo que no es así, creo que es un personaje que queda un poco a medias.

Además, mientras que a Nyarlothotep lo conozco, no sé si me pierdo algo que se supone que debería saber en lo referente al culto a Isis (me gustan los Mitos pero no soy precisamente un experto). Aunque esto ya es cosa mía. Igual que dije antes: para un profano, Meryt es seguidora de una facción opuesta a Nefrén-Ka y Sheut, sin más.

Pero es genial, sin más. Un relato que yo no dejaría escapar de esta antología ni de ninguna relacionada con los Mitos (me resisto a terminar con de Cthulhu porque no es justo que el maldito Cthulhu siempre acapara todo el protagonismo). 4 estrellas.

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Curro
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Esto debería haber ido junto a la reseña, pero lo tenía anotado en un sobre del banco (tengo el escritorio hecho un desastre desde que lo uso tanto para escribir como para reseñar, y teletrabajar, y viciar a videojuegos) y se me ha olvidado.

En el apartado técnico, por si el autor quiere revisar si sale seleccionado (cosa que veo muy posible). O si no también, qué diablos. Algún fallo ocasionado sin duda por el óxido que tenía el autor (según sus propias palabras). Nada grave, desde luego...

Hay algún párrafo algo agotador por la ausencia de comas. Destaco uno que subrayé:

En cualquier caso resultaba insólito un emplazamiento tan lejos de la civilización, provisto gracias a las caravanas que el propio Nefrén-Ka enviaba de forma periódica aunque sin visitarle pues el único visitante autorizado a traspasar los muros del castillo era el hermano mayor de Sheut.

Ese pues la pide a gritos.

Algún pero también ha perdido su coma:

—Nadie visita mis aposentos pero haré una excepción.

Es un error habitual que yo cometía hasta que decidí informarme y descubrí que pero siempre lleva coma delante (salvo excepciones; ver aquí).

Un pronombre erróneamente plural:

Sheut sólo deseaba estar a solas con ellas y despachó a a sus servidores con un gesto.

Una cosa rara por ahí:

No obstante su hermano mayor le dejó vivir por porque si la debilidad de uno era la lujuria, la debilidad del otro era la vanidad.

Y ya dejando de lado la gramática…:

…hasta que de la criminal labor de años del infame Sheut no quedó más que pulpa, vendajes y sangre.

…no sé cuánta sangre quedará de las momias, que, por norma general, se caracterizan por ser algo secas, y no hablo solo del carácter. Aunque dadas las condiciones mágicas de las mismas y el, er…, uso que les daba Sheut, igual estas están algo más fresquitas, no sé. (No, humor negro a estas horas no, ya me callo).

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Curro
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Bio Jesus dijo:

Como aspecto negativo yo diría que el relato juega a dos palos y no se decide por ninguno. Tenemos la historia de tintes épicos del brujo y la de Meryt, más mundana, encargada de destruirlo. Y me parece que esta última está menos desarrollada de lo que podía, que tenía un potencial que no se ha desplegado totalmente.

Y así es como Bio Jesús resumen toda mi larga explicación en cuatro líneas. Que conste que lo había leído antes de publicar mi reseña pero después de escribirla, así que decidí mantener todas mis palabras, que me llevó la tira plantear dicha larga explicación :D

Normal que siempre tenga problemas con el límite de palabras...

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Bio Jesus
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Puntos: 1514

Curro dijo:

Bio Jesus dijo:

Como aspecto negativo yo diría que el relato juega a dos palos y no se decide por ninguno. Tenemos la historia de tintes épicos del brujo y la de Meryt, más mundana, encargada de destruirlo. Y me parece que esta última está menos desarrollada de lo que podía, que tenía un potencial que no se ha desplegado totalmente.

Y así es como Bio Jesús resumen toda mi larga explicación en cuatro líneas. Que conste que lo había leído antes de publicar mi reseña pero después de escribirla, así que decidí mantener todas mis palabras, que me llevó la tira plantear dicha larga explicación :D

Normal que siempre tenga problemas con el límite de palabras...

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:-D

Gracias, pero la tuya es mucho más detallada. En realidad, es un gustazo leer tus reseñas, tan detalladas y sinceras.

Tú tienes problema con el límite de palabras, yo tengo ese y todos los demás :-D :-D :-D

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Lenteja
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Puntos: 106

Me ha costado un poco meterme en el relato porque creo que, sobre todo al principio, tal vez hay un exceso de información. Muy buena la idea de enlazar el antiguo Egipto con Lovecraft, pero no he acabado de sentir la historia en mis carnes, como correspondía.

3 estrellas.

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Dr. Ziyo
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Puntos: 2776

Segunda lectura completada.

Un relato realmente interesante, en el que al principio pensé: "vaya, otro relato de egipcios y momias, ya veremos", pero según iba leyendo me iba dando cuenta de que a pesar de ser de egipcios y de momias, era mucho más que eso. Me han sorprendido las referencias lovecraftianas, de manera positiva, y me han gustado especialmente las partes del ataque de las momias esclavas y sobre todo, esa escena del despertar brutal de la verdadera naturaleza de Sheut.

Lo que he echado en falta, y veo que no he sido el único, ha sido saber algo más sobre lo que ocurre con Meryt, la cual desaparece de pronto de la historia sin que sepamos qué ha sido de ella.

 

Un muy buen relato que valoro con 4,25 estrellas.

 

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Eddy Sega
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Poblador desde: 16/12/2011
Puntos: 2382

Una historia se lee con interés, aunque esas frases interminables que, a veces, obligan a regresar al punto anterior para recuperar el hilo dificulten su lectura. Creo que, en ese sentido, la puntuación es mejorable. Hay también numerosos errores de palabras repetidas, fruto de la necesidad de algún repaso más o unos ojos ajenos que ayuden a localizarlos.

Interesante relato de horror cósmico el que aquí se narra, aderezado con crónicas mitológicas y culminado con un genocidio fratricida a manos (o más bien tentáculos) de un monstruo tan bien descrito que asusta. Sí que noto a faltar un poco más de desarrollo del personaje de Meryt, pues ahora parece que pasaba por ahí, la lía parda y desaparece. Incluso temí que su excusa para destruir a Sheut fuese ser pariente de alguna de las chicas. Me da que al autor le ha ocurrido como a muchos de nosotros: el relato se ve desmejorado por el límite de palabras. 

Como curiosidad decir que esa boca tentacular que conduce a un infierno en vida a aquellos a los que devora, me ha recordado a Sarlacc, el monstruo a cuyo estómago quiere arrojar Jabba a Luke y sus amigos en El retorno del Jedi.

En definitiva, un relato que he disfrutado bastante, al que un buen repaso y una mejor puntuación le harían ganar muchos puntos.

Muchas gracias por compartir!

 

★★★☆

(Tres estrellas y media)

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Angelito
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Puntos: 263

En realidad el Faraón Negro es la madre Teresa de Calcuta al lado del calamardo embutido en la piel de Brad Pit, más tarde embutido en la piel de Esfialtes.

Está bien lograda la atmósfera lúgubre que envuelve al relato, no tanto el desarrollo épico, y están bien justificados los motivos de estos dos hermanos. La historia se entiende perfecto: la que explica cómo hemos llegado a esa cámara secreta extradimencional donde se guardan a las momias esclavas sexuales, y la que explica cómo se le acaba la jodita a Sheut (que los griegos asimilaron luego como Zeus…, ¿a que parece real y todo?, jejeej).

El mayor lastre del texto es la enorme cantidad de errores formales. Y es una verdadera lástima porque tiene un enorme potencial. Hace falta una profunda revisión de la que se ha prescindido, tal vez, para llegar a tiempo a este concurso. Pongo algunos.

“Sin embargo el mito fue Historia”. Falta coma después de “Sin embargo” y la palabra “historia” en este caso debe ir en minúscula.

Sospecho que en lugar de “fuera” se quiso decir “fueran”,  “… incluyendo la infame desaparición de miles de mujeres, fuera secuestradas en callejones, seducidas con engaños o incluso…”.

Faltan comas rodeando al “sin embargo”, “… eran idénticos y sin embargo Sheut le demostraba…”. 

Falta coma delante de “pero”, “… tan impenetrable como el de un lagarto pero por dentro una enorme excitación le hacía vibrar”.

“Era obvio que que la joven Meryt". Sobra un “que” (hay muchos casos de palabras que se han quedado colgadas a lo largo de todo el texto).

La hermosura es negada, no “negado”, “… toda la hermosura que le había sido negado a él”.

“Sheut sólo deseaba estar a solas con ellas…“. “Sólo” sin tilde y “ella” en lugar de “ellas”.

“Nadie visita mis aposentos pero haré una excepción”. Otra coma que falta antes del “pero” (hay más casos). Además, antes de esta intervención dialógica se anticipa la info., el hecho de no haber podido negarse, lo que genera redundancia.

“Su ka permanece pero su cuerpo obedece todas mis órdenes”, Otra coma que falta antes de "pero". 

“Ni siquiera pidió explicaciones sino que procedió inmediatamente a arrancarle los dientes, la piel y finalmente los grises ojos para reducir al más apuesto de los hombres en un repulsivo guiñapo. Se disponía a matarle finalmente cuando su hermano”. Metralleta de adverbios terminados en mente, 3 en el fragmento, una por línea, 2 de ellas son la misma. Y falta coma antes de “sino”.

“Eran tiempos felices para él salvo el momento de pagar…”. Falta coma delante de “salvo”.

Faltaría la coma elíptica, “… se proclamó dios a sí mismo y el trisquel su símbolo”, pero cuidado porque todo está atado a “proclamó”. Ahora bien, “se proclamó el trisquel su símbolo” queda mal. Igual lo peor no es eso, lo peor es que por lo general, cuando uno se proclama, se está proclamando, en efecto, a sí mismo, ya que es imposible proclamarse a otro. Se podría reestructurar así, eliminando la redundancia, “… se proclamó dios. Hizo del trisquel su símbolo”.

“Se disponía a matarle finalmente cuando su hermano suplicó y aquélla fue la prueba de la degradación por años de convivencia con los humanos…”. la palabra "aquella" no lleva tilde, además no corre ningún riesgo anfibológico porque con absoluta claridad se refiere a la súplica, tomada aquí como una degradación tras años de convivencia con los humanos. Y "finalmente" debería ir rodeado de comas.

Colocar “de” entre “millares” y “sarpullidos”, “… salpicada por millares sarpullidos brillantes que no eran sino órganos visuales sin párpados ni iris”.

Los siguientes no son errores, y mis palabras son más bien una sugerencia estilística. La reiteración de la palabra lujuria puede evitarse “… intentar resistirse por su lujuria porque después no sería más que un objeto sin voluntad que sólo sacaría del sarcófago para satisfacer su lujuria”

Tal vez mejor “aroma de” en lugar de “aroma a” y la palabra “perfume” se reitera, “… embriagador perfume, tan distinto a su propio aroma a cuero viejo que no había conseguido eliminar con ningún perfume”.

2,5

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Efepe
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Poblador desde: 28/05/2017
Puntos: 320

Me gusta tu estilo. Da la sensación de que el relato lo está narrando el.mismísimo Osiris. Empiezas con muchs fuerza y los primeros párrafos son miy buenos, pero creo que va perdiendo fuelle poco a poco, dándole demasiadas vueltas a la misma idea. No obstante te tengo que felicitar por tu manera de escribir.
Mi puntuación es de 3 estrellas.

EFePe

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