La playa de Santa Helena (T)

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Miguel Puente
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Poblador desde: 16/06/2009
Puntos: 491

 

Hace calor. El sol deslumbra, engaña, ciega. La brisa no alivia a nadie en la playa de Santa Helena. Por encima del pretil se puede ver el aparcamiento: cinco coches, tres huecos. A la derecha, casi a punto de perderse fuera del ángulo de visión hay unos baños de madera. A la izquierda, en la otra punta, comienza un muro de piedra. A su sombra un hombre de mediana edad duerme la siesta, pelo largo, desaliñado, dientes negros y rostro pálido, consumido, enfermizo, duerme sentado sobre una almohada raída y con manchas negras. En frente, más allá de los coches y la acera, la playa de Santa Helena. Atestada de gente, sombrillas, hamacas y arena, mucha arena. Al fondo un horizonte sin nubes sobre un mar de algas forman un arco tensado hacia el cielo.
           
Un 4X4 se acerca casi en punto muerto y ocupa una de las plazas. Un chico de unos 25 años, pelo corto, cutis recién afeitado, pecho y sobacos depilados, shorts de última generación y un brazo escayolado se apea del vehículo y avanza hacia la playa. Su mirada se desplaza buscando a alguien, se toma su tiempo. Su paso es intencionadamente lento. Por fin decide acercarse a una chica que toma el sol sobre una toalla azul marino y le dedica unas palabras. La chica usa una mano a modo de visera para verle mejor. Él señala su escayola y sonríe. Ella mueve un brazo con soltura, gesticulando para dar mayor énfasis a su frase. Él señala el aparcamiento. Ella duda por un momento. Algo en la pose del muchacho indica desasosiego, impaciencia. Muy tenue. Camuflada con presteza. Al fin, la chica asiente con la cabeza. Como en una película muda, sólo falta el fundido en negro con los subtítulos en blanco adornados con una cenefa. Pero no estamos en el cine. No hay fundido en negro, no hay diálogos porque se los lleva el viento. Se incorpora y ambos se dirigen a la acera. Sus voces comienzan a escucharse cada vez más alto: Con esta escayola me siento un inútil. Me da vergüenza pedir ayuda pero no me queda más remedio. No te preocupes, dice ella echándole una mirada de reojo. Luego observa como abre la puerta del 4X4 y frunce el ceño. ¿Dónde tienes la tabla? ¿No te lo dije? Está en casa de mis tíos, en la colina, le responde con desilusión, si tienes algún inconveniente... No. Supongo que no, dice ella encogiéndose de hombros. Ambos se meten en el coche. El rugido del motor despierta al hombre del muro que bosteza, tose y centra la vista en los dos chicos. La maniobra permite verles la cara. Enfoca el encuadre, un primer plano, porque siente curiosidad. La chica le ignora aunque le ha visto. Una mueca desagradable la delata. El coche se aleja hasta desaparecer.
           
Pasa el tiempo, un perro callejero juega con una manzana podrida, el hombre del muro se estira, se incorpora, mira a su alrededor y vuelve a sentarse. Buscando en su mochila saca una camelia marchita, la observa, la huele, la estruja entre sus dedos, la olvida y sigue buscando. Al cabo de un rato se le iluminan los ojos y descubre una botella envuelta en periódicos. Bebe de ella. Un policía se acerca dando un paseo, su mirada se centra en el hombre del muro, analiza su pose, sus gestos, estudia todos sus movimientos. El 4X4 vuelve al aparcamiento y el chico se apea de nuevo. Una muchacha sale de los aseos. Disculpe, dice él acercándose con timidez, quería sacar mi tabla de surf. Hoy hace un día espléndido: viento, olas, sol. Pero necesito ayuda. Con una sonrisa señala su escayola. No sé, dice ella, mi novio está en la playa y espera que le lleve una cerveza. Él se ríe a carcajadas, el hombre del muro se incorpora atento a la conversación, el policía frunce el ceño retorciendo su porra. Debería ser él quien fuese a por la cerveza... En serio, está ahí al lado. Yo solo no puedo. Ella le mira, mira la playa, involuntariamente agita un brazo hacia el suelo, como si votase un balón imaginario, y se acerca del mismo modo que un niño o un cordero que se dirige inocente al matadero. Está bien. ¿Dónde la tienes? La guía hasta el coche. Que bien te lo montas, dice el hombre del muro. La chica se para en seco. El chico abre la puerta del coche y se queda en silencio. Disculpe, no le entiendo. Sí, hombre. Hace un rato que te fuiste con otra que también estaba muy buena. Lo siento. Me confunde con otro. La muchacha da un paso atrás y con una mano en la boca mira la playa de nuevo. ¿Que pasa aquí?, pregunta el policía con la porra en la mano. Nada. Este hombre me confunde, pero ya se iba, responde el muchacho con los ojos abiertos, las pupilas contraídas, casi inexistentes, dos ventanas pequeñísimas a una mente cerrada, mentirosa. Una mente que oculta algo horrible. El vagabundo lo sabe bien. Ese chico es un lobo. Viste un traje atractivo que luce muy bien, pero en aquellas ventanas el vagabundo ve un reflejo de sangre sobre una pared de madera, muñecas atadas con un alambre de cobre, una muchacha semidesnuda con la cara destrozada, bañada en tajos, vestida a mordiscos. Lo ve en aquel instante y mira a la chica con un gesto de súplica, de advertencia. Ella le devuelve la mirada y, de algún modo, capta la idea, pero no responde, sólo cambia de rumbo y se aleja. El chico cierra el puño en señal de protesta, se mete en el coche y arranca. ¿Te parece bien molestar a los críos yonqui de mierda?, escupe el policía. La porra ascendiendo. El hombre del muro no dice nada, no tiene tiempo. El golpe le tira al suelo y con los brazos se protege la cabeza en un acto reflejo fruto de la experiencia. El coche se aleja, la chica corre por la arena. Hace calor. El sol deslumbra, engaña, ciega. La brisa no alivia a nadie en la playa de Santa Helena.

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Arkon85
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Puntos: 21

La doble moral, el crimen en personajes que no parecen criminales y el vagabundo que ve más allá.

Muy buena mik616, sigue así.

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Jecholls
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Puntos: 2345

Creo que lo que más conseguido resulta de este relato es la ambientación; efectivamente la narración así de densa, los diálogos indirectos mezclados con el narrador continuo, hacen del texto algo agobiante, como el calor del verano. Las frases cortas también ayudan a esto. El final crea algo de impotencia, demuestra la injusticia del mundo y la torpeza de muchos otros, eso me gusta. Y no sé por qué las frases finales las leí, hasta Santa Helena, como si fueran una canción. Prueba a hacerlo, verás, casi el éxito del verano.

www.obliviamare.es

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Miguel Puente
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Poblador desde: 16/06/2009
Puntos: 491

He retocado un poco el texto porque había algunas frases que no me convencían. Espero no haber metido la pata.

 

Gracias por el comentario Darthz ;)

Sí que me salió algo musical, aunque no lo pretendía al escribirlo. Digamos que se trata de un experimento en el que el narrador es una cámara fija. Parece una chorrada pero tiene su dificultad. Te invito a que hagas el experimento. El resultado seguro que te sorprende.

 

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Léolo
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Poblador desde: 09/05/2009
Puntos: 2054

Gran ambientación, agobio estival, estilo directo, bruma musical... y una buena historia con algo de trasfondo social.

En definitiva, un gran rival para la categoría de terror.

Te felicito, mik616

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Tormenta
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Poblador desde: 03/08/2009
Puntos: 89

Vaya! Uno de los relatos más escalofriantes que he leído por aquí, la historia y la forma de narrarlo se dan la mano espectacularmente, es casi hipnótico.

Mis felicitaciones,  un relato impresionante.

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Miguel Puente
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Poblador desde: 16/06/2009
Puntos: 491

Mil gracias por los elogios, Tormenta.

No me harám mejor escribiendo, pero suben la moral que no veas.

De nuevo, gracias, y mucha suerte

 

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Miguel Puente
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Poblador desde: 16/06/2009
Puntos: 491

Y gracias a ti también Leolo, que no me había dado cuenta de tu comentario. Siento el retraso en la respuesta y mucha suerte también

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Imaka
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Poblador desde: 29/06/2009
Puntos: 231

Me ha gustado mucho la idea de la cámara, el no oír la conversación hasta que no se acercan, etc... La historia, densa como otros comentan, pero bien contada. Me ha gustado. El final se veía venir, pero quita el grito a la injusticia.

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nestordarius
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Poblador desde: 16/07/2009
Puntos: 93

Excelente!!! Uno de los que más me ha gustado. Soberbio estilo, logrado narrador, ritmo impecable. El contraste logrado entre los sospechosos de siempre y el verdadero malvado. Mis más sinceras felicitaciones!!!!

Néstor Darío Figueiras (Stratofan!!)

poeticoprofeticopoliedrico.blogspot.com

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Question
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Poblador desde: 05/06/2009
Puntos: 935

Me ha gustado el relato, sobre todo ese final crudo , del que te puedes oler parte si tiendes a ser mal pensado, pero que te deja con una sensación de impotencia tremenda.

El uso del tiempo presente creo que ayuda a generar una sensación de voyuerismo que ayuda a aumentar la sensación de desasosiegon en el lector.

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Miguel Puente
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Poblador desde: 16/06/2009
Puntos: 491

Mil gracias a todos por los comentarios.

Todavía estoy saboreando esa clasificación como finalista. Para mí es más que suficiente.

Nestordarius y Question, mucha suerte en esa final de fantasía. Que gane el mejor.

Imaka, suerte para la próxima convocatoria, en la que espero volver a verte.

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mawser
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Poblador desde: 17/07/2009
Puntos: 253

Buena historia, realmente agobiante en su narración. Y además cuenta con un final en el que se mezcla la alegría de la salvación de la última chica con la desazón de que no será realmente la última.

https://www.facebook.com/La-Logia-del-Gato-304717446537583

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Canijo
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Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 4573

Muy bien llevado el relato, Mik, un ritmo estupendamente conseguido, prosa muy adecuada y algunos recursos chulos; en definitiva, un relato muy ajustado, como a mí me gustan. Si acaso les diría a las chavalas que deberían haber visto "El silencio de los corderos", pero claro, hace mucho calor y el sol deslumbra, engaña y ciega, en la playa de Santa Elena, jeje.

 

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