Proyecto eternidad (T)

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Melkor
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Como si a esto se le pudiera llamar lugar. Vale, cálmate, cálmate. No le hagas caso. O no te hagas caso. Recapitulemos, yo estaba… Joder… No me acuerdo. Pringado. ¡Silencio! No haces más que estorbar, aunque seas una parte de mí. Reconócelo, me necesitas. Si no, tu mente, nuestra mente, no me hubiera creado. Es un reflejo inconsciente de tu cerebro para hacer más llevadera tu patética soledad. ¡Pues no lo haces nada bien! Lo único que consiguen tus comentarios es desquiciarme aún más. Simplemente me dedico a mostrarte lo patético que eres. Actúa como un hombre si de verdad quieres que desaparezca. De cualquier forma me quedaré quieras o no. Creo que necesitas que alguien te vigile. No tienes ni idea de lo que dices. ¿Tú sí? Ni siquiera recuerdas quién eres. Ni siquiera sabes dónde estás. Hazte un favor a ti mismo y descúbrelo. Está bien, está bien. ¡Eso trataba de hacer antes de que me interrumpieras! Capullo. ¿Y eso a qué viene ahora? A que sigues evadiéndote. Me utilizas como excusa para postergar el inevitable enfrentamiento con la realidad. Eres un cobarde. Vale, control. Usaría la respiración para relajarme, pero no siento nada, incluidos los pulmones. Estoy inmerso en la más absoluta privación sensorial. Y encima mi mente está vacía… ¡Me gustaría tanto golpear algo! Pero no siento mis brazos. ¡Quiero sentir algo! ¡Lo que sea! Esto es una puta mier… Cuidado, está pasando algo. ¿Pero qué…

—Es hora de despertar.

¿Has visto eso? De repente se ha iluminado todo. Duele. ¿No querías sentir algo? Ahí tienes algo. Alégrate, eso significa que, después de todo, tienes cuerpo.

—¡Reacciona!

 Y ese sonido… ¿Qué era? Una voz humana, imbecil. ¿No utilizas demasiados tacos? Que te follen. Pero serás… Dile algo a ese tío, lo que sea. Está bien.

—Esto… ¿Hola?

—Ya era hora.

¿Y ahora qué le digo? Yo le daba una hostia. No, hombre, debe ser nuestro amigo y parece buena persona. ¿En qué te basas para hacer esa increíblemente astuta suposición? Bueno, parece que nos conoce. Además lleva una bata de médico. Los médicos salvan vidas. Menuda estupidez, tú intenta moverte. ¿Qué? Tú intenta moverte. ¡Joder! Estamos atados. A eso me refería. No es algo que me inspire mucha confianza.

—Te veo muy callado. Por cierto, es inútil. Estás bien atado —encima el hijo puta sonríe—. Tengo que hacerte un par de pruebas médicas rutinarias antes del experimento —¿experimento? —. Tranquilo, no nos llevará mucho tiempo. Mientras tanto podemos hablar si eso te tranquiliza.

¿Quién coño eres? ¿Qué? Que le preguntes que quién coño es. Ah, vale.

 —¿Quién coño eres?

—Veo que vas al grano, querido amigo —¿Pero qué dice? Si es nuestro amigo que nos desate—. Noto en tu mirada cierto desasosiego. ¿Serías tan amable de compartirlo conmigo?

—Bueno… Es que, no veo muy lógico que nos llames amigo…

—¿Nos?

—Me, perdón. Me —Joder, si tenemos que confiar en ti para comunicarnos con el exterior creo que nuestra esperanza de vida no va a ser muy larga—. No veo lógico que me llames amigo y me tengas aquí atado, experimentando con mi cuerpo.

—Tu desconfianza es lógica. No recuerdas nada o prácticamente nada y te sientes desorientado, pero debes confiar en mí. De hecho, no tienes elección. Al fin y al cabo soy tu única conexión con la realidad —Este tío tiene cara de sádico—. Eres más desconfiado que los otros. Simplemente necesitas saber que tienes una enfermedad muy grave que te destroza la corteza cerebral, anulando tu memoria. Sin embargo, yo, el doctor Marcus J. Steichen, gran amigo tuyo, estoy desarrollando una cura experimental…

No le escuches, no merece la pena. ¿Qué? Está mintiendo. ¿Por qué? Es absurdo. Conocemos al único que sabe curar nuestra enfermedad y casualmente la contraemos. Además, mira su expresión, se está burlando de nosotros. Hasta un tonto como tú podría verlo. A partir de ahora déjame hablar a mí. Repite todo lo que te diga. Está bien. Pero pon una voz autoritaria. La tuya es de un pusilánime que da asco. Lo intentaré.

—Termina ya con esta insulsa verborrea —¿Qué tal lo he hecho? Bien, pero no te emociones. Y habla un poco más alto.

—¿Qué dices?

—Que me digas la verdad. Tú y yo no somos amigos.

—Ju, ju. Sin duda eres el que estaba buscando.

—Que te jodan. Exijo saber qué me estás haciendo. No es que saberlo me vaya a ayudar a evitarlo...

—Eso es cierto, no puedes evitarlo. Por cierto, parece que piensas mucho las cosas antes de decirlas. Tu tiempo de reacción debe haberse visto reducido a causa de las drogas… Pero no importa. Eso es un signo más de tu debilidad frente a mí. ¿Quieres saber por qué estás aquí? Te lo diré —ya sabía yo que el orgullo era su punto débil—. Yo soy un ser humano. Pero no un ser humano normal, mi magnificencia puede contemplarse a simple vista —pero si eres feo—. El caso, y seré breve porque ya estás listo para el experimento, es que la existencia mortal no es suficiente para mí. Yo soy un científico y para hallar los secretos del mundo necesito más tiempo del que puede brindarme esta mísera y efímera existencia humana. Inmortalidad, perpetuidad, eternidad… Llámalo como quieras. El caso es que llevo los últimos treinta años dedicados a tal menester.

—¿Y qué coño tengo que ver yo con esto?

—Lo mismo que una cobaya en el desarrollo de la cura del SIDA. No eres más que un insignificante subser cuya única función en la vida es servir a mi propósito. Como los soldados que sacrifican sus vidas para que los oficiales escapen.

—No es justo.                                                                                                           

—Por supuesto que es justo. Lo que no sería justo es que un tipejo como tú alcanzara la eternidad. Pero basta de cháchara, ha llegado el momento. No te molestes en intentar escapar, te he sedado.

¿Te ha desatado? Ahora es el momento de contraatacar. Pero si lleva un bisturí en la mano. Pues quítaselo e introdúceselo en la garganta. ¡Dios mío! No puedo hacer eso. Es nuestra vida o la suya. Pero estamos sedados. Al menos tienes que intentarlo. Y contamos con el factor sorpresa. Joder, joder, joder. Allá voy. Ése es el espíritu.

—¿Pero qué…

¿No crees que la sangre de tu enemigo salpicando tu rostro es una sensación maravillosa? No puedo creer que haya hecho eso. Supervivencia, chaval.

—Jejeje…

¿De qué cojones se ríe ahora este imbécil?

—¿Estás loco? Vas a morir.

—No, va a morir mi cuerpo. Y yo estaré en el tuyo cuando eso suceda.

¿De qué cojones está hablando este tío?

—Jajaja… Me encanta contemplar tu confuso rostro. ¿Creías que mis experimentos estaban orientados a prolongar la vida de mi cuerpo? ¿Absorberte la energía vital como en una película de serie B? Mi objetivo es cambiar mi mente de contenedor. Y ahora estás camino a ocupar mi moribunda y obsoleta carcasa orgánica.

Creo que tenemos un problema. Por una vez estoy de acuerdo contigo. Aarrghhh… Me pierdo… Joder. ¿Hola? ¿HOLA? Parece que estoy solo. Pero yo soy el inteligente. Tengo que hacer algo. Relájate. Analiza el entorno. Claro, se me había pasado por alto. Estamos unidos por unos cables. No sé cómo funciona el proceso de intercambio mental pero seguro que tiene algo que ver. Todavía tengo el bisturí en la mano. Y… ¡me he hecho con el control del cuerpo! Estás jodido, capullo.

—¡No! ¿Qué haces? Es increíblemente peligroso que cortes esos cables. ¡Para ambos!

—Mi alternativa es la muerte. ¿Qué más me da?

—¡No…

…tienes ni idea de... ¿Qué diablos? Jajaja... Bienvenido a mi reino. ¿Pero qué… Parece que te ha salido el tiro por la culata. ¡No puede ser! ¡Yo debería controlar este cuerpo! Deberías. Pero la personalidad que manejaba este cuerpo ha sido transferida a tu cuerpo y yo he cortado el proceso a tiempo. ¿A tiempo de qué? A tiempo de quedarme en él. Y ahora poseo todos tus conocimientos. No puede ser. Sí puede ser. ¿Cómo? En un momento dado mi mente se dividió en dos. Así nací yo, una personalidad secundaria condenada a contemplar a la principal, sin poder usar el cuerpo que me contenía. Pero tu experimento expulsó a la principal y yo tomé el control a tiempo para evitar correr el mismo destino. Por eso ahora estás bajo mi yugo. No, yo soy más importante que tú. Tonterías. Ahora este es mi cuerpo. Pero tranquilo, con el siguiente experimento te expulsaré de mi mente. ¿Qué te parecería acabar en el cuerpo de un perro?

 

Ofuscación logística

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PedroEscudero
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Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 2661

Bienvenido/a, Melkor

Participas en la categoría de TERROR.

Recuerda que si quieres optar al premio del público o a su selección debes votar al menos una vez (punto 9 de las bases).

En este hilo te pueden dejar comentarios todos los pobladores. Te animamos a que comentes los demás relatos presentados.

Si tienes alguna duda o sugerencia, acude al hilo de FAQ´S y en caso de que no encuentres respuesta puedes señalarla en el post correspondiente.

¡Suerte!

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Tormenta
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Poblador desde: 03/08/2009
Puntos: 89

Muy original historia de ladrones de cuerpos. Me lo he pasado genial con esa doble personalidad, estupendamente llevada. Es una historia de terror bastante diferente en general, pero me ha gustado mucho.

Un saludo y suerte.

 

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Melkor
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Poblador desde: 15/08/2009
Puntos: 174

Muchas gracias, intenté experimentar con la forma de contarlo. Me alegro de que resultara medianamente convincente.

Ofuscación logística

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nestordarius
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Poblador desde: 16/07/2009
Puntos: 93

Hola Melkor.

Una pregunta: esas instrucciones en HTML al comienzo, no son parte del relato ¿no? Si lo son, no entendí qué función cumplen.

El cuento está bueno en su concepto, aunque se hace un poco confusa para el lector la forma en que está llevada la doble personalidad, sobre todo cuando interviene el tercer personaje, en el diálogo. Me dio la sensación que los puntos de vista se mezclan un poco al final, restándole fuerza al desenlace. Me pareció más de CF que de terror.

Igual, felicitaciones por el intento de hacer algo arriesgado y experimental. Suerte ;-) 

Néstor Darío Figueiras (Stratofan!!)

poeticoprofeticopoliedrico.blogspot.com

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Patapalo
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Poblador desde: 25/01/2009
Puntos: 208859

No son instrucciones, es código parásito que aparece al copiar y pegar el texto desde determinados procesadores de textos o a través de determinados navegadores. Me temo que todavía no le hemos encontrado solución a este tema... Lamento las molestias que pueda ocasionar en el concurso.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Melkor
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Poblador desde: 15/08/2009
Puntos: 174

Gracias por el comentario, nestordarius. Lo de las líneas de código, efectivamente, es cosa del foro. Y por cierto tienes razón, el relato es algo CiFi, pero otras personas me lo habían catalogado terror. No sé, a veces los géneros bailan. Lamento que se haga confuso al final, se me ocurrió quizás poner cada personaje de un color, eso evitaría confusiones, pero a lo mejor quedaría un poco artificioso.

Ofuscación logística

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