¿Por qué debe ser gratis la literatura?

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Coon
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¿Qué porqué no se generalizará tanto como el Mp3? En primer lugar porque TODO, y digo TODO el mundo (con mínimas excepciones) disfruta de algún tipo de música, ergo todos somos susceptibles de utilizar un mp3 con nuestro estilo preferido. Con la literatura, por suerte o por desgracia, no ocurre así.

En segundo lugar: el tamaño. El espacio que ocupa un Mp3 es ridículo, un e-book deberá tener, como mínimo, el tamaño de una cuartilla.

En tercer lugar: los costes. Y no me refiero a lo que valga el aparato en sí, sino a su mantenimiento. Un e-book no será funcional para más de dos horas. Tened en cuenta que muestra texto/imagen en una pantalla, que debe estar mínimamente retroiluminada de forma constante (en un iPod, por ejemplo, solo se muestra imagen al seleccionar o cambiar de canción/película, etc, después se desactiva ya sabéis); considerando que se busca el menor tamaño posible sin afectar a la comodidad, dificilmente podrá instalarse una batería con más de dos horas/dos horas y media de duración. El e-book queda, pues, descartado para los viajes largos.

Cuando tenga un rato expondré el tema más ampliamente.

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Félix Royo
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Pero el tema de la batería es un tema de precio; un ebook hoy por hoy podria durar tanto como las PDAs grandes, también llamadas powerPC en su día, es decir, entre 8 y 12 horas con sólo texto. El itouch a mí me dura navegando por internet más de diez horas, con un disco duro de 32 gigas y una potencia considerablemente muy muy superior a la de un ebook.

El genio se compone del dos por ciento de talento y del noventa y ocho por ciento de perseverante aplicación ¦

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solharis
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Dejadme señalar 2 errores, muy comunes por otra parte:

-Baterías de los e-readers. ¿Autonomía para 2 horas? El sistema de tinta electrónica fija la imagen de modo que no parpadea. Esto significa que sólo consume energía cada cambio de pantalla. La autonomía no se mide en tiempo sino en páginas y ahora mismo lo normal es que la batería dure unas 8.000 páginas. Más o menos tienen batería para leerse Los pilares de la tierra unas 7 u 8 veces. ¿A que no está mal?

-Tamaño. Ahora mismo el problema no es que sean demasiado grandes sino todo lo contrario. Tenéis que comparar estos aparatos con los libros y normalmente son más pequeños que éstos. Lo que los consumidores demandan son pantallas más grandes (para leer cómics o los apuntes cómodamente, por ejemplo) pero sin que se disparen los costes.

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weiss
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Un tema sin duda interesante, y más aquí por la cuenta que nos trae a buena parte de la parroquia, que aspiramos a escitores más o menos en seio. A propó de "nacionalizar" la literatura, sólo decir que se trata de una quimera. A estas alturas del siglo XXI discutir sobe la conveniencia de regular esta actividad económica -que lo es- desde la administración pública suena poco seria. El cine español es un buen ejemplo: los datos de 2008 daban una cuota de pantalla en cine para las producciones patrias de en torno al 8%. Tristemente baja, sin duda. Lo realmente patético es que en las descargas por intenet la cuota de cine español no llegaba al 5%, es decir, que ni gratis la gente quiere ver cine español. Si hacemos depender el mercado editorial de la iniciativa estatal, esto es, aquí publican los amigos del que gobierne, imaginaos el destino que nos aguarda. En fin, la URSS no se desmorronó así por capicho... Luego ese debate está terminantemente zanjado (un poco con afán de joder a los maxistas que eventualmente asomen por aquí, lo adminto: hace años, en mi facu -Ciencias Económicas y Empresariales- se organizaon unas jornadas sobre el capitalismo; una gran pancarta rezaba: "Durante décadas defendimos que el mejor de los sistemas era el nuestro; ya no lo hacemos, simplemente sabemos que es el único". Triste, quizás, pero innegablemente cierto). En fin, funcionaizar al escritor es lo que hizo la Unión Soviética, y ya veis cuál es el resultado (además de Solschenitzyn, Pasternak y Bunin, ¿hay no ya algún nobel ruso, hay algo de su producción literaria digna de la memorable tradición de ese noble pueblo duante la época comunista?). Aparte, "nacionalizar" significaría publicar -on-line o en papel- sólo lo que las autoridades aceptasen como "publicable". Además de fascista, sería una medida sin duda destinada al más rotundo fracaso. Imaginaos el "mercado negro" que se crearía en torno a los escitores que ofrecieran sus textos en "negro", distribuidos por internet pero sin autorización del Estado... Bah, no tiene sentido, a menos que deseemos vivir en un estado colmena al estilo marxista (discúlpenme por este exabupto; soy una persona esencialmente relativista, no me creo nada, no me caso con nadie, pero si algo tengo claro después de analizar la historia humana de los últimos diezmil años es que el comunismo es de lo más estúpido que haya sido jamás concebido).

A popó del papyrus y demás cachivaches, yo me confieso un gan escéptico. Sin duda irá imponiendo su preeminencia, obtendrá una buena cuota de mercado. Pero el caso de la literatura, si bien parecido al de la producción audiovisual, tiene sus peculiaridades que creo lo inmunizan en gran medida del fenómeno paralelo que algunos pevén. Un disco o una peli descagardos gratuitamente por el e-mule te ofecen exactamente la misma utilidad que el disco o peli original. Se oye y se ve igual de bien. En el caso del libro no es así. Llegará a se barato, llegará a a aguantar mogollón de horas encendido, pero vaya, que no es lo mismo. A mí me da cosa bajarme el papyrus de 200€ a la playa para que se llene de arena, se moje o me lo roben... pero la novelita de nueve pavos me la llevo tan a gusto y me la leo y la dejo con la toalla y la sandía más tranquilo que la mar...

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natxo (no verificado)

Actualmente existe ya un mercado subvencionado. Las diputaciones por jemplo, publican lo que los amiguetes del partido gobernante escriban o bien lo que hable sobre la provincia, historia, costumbres, etc con un propósito de nacionalizar las masas mediante la división provincial (en Cataluña sobre todo les ha salido al revés). El principal problema creo que es ese, que tienda a ir en el sentido de nepotismo y tal. Pero es un avance que el Estado libere personas para dedicarse al arte, como también hay éxito en los programas deportivos.

Y por otro lado, si hay que juzgar la calidad de una obra por la cantidad de personas que acuden a verla, comprarla, y demás, apága y vámonos. Tanto en una forma de mercado controlado por el Estado como en una controlada por las grandes editoriales, el escritor está vendido. Y debe saber venderse. Si no se vende, una obra aceptable puede acabar en el escritorio, mientras Dan Brown ocupa pirámides en el corte inglés o fnac.

Frente a esto yo creo que lo único que queda es la obra de cualquier individualidad registrada como copyleft y concebida como creación colectiva, que circule para todos. Aunque el autor deba estar empleado a tiempo parcial fregando platos. Algo que para mí es lo verdaderamente comunista. Por contestar aquí al señor de ciencias económicas.

Tal vez en literatura sea complejo, pero esto en cine sería ya una locura intentarlo. En música avances tecnológicos permiten la producción con un sonido aceptable por un precio mínimo. Internet es la clave. No lo veo tan descabellado.

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natxo (no verificado)

Rectificar que no es que diga que los que publican en las provincias sean liberados, sólo cobran por la obra editada, no son liberados del Estado. Pero que veo como un avance si el Estado libera científicos y artistas. Aunque soy más radical y eso en parte me parece aburguesamiento y especialización.

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solharis
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Lo repito una vez más: yo no estaba pensando en sovietizar la literatura. No es que crea que el Estado deba eliminar el mercado para ocupar su lugar. Lo que creo es que el mercado como lo conocemos va a sufrir grandes cambios y algo debe  hacerse.

El escepticismo respecto a la tinta electrónica no lo comparto. Tardará en imponerse pero se me ocurren muchas brechas por las que puede introducirse. Estudiantes, oficinistas o ecologistas son clientes potenciales y para nada hablamos de minorías minúsculas. Es sorprendente el esfuerzo que se está haciendo en mejorarlos. Ahora mismo es difícil predecir qué se podrá conseguir en los próximos años.

 

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weiss
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Natxo plantea muy acertadamente un hecho a considerar en el debate. Si ya existen disciplinas artísticas subvencionadas por el Estado, ¿por qué no incluir la literatura? El ballet clásico, las orquestas sinfónicas, casi todo el teatro... son un patrimonio cultural cuya existencia se entiende positiva y necesaria, mas por falta de competitividad requieren de la financiación pública. Desde una óptica liberal muy extrema habría que olvidarse de ellas, ni un duro para espectáculos incapaces de atraer al público suficiente como para mantener el negocio. No defiendo esa postura, no por ejemplo si se trata del Ballet Clásico Nacional, por más que a mí también me cueste dinero como contribuyente y jamás en mi vida se me ocurra ir a una representación. Otra cosa es el caso del cine, y lo sería de la literatura de "nacionalizarse": tanto la industria cinematográfica como la editorial son extraordinariamente rentables cuando se gestionan con cabeza. ¿Por qué entonces debemos pagar los contribuyentes para que se produzcan películas que no llegan a estrenarse en las salas de cine, o que cuando llegan a hacerlo no amortizan en taquilla más de una centésima parte del  coste de producción? Si además está demostrado: a los españoles no nos gusta el cine español, ni gratis...

El criterio de "lo bueno es lo que vende" es algo miope y bastante más triste, pero ¿cuál es la alternativa? ¿"Lo bueno es lo que decida la señora ministra/el señor secretario/la subcomisión técnica/el Departamento de Asuntos Culturales"? Me fío antes de lo que el mercado libremente -libremente, habéis leído bien, no me salgáis ninguno con el rollo de la publicidad alienante y el poder de las despiadadas multinacionales- seleccione como confluencia de los gustos y expectativas de millones de consumidores. Y ojo, el mercado no sólo es Dan Brown y sus pirámides corteinglesas. Quitando a esos trepas a los que les publica la diputación y demás ralea semejante, todo lo que hay en los estantes de la librería es "mercado".

 

En fin, y todo esto para insistir en los que ya decía: un no absoluto y rotundo a la intervención pública en el mercado editorial. Que cada uno escriba, publique y lea lo que más le guste. Si dejamos al Estado meter la mano ahí también, como en el cine, imaginaos... imaginaos el escaparate de la Fnac repleto exclusivamente de almodovaradas y enésimas memorias introspectivas de un joven trotskista en la España rural de la posguerra... Seguro que más de uno afirmaría que la Literatura Española goza de una salud envidiable, veríamos a ministros e "intelectuales" todos juntos y de buen rollito, dándose palmaditas y felicitándose en la gala anual del gremio literario... y una cuota de mercado del 8% para la producción literaria autóctona.

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solharis
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En mis primeros posts en este hilo ya aclaré algunas cosas:

1) Que parto del supuesto de que los derechos de propiedad van a deshacerse con la llegada de los ebooks.

2) Que mi estrategia no es convertir a los escritores en funcionarios.

3) Que el cine no es un ejemplo a seguir.

Pero profundicemos en por qué el cine es tan diferente de la literatura. El cine necesita una enorme cantidad de capital y trabajo especializado en equipo. La inversión es muy fuerte y un filme modesto es cosa de un millón de euros por lo menos. Es enormemente caro y el mercado interior es muy pequeño. La literatura se basa en el trabajo individual y la capitalización es ridícula. Es totalmente distinto.

Por otra parte mi modelo no es tanto que el Estado conceda becas a los escritores para que se pongan a escribir como que ponga los ebooks de forma gratuita al alcance del lector y pague luego al escritor en base a las descargas. Es un sistema no exento de problemas pero muy diferente y mejor al del cine. Es como si se subvencionaran las entradas a películas españolas entregando X euros por entrada vendida.

Ah, y la alternativa no es el mercado como lo conocemos hoy sino el arte bohemio (el escritor escribe por amor al arte) o las SGAE. Me parecen peores alternativas, la verdad.

Lo de la libertad y el mercado es muy bonito pero estamos hablando de mercados imperfectos de competencia monopolística, información limitada y muy pronto de derechos de propiedad mal definidos. Respecto a la libertad, es bonito el concepto pero hoy los verdaderos limites a nuestra elección es la información.

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natxo (no verificado)

Manda güevos que se hable de libre mercado como regulador sobrenatural, como algo no humano, un des ex machina y se vete por anticipado el debate sobre los monopolios editoriales o el poder del marketing. 

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natxo (no verificado)

deus

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Azhmodeus
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Un par de ideas:

-"Bueno" es un término subjetivo imposible de objetivizar. Por tanto la única persona que sabe lo que quiere es el individuo y por tanto el que debería elegir. Si alguien decide comprar los libros de Millenium, será porque lo estimará bueno para él.

-El mercado editorial no es monopolístico. No existe ni física ni legalmente. Existen muchas editoriales y se pueden crear nuevas.

-Por supuesto que el mercado editorial es imperfecto y la información limitada. El modelo clásico de competencia perfecta no existe. Tampoco es necesario para que un mercado funcione.

-El marketing es poderoso, por supuesto. Pero influir no es convencer. Uno puede ver anuncios e ignorarlos completamente.

 

 

 

Lo malo de la vida es que somos nuestro propio guionista, por eso siempre estamos diciendo gilipolleces.

http://confesionesengranajedefectuoso.blogspot.com/

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Igor
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Me ha gustado mucho el último post.... Buen comentario sobre márqueting.

Lo primero que pensé, es: la vivienda debería ser gratuita, claro. Me queda un año de alquiler....

Pero luego recordé esos bloques de vivienda de los países del Este (que tampoco eran gratuitos, pero...), todos iguales, todos deprimentes y tristes.

¿literatura gratuita? Bueno, ya lo empieza a ser en parte.

De lo que estoy seguro es que se debe intentar que todo tenga un precio justo.

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solharis
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-"Bueno" es un término subjetivo imposible de objetivizar. Por tanto la única persona que sabe lo que quiere es el individuo y por tanto el que debería elegir. Si alguien decide comprar los libros de Millenium, será porque lo estimará bueno para él.

-El mercado editorial no es monopolístico. No existe ni física ni legalmente. Existen muchas editoriales y se pueden crear nuevas.

-Por supuesto que el mercado editorial es imperfecto y la información limitada. El modelo clásico de competencia perfecta no existe. Tampoco es necesario para que un mercado funcione.

-El marketing es poderoso, por supuesto. Pero influir no es convencer. Uno puede ver anuncios e ignorarlos completamente.

1) ¿Alguien ha hablado de imponer a la gente lo que tiene que leer? Todo lo contrario: lo que yo defiendo es aumentar su poder de elección con mejor información.

2) El mercado editorial sí es monopolístico y existe tanto física como legalmente. Que haya muchas editoriales no debe engañarnos porque:

a) Muchas editoriales en realidad son secciones organizadas de los grandes grupos editoriales.

b) Estos pocos gigantes editoriales se reparten la mayor parte del mercado. El par de leones se comen la carne de la cebra y dejan la piel y los huesos para el centenar de buitres.

Quizás las barreras de entrada para ser un "buitre" no sean muy grandes pero sí quieres ser "león" y comerte en el mercado editorial algo más que pellejo y huesos te enfrentas a unas barreras tremendas. Prepárate para desembolsar un ingente dineral en publicidad y distribución.

3) Es de cajón que un mercado editorial, por muy imperfecto que sea, es mejor opción que quemar los libros como en Farenheit 451.

4) La publicidad es imposible ignorarla porque:

a) Actúa también a nivel inconsciente y por tanto involuntario.

b) El individuo no la busca, se le obliga a consumirla quiera o no.

c) La mayor parte de los individuos son pasivos y carentes de voluntad propia frente al grupo.

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Azhmodeus
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1) No digo nada de imponer. Lo que digo es que subvencionar (porque aunque en ese supuesto que dices tenga el individuo más influencia en la elección de los autores que un simple “a dedo”, sigue siéndolo) un mercado, elimina buena parte de la iniciativa empresarial. Y lo de “aumentar su poder de elección con mejor información”, se puede hacer también ahora sin cargarse el mercado editorial. Esa información (subjetiva, por supuesto) la puedes emitir ahora por la red sin necesidad de complicarte.

2) De hecho, no es un monopolio. Las barreras de entrada, que puede que sean numerosas, pueden dificultarla, pero no la eliminan. Si hay varios gigantes ya no es un monopolio. Sería un oligopolio, y que yo sepa no forman un holding ni un trust, por lo que compiten entre ellas. No hay un monopolio si una sola empresa no tiene el control de un mercado de manera legal o por el control de un único bien. Puede que sea difícil competir con Coca-cola, pero nadie te evita abrir tu propia fábrica de refrescos.

3) Nada que añadir.

4)
a) La publicidad que no es subliminal normalmente es evitable, y la subliminal está prohibida.

b) Para empezar en la mayoría de casos la publicidad es un mal que es acompañada por un bien, para ser justificada. Como en un periódico gratuito, la radio o la televisión en abierto. Viven de los anuncios, pero si no aceptas el bien, no aceptas tampoco el mal. No cojas el periódico que te tienden y no enciendas la radio o la televisión. Si lo haces, está implícito que aceptas la publicidad y te arriesgas a que te influyan. No leas el 20minutos si crees que vas a terminar yendo a Media Markt a comprar los DVDs de oferta.
En cuanto a otro tipo de publicidad más explícita como la de vallas etc, es fácilmente ignorable.
Y repito lo que dije antes, influir no es convencer. Si se pudiera convencer a nivel subconsciente con tanta facilidad, hace tiempo que seríamos esclavos de los gobiernos (más que ahora, quiero decir).

c) Puede que las masas sean influenciables, pero siempre se puede ser individualista. Siempre se tiene esa opción, aunque sea más cómodo dejarse llevar por el grupo, pero se puede luchar. En cualquier caso, creo que también tiene que existir el derecho a equivocarse. Si alguien se deja llevar y se da cuenta de que la deriva no es acertada, podrá rectificar. Vamos, que si ves en la tele un anuncio del “Símbolo perdido” de Dan Brown y te lo compras porque todo el mundo lo hace, y luego es una basura, la próxima vez trata de tener más criterio.

Buff, menudo tochazo.

Lo malo de la vida es que somos nuestro propio guionista, por eso siempre estamos diciendo gilipolleces.

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Caramba, no me atrevo a tanta profunidad, pero, sí intuyo que tanto la crisis como la irrupción del ebook van a suponer un pequeño terremoto en el mundo editorial, que podría leerse como una oportunidad para las pequeñas empresas para dar un salto, crecer. El buitre podrá mirar al león, al menos, durante un tiempo.

 

Y sobre subvencionar a la cultura... Mirad los resultados. Desastrosos. ¿Cuánta cultura se exporta?

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weiss
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Geniales tus intervenciones, Azhmodeus, muy clarificadoras. Y Solharis, leñe, ¿de dónde has aprendido tus nociones de psicología del consumo? No me seas conspiranoico, la publicidad no es tan prodigiosamente efectiva, ni el ser humano tan estúpido. Cuando te lamentas por el deplorable gusto del público por títulos que tú consideras pésimos, cuando denuncias la codicia y el poder de los despiadados grupos empresariales, pareces estar apelando a la necesidad de que exista una suerte de ente superior, un poder infalible, infinitamente virtuoso y bienintencionado que defienda al individuo de su propia idiotez y tome sus decisiones por él. Y eso da un mal rollo...

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1) No digo nada de imponer. Lo que digo es que subvencionar (porque aunque en ese supuesto que dices tenga el individuo más influencia en la elección de los autores que un simple “a dedo”, sigue siéndolo) un mercado, elimina buena parte de la iniciativa empresarial. Y lo de “aumentar su poder de elección con mejor información”, se puede hacer también ahora sin cargarse el mercado editorial. Esa información (subjetiva, por supuesto) la puedes emitir ahora por la red sin necesidad de complicarte.

2) De hecho, no es un monopolio. Las barreras de entrada, que puede que sean numerosas, pueden dificultarla, pero no la eliminan. Si hay varios gigantes ya no es un monopolio. Sería un oligopolio, y que yo sepa no forman un holding ni un trust, por lo que compiten entre ellas. No hay un monopolio si una sola empresa no tiene el control de un mercado de manera legal o por el control de un único bien. Puede que sea difícil competir con Coca-cola, pero nadie te evita abrir tu propia fábrica de refrescos.

3) Nada que añadir.

4)
a) La publicidad que no es subliminal normalmente es evitable, y la subliminal está prohibida.

b) Para empezar en la mayoría de casos la publicidad es un mal que es acompañada por un bien, para ser justificada. Como en un periódico gratuito, la radio o la televisión en abierto. Viven de los anuncios, pero si no aceptas el bien, no aceptas tampoco el mal. No cojas el periódico que te tienden y no enciendas la radio o la televisión. Si lo haces, está implícito que aceptas la publicidad y te arriesgas a que te influyan. No leas el 20minutos si crees que vas a terminar yendo a Media Markt a comprar los DVDs de oferta.
En cuanto a otro tipo de publicidad más explícita como la de vallas etc, es fácilmente ignorable.
Y repito lo que dije antes, influir no es convencer. Si se pudiera convencer a nivel subconsciente con tanta facilidad, hace tiempo que seríamos esclavos de los gobiernos (más que ahora, quiero decir).

c) Puede que las masas sean influenciables, pero siempre se puede ser individualista. Siempre se tiene esa opción, aunque sea más cómodo dejarse llevar por el grupo, pero se puede luchar. En cualquier caso, creo que también tiene que existir el derecho a equivocarse. Si alguien se deja llevar y se da cuenta de que la deriva no es acertada, podrá rectificar. Vamos, que si ves en la tele un anuncio del “Símbolo perdido” de Dan Brown y te lo compras porque todo el mundo lo hace, y luego es una basura, la próxima vez trata de tener más criterio.

Buff, menudo tochazo.

1) No entiendo por qué subvencionar elimina la iniciativa empresarial. Otra cosa es que pueda modificarla en favor del bien subvencionado, que es lo que se trata. La Red puede dar oportunidades que antes no existían para transmitir información pero sigue siendo un medio muy en desventaja respecto a otros.

2) Hablamos de competencia monopolística cuando tenemos un mercado de oligopolio pero el bien no es homogéneo sino que está diferenciado. Para entendernos, que cada editorial adquiere los derechos sobre una obra y está pasa a ser su pequeño monopolio.

La barreras no son absolutas pero son enormes, así que no hay tanta diferencia. ¿Habría realmente diferencia entre prohibir el tabaco y poner un impuesto de un millón de euros por cajetilla?

Es un mercado dual además. La carne es para los "leones" y los huesos para los mucho más numerosos buitres. Los autores con suerte se pueden llevar el 10% del valor del libro y la producción y transporte es otro 10%. La parte del león es para el grupo editorial que sabe aprovechar su posición establecida. En el mundo real los rendimientos del capital no son proporcionales sino crecientes. El dinero llama al dinero.

4)

a) La publicidad subliminal es perfectamente legal.

b) Sí, es muy fácil evitar la publicidad. Si no sales a la calle y tapias puertas y ventanas puedes conseguirlo. Porque no puedes entrar en un comercio ni circular por la calle ni navegar por Internet sin evitarla. Eso de que es fácilmente ignorable...

c) Los individualistas tenemos precisamente por serlo una responsabilidad frente a la masa que no podemos eludir. Debemos ser su conciencia, no animarles a que sean más borregos todavía.

 

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Geniales tus intervenciones, Azhmodeus, muy clarificadoras. Y Solharis, leñe, ¿de dónde has aprendido tus nociones de psicología del consumo? No me seas conspiranoico, la publicidad no es tan prodigiosamente efectiva, ni el ser humano tan estúpido. Cuando te lamentas por el deplorable gusto del público por títulos que tú consideras pésimos, cuando denuncias la codicia y el poder de los despiadados grupos empresariales, pareces estar apelando a la necesidad de que exista una suerte de ente superior, un poder infalible, infinitamente virtuoso y bienintencionado que defienda al individuo de su propia idiotez y tome sus decisiones por él. Y eso da un mal rollo...

Una mentira se convierte en verdad cuando se repite suficientes veces, decía un "ilustre" ministro de propaganda y sabía lo que decía.

Precisamente porque los seres humanos no son estúpidos los empresarios saben lo que se hacen cuando deciden gastar enormes sumas en publicidad. Hay demostraciones empíricas de que funciona. Tener un libro en el escaparate de la Casa del Libro multiplica las ventas. Nachob nos contaba una anécdota sobre esto: un escritor había conseguido gracias a que el encargado de la Casa del Libro era conocido de su mujer que pusiera su libro en una mesa exclusiva durante una semana. En esa semana vendió más libros que en toda su vida.

En cuanto al ente superior, infinitamente virtuoso, cada cual es libre de creer en Dios aunque no sea mi caso.

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Hombre, pero no iba por Dios -se le supone el habernos concedido graciosamente "libre albedrío"-, sino por esos personajillos con nombres pomposos como "Gran Timonel", "Führer" o "Caudillo de España" por la gracia del arriba mencionado, you know... Y claro, la publi funciona, por eso existe, pero insisto, no te dejes engañar, no es ni con mucho efectiva hasta niveles ideales. La historia de los batacazos empresariales respaldados por millonarias campañas publicitarias es rica y variada.

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Ah, vale, es que me había preocupado dar la imagen de un jesuita. Ahora que sé que tan sólo pensáis que soy un nazi me quedo más tranquilo

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1)No he dicho que elimine la iniciativa empresarial, sino que lo hace “en gran parte”. Porque si al otro le cuesta la mitad que a ti producir, porque un Ministerio le ha elegido, es difícil que te interese hacerlo. Aunque claro, no es imposible.

2)Según esa definición de monopolio (que es la misma de Wikipedia y seguro que de muchos manuales), casi todo puede ser calificado de monopolio. Lo que es ilógico. Me explico:

-Un bien homogéneo en realidad es un término teórico que no se corresponde con la realidad. Ningún producto es exactamente igual a otro. Otra cosa es que un consumidor pueda percibirlo como tal, lo que es totalmente subjetivo. A alguien le pueden parecer iguales Gatorade y Powerade, y a otro no. Lo cierto es que no son iguales.

-Con el bien diferenciado ocurre lo mismo, es algo totalmente subjetivo. Para uno Dr Pepper no es un producto diferenciado, para un americano medio sí lo es.

-Aclarado (o probablemente no) esto, sigo con el monopolio.
Cierto, una editorial tiene el copyright de una obra, lo que es parecido a una patente. Tiene el “monopolio” sobre esa obra, correcto. Pero eso no convierte al mercado en monopolístico. TODOS los bienes son en sí monopolios a pequeña escala en cuanto están registrados. Pepsico tiene el “monopolio” de Pepsi, McDonalds del Big Mac, cierto ¿y qué? Tienen competencia porque aunque sean bienes “únicos”, existen similares. Tienen competencia en su mercado. Si Doubleday tiene el monopolio de Stephen King, allí está otra editorial que tendrá el de Edgar Allan Poe para quitarle lectores a King.

4)
a)La Ley General de Publicidad de 1988 incluye la publicidad subliminal dentro de los distintos tipos de publicidad ilícita definiéndola como:
"... aquella que por ser emitida con estímulos en el umbral de la sensibilidad no es conscientemente percibida"

Vamos, que sí está prohibida.

b)¿Por qué al pasar delante de un anuncio de “envía dinero más fácilmente a tu familia en Marruecos” lo ignoras? No eres parte del segmento de mercado al que va destinado. Te es indiferente. Es así porque no tienes ningún interés en él. Si un anuncio hace mella en ti es porque te interesa, aunque sea sólo un poco. Hay publicidad muy bien hecha que hace que ese mínimo te pueda inducir a consumir, pero algo inicial tiene que haber.
Es fácilmente ignorable si quieres hacerlo, pero obviamente si existe algo de interés por el producto te fijarás en él. La publicidad es poderosa, pero no todopoderosa.

c)Totalmente de acuerdo. Por eso te animo a que defiendas lo que creas justo, siempre que no sea imponiendo (y sí, en el momento que hay un impuesto de por medio, alguien impone algo a otro). Convence a la gente de que tenga más criterio literario, harás bien.

Un placer discutir (o dialogar, como prefieras) contigo, Solharis .
 

Lo malo de la vida es que somos nuestro propio guionista, por eso siempre estamos diciendo gilipolleces.

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Precisamente porque los seres humanos no son estúpidos los empresarios saben lo que se hacen cuando deciden gastar enormes sumas en publicidad. Hay demostraciones empíricas de que funciona. Tener un libro en el escaparate de la Casa del Libro multiplica las ventas. Nachob nos contaba una anécdota sobre esto: un escritor había conseguido gracias a que el encargado de la Casa del Libro era conocido de su mujer que pusiera su libro en una mesa exclusiva durante una semana. En esa semana vendió más libros que en toda su vida.

Y me lo creo, pero dejen ya, señores intervencionistas, de referirse a la publicidad como a esa divinidad maligna y despiadada capaz de esclavizarnos. Mientras que no te pongan un revólver en la cabeza, no puedes decir que te han obligado a comprar tal o cual libro. Al próximo que escriba algo así como "la publicidad nos lava el cerebro" le voy a replicar -y con justicia, por pelma-: "pues será a ti, cabeza de membrillo"

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solharis
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Como veo que hay dos temas bien diferenciados sobre esta cuestión os respondo a los dos a la vez si no os molesta.

1) Sobre el mercado, decir que el monopolio perfecto no existe. Cualquier bien tiene algún sustituto (incluyendo la misma abstinencia) y tampoco existe un bien que sea homogéneo. Ahora bien, en Economía los modelos de oligopolio, competencia perfecta, monopolio, etc. son bastante útiles y la primera regla es centrarnos en algún aspecto del mundo económico y hacer un análisis parcial. Es cierto que un libro tiene la competencia de otros libros pero podemos hacer un modelo de mercado para un solo libro y nos es bastante útil. Igualmente podemos analizar el mercado editorial o por géneros y, ya puestos, podríamos hacer un modelo del mercado de entretenimiento... Pero, ojo, subir de nivel no significa que nuestro modelo sea mejor. De hecho no hay rama más inútil de toda la Economía que la llamada teoría del equilibrio general y que intenta trabajar con modelos absolutos. Por no decir la mierda más grande de toda la ciencia económica, ahora que mis antiguos profes de la Facultad no me leen (o eso espero).

Así que prefiero ceñirme al mercado editorial y el modelo de competencia monopolística me parece más interesante que si habláramos de los mercados de cereales. Aquí la competencia perfecta no sirve por mil razones. La información es muy imperfecta, existen barreras formidables de entrada, el producto está muy diferenciado, existen derechos intelectuales, etc. No podemos mantener la ficción de las virtudes de la competencia cuando esto no se parece en nada a un mercado de competencia perfecta y sí al mundo de los oligopolios y de la estrategia. Es un mundo donde cuatro leones se reparten el magro y luchan entre ellos pero también hacen causa común para mantener alejada a la miriada de buitres y que éstos se limiten a comer la carroña.

2) Sobre la publicidad, subestimáis la complejidad del cerebro humano. Habláis de "ignorar" la publicidad pero nuestro cerebro es bastante más complejo que un ordenador. No tenemos un filtro anti-spam para rechazar la publicidad. ¿Por qué la gente paga por vivir en sitios tranquilos y no al lado de una autovía si sólo tiene que "ignorar" el ruido? ¿Por qué la gente prefiere ver por la ventana el monótono paisaje de la vegetación verde y silenciosa y no mil vallas publicitarias y a poder ser con luces de neón?

Porque procesamos una  cantidad enorme de información y nuestro cerebro la clasifica de algún modo, intentando establecer una jerarquía desde aquella información que podemos recordar en cualquier momento a aquella que queda a nivel inconsciente. ¿Y cuál es el papel de la publicidad? Pues el de saturarnos con  estímulos  y reducir nuestra capacidad de rendimiento y concentración. Porque los publicistas han estudiado muy bien nuestros cerebros y saben cómo funciona. Por eso todos hemos pasado horas intentando memorizar los países y sus capitales para aprobar un examen mientras que conocemos los logotipos de montones de marcas de productos que nunca compramos. Por eso nos cuesta muchísimo atender al profesor mientras hemos aprendido centenares de melodías estúpidas de anuncios.

El resultado es el estrés y nuevas generaciones que han perdido la capacidad de concentración y de memoria. El resultado son las enfermedades mentales y un menor rendimiento de la capacidad intelectual. Todo esto en nombre de la "libertad" de las empresas de contaminarnos con información que no necesitamos en vez de que esa información esté para el que la necesite. ¿Y qué pasa con nuestra libertad de elegir la información que queremos? ¿Por qué tienen que taparme el cielo azul con una valla que anuncia los chalets de Marina Dor Ciudad de Vacaciones? ¿Por qué tengo que aguantar el eco de la melodía de un anuncio de compresas mientras escucho a Bach? ¿Mi libertad dónde está?

Por esto y por las enormes barreras a la competencia que crea la publicidad, es hora de limitarla y crear un sistema racional. Si yo necesito información sobre cuchillas de afeitar quiero una web donde encontrarla, no que me restrieguen por los ojos un tío musculoso que se afeita mientras una tía maciza le hace carantaños y yo no me como una rosca.

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Andronicus
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Esta conversación abarca puntos demasiado elevados en materias ajenas como para que participe, pero está resultando muy interesante.

El resultado es el estrés y nuevas generaciones que han perdido la capacidad de concentración y de memoria. El resultado son las enfermedades mentales y un menor rendimiento de la capacidad intelectual. Todo esto en nombre de la "libertad" de las empresas de contaminarnos con información que no necesitamos en vez de que esa información esté para el que la necesite. ¿Y qué pasa con nuestra libertad de elegir la información que queremos? ¿Por qué tienen que taparme el cielo azul con una valla que anuncia los chalets de Marina Dor Ciudad de Vacaciones? ¿Por qué tengo que aguantar el eco de la melodía de un anuncio de compresas mientras escucho a Bach? ¿Mi libertad dónde está?

¿Hay algún estudio sobre esto, sobre "los efectos perniciosos de la publicidad en gente qye se ha pasado la vida expuesta a ella"?

***

Y hablando del libro electrónico, lo cierto es que prefiero el libro de toda la vida, por dos razones:

- Comodidad. Un libro no tiene batería, ni se agota, ni vale más de 100 euros y tienes que estar pendiente de que te lo roben (bueno, algunos manuales de anatomía o cardiología sí superan los 100 euros, pero los chorizos de playa no suelen saberlo, ni suelen tener contactos en el mercado de libros de segunda mano). Y un libro no es frágil. Se puede mojar si llueve, y es una mierda, pero si se te moja el papyrus, vaya putada.

- Visión. No sé cómo serán sus pantallas, pero estarán iluminadas como la pantalla de un ordenador o de un Itouch, supongo. Pasarme varias horas leyendo en la pantalla de un ordenador me deja los ojos hechos polvo. Dejando a un lado la poca comodidad que encierra el llevar una pantalla lo bastante grande como para que se lea bien (una pantalla rígida y frágil)

Soy consciente de que el libro en papel va mucho más caro que el libro digital, pero, la verdad, si quero un libro, lo compro en físico. Y no voy como un borrego a comprarme la versión de tapa dura a 20 euros, espero a la edición de bolsillo, me paseo por la feria del libro de ocasión...

Andronicus dixit

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solharis
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- Comodidad. Un libro no tiene batería, ni se agota, ni vale más de 100 euros y tienes que estar pendiente de que te lo roben (bueno, algunos manuales de anatomía o cardiología sí superan los 100 euros, pero los chorizos de playa no suelen saberlo, ni suelen tener contactos en el mercado de libros de segunda mano). Y un libro no es frágil. Se puede mojar si llueve, y es una mierda, pero si se te moja el papyrus, vaya putada.

- Visión. No sé cómo serán sus pantallas, pero estarán iluminadas como la pantalla de un ordenador o de un Itouch, supongo. Pasarme varias horas leyendo en la pantalla de un ordenador me deja los ojos hechos polvo. Dejando a un lado la poca comodidad que encierra el llevar una pantalla lo bastante grande como para que se lea bien (una pantalla rígida y frágil)

Hola, Andronicus. Respecto a esto me gustaría comentar que leer un e-reader o libro electrónico es completamente distinto a lee la pantalla de un ordenador o móvil. Éstos utilizan tecnología LCD. La imagen no está fija sino que se trata de una luz que parpadea constantemente. Nosotros no nos damos cuenta pero nuestro cerebro sí y por eso se agota.

La tecnología e-ink o tinta electrónica de los libros electrónicos se parece más a aquellos juguetes con los que jugabas a hacer imágenes de Borrás. La imagen queda fija y eso significa que:

-La vista no se agota porque no parpadea. Claro, no tienen iluminación propia. Un libro electrónico es inútil en la oscuridad como lo es un libro.

-Sólo consume batería al refrescar la página, con lo que es muy duradera. La media está en 8.000 páginas.

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Patapalo
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Por otra parte mi modelo no es tanto que el Estado conceda becas a los escritores para que se pongan a escribir como que ponga los ebooks de forma gratuita al alcance del lector y pague luego al escritor en base a las descargas.

Éste era un punto que me resultaba a priori muy interesante, pero me surge una duda...

A día de hoy, el editor es quien se encarga de hacer visible un libro, con su criterio o con sus recursos publicitarios. Si los autores no pueden contar con un editor, ¿deberían invertir su tiempo en hacerse visibles? ¿No acabarían vendiendo más los publicistas que los autores?

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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