Los santos inocentes

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El clásico de Miguel Delibes y de la literatura española

 

Los santos inocentes es uno de los clásicos contemporáneos de la literatura española, una de las novelas más destacadas de la obra de Miguel Delibes y un libro que goza de cierta fama, esto último quizá debido también a la genial adaptación a la gran pantalla que realizó el director Mario Camus.

 

En este relato Delibes narra con todo realismo y en un ambiente totalmente rural, los avatares de unas familias en la España de hace varias décadas, en una época en la que las clases sociales estaban muy diferenciadas. En esta época de la posguerra unos trabajan para otros, unos son los perros y otros los amos, y los primeros deben obedecer a rajatabla las órdenes de los segundos si quieren vivir en unas mínimas condiciones. La sumisión es tal que se anula por completo a las personas y a cualquier intento de pensamiento alternativo o idea que no sea la de acatar estrictamente las órdenes y la de realizar las rutinarias labores diarias.

 

En muchas ocasiones nos encontramos pasajes con situaciones realmente injustas, en los que el autor casi consigue que nos revolvamos en el asiento. Abundan los comportamientos altivos por parte de los “señoritos” y en los que los jornaleros son prácticamente rebajados a actuar como animales. Con un par de citas extraídas del libro podemos realizar un resumen perfecto de lo que nos encontramos en esta obra. En la primera, dos propietarios intercambian opiniones sobre sus sublevados y comentan al respecto: “Si es que se empeñan en que se les trate como a personas y eso no puede ser”. En la otra frase que podemos rescatar, en una de las familias que trabajan en un cortijo la madre se dirige a su hija: “Tú en asuntos de los señoritos no te metas. Tú, oir, ver y callar”. Realmente aclaratorio.

 

El libro sirve pues como fotografía de una sociedad en la que imperaba la ignorancia, el pensamiento retrógrado y en la que el egoísmo por parte de los amos y la humillación de los sirvientes estaba a la orden del día. Pero paralelamente (o quizá como consecuencia de todo esto) cada personaje de esta historia tiene su particular visión de los acontecimientos. Así pues, Delibes crea unos personajes tan dispares como asequibles al lector.

 

Aunque lo que más llama la atención al empezar la lectura de Los santos inocentes es su forma de escritura, sin duda la parte más negativa de la novela. Nada más comenzar choca la ausencia de signos de puntuación. Todo está escrito seguido, sin descanso. Hay comas, pero no existen puntos, ni aparte ni seguidos, ni guiones de diálogo, ni dos puntos que separe la prosa del diálogo ni nada de todo esto. Quizá el autor quiso hacerlo para darle un toque más vulgar al estar ambientada en una zona rural, quién sabe, pero lo cierto es que a pesar de terminar acostumbrándose, cuesta un poco de esfuerzo cogerle el ritmo a la lectura. Aunque también esta forma de la prosa hace que la lectura fluya como la corriente de un río y las situaciones se concatenan sin que nos demos cuenta, lo que le da velocidad a la historia.

 

Autor

 

Miguel Delibes nació en Valladolid en 1920. Cursó las carreras de Derecho y Comercio. Se reveló como novelista al obtener el Premio Nadal en 1947 con La sombra del ciprés es alargada, su primera novela. Seguirían, entre otras, El camino (1950), Diario de un cazador (1955, Premio Nacional de lIterartura), Siestas con viento sur (relatos, 1957, Premio Fastenrath de la Academia), La hoja roja (1959), Las ratas (Premio de la Crítica 1962), Cinco horas con Mario (1966), El príncipe destronado (1974), El disputado voto del señor Cayo (1978), Los santos inocentes (1981), Madera de héroe (Premio Ciudad de Barcelona 1987). En 1973 fue elegido miembro de la Real Academia de la Lengua, en 1982 se le otorgó el Premio Príncipe de Asturias de las Letras y en 1991 el Premio Nacional de Literatura. Entre sus últimas obras publicadas podemos citar Mi vida al aire libre (1989), la recopilación de artículos Pegar la hebra (1990), Señora de rojo sobre fondo gris, El último coto, Diario de un jubilado, He dicho, Castilla como problema y El hereje (Premio Nacional de Narrativa 1999), una novela que ha obtenido un clamoroso éxito de crítica y público.

 

Sinopsis

 

Narra la dura vida en un cortijo en los años sesenta, centrándose en una familia de campesinos. Paco, el Bajo es el marido de Régula. Sus hijos son los adolescentes Quirce y Nieves y la Niña Chica, que padece malformaciones. El hermano de Régula, que es disminuído mental, es Azarías. El terrateniente del que dependen es el señorito Iván, aficionado a la caza y que cuenta como secretario con Paco, el Bajo.

 

Edición

 

Editorial Planeta para el sello Booket

Bolsillo

176 páginas

 

Conclusión

 

Es una buena obra del realismo español, no exenta de dramatismo y dureza, pero también emoción. Es muy corta y quizá le falten páginas para ser una obra redonda. Pero en definitiva es una de esas historias como las que nos contaron nuestros abuelos sobre cómo se vivía en la época. Especialmente recomendable para los amantes del realismo español, de las historias cotidianas y/o rurales, y para los que disfrutaron de la versión cinematográfica.

 

 

Lo mejor: La perfecta ambientación rural y el retrato de la época

Lo peor: Su estilo narrativo en cuanto a la falta de puntuación

Nota: 76

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