Sin lengua

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Reseña de la novela de Vladimir Korolenko publicada por Barataria

SIN LENGUA
VLADÍMIR KOROLENKO
Tapa blanda
ISBN 978-84-95764-35-5
BARATARIA
Fecha de publicación 2011

SINOPSIS
Iván y Matvéi son campesinos en una pequeña aldea ucraniana. Su vida es dura y mísera, pero sigue un orden ancestral de trabajo en los campos y domingos en la iglesia. Las cartas de un amigo que emigró a Estados Unidos les empujan a emprender el mismo camino. Tras un viaje en barco lleno de incidentes e incomodidades llegan a Nueva York. Allí tienen que pedir asilo entre la comunidad que consideran más despreciable: los judíos rusos. Iván se ha adaptado rápidamente y ha aprendido el inglés, pero Matvéi está aturdido. La ciudad le parece inhóspita, sucia y atronadora. Un día se pierde entre el gentío e inicia un periplo de aventuras y viajes marcados por la incomunicación y el deseo acuciante de regresar a su aldea. Korolenko escribió esta historia después de viajar a Estados Unidos para visitar la Exposición de Chicago de 1893.

RESEÑA

“Ahora comprendía que también él hubiera podido encontrar un puesto allí de no haber vuelto la espalda inmediatamente a aquel país, a sus hombres y a sus ciudades, de haber mostrado un interés mayor por compenetrarse con sus costumbres y con su lengua, de no haber rechazado de antemano lo bueno y lo malo.”

Pag. 153.

Parece mentira pero dicho texto y esta novela se publicó allá por el 1895, nada menos. Hablar de inmigración con este nivel y de esta forma sólo puede sorprendernos y a mí, personalmente, hablarme de un escritor de una pieza al que, incluso, he llegado a considerar seriamente tacharlo de visionario.

La inmigración no es sólo un viaje físico sino también mental y hablando de viajes y de cambios mentales encuadro a este escritor en ese período de fin de siglo XIX y comienzos del XX cuando se alumbraba en el horizonte un cambio cultural más radical que se había producido.

El libro nace de una visita del autor a Chicago donde comprobó las condiciones de vida de los campesinos rusos y las propias aldeas que creaba la ignorancia, el miedo, la carencia crónica de educación y demás factores que pueden provocar una inmigración masiva.

Pero aparte del tema del que trata la novela también hay que destacar los mimbres de la propia novela, que trabaja en capítulos muy cortos y la prosa de calidad muy elevada. La cortedad de los capítulos ayuda a una rápida lectura, tanto que apenas nos da tiempo a saborear la novela cuando ya hemos terminado con ella. En cuanto a la calidad de la prosa sólo es preciso prestar atención:

“Uso vieja ropa de obrero y los mejores guantes de Nueva York. Eso me recuerda lo que fui y lo que soy, es decir, lo que debo a mis viejos arreos. Es mi pasado y mi presente.”

Pag. 161.

Otro de los puntos a tener en cuenta es la ironía que recorre cada línea del relato, con toques abundantes de humor que llegan incluso a arrastrarnos a la carcajada, quitándole hierro a unos asuntos y temas que nos cubren de oscuridad. Ayuda ello a que se considere, dentro de la novela y en el tono, que el ser humano no da miedo, el desconocimiento no es motivo para temer  pues en el fondo todos nos reímos de lo mismo.

La traducción es de calidad, refleja con esmero la calidad que posee la obra y la edición es muy cómoda tanto de manejo como de lectura, lo cual habla muy bien de las labores de la editorial.

En resumen, el sentido común prevalece y más aún tratándose de seres humanos. Una novela muy recomendable y de lectura más que agradable, que además tiene la facultad de darnos a conocer a un escritor bastante desconocido y de categoría.

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