Joan: Sobrevivir en la Guerra Civil española

Imagen de Anne Bonny

Reseña del cómic de Robin Wood y Pedrazzini publicado por Panini

 

Por lo general, las historias bélicas se centran en la épica de los vencedores y los vencidos o en la tragedia de los desamparados que quedan atrapados entre unos y otros. Joan: Sobrevivir en la Guerra Civil española opta por una vía en cierto modo intermedia y nos narra las peripecias de un hombre que no quiere verse implicado ni con nacionales ni con republicanos sino simplemente sobrevivir.

No es una cuestión de principios, aunque su pensamiento no carece de una cierta filosofía que por lo general tiende al hedonismo. Joan es un superviviente, un pícaro, un buscavidas que intenta no verse anegado por la convulsa situación de un país que está siendo destrozado. Y tampoco es una excusa para darnos una visión de ambos bandos con una falsa objetividad: lo que ha buscado captar Robin Wood en esta historia es la vida de una persona que rehúsa alinearse con unos o con otros porque, aunque reconozca en ocasiones que tienen algunas cualidades, los encuentra, básicamente, estúpidos: no encuentra nada por lo que merezca la pena matar ni, sobre todo, por lo que ser matado.

Esto permite que Joan: Sobrevivir en la Guerra Civil española se desarrolle como una historia de aventuras que, en su segunda mitad, tiende a la novela negra. La primera parte nos cuenta cómo este joven de provincias malvive gracias a su ingenio amoldándose a las circunstancias (enfoque al que se volverá en el segundo tercio), mientras que, en el núcleo central, su situación permite mostrar el mundo del hampa en el Madrid asediado.

El estilo es ligero, con concesiones al humor negro, a cierta socarronería vital y al erotismo (además de un sinvergüenza, Joan es un donjuán). En ciertos aspectos recuerda al Torpedo 1936 de Abulí y Bernet, aunque tiene un toque menos ácido y más amable que este. En Joan: Sobrevivir en la Guerra Civil española prima la aventura y un tono más ligero, quizás para no verse empantanado en los horrores de la guerra.

El dibujo de Carlos Pedrazzini habla por sí mismo: tiene una gran expresividad, consigue que identifiquemos rápidamente a los personajes y entendamos su estado vital y, en general, tiene el suficiente calado para que algunos diálogos y acotaciones resulten hasta redundantes. Es también un trabajo más preocupado por las personas que por los escenarios: el cómic engancha por los protagonistas y gira más en torno a ellos que a la acción propiamente dicha.

El resultado es una obra que nos da una visión original de la Guerra Civil, por lo general divertida, a veces sorprendente, con algunos momentos puramente emotivos y siempre, siempre entretenida.

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