Tros de Samotracia: Reina Cleopatra

Imagen de Patapalo

Reseña de la novela de Talbot Mundy publicada por Panini

En la reseña sobre el anterior volumen de la saga, Tros de Samotracia: César contra Britania, adelantábamos que era un punto de inflexión dentro de la colección. Junto con Tros de Samotracia: Conspiración, se trata de un terreno de pasaje entre el primer gran arco argumental y el que ahora arranca con Tros de Samotracia: Reina Cleopatra.

En este volumen, la trama nos sitúa años después de los episodios precedentes. Como averiguaremos, Tros ha emprendido su proyecto de verificar si la tierra es esférica y, aunque no lo ha culminado, le ha llevado ya a confines muy lejanos. No obstante, siente que su promesa a Caswallon no está del todo cumplida y vuelve a la zona de influencia del Imperio Romano. En concreto, lo vemos en aguas de Egipto.

La novela es una continuación clara de las precedentes. Tenemos el mismo estilo pulp ligero y ágil —con sus pequeños y entrañables gazapos ambientales, como que un árabe invoque a Alá (sic)— que nos transporta a ritmo implacable a través de la trama. De nuevo, Talbot Mundy brilla a la hora de dar viveza a los escenarios, desde los palacios ptolemaicos a las calles de Alejandría o los deltas del Nilo, y se maneja a la perfección con un amplio reparto de personajes a los que sabe caracterizar con gracia y eficacia.

Sin embargo, hay algunos grandes cambios. La protagonista indiscutible del libro es la propia Cleopatra, hasta el punto de que Tros es relegado al papel de mero secundario que apenas se ve inmerso en la trama principal. Esto hace que otros personajes recurrentes de la saga apenas aparezcan o que, directamente, ni siquiera sean mencionados. Da la impresión de que Mundy quiere explorar nuevas vías sin dejar de lado el espíritu original de la serie, al que incluso realiza un guiño por boca de César sin que este “se de cuenta”. Es algo que se ve en detalles como un capítulo intermedio, sobre la muerte de Augusto, que está narrado como una escena de teatro clásico.

El resultado es que Tros de Samotracia: Reina Cleopatra es una novela que mantiene las virtudes y peculiaridades de las precedentes, así como cierta continuidad argumental, por lo que se inscribe perfectamente dentro de la colección, pero, al mismo tiempo, supone un punto de inflexión considerable que, al mismo tiempo, es una curiosa revisitación de ese encuentro, tantas veces tratado en literatura, entre Cleopatra y Julio César.

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