Metus Causa

Imagen de Patapalo

Tras la lectura del tercer número, aprovecho para hablar de esta iniciativa

Me encantan los fanzines y las revistas de literatura peregrinas. Más aún si son de terror. Por eso, no he podido evitar verme seducido sin remedio por Metus Causa. Es original, tiene un punto descabellado y está llena de energía.

A primera vista, es una revistilla en octava de poco más de veinte páginas que, en mi caso, va en blanco y negro y sin grapar. Por lo visto, tiene una versión con la portada en color para digital y, quizás, en papel. Su modo de presentación es osado: es una publicación destinada a aparecer náufraga en librerías, bibliotecas y otros sitios de mala frecuentación. La idea, según me dijo uno de sus artífices, es poner al alcance de los lectores convencionales una alternativa atípica. Que sepan que existen cosas más allá de los bestsellers y los libros de moda que copan los escaparates. Ponerles en la mano, literalmente y sin que se den cuenta, una de estas cosas extrañas que tanto nos fascinan.

Metus CausaAsí, puede ser que te compres un libro y te salga un Metus Causa dentro. O que te acodes en la barra de un bar y encuentres uno de sus números entre folletos de publicidad. De repente, te puedes ver sumergido en auténtica literatura underground. Y de terror.

Por su formato, no da para muchos contenidos, pero brinda un buen rato de lectura. En el número 3, el que he podido leer, abrimos con un editorial (El año que no pasó en blanco) y enseguida entramos en harina con dos relatos breves: No salgan, están aquí, de Erath Juárez Hernández (ilustrado por Ricardo Jurado) y El bruxista, de Minatufe (ilustrado magistralmente por Lady Rat). El primero es una historia macabra que descoloca algo por el foco narrativo elegido y que recuerda en cierta medida a los cortometrajes de cámara subjetiva: estás tan dentro que deja un poso de confusión. En cualquier caso, es inquietante y está bien cerrado. El segundo es muy clásico en su planteamiento y tiene un desarrollo que se ve a dónde va a la legua, pero resulta encantador por la puesta en escena y la ejecución.

De ahí pasamos a un artículo, La dama de hierro, de Forgotten Rose, que no es muy académico ni aporta demasiada información para cualquiera que esté familiarizado con el tema, pero que resulta muy ameno. Y cerramos con nada menos que un cómic: Cacería, de Guido Barsi (guión) y Cristian Navarro (dibujo), una cosa sencilla, sangrienta y con su toque irónico que tiene muy buen ritmo narrativo.

En conjunto, queda una lectura entretenida, ligera y fosca, que es justo de lo que se trataba: de tener una alternativa a las terribles revistas de peluquerías o los textos de cualquier cartel en los que posamos la vista cuando nos puede el hastío. Metus Causa es un buen modo de matar el tiempo: lo lleva en la sangre. Cabe felicitar a sus creadores por la propuesta.

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