Reina de la nieve

Imagen de kawaku

Reseña de este sorprendente e intenso libro de Joan D. Vinge

Antes de empezar, quiero decir que voy a hablar del libro en su totalidad. Me veo empujado a ello, porque me ha gustado de un modo especial, que ha ido creciendo desde un inicio decepcionante. Recomiendo sin duda leer esta novela, así que si, lector de OZ, te gustan las sorpresas y estás considerando dejarte aconsejar, no sigas. Trataré de no hacer una disección completa en cualquier caso.

 

La edición de Ajec entra por los ojos. Tiene una bonita portada, alegórica, y yo diría que el tamaño justo que debe tener un libro interesante. Además, indica claramente "Premio Hugo y Locus", y es que sí, esta novela ganó ambos premios (son dos) en 1981.

 

Y menos mal que decía eso, porque os aseguro que, lo reconozco, si no llego a pensar en el respaldo que estos dos premios dan a la novela, lo hubiera dejado a las pocas páginas de haber iniciado su lectura. La acción tiene como centro al planeta Tiamat, un mundo con una amplia superficie marítima, y dos razas, o castas: los invernales y los estivales. La historia comienza con dos primos, Luna y Destellos, disfrutando de la brisa marítima y revolcones bajo la luz del sol. Empezamos bien... tono romántico, relaciones incestuosas, nombres peculiares (¿Destellos?)... ¿Qué es este embolado? Además, aunque la edición físicamente es impecable, la lectura tiene momentos agónicos. Es como si se hubiera rescatado un antiguo ejemplar, se hubiera pasado por un escáner y un OCR, y en el proceso se hubieran perdido signos de puntuación. Qué anticlímax glorioso, en ocasiones...

 

El libro contiene una buena dosis de amores, infidelidades, sexo, manipulación, intrigas, envidias, traiciones, reconciliaciones... y es que no importa de qué planeta seamos los humanos, parece que siempre tengamos que complicarnos la vida con las mismas cosas. Pero que no teman los lectores de ciencia ficción más "convencional". Independientemente de lo intensa que puede ser la historia en el sentido humano, está localizada en un escenario muy sólido y coherente, y la trama se integra perfectamente en él.

 

Así, tenemos robots, alienígenas, naves espaciales, viajes hiperespaciales, clones, eterna juventud, y sibilas. Las sibilas es una idea tremenda, es de lo que más me ha gustado. Son como profetisas que se presentan inicialmente como una especie de mediums con una divinidad, pero terminan mostrándose como el último vínculo con una antigua civilización muy avanzada, de la cual sólo quedan los restos. Las sibilias se convierten, pues, en un repositorio de conocimiento científico, que debe permitir a la humanidad regresar al apogeo que tuvo su civilización antes de la crisis que desintegró al antiguo imperio.

 

Volvamos a los alegres primos. La historia es la del romance de Luna y Destellos, dos ignorantes estivales que se dirigen a realizar la prueba para ser sibilos. En su civilización, esto es algo así como ordenarse sacerdotes de su divinidad marítima, la Señora. Luna pasa la prueba, no así Destellos. Su separación es el punto de partida para una serie de acontecimientos que llevarán a este último a abandonar a su pueblo y a dirigirse a la capital, Carbunclo, en busca de sus orígenes espacianos (gentes de otros planetas, tecnológicamente superiores). La ciudad, perversa y hostil, machacará el alma despechada e inocente del joven y lo degenerará, hasta convertirlo en el amante de la reina, Arienrhod, una poderosa mujer que controla el planeta y goza de una eterna juventud, sostenida por la sangre de unas criaturas marítimas que pueblan el planeta junto a los humanos, los mers.

 

Movida por un conocimiento profundo e insondable, la mayor parte de la historia narra las dificultades que pasa Luna para recuperar a su amado. Ésta pasará por abandonar el planeta, entender la realidad acerca de su propio lugar de origen, y conocer la verdad acerca de ella misma, una verdad mucho más fuerte, mucho más transcendente, de lo que pueda ser el amor de dos jóvenes...

 

Bien, la historia es mucho más que esto, y está repleta de personajes interesantes, que van desde lo más bajo hasta lo más honorable, desde lo más inocente hasta lo más corrupto. Tres mujeres tienen los papeles principales, y la historia es también en buena medida las tensiones e interacciones entre sus facciones: Arienrhod, la fría reina de Invierno, la casta actualmente dominante en Tiamat, cercana a los espacianos y a su tecnología, así como a sus vicios. Luna, la joven representante de Estío, un pueblo ingenuo, supersticioso pero también vital, horando y respetuoso con su planeta. Y PalaThion, la policía espaciana, que trata de mantener la ley y la justicia en un planeta cuyo orden se desmorona, al tiempo que su propia vida.

 

Aunque data de 1981, en "Reina de la nieve" hay interesantísimas reflexiones acerca de temas de actualidad, cada vez mayor. Se trata acerca de la evolución tecnológica, y del precio que hay que pagar por ella. Hay también una fuerte reflexión ecológica, y sobre el asesinato de criaturas en beneficio de otras. Va más allá, y plantea también cómo unas civilizaciones pueden sostenerse vampirizando los recursos de otras, a costa del retroceso de otras: manteniendo a una sociedad ignorante, es posible expoliarla. Finalmente, señala la indiferencia humana como una poderosa fuerza, como la fuente de todos los males, o si no como el origen, como agente necesario para permitir que la injusticia y el mal triunfe.

 

Autor

 

Joan D. Vinge, escritora estadounidense, llegó a la ciencia ficción por vía de su matrimonio con el el matemático y también escritor de ciencia ficción Vernor Vinge (El Monstruo de las Galletas, AJEC, 2007). Inició su carrera literaria publicando en 1974 el relato Soldado de plomo. Escritora de fina sensibilidad, gran imaginación y meticuloso perfeccionismo en la creación de sus ambientes y personajes, pronto adquirió renombre entre el público norteamericano. En 1977, su relato Ojos de ámbar, una emotiva historia sobre comunicación, odio y amor entre dos razas, ganó el premio Hugo al mejor relato del año. Pero fue en 1980 cuando su fama alcanzó renombre mundial al ganar de nuevo un premio Hugo, esta vez por su novela Reina de la nieve, una gran obra que ha sido calificada como “una de las obras maestras de la literatura fantástica contemporánea”. Joan D. Vinge es también antropóloga, y ha trabajado como arqueóloga en diversas ocasiones.

 

Entre sus otras obras más conocidas se encuentran Psion, La Zarpa del Gato, Lady Halcón, o El límite del Mundo, novela ubicada en el mismo universo que arropa a Reina de la nieve.

 

Sinopsis (Cortesía de Grupo AJEC)

 

Arienrhod: Tan hermosa como longeva, gobierna desde hace ciento cincuenta años Tiamat, un lejano mundo unido al Imperio Galáctico solamente por la Puerta Estelar. Pero la Puerta Estelar está a punto de cerrarse; los espacianos y su alta tecnología se marcharán del planeta, y la preponderancia de los invernales dará paso a la de los estivales en todo el mundo. El reinado de Arienrhod, y su vida artificialmente prolongada gracias a las matanzas de los mers, terminará.

 

Luna: El clon secreto de la reina, la llave de su supervivencia. Una muchacha criada y educada por el semicivilizado pueblo estival, ignorante de su herencia, pero irresistiblemente atraída a cumplir con su destino: desafiar a la Reina, y regir sobre el futuro.

 

Y entre ellas, con ellas, alrededor de ellas y por encima de ellas, un mundo de intrigas estelares, de corrupción, de amores y odios, encarnado en Carbunclo, la ciudad-concha que para unos es una joya y para otros es una pústula, el dominio particular de la Reina de la Nieve.

 

Edición

 

Reina de la nieve

Joan D. Vinge

Grupo AJEC, 2008

Rústica

 OcioZero · Condiciones de uso