Taberna de las ExtRañEzaS EscRItAs: Volvemos a abrir

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ViejoBastardo
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El Viejo Bastardo se encontraba cansado. Cansado incluso para estar muerto. Todo había vuelto a empezar, y la cosa estaba peor que nunca. Ahora era la vida de su mujer, la que estaba en peligro. Y si el báculo de Ébano era lo único que podía salvarla... entonces el problema era aún mayor, pensó maldiciéndose a si mismo por lo que había hecho con él. O lo que creía haber hecho. Esos recuerdos también parecían borrosos, aunque por causas distintas a los demás.

Miró a Purulento. El pobre estaba devastado, y no era de extrañar. Hacía sólo un rato que le había dicho que su alma estaba condenada.

                                                                        ******

Tras marcharse Coon, dejándole la desagradable tarea de comunicar su suerte a su compañero, el Viejo había ido tras la barra a rellenar dos vasos enormes con whisky seco.

-No suelo beber whisky- dijo Purulento.

-Créeme, hoy lo harás.

El Viejo se sentó a su lado y tomó un trago de su vaso.

 

-Para que lo entiendas, tengo que explicarte la historia de un joven llamado... bueno, supongo que en mis circunstancias ya puedo decir ese nombre en voz alta... llamado Eleazar. Era un joven ambicioso. Un juglar, un tramposo. Un seductor. El joven se enamoró de una mujer. La más preciosa que jamás había visto. Preciosa y poderosa. Una mujer inmortal que venía de una larga saga de inmortales. Prácticamente dioses.

 

Roxanne sonrió en su mesa, el Viejo la ignoró.

 

-Eleazar -prosiguió- sabía que podía conquistarla, y lo hizo, pero también sabía que su familia jamás lo aceptaría. Que ella jamás sería libre y que su amor sólo era una fantasía. Además, por mucho que lo consiguiera, ¿qué le esperaban, unos cuantos años de felicidad? Después moriría, y ella seguiría viviendo, joven para siempre.

  >>Una mañana el joven se despidió de su amor, dispuesto a encontrar un modo de ponerse a su altura. De encontrar el poder que necesitaba para llegar a ser digno de ella. Tras años de vagar por el mundo, un hombre se acercó a él. Sabía de su motivación y de su búsqueda, y dijo que podía ayudarlo. Le ofreció poder más allá de su imaginación y trescientos años de vida, y a cambio le pidió su alma. El joven aceptó, sin pensar en las conseqüencias, y el hombre le acercó un libro para que firmara en él. Un libro igual que el tuyo. Eleazar le pidió una pluma, y el hombre sonrió. No se trata de ese tipo de firma, dijo, y a continuación una hoja del libro se movió y le hizo un corte al joven en la palma de la mano, salpicando de sangre el volúmen.

-Entonces -balbuceó purulento- el libro... yo...

-Así es -contestó el Viejo- lo siento, amigo, pero has vendido tu alma a un demonio. Y si el pacto es parecido al que yo hice, te queda poco tiempo antes de que éste venga a reclamarlo...

 

Purulento vació su vaso de un trago, y después el del Viejo. Estaba más allá de todo consuelo, así que el Viejo se limitó a dejarle la botalla en la mesa y levantarse.

Cuando pasójunto a Roxanne, esta le dedicó un guiño.

-Bonita historia, querido, aunque has omitido algunas partes. Como cierta taberna -dijo señalando alrededor con un dedo- llamada por aquellos tiempos la Taberna de Ojosgrises.

El Viejo le dedicó una mueca de disgusto. Sí, esa era otra historia, pero para otro momento. Se dirigió a la barra para servirse otro vaso, pero en ese momento Coon, Jane y Guillaume entraron, llevando en brazos a una desmayada Pilpintu.

                                                                           ********

Y el resto lleva hasta ahora...

Ya está a la venta La Taberna de Bloody Mary en la colección A Sangre de Saco de Huesos.

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Abri los ojos despacio. Al principio la propia luz de la vela a mi izquierda me pareció dañina, sin embargo poco a poco me fui acostumbrando.

Extrañamente me sentía muy despejada, y veía todo más nítido de lo normal. Con la misma paciencia, me recosté en la cama, y luego me senté en el borde esperando no volver a marearme. Nada ocurrió, me sentía realmente bien. Estaba sola, en una  de las habitaciones de la Taberna, la misma habitación en la que había sanado a tanta gente que lo había necesitado; al propio Eleazar, mi marido.

Me levanté con cautela. Y de nuevo me sorprendí por lo bien que me encontraba. Estaba extrañamente ligera y ágil,el tacto del suelo bajo mis pies desnudos era tibio; y a pesar de llevar tan sólo el camisón no tenía nada de frío.

Abrí la puerta y bajé las escaleras que conducían a la sala.

-El caso es que no podemos quedarnos sin hacer nada,- decía Jane con los ojos rojos del llanto, se notaba que estaba cansada y deprimida,- tenemos que encontrar el báculo de ébano.-  Paré en seco a mitad de las escaleras, no podía creer que supiesen los del báculo.

Vi al Viejo en la barra. Me pareció que me había visto, por lo que le sonreí para hacerle comprender que me encontraba mejor. Sin embargo, cuando me fijé detenidamente me di cuenta de que no era a mí a quién miraba, estaba inmerso en algún punto que iba más allá de mi posición. Gesticulé un par de veces, para llamar su atención, pero él seguía sin mirarme.

Un mal presentimiento se formó en la boca de mi estómago, baje las escaleras lo más rápido que pude y salí corriendo hacia Jane. Pero era como si no pudiera verme tampoco. Me quedé paralizada, nadie me hacía caso, todos seguían cabizbajos y preocupados.  Entonces miré a Roxane, y ella me miró a mí con una sutil sonrisa.

-No...- me atreví a murmurar. Volví a subir las escaleras a toda prisa, deteniéndome en la puerta de la habitación por la que acababa de salir. Giré el pomo lentamente; y entonces caí en la cuenta. Ahí estaba mi cuerpo, tendido sobre la cama. Me acerqué con lágrimas en los ojos; estaba peligrosamente pálida, pero aún respiraba. Caí al suelo de rodillas, estaba destrozada, me moría y no podía hacer nada para ayudar a mis compañeros.

-Debe ser frustrante...- dijo mi hermana a mi espalda. Yo me pusé de pie y la miré con rabia, con rabia e impotencia.

-Tienes que hablar con ellos, tienes que explicarles lo que me sucede, eres la única que puede verme.- Ella sonrió con malicia mientras se paseaba con coquetería por la habitación.

-¿Y por qué iba a ayudarte? ¿Acaso me ves cara de ser tu esclava? Si quieres hablar con ellos apáñatelas tú solita...- dijo fría.

-¡Roxane! Es que no te das cuenta... ¿crees que cuando yo muera todo será mejor para ti? Sabes igual que yo, que si muero Coon te matará a tí,  digo Coon como digo cualquiera de los que están esperando abajo; mi existencia es lo único que te hace inmortal. En cuanto muera serás tan fácil de matar como lo es un gusano...-

La duda asomó a su rostro, pero no duró demasiado. En seguida volvió a escudarse en aquella altanería que la caracterizaba. -Te olvidas de que la inmortalidad no es lo único que me mantiene con vida... te olvidas de que yo también tengo poderes. ¡No me subestimes!- 

Retrocedí rendida. Realmente eramos muy diferentes. Los recuerdos vinieron a mí, y se clavaron como cuchillas en mi corazón moribundo. -Mira cómo ha cambiado todo...-susurré,- recuerdo lo unidas que estábamos de pequeñas, recuerdo también que nos peleábamos, pero jamás dejábamos que nadie hiciera daño a la otra... recuerdo a nuestra madre, era tan dulce con nosotras, siempre nos dijo que nuestro mayor poder era el amor que sentiámos la una por la otra, recuerdo que nos hizo prometer que siempre nos protegeríamos mutuamente; y ahora, ahora ¡tú me estás matando! ¡Tú!- grité dolida, provocando un haz de luz que nos cegó a ambas por un momento.

-Te pareces demasiado a Madre, es por eso que tu sola presencia me pone enferma; siempre intentando caer bien a todos, siempre haciendo de mártir, siempre ayudando a los demás sin pensar nunca en tus necesidades. ¿Crees que ayudas a tus compañeros? ¡Pues te equivocas! ¡No eres más que un estorbo, te estás muriendo y todo por ser tan cabezota, todo por esta estúpida Taberna! Pero esta será mi venganza... me haré con lo que más quieres, me haré con este lugar igual que hice con el imbécil de Eleazar.- Sentenció.

Creía que de nuevo me había vencido. Pero entonces sacudí la cabeza testaruda. Ella salió de la habitación dándome la espalda, dudé un momento, pero con una fuerza de voluntad que desconocía poseer salí detrás de ella  hasta la sala.

-¿Qué le has hecho a Pil?- dijo Coon que acababa de entrar de nuevo.

-Nada, ahí sigue...- dijo Roxane con un nuevo tono frío que no pasó Coon desapercibido.

-Pues nosotros hemos visto una especie de fogonazo desde aquí,- dijo él con astucia.

Vi el miedo atrapado en los ojos de mi hermana, se había quedado sin saber qué inventar, la discusión parecía que sí le había afectado, aunque hubiese sido sólo un poco. Me di cuenta de que era mi única oportunidad.  Canalicé toda mi energía como hacía unos minutos y la dirigí a mis manos; entonces le di un bofetón a Roxane con todas mis ganas, y la luz que manaba de mí le araño la mejilla izquierda provocando su grito ahogado.

 

...(...) "y porque era el alma mía, alma de las mariposas" R.D.

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ViejoBastardo
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Todos se sorprendieron al ver a Roxane desequilibrarse y la sangre manando de su mejilla, aunque el Viejo no tanto, de algún modo intuía lo que podía estar pasando, y no le gustaba en absoluto.

Coon también reaccionó más rápido que el resto, viendo la debilidad en la bruja y dispuesto a aprovecharla, alzó su espada y la dirigió a su cuello. Le habría cortado la cabeza si un fogonazo de luz azul grisácea no lo hubiera derribado y estrellado contra una pared.

Los demás, incluída Roxane, miraron perplejos el origen de la luz. Era el Viejo. Flotaba en un aura de luz apagada, los ojos negros y la mano extendida hacia Coon. Su piel había adquirido un tono gris de muerte, aunque su carne todavía no había empezado a descomponerse de nuevo. Aunque lo haría.

Coon se levantó, pura rabia, a punto de pasar a su estado berseeker y se abalanzó hacia el Viejo, espada en mano.

Él lo detuvo en el aire, con un solo gesto. Su piel empalideció un poco más.

-No lo hagas, Coon. Ni se te ocurra dañar a esa mujer.

-¡¿Por qué?! ¡¿Qué pasa?! ¡¿Es que todavía la quieres?!

-Por supuesto que la quiero. Siempre lo hice.

El resto de la concurrencia enmudeció y, por un instante, pareció como si se oyera un fantasma llorar.

-Vamos fuera, cachorro. Es hora de que te cuente una historia. Una que casi nadie conoce.

Coon trató de protestar, pero la voz del Viejo en su cabeza lo obligó a caminar hasta el bosque.

 

Fuera, el Viejo tomó asiento en una roca, e hizo que Coon tomara asiento en otra.

-¿Estás lo suficiente tranquilo como para que te devuelva el control de tu propio cuerpo? Preferiría no seguir gastando poder, me preocupa la putrefacción...

-Estoy traquilo, pero más te vale tener una buena explicación para lo que ha ocurrido allá dentro.

El Viejo soltó su presa mental.

-La tengo. Que los Dioses me perdonen, pero la tengo. Verás, hijo, para entender lo que pasa, debemos retroceder más de mil años en la memoria. A la primera vez que crucé el umbral de la Taberna de Ojosgrises y me enamoré de su hija.

-¿Pilpintu o Roxane?

-Ninguna de las dos. Me enamoré de la verdadera hija de Ojosgrises.

-¿Quieres decir que ellas no...? Estoy confuso...

-No, todavía no lo estás. Pero lo estarás más, si me dejas continuar.

-Adelante.

-Verás, Ojosgrises es un monstruo, el peor de los hombres y demonios que he conocido. Y, créeme, he conocido a unos cuantos de ambos.

>>El caso es que, inexplicablemente, Ojosgrises tenía una mujer maravillosa, bondad pura. Supongo que esa mezcla es la que provocaba la dicotomía de su hija. Además de preciosa, era capaz de los más viles actos de cureldad y de la bondad más luminosa. Incluso sus poderes tenían auras completamente distintas al usarlos para una cosa u otra. Siempre sospeché que su madre era mucho más que humana, así que supongo que eso es lo que lo provocó.

Yo me enamoré perdidamente de esa chica, de toda ella. De su bondad y de su maldad, de su sonrisa y de su odio. De todo. Y, por alguna razón, ella se enamoró de mí. Cuando volví de un largo viaje, después de mi primer pacto, el primero de muchos, los dos planeamos fugarnos, pero su padre nos descubrió. Hubo una batalla. Una batalla épica que, por muchas veces que muera, nunca podré olvidar. La hija venció al padre, pues había llegado a ser más poderosa que él, pero este consiguió vengarse antes de desaparecer. Le lanzó una maldición, una tremendamente oscura y brutal que la partió, literalmente en dos.

-¿La mató? ¿Mató a su propia hija?

-No. Eso hubiera sido muy fácil, ¿no crees? Lo que hizo fue separarla en dos mitades. Dos mitades iguales.

-Hermanas gemelas- se asombró Coon.

-Eso es lo que parecen, pero en realidad no lo son. Ellas no lo saben, incluso recuerdan una infancia en común, que en realidad es la misma. Pilpintu se quedó con toda la bondad y el poder de la luz, Roxane con la oscuridad. Las dos tienen la mitad del poder que una vez tuvieron, supongo que esa fue la intención de Ojosgrises, para asegurarse de que no lo podrían volver a vencer si regresaba.

-Mierda... entonces Pil... ¿no existe?

-No. Sí. Pil es Pil, tal y como la conocemos. Es la mujer que amo, aunque no la que amé. Es una mitad perfecta, igual que lo es Roxane. Dos mitades de un todo. Por eso no puedes matar a la zorra por mucho que la odies, Coon, ni yo, por mucho que la quiera y la odie al mismo tiempo. Porque si lo haces, Pilpintu también morirá.

Ya está a la venta La Taberna de Bloody Mary en la colección A Sangre de Saco de Huesos.

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Coon
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 La impresión no me duró tanto como cabría esperar. Recordé el paso, los actos del Viejo, sus explicaciones siempre a medias...era algo tan evidente que nunca había estado a la vista.

- Entiendo. ¿Qué pasaría si ellas lo supieran?

- Bueno, si Pil se enterase, no creo que sucediera nada, solo se preocuparía. Sin embargo si se entera Roxane, probablemente intentara encontrar la forma de unirse de nuevo, garantizándese de alguna forma tener predominancia sobre el lado bondadoso de Pil.

- Si eso es posible, entonces también lo es que Pil se una a ella garantizándose el control sobre su lado oscuro ¿No?

- En teoría si, es posible, pero es algo que no se puede garantizar. Si se unieran ahora, sus almas tan distintas se enfrentarían y no sabríamos que mujer tendríamos hasta que fuera demasiado tarde.

- Ya veo. Sin embargo dices que juntas eran más poderosas que Ojosgrises. 

- Oh, sí. Y ahora lo serían más aún, probablemente.

Ojosgrises era un rival que estaba por encima de nuestras posibilidades, probablemente. Pero...

- Lo primero es conseguir que Pil se recupere - dijo el Viejo - después ya pensaremos en Ojosgrises.

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jane eyre
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Jane deambulaba por la taberna como sonámbula. Coon y el Viejo habían salido fuera y el resto de caras se le antojaban desconocidas... o ausentes, como la del templario. Sólo dos cosas llenaban el pensamiento de la princesa: la preocupación por Pil y el odio que sentía hacia Rozane.

Sus pasos erráticos la llevaron a pisar los cristales rotos que había dejado la puntería de Julián. Jane se agach junto a ellos, se calentó las manos frotándolas entre sí y las puso sobre los diminutos cristales. Cuando estiró sus piernas, portaba la botella en sus manos, intacta.

Julián la miraba asombrado y miró la botella, ahora junto a él, como si fuera el objeto más extraño que hubiera visto jamás.

_ C... Co... Como...

Jane lo miraba con una sonrisa triste.

_ Debes aprender que no todo tiene una explicación, al menos no una que podamos entender, Julián. Hay cosas que, simplemente, son.

_ Pero estaba destrozada y ahora...

_ Y ahora está como antes de que pasara, así de sencillo. _ seguía con su sonrisa triste y los ojos enrojecidos_ Pero es un don inútil, sólo puedo usarlo con objetos... las personas no se pueden recomponer así de fácil y yo no puedo devolverlas a un tiempo en el que estuvieran mejor... sólo puedo con objetos ... sólo puedo con objetos...

Repetía aquella frase como ausente, como si no le importara nada más.

De pronto un nuevo ruido la devolvió a la realidad. Un trueno apagado por la lejanía, un sonido fuerte y sordo que levantaba ecos en la oscuridad del exterior de la taberna.

_ ¿Habéis oido eso? _ preguntó Purulento abrazando su libro.

 

 

 

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Julián Castro
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Julián no dejaba de mirar el lastimero deambular sin sentido de Jane por encima de la botella que la joven princesa acababa de arreglar. NO podía dejar de mirarla.

-Dejalo, sheriff, no podrás conseguirla nunca.-le susurró la sensual voz de Roxane al oído.-No mientras ese Coon esté aquí. Entiéndelo, es una princesa. Su tipo es alguien más... heroico. Ya sabes. Sobrehumano. Tú ni siquiera has llegado a los cien años.

-¿De qué estás hablando?

-Vamos, vamos, ambos sabemos de que hablamos... Lo reconozco, la princesita es guapa, y todo un carácter. Pero de todas formas, nunca te hará el caso que mereces. A ti te corresponde algo más... a la altura de tu habilidad con las pistolas.-dijo Roxane, acaraciándola intencionalmente muy cerca de la entrepierna.

Julián respiró muy hondo. Iba a necesitar mucha sangre fría para esa conversación. Sorprendiéndola, agarró a la hermana de Pil por la cintura y la sentó sobre su regazo.

-La verdad es que sí me podrías servir de ayuda, Roxane... Ambos sabemos que no has sido del todo sincera... Vamos a ver, empecemos por algo sencillo: ¿por qué demonios iba Pil a robar la Taberna? ¿Tan poderosa es que osaría desafiar a su padre?

-Eso es algo en lo que no te puedo ayudar, querido. No tengo por qué conocer todos los secretos de mi hermana.

-Entonces pasemos a algo que sí puedes responder: ¿cuáles son tus verdaderas intenciones, bruja? ¿Por qué dices que quieres ayudar a Pil?

Roxane clavó en él sus ojos fríos, a la vez que le acarició el cuello con sus afiladas uñas.

-Querido...-empezó, pero se interrumpió cuando notó el frío cañón de la pistola de Julián apoyada en la boca del estómago.

-Yo te responderé a eso: no te conviene que muera. Tú misma me has dado la clave antes: si ella muere, tú mueres. Así de simple. Y ya ha empezado a afectarte. Los demás no se dieron cuenta porque están conmocionados, pero todavía no se te ha curado el añarazo de antes. Serás inmortal, pero ya no tanto, querida.

-Eres listo, chico. ¿Qué quieres?

-Aquí dentro todo el rato no hacemos nada. Si queremos respuestas, tendremos que movernos, y tú me vas a ayudar a encontrar el Báculo de Pil, sí o sí.

-O sea, que te quieres hacer el héroe para conquistar a la princesa, ¿eh?

-Cállate. Sólo quiero ayudar. Y te lo advierto-añadió, hundiendo aún más la pistola en el vientre de la mujer.- Como intentes algo, me da igual si eres inmortal, te reventaré las visceras una y otra vez hasta que supliques no serlo. Ahora, pongámonos en marcha.

-Alto, vaquero, relájate. Ni siquiera tienes idea de dónde puede estar ese báculo.

-No, pero seguramente su marido sí. Así que ese será tu primer cometido. En marcha.

Ambos se levantaron. Algo le decía a Roxane que el hombre iba en serio, pero estaba segura de poder controlar la situación. La ventaja que tenía era que Julián creía que era él el que la controlaba. Se dirigieron hacia la puerta de la Taberna, ante la mirada atónita de Jane.

-¿Adónde creéis que vais?-dijo Jane.

-Al establo, cielo. El sheriff dice que quiere enseñarme a disparar.-contestó Roxane, provocativa.

Jane corrió hacia ellos y cogió a Julián del brazo.

-Pero ¿estás loco, Julián? -le susurró- ¿Crees que es momento de jugar mientras Pil agoniza allí arriba? ¡Y encima con ella!

-Confía en mí, Jane. Lo tengo todo controlado.

-¡Pero no te puedes fiar de esa mujer! ¡Es muy peligrosa!

-Jane, por favor...

-Julián, escúchame, de verdad. SEa lo que sea lo que estás intentando hacer, no te intentes hacer el héroe. Recuerda que sólo por estar en esta Taberna...

-Ya soy un héroe,sí. Ese cuento me suena. Pero no sé por qué, parece que los héroes sólo sois vosotros, todo el rato en el piso de arriba. Si soy un héroe, sólo déjame demostrarlo.

-Sólo por estar Taberna, nosotros somos tus compañeros y estaremos ahí para ayudarte.-dijo Jane, visiblimente dolida.-Eso es lo que quería decirte. Pero en fin, buena suerte, sheriff.-añadió, y se dio la vuelta.

Justo entonces volvió a retumbar todo.

-¿Pero qué coño es eso?-dijo Purulento.

-Oh, no es nada-aseguró Roxane, en el quicio de la puerta.-Simplemente, que parece que viene una tormenta.-añadió, sonriendo misteriosamente.

"La mayor locura del hombre es pretender estar cuerdo..." www.loslibrosgrises.blogspot.com

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Hambleto
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Taberna de Pilpintu, lugar de extraños aconteceres, donde la mañana es la noche y la muerte es vida...Y vivir, es la muerte...

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De las sombras de la Taberna...emerge silencioso Ham. Observa por última vez la noche, ¿una tormenta se avecina?, ¿no iba a amanecer?...Jajajaja, carcajeó efusivamente...esa era una sorpresa que ni él mismo se esperaba.

Saliendo de la Taberna iba Julián el pistolero, y Roxanne...

- Roxanne...murmuró Ham...

- ¡Apártate! dijo Julián...empujando a Ham

- Jeje...dijo Ham.

- Te has vuelto viejo, conde- dijo Roxanne divertida, y aún sujeta por el brazo de Julián

- Eso veo- murmuró Ham, viendo como se alejaba la pareja al establo...Nada bueno surgiría de eso. Roxanne lleva la muerte pintada en sus ojos...y no sólo ella, es esta noche sin fin. pensó Ham.

- Esta noche, alguien morirá...murmuró Ham, justo cuando entraba a la Taberna. Jane lo alcanzo a escuchary le lanzó una mirada furiosa.

- ¡Qué te importa a ti!, ¡viejo ridículo!-

- No me importa. Ese es el problema. Pero temo que si quiero salir de aquí, debo hablar con Pilpintu...antes que, antes que...Sin terminar la frase, el Conde LaHire subió las escaleras...apartando a Jane y rompiéndole en pedazos, la botella que tenía en sus manos.

- Sólo cosas...sólo cosas- dijo Jane casi hechizada...recogiendo a gatas los pedacitos de vidrio..cortándose, haciéndose daño...

El Conde sonrió.

---

  antes que Pilpintu...muera. Ham, se acercó a Pilpin. En verdad era hermosa. Lamentó por un momento el hecho de no haber actuado antes, cuando vio a Roxanne.

- Ignoraba que Roxanne tuviese una hermana...

- Siento haberme metido en tus pensamientos hace unos instantes...Pilpin, te cansé demasiado. Aún más. Pero necesitaba saber. Eres fuerte, demasiado. Pero tu debilidad es palpable.

- Podría, podría morder ahora mismo tu hermoso cuello...hacerte mía, para siempre... pensó Ham

- Si hicieras eso, morirías de nuevo joven Conde- respondió exhausta Pilpin.

- Jeje, lo sé. Aún así, estoy aquí por una razón. Creí que la Taberna me había traído para acá. Pero fuiste tú. La Taberna no me quiere. No le gusta mi presencia. Lo presiento, de alguna manera. Estoy aquí por ti...

El Conde Lahire, sacó una daga de sus ropas...

La empuñó firmemente...

Y procedió a cortarse la muñeca...derramando parte de su sangre en la boca de Pilpin.

Pilpin, se sorprendió asustada...

- ¡¡¡NO!!! gritó y cayo inconsciente no sin antes dar un golpe psiónico a Ham...mandándolo a volar...por las escaleras...

- Esto no te convertirá en Vampiro, pero mi sangre te ayudará un poco a saber lo que sé...y a vivir más tiempo...Espero. Pensó Ham, retorciéndose de dolor...mientras intentaba incorporarse de nuevo.

 

"El mundo se ha desquiciado, ¡vaya faena, haber nacido yo para remediarlo!"

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_Pilpintu_
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Me habría gustado escuchar lo que le contaba Eleazar a Coon, sin embargo, antes de que pudiese enterarme de nada me vi arrastrada velozmente hasta mi cuerpo.  Me dolía muchíismo la cabeza, y a penas podía respirar.

El vampiro se había metido en mi cabeza, y a pesar de mis esfuerzos, no había manera de sacarlo de allí. Me dijo entonces que se había dado cuenta de que no era la Taberna la que le había llamado, sino yo.  En cierto modo me sentí una traidora por no habérselo dicho antes, pero tal y como estaba ahora, me habría sido difícil.

Antes de que yo le explicase nada, vi cómo se hería la muñeca... y así como estaba, paralizada, observé a cámara lenta cómo el vampiro me ofrecía su sangre.

Aquello era una locura, yo no sabía si su sangre sería compatible con la naturaleza de mis poderes. Después de todo la propia naturaleza del vampiro parecía más afín con mi hermana... Alcancé a expulsar finalmente a Ham, lánzadolo más fuerte de lo que hubiese deseado. Sin embargo, tras unos minutos el dolor de cabeza se fue y la respiración se normalizó. Parecía que su sangre me había dado fuerza. Todavía aguantaría un poco más después de todo.

Pero mi cuerpo estaba demasiado frágil, sabía que aunque despertase no iba a poder levantarme de la cama. Así que decidí intentar volver a desdoblarme, al menos mi alma parecía fuerte.  Me concentré una y otra vez, y aunque me costó, finalmente logré volver a salir de mi cuerpo.  Entonces me dirigí a Ham, si podía comunicarse conmigo mentalmente, entonces podría contarle mi plan.

El pobre vampiro estaba un poco dolorido todavía debido al golpe que se había llevado injustamente por mí. Para compensarle, canalicé un poco de mi energía y se la entregué acariciándole el brazo herido. Con buena intuición en seguida se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. Y esta vez con más cuidado que antes entró en mi mente, y de nuevo me vi arrastrada hasta mi cuerpo.

-Pilpintu, ¿te has desdoblado?,- me dijo alarmado.-

-Así es. Nadie parece poder verme excepto mi hermana. Sin embargo puedo seguir usando mis poderes, incluso diría que tengo más poder en esta forma..-

El vampiro asintió, pero seguía preocupado -No debes estar en esa forma demasiado tiempo, si lo haces tu cuerpo empezará a rechazarte y llegará un punto en que no puedas volver a entrar en él.-

La verdad es que no lo sabía, pero si la única forma de ayudar a mis compañeros y evitar que la Taberna caiga en manos de mi desequilibrada familia era abandonando mi cuerpo... así sería. Ham leyó la determinación en mi mente, y sólo pudo asentir levemente. -Que así sea- dijo.

-Necesito que expliques todo esto a Jane y a Coon, sólo a ellos dos. No quiero que nadie más lo sepa...y mucho menos que mi hermana se de cuenta de lo que saben- Ham volvió a a sentir,- y ahora quiero que me expliques qué es lo que vi...- el vampiro sonrió, realmente tenía una sonrisa formidable, y resultaba menos intimidante que en un principio.

-¿Te refieres a lo que has visto al beber mi sangre?-dijo paciente.

-Así es- le respondí,- no logró identificar nada de lo que me has mostrado, y me siento un poco perdida, pero hay cosas que adivino tienen que ver directamente conmigo y con mi familia... Leo en tu mirada que va a ser un buena historia; así que creo que es mejor idea que primero cuentes lo que te he dicho a Jane y a Coon, así después tendré tiempo para que me lo cuentes todo... Por favor. -

El vampiro salió del cuarto y yo le seguí desdoblándome por tercera vez.

...(...) "y porque era el alma mía, alma de las mariposas" R.D.

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Coon
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 El Viejo y yo estábamos sentados fuera, mirándonos sin hablar.  En la lozanía se escuchaban unos potentes truenos periódicamente. Parecía que se trataba de una tormenta, pero yo tenía mis dudas; fuera lo que fuera que venía hacia nosotros, no era una tormenta, eso era algo que podía sentir. La puerta de la Taberna se abrío y Julián salío sujetando a Roxane por un brazo.

- ¿Otra vez lo ha hechizado? - dijo el Viejo 

- No...los hechizos huelen - dije - creo que nuestro pistolero quiere hacerse el heroe - Me había decidido a seguirles hacia el cobertizo cuando Jane salió acompañada de aquel tipo enorme de aspecto joven y fuerte, pero que olía a antigüedad. Mi olfato siempre había sido sensible, algo propio de mi parte Arcana, pero me sorprendía que se hubiera afinado tanto. Estaba seguro de que podría caminar por la Taberna sin tropezar y reconocer a todo el mundo solo con el olfato. 

- Coon - dijo Jane - Ham tiene que contarnos algo. - Aunque no lo dijo para que el Viejo no se diera cuenta, entendí que se trataba de Pil.

- Viejo, vigila a Julián y Roxane, no vaya a hacer una tontería. 

Mientras entraba en la Taberna, aquel sonido volvió a retumbar en el aire y un mal presentimiento me hizo mirar hacia el horizonte durante un instante. Después seguí a Jane y Ham hasta la habitación dónde descansaba Pil.

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Purulento
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Yo seguía alli sentado en la barra aun absorto en mis pensamientos,mas allá, Guillaume. Miraba su espada, hacía movimientos con ella, escuchando el silbar que producía su movimiento.

-Parece que nos han dejado aqui sólos. Tu, mi libro y yo..- dije golpenado mi libro con la mano.Mi libro, casi 300 años me había acompañado, y ahora, estaba en blanco.Un trueno, hizo que se contrajeran mis pupilas.

-Ya, aqui estamos compañero, un guerrero y un alquimista que vendió su alma a cambio de conocimiento. Bueno, sólo espero que Pil se mejore, y que ese sonido no sea más que... una simple tormenta. - Dijo el guerrero con una sonrisa en sus labios.

-¡Eso es! - Dije abriendo de par en par el libro, - puede que vuelva a funcionar.-

Pasé el dedo por el canto de una de las páginas y como si de una cuchilla afilada se tratase, un corte profundo surcó mi piel. La sangre comenzó a extenderse por el papel. Al principio no pasó nada, así que apreté la herida ante la atenta mirada de Guillaume, y más sangre cubrió la página.

En ese momento se abrió la puerta, Ham, seguido de Coon y Jane entraron.

-¿ no has aprendido la lección? Vendiste tu alma una vez, y aun asi, sigues reclamando poder, y más poder a ese maldito libro. Dijo Coon, con una mezcla de humor sarcástico y reproche.

-¡Mira! está funcionando. Dije mirando a los presentes. En ese momento, la sangre desapareció del libro y dejó paso a la tinta danzante que siempre me había mostrado tantas cosas.

En ese momento se vió la taberna, nosotros estábamos alli, en la barra. La imagen se volvió difusa, y se alejó mostrando un bosque. De entre los árboles, el rostro de unos caballos. Entonces, la imagen comenzó a volverse más y más borrosa hasta que como un fogonazo se dibujó un rostro. Su sonrisa, la más macabra que hubiese visto nunca me hizo separarme del libro.

-Maldita sea, son ellos, no era una tormenta, ya vienen. Ese bosque. Tal vez tengamos unas horas. Tenemos que prepararnos. Dijo Coon dando grandes zancadas rumbo a la habitación de Pil.- Pero antes - dijo mirando a Ham y a Jane- tenemos que hablar. Vamos.

Continué mirando el libro buscando información acerca de aquel hombre de aspecto psicótico, de mirada asesina sedienta de sangre.

- Veo que llega el momento de mostrar mi valía, aunque antes... ¿crees que podrías mostrarme algo sobre mi pasado? aun tengo lagunas en mi mente, que necesito aclarar. - Dijo Guillaume. Y envainó su espada mientras se sentaba a mi lado para contemplar las imágenes de mi libro.

" En vida fui una cosa fétida llena de enfermedades.Una vez muerto, no he cambiado mucho."

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 - No creo que tengamos mucho tiempo, así que sea lo que sea lo que tengas que decirnos - dijo Coon anda más cerrar la puerta del cuarto donde descansaba Pil - será mejor que abrevies, pero intenta no dejarte nada importante.

- Bueno...supongo que debería empezar por decir que Pil está aquí - Jane y yo le miramos con las dejas enarcadas - Oh vale... a ver, quiero decir su espíritu. Pil ha separado su parte astral de su cuerpo para poder disponer de su poder y ayudar. Yo no puedo verla pero puedo comunicarme mentalmente con ella. Roxane si puede verla. También debería deciros que cuanto más poder utilice en esta forma y cuanto más tiempo pase fuera de su cuerpo, más dificultades tendrá después para volver a el. Ahora mismo, en este estado, es más poderosa que nunca, ya que es energía pura. Cada uno de sus ataques será un impulso devastador, que consumirá casi todo su poder durante un buen rato Si Pil es cierto... 

Ham siguió contándonos su conversación con Pil, apoyado por intervenciones de ella misma a través de él, explicándonos lo de su sangre y preparando el camino para contarnos una historia relativa a la familia de Pil y ciertos acontecimientos. Una historia que había intentado mostrarle a Pil, pero que tendría que explicar de todos modos. Jane y yo escuchábamos con atención, echando de vez en cuando miradas furtivas al cuerpo de nuestra amiga.

- Y con esto, llegamos al momento en el que empieza mi relato, hace mil doscientos treinta seis años - al decir esto, por primera vez, la voz de Ham adquirio un tono solemne - en un lugar similar a este...

- Mierda - dije - Ham lo siento pero tendrá que esperar. No tenemos más tiempo, se nos echan encima.

- ¿Quién era ese hombre del libro Coon?¿Le conoces? - preguntó Jane.

- Solo le he visto una vez, durante un instante, en una imagen fugaz - dije apresuradamente - es Devan. Y desde luego no viene solo.

- Lucharemos, podremos con ellos - dijo Jane.

- No - fui tajante - es joven para dominar su poder completamente, pero lleva la sangre de Ojosgrises y de P...Roxane - estuve a punto de meter la pata - es demasiado para nosotros, de momento. 

- Pil dice que ella podrá con el con su poder actual - dijo Ham - y yo creo que es perfectamente posible.

- Ni hablar, no podemos arriesgarnos a que el cuerpo de Pil la rechace - dije.

- Eso es cierto Pil, no podemos dejar que lo hagas. 

- Pil, por favor, vuelve a entrar en tu cuerpo - dije - encontraremos la forma de que te pongas bien y nos ayudes, pero no puede ser a costa de tu vida. ¡Maldita sea! Hay que salir de aqui ¡ya!. Pil, entra en tu cuerpo, te sacaremos de aquí.

- Ya ha entrado - dijo Ham. En ese instante pudimos escuchar como el suelo y el cielo retumbaban al unísono, muy cerca nuestro - ¿Que hacemos? ¿Luchamos? De todas formas, si intentamos huir ahora nos alcanzarían fácilmente. No tenemos caballos para todos.

- Hay que sacar a Pil de aquí - dije pensando lo más rápido que podía - Ya está, claro...si Hilal está aquí, entonces...me acerqué a la ventana, coloqué los dedos índice y corazón de mi mano derecha en el borde de mis labios, inflé los carrillos y soplé con fuerza, emitiendo un silvido inaudible para los humanos.

- ¿Que haces? - dijo Jane.

- Un momento - dije. Me concentré y contacté con el Viejo mentalmente - Viejo, lleva a Roxane y a Julián a la puera de la Taberna ahora mismo. Vamos a estar ocupados muy pronto. - Un aleteo familiar llegó hasta mí cerca de la ventana. Justo debajo, Preo y Kira esperaban. Cogía a Pil con mucho cuidado y baje las escaleras.

- Seguidme, rápido.

En la puerta de la Taberna el Viejo esperaba acompañado de todos los demás. Roxane fingía querer disimular que estaba abrochándose el corsé, aunque era evidente. 

- Devan viene hacia aquí con un buen número de hombres - dije - y creo que también le acompañan dos serpientes de aire.

- ¿Serpientes de aire? - preguntaron Julián y Guillaume al unísono.

- Emmm...algo parecido a los dragones, pero más pequeñas y mucho menos mágicas. 

- Genial - dijo Julián - dragones...

- Necesito que alguno os quedéis para entrenerles mientras los demás escapan.

- Yo me quedo - dijo el Viejo.

- No, tu no - dije y continué la frase mentalmente - debes proteger a Pil y vigilar a Roxane. Ham, tu tampoco deberías quedarte, yas sabes que tu misión es otra. Y tu Purulento...el Viejo seguramente necesite de tu ayuda y tu de la suya. Será mejor que también te vayas. - Me dí la vuelta y vi a Jane con las dagas en las manos - Ah no, ni en broma. 

- ¿Por que nó? - dijo entre ofendida y frustrada - Las uso bien, antes te gané. 

- Antes no luchaba en serio - dije - Si te empeñas le pediré al Viejo que te obligué a ir con sus truquitos mentales - Jane parecía contener la rabia; las lágrimas brillaban en sus ojos - Además - dije en un tono más dulce - cuando Pil despierte seguro que querrá tenerte cerca. Así que quedamos Julián, Guillaume y yo. 

La conversación apenas había tomado unos segundos. Insté a los demás a seguirme al otro lado de la Taberna, a dónde daba la ventana de la habitación donde había estado descansando Pil.

- Jane - dije - siento decirte que esto no te va a gustar, pero es lo único que tenemos; además son los únicos animales que vuelan más rápido que las serpientes.

- ¿Volar? ¿Qué...? - Jane recordó de pronto - Aih no, no puede ser verdad - dijo esto al mismo tiempo que ante nosotros aparecían dos enormes hipogrifos. Preo y Kira esperaban. Subí a Pil al lomo de Preo y el Viejo se sentó sujetándola. Jane se subió a Kira a regañadientes, acompañada por Ham. Purulento fue el último en montarse, tras sujetar su libro con un trozo de cuerda a sus pantalones saltó sobre el lomo de Preo, detrás del Viejo.

- ¿Vamos a ver a tu amiguito el Dentari? - dijo el Viejo.

- Sí, Fenno podrá daros un lugar seguro para cobijaros, además de armas, alimentos y cualquier ingrediente qeu necesiteis para preparar pociones. Si todo sale bien nos veremos en dos días.

- No hagas tonterías cachorro - dijo el Viejo con la voz de su mente.

- Tranquilo - respondí.

Los dos hipogrifos levantaron el vuelo y se alejaron en el aire, justo un instante antes de que el chillido de las serpientes voladoras rompiera el silencio nocturno y viéramos como tres negras siluetas cortaban el cielo en pos de nuestros amigos.

- Julián, Guillaume - grité - pase lo que pase evitad luchar directamente con Devan, es el que salía en el libro de Purulento.

- Yo no estaba - dijo Julián preparando sus armas.

- Le reconocerás enseguida. Es el único con una melena roja como el fuego.

Guillaume y yo desenvainamos las espadas a la par y nos miramos un instante. Aunque Guillaume no tuviera recuerdos sus ojos seguían siendo los del experimentado guerrero que había conocido.

- Evitad a Devan - repetí - no podríamos con él. Si os ataca rechazadle y buscad refugio entre los hombres que le acompañen. Solo necesitamos aguantar un par de horas, será suficiente para que los demás hayan llegado al palacio de Fenno.

En ese momento un regimiento de unos doscientos soldados apareció entre la espesura. Al frente, montado sobre un espléndido caballo blanco iba Devan, con su pelo rojo suelto al viento nocturno. En unos segundos la batalla comenzó y sus soldados se nos echaron encima. Dejé que algo de mi naturaleza aflorara, encendiendo mis ojos con un vivo color rojo y fortaleciendo mi cuerpo. Con un tajo certero acerté a cortarle el brazo a uno de mis enemigos. Lo que no me esperaba es que le creciera otro.

- Mierda - grite - estas cosas no son hombres. 

- Ya me he dado cuenta - gritó Julián, que disparaba a varios soldados a la cabeza, haciéndolas estallar y regenerarse en cuestión de segundos. - Creo que estamos jodidos - terminó.

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Hambleto
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Jane volteó por unos instantes...La Taberna estaba siendo rodeada por una enorme mancha oscura...su viejo mentor, al frente de la Taberna de las Extrañezas...luchaba valerosamente...su larga cabellera negra volaba al viento justo como sus pequeñas lágrimas azules....

- Descuida Princesa, todo saldrá bien, todo saldrá "según lo planeado"- Dijo  Ham, montado sobre Kira un Hipogrifo...su mente vago por unos instantes, recordando la derrota del Imperio, cuyo escudo era un Hipogrifo.

- ¿Qué vas a entender tú?, ¿cómo lo sabes? - dijo Jane...

-Sólo sé que tu heroico maestro, no morirá hoy, no esta noche...no, otra vez -

- Presiento que quien morirá, está justo en aquél Hipogrifo - Dije, sujetando fuertemente al Hipogrifo que estaba brevemente molesto por llevar a una criatura de la noche, sobre su lomo.

Aunque mi forma éterea es rápida, no lo es tanto como este animal. Orgullosos por naturaleza...El animal, soltaba un bufido cada que Jane terminaba de hablar...

Debemos alcanzarlos. Van muy rápido...

Atravesando nubes, observando el bosque oscuro...de repente los truenos se hacían mucho más presentes.

- Nos alcanzan...pero es preciso...decirle al Purulento...dije maniobrando

- "No hace falta, te escucho" - dijo Pilpin...a traves del enlace mental...

- Pilpintu escúchame-  Purulento... su libro ha cambiado...él debe cambiar, él poseé gran magia y poder...Un poder que nos servirá para hallar al Báculo-

- Él, Purulento, debe morir...Su destino es ser Necromancer o un Mago de Artes Oscuras, su vida y su destino se sellaron por primera vez en el momento en que derramó sangre, ahora...en esta segunda ocasión, ha sellado su poder. Un poder tremendo.

- Pero todo tiene su albedrío...es su decisión hacerlo. Puedes confiar en mí.

- Has visto mi pasado...parte de la historia, mi relación con OjosGrises...y su inalcanzable búsqueda de poder ilimitado...OjosGrises se ha vuelto completamente loco.- Creo que puedes confiar en mí, repetí.

El Viejo, inmutable y preocupado por Pilpintu...también por llegar a prisa y ver a Fenno. Mil cosas pasaban por su cabeza, pero en ese momento...salvaguardar a Pil, era su único pensamiento.

---

- Joven princesa, antes de irnos...Coon, me dio este pequeño objeto para ti. -  (Ham le entrega un collar con un dije esmeralda)

- ¡No! , dijo Jane

- Al parecer, Coon sabía que lo rechazarías...Lo cierto es que no le gustaría que lo rechazaces. O probablemente séa algo para que lo recuerdes.. - dijo un tanto maliciosamente, Ham.

---

- ¡Mierda!- Dijo Ham, las serpientes están más cerca, debemos darnos prisa...

 

"El mundo se ha desquiciado, ¡vaya faena, haber nacido yo para remediarlo!"

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ViejoBastardo
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El Viejo Bastardo azuzaba al pobre hipogrifo para que fuera más deprisa, pero de poco parecía servir. Las serpientes se acercaban cada vez más, en instantes los alcanzarían.

-Pil, ¿crees que estás lo bastante fuerte para sujetar las riendas?

-Creo... creo que sí, ¿por qué?

-Tengo que irme un momento.

El Viejo le pasó a su esposa el control del animal, se abrazó a ella y sus ojos se volvieron negros. Su cuerpo se quedó vacío.

Las serpientes habían alcanzado ya a Jane y a Ham, y Kira forcejeaba con una de ellas. Estaba a punto de derribarlos cuando una de las serpientes se volvió contra la que los atacaba. Sus ojos eran negros.

Los dos monstruos se enzarzaron en combate mientras los demás trataban escapar. El Viejo tardó un poco en dominar del todo el nuevo cuerpo que habitaba, y se llevó un buen par de mordiscos por ello, pero al final logró enganchar a la otra serpiente por el cuello.

Más adelante, Pil podía sentir como el cuerpo de su marido se marchitaba por momentos. Si seguía usando su poder a ese nivel, pronto no quedaría más que piel y huesos.

El Viejo/Serpiente forzó su tenaza hasta que notó el sabor de la sangre. La otra serpiente se desplomó, muerta. La ganadora se estremeció, antes de huir despavorida, justo cuando el Viejo volvía a su cuerpo.

-Le he dejado de regalo un terror acérrimo hacia los humanos montados en hipogrifos implantado en su mente... joder, ya vuelvo a apestar...

-Tú te lo has buscado- dijo Pil- no deberías usar tu poder, sabiendo lo que te hace.

-Le dijo la sartén al cazo...

-¿Qué?

-Vamos, no creas que no lo sé. Roxane no se hirió esa mejilla sola. Que no pueda verte no significa que no pueda sentir tu presencia, por muy fantasma que seas...

Pilpintu sonrió por un momento, aunque una sombra de tristeza no tardó en anidar en su pecho al recordar la escena posterior. Claro que la quiero, recordó decir al Viejo, siempre la quise.

 

Al llegar a su destino Fenno, por supuesto, estaba esperándoles. Por algún motivo era imposible sorprender a ese tipo.

-Bienvenidos, amigos, pasad y poneos cómodos. Me alegro de verte, Pilpintu... Viejo, estás horrible...

-Gracias Fenno, tú tampoco estás mal- replicó el Viejo con sarcasmo.

-Tú siempre tan... ¡¿Qué diablos está haciendo ÉL  aquí?!- se interrumpió al ver a Ham.

-Hola amigo, ¿qué pasa? ¿No te alegras de verme?

Por un momento los ojos de Fenno se enrojecieron y la habitación comenzó a temblar. Pilpintu se apresuró a tranquilizarlo.

-Confía en mí, honorable amigo, está con nosotros. No sé por qué, pero la Taberna lo eligió.

Fenno movió la cabeza.

-Os fiais demasiado de esa dichosa Taberna... adelante, estáis en vuestra casa. Y tú -dijo señalando a Ham- sígueme, tenemos mucho de lo que hablar.

 

Pasó un rato. Jane y Pil hablaban en un rincón sobre el posible resultado de la batalla en la que se hallaban sus amigos. El Viejo se llevó a Purulento a otra habitación.

-Creo que es el momento de una explicación.

-Sobre mi alma -contestó Purulento- sí, te lo ruego. Ya la he vendido dos veces, y no estoy seguro de qué me pasará.

-No puedes haberla vendido dos veces. No al mismo demonio.

-¿Qué quieres decir?

-¿Cómo te llamas?- preguntó el Viejo.

-¿Qué? Pues purulento, ya lo sabes...

-No, tu verdader nombre. ¿Cómo te llamas?

Purulento trató de contestar, pero se detuvo, desconcertado.

-No... no lo recuerdo.

-Lo imaginaba. Verás, la codicia y la magia van muy unidas. nosotros codiciamos el poder y el conocimiento que tienen los demonios, y ellos codician lo que poseemos nosotros. La primera vez vendiste tu alma, la segunda tu nombre. Aunque no lo sepas, los nombres son poderosos. Mucho. También otras cosas. Los recuerdos.

-¿Los recuerdos?

-Sí. Los demonios codician nuestros recuerdos casi tanto como nuestras almas. Yo vendí el recuerdo de mi primer amor, el recuerdo de mis padres, y muchos más. Al principio no me parecieron importantes, no en comparación a los poderes que se me prometían. Pero lo son. Cada pacto me condenaba un poco más al inframundo, y yo lo sabía, pero quería más. Más poder, más conocimiento, más años de vida.

-Años de vida -repitió Purulento pensativo.

-Dijiste que mi pacto terminaba a los trescientos años, pero como hice otro, supongo que estoy a salvo, de momento.

-Depende. Cuando hiciste tu primer pacto, ¿qué querías? Poder, conocimiento y una vid larga para explotarlo, ¿verdad?

Purulento asintió.

-Pero cuando hiciste el segundo, ¿en qué pensabas?

-Yo quería... sólo quería conocimiento.

-Ahí lo tienes. No has conseguido más años. No los conseguirás del mismo demonio. Tienes que venderle tu alma a otro.

-¿A otro?

-Existen muchos demonios en el inframundo, y todos nos quieren. ¿Cómo crees que he vivido tanto? Mis 300 años pasaron hace mucho.

-¿Qué hiciste?

-Vendí mi alma una y otra vez. Cada vez que se acababa mi tiempo, procurando siempre que fuera a un demonio igual o más poderoso que el anterior. Calculo que ahora mismo hay dos docenas de ellos con un contrato firmado por mí.

El Viejo sonrió por un instante.

-Cuando me embarqué en la última aventura de la Taberna, la anterior a esta, lo hice sabiendo que era la última. Sólo quería ayudar a Pilpintu, reconciliarme con ella antes de morir y afrontar mi destino. Y morí, eso lo sé, pero aquí me tienes de nuevo.

-¿Cómo ocurrió eso?

-Tengo una teoría. Equilibrio de poder. Hay tantos demonios reclamando mi alma que, si alguno se decidiera a ello, estallaría una guerra civil en el inframundo. Es más seguro dejarme aquí, ni vivo ni muerto. No está mal para un viejo bardo, ¿verdad?

Purulento se quedó pensativo.

-¿Crees que yo podría hacer lo mismo?

-Quizá, o quizá hayan aprendido demasiado de mi jugada. Sea como sea, deberíamos intentarlo... Dijiste que tenías casi 300 años. ¿Cuanto te queda para cumplirlos?

Purulento consultó su libro. Parece que el recuerdo de su cumpleaños tampoco habitaba en él, después de todo. ¿Qué más habría vendido ese chico sin saberlo?

De repente se volvió pálido.

-Hoy. A medianoche.

-Mierda. No hay tiempo que perder, vamos a buscar lo necesario para invocación. Fenno debería tenerlo por aquí.

Cambiaron de sala a toda prisa, Pil y Jane se sobresaltaron al verlos, algo iba mal. De repente, una campana comenzó a sonar a lo lejos y Purulento se puso pálido del todo.

-No... todavía no...

Al sonar la duodécima campanada, Purulento cayó muerto.

Ya está a la venta La Taberna de Bloody Mary en la colección A Sangre de Saco de Huesos.

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Hambleto
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Los Hipogrifos llegaron a una zona del bosque oscuro...los árboles parecían mostrar el camino abriéndose. Sí, las criaturas voladoras sabían muy bien a donde dirigirse.

Era una cabaña, ni muy grande, ni muy pequeña.

- Pero qué hará ese desgraciado vampiro aquí - pensó Fenno, mirando de reojo a Ham

- También te estimo, viejo amigo, jeje- Y también me sorprendió escuchar tu nombre, y aún más verte.

- ¿!Quien diría que el herrero real de la Primera Casa, de la más grande Cd de los elfos oscuros...terminaría, en un lugar, como este?!, sinceramente, yo no- dijo Ham divirtiéndose con el rencor del elfo.

- Me pregunto, ¿qué habras hecho?...dijo Ham acercándosele...abriendo esos grandes ojos rojos...y sonriendo.

- ¡Calla!, ¡acompáñame!- dijo Fenno.

Ham, lo siguio hasta otra habitación...curiosamente, la pequeña cabaña tenía más cuartos de los que aparentaba.

- Escogiste un buen lugar para forjar tus armas- dijo Lahire, este lugar emana de magia. Magia oscura.

Ham colocó un viejo estuche en el suelo donde tenía parte del suelo de su Tierra, su arma...

- Jajaja, es tu ataud...vaya vampiro-

-...Y bien, ¿así es como tratas a quien te dio refugio, cuando huías de aquella tropa de cazadores de elfos?-

- Es cierto, eso paso. Ahora dudo si hubiese sido mejor, que mis hermanos me asesinaran...a permanecer como tu maldito esclavo por casi 100 años -

- Ese carácter tuyo. No eras mi esclavo, eras mi asesino personal, mi siervo, mi alumno...-

- Pero el alumno, superó al maestro - dijo Fenno.

---

Castillo de Lahire, hace más de 650 años

- He traído lo que me pediste- Fenno, arrojó un pequeño saco de piel sobre la mesa del comedor...la cabeza salió, dando vueltas, hasta quedar justo enfrente de Lahire.

- Bien, con cada ocasión te superas- Dijo Ham.

- Así es, pero será la última vez. He cumplido al eliminar a tus enemigos, como tu asesino personal. Exijo que me dejes ir. Sino, tendré que irme aún sobre tu inmundo cadáver.- Dije Fenno, desafiante

- Está bien, no me hace falta pelear contigo...sé que en Magia, te supero. Pero en estos momentos, he tenido una severa pelea. En mi estado, no puedo hacerte frente salvo con el acero de mi espada-

Ham, desenvainó su espada...cientos de letras antigüas se hallaban incrustadas sobre el frío acero. Admiró por un momento, la roja brillantez...sangre, gotas de ella.

- Pero eres ya, un experto en armas...no, sería suicidio de mi parte....jajajaja-

- Vete. Dijo Ham

Fenno, asintió. Hizo una pequeña reverencia. Dio un golpe en la mesa...y la rata que estaba sobre la mesa...saltó...de inmediato el elfo, se irguió, dio una media vuelta, volvió a girar sobre si mismo...cortando el mismo aire "Shinnng" rebanando a la pobre rata en dos...De nuevo dio media vuelta y se fue.

- Pero, un día. Me ayudarás de nuevo.- murmuró Ham

---

- Veo que has mejorado mucho el nivel de tus armas, Fenno. dijo Ham

- Así es, cada una de ellas es muy preciada para mí. Cada una, es única. Sólo puede ser usada por un solo propietario...no hay dos iguales-

- Me dejaré de rodeos, Fenno, ¿Vino Richard, cierto?-

- Sí, así es. Dijo que se preparaba para una gran batalla, pero no me dijo más-

- Notaste algo extraño. Sí, lo sé. Él es extraño, pero me refiero a alguna actitud suya que no fuera la acostumbrada-

- Él, me reconoció. Sabía del lugar, incluso mi nombre. Pero definitivamente, parecía otro...A veces lo sorprendía hablando solo.

- ¿Y qué te encargó?

- Su espada rota...la misma que le forjase hace cientos de años. Estaba rota. Y aún lo está...un poco...-Dijo Fenno, señalando una espada colocada en el fragor de un horno...Pero no te preocupes, el anciano OjosGrises...vendrá a recogerla dentro de tres días. No creo que corran peligro ahora. Dijo Fenno

- Regresemos, debo contarles esto..(TUMMMM) un sonido como una campana...dijo Ham (TUMMM) se escucho de nuevo.

(TUMMM) Los dos seres se miraron fríamente, mientras se escuchaba el siguiente..(TUMMM)

- Está aquí, ¿pero por quién? (TUMMM)

- Pilpin..¡NO!, ¡purulento! (TUMMM)

Y mientras corrían a ver a los demás...se escuchaba la última campanada  (TUMMMM)

A unos metros, Pilpin y Jane...miraban impotentes, como Purulento, se tomaba el pecho...asustado cogía de las ropas a Viejo, derrumbándose...muriendo.

"El mundo se ha desquiciado, ¡vaya faena, haber nacido yo para remediarlo!"

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_Pilpintu_
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A pesar de mi falta de fuerzas salí corriendo y me arrodillé junto a Purulento.

-Puedes hacerlo.. vamos puedes hacerlo...- le susurré. Jane se arrodilló a mi lado y me puso una mano en mi hombro.

-Pil... él no.... todos sabíamos que...- me deshice de ella más bruscamente de lo que pretendia.

-No va a morir- dije convencida. Me tumbé a su lado ante la mirada atenta de los demás; cerré los ojos y me concentré. Antes de desfallecer pude escuchar a Eleazar gritando mi nombre pero ya era tarde.

Me desdoblé como había hecho anteriormente, y sin pensarlo dos veces me metí en el cuerpo de purulento. La sensación fue extraña, como si estuviese en medio de un remolino de sombras. Me parecío que caía y caía al vacio, hasta que choqué contra un frio suelo y noté el sabor ferroso de la sangre en mi boca. Me puse en pie como pude y miré a mi alrededor. Me encontraba un desierto que parecía no tener fin.

Seguí buscando, hasta que a unos metros vi a Purulento tumbado en el suelo, exhausto. Me acerqué un poco más a él hasta que notó mi presencia.

-Tú...- se atrevió a susurrar.

-Te voy a ayudar,- le dije segura mientras me disponía a ofrecerle mi mano para que se pusiera en pie.

-¿Acaso no estoy muerto?- hice un gesto negativo con la cabeza.

-No, pero no tardarán en venir hasta aquí para llevarse definitivamente tu alma, les despistaremos;- Purulento me miró confuso- confía en mí- sentencié sonriente.

Se levantó y se encogió de hombros. "Yo puedo... yo puedo.." Deseé con todas mis fuerzas. Busqué energía en todo lo que nos rodeaba, a pesar de la escasa vegetación, la luz del sol era suficiente para que mi poder apareciera. Cuando sentí mis manos apunto de estallar en un millón de estrellas, me acerqué al alquimista y cubrí su rostro con mis manos.

-¿Qué haces?- dijo un poco asustado pero sin retroceder.

-Te oculto, bajo la forma de un Nigromante. No te puedo ofrecer nada mejor, ya elegiste la magia negra en tu camino; yo no puedo deshacer eso. Como nigromante tu poder y sabiduría residirá en el estudio de la muerte y los poderes psíquicos, controlando así toda materia muerta o espiritual... -mientras hablaba era obvia su transformación.  Sentían que me fallaban las piernas, me estaba debilitando. Después de unos minutos Purulento se había convertido en Nigromante... pero yo me había quedado ciega, y caí de rodillas dolorida, hasta quedar inconsciente.

Cuando volví a abrir los ojos vi a Jane que me gritaba algo y gesticulaba exageradamente, "de nuevo a salvo", pensé aliviada. Y un poco más allá  Viejo que jugaba con una extraña gema que llevaba al cuello, tal y como solía hacer cuando algo le preocupaba.

-No seas hipócrita...- dije sonriendo, y volví a cerrar los ojos, necesitaba descansar.

...(...) "y porque era el alma mía, alma de las mariposas" R.D.

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 Guillaume parecía haber recuperado la memoria, o al menos parte de ella y ahora luchaban los tres en formación de triángulo, espaldas juntas y rechazando las embestidas de aquellos seres. Si Devan no intervenía quizás salieran de esta. Guillaume luchaba con la destreza que le recordaba, pocos movimientos pero precisos. No me sorprendía su habilidad, sin embargo era la primera vez que veía a Julián en batalla. Sin duda aquellas pistolas estaban echas para él. Se movía deprisa y no erraba el tiro. Resultaba un gran acompañante en la lucha y por la naturaleza de sus armas podía herir a más enemigos más rápido. Sin duda sería de gran utilidad cuando tuviéramos que escapar de allí. Sus ojos brillaban con una mezcla entre la furia y la alegría. Los ojos de alguien que disfruta en la lucha; sin lugar a dudas su sitio estaba allí.

La cabeza tardaba algo más en crecerles, pero la diferencia era demasiado corta y apenas la notábamos. Llevábamos ya casi dos horas luchando, el momento de escapar estaba cerca, pero el sudor en las frentes de Guillaume y Julián hacía evidente que no estaban en el mejor momento para salir corriendo y yo también empezaba a sentirme algo cansado; hacía tiempo que no sentía el sudor corriendo por mi frente. 

- Tenemos que salir de aquí ya - dijo - si nos quedamos mucho más rato terminarán por acabar con nosotros.

- Muy bien genio - dijo Julián con cierta ironía - encuentra tu el camino y yo encantado de salir corriendo.

Estaba pensando como podríamos salir de allí cuando ví como una bola de energía de un  intenso color morado impactaba en el pecho de Devan y lo tiraba del caballo. Miré desde dónde había venido el ataque y vi a Roxane avanzar hacia Devan con las manos brillantes de energía. Devan se levantó con un ágil movimiento y sin aparentar el menor esfuerzo levantó a Roxane por los aires con su poder telequinético y con un haz de luz rojiza la lanzó con una violencia desmesurada hacia dónde estábamos nosotros. Me aparté de mis dos compañeros y conseguí atraparla en el aire antes de que quedara ensartada en una rama rota unos metros más atrás. 

Devan volvió a montar su caballo y se acercó a nosotros al paso. Ahora si que estamos jodidos, pensé.

- No bajéis la guardia - grité - concentraos en abrir un camino hacia el bosque, yo intentaré entretener a Devan - lo dige pensando que sería una empresa casi inútil.

Cuando me vió plantarle cara espada en mano, Devan sonrió, bajó del caballo y desenvainó su acero. Empezamos a luchar y el choque de nuestras espadas se escuchó durante un buen rato. Era mejor esgrimista que él y más fuerte físicamente así que poco a poco le comía terreno. Sin embargo cuando el combate parecía decantarse en mi favor un aura rojiza le envolvió y sentí como si miles de puños me golpearan al mismo tiempo con una virulencia fuera del alcance de cualquier humano. Volé por los aires varios metros y aterricé contra el suelo. Devan saltó hacia mí y apoyó la punta de su espada en mi cuello. De esta no sales, me dije.

Vi cómo levantaba su acero para asestar el último golpe cuando de pronto todo se detuvo. Literalmente todos los enemigos quedaron como congelados y se hizo un silencio sepulcral a nuestro alrededor. Entonces una figura menuda, cubierta con una capa negra con capucha apareció de entre la espesura. La miré confuso, reconocía su olor, pero me parecía imposible que estuviera allí. Entonces se quitó la capucha y su melena rubia ondeó al viento. Era Lucía. Sus ojos brillaban con un color verde marino que llamaba poderosamente la atención. De pronto todo encajó, Lucía era una Maga del Tiempo.

Julián y Guillaume dudaban si atacarla o no.a

- Tranquilos - dije - es una amiga.

- ¿A que esperáis para salir de aquí? - dijo - No voy a poder detener el tiempo etérnamente. 

Agarré a Roxane por un brazo y prácticamente la arrastré a la carrera entre la espesura. Julián, Guillaume y Lucía venían detrás. Cuando llegamos a un claró me volví a mirar los fríos ojos de Roxane, que parecían distantes.

- ¡¿Estás loca bruja?! - le grité - ¿Porque demonios no te fuieste con los otros como estaba previsto? ¡Casi nos matan por tu culpa!

- Yo...Devan está bajo el control de Ojosgrises. Le está utilizando y cuando cumpla su objetivo, lo matará. ¡Lo matará Coon!

- ¿Y a tí eso que te importa?

- ¡ES MI HIJO! - gritó y sucedió algo que creía imposible; Roxane calló de rodillas con un río de lágrimas en los ojos y apretó mi gabardia con sus manos, apoyando la cabeza en mi pierna - Es mi hijo - repitió entre sollozos - ayudadme, por favor, por favor...el llantó la impidió seguir hablando. 

Me parecía casi imposible que Roxante tuviera algún tipo de sentimientos, pero sus lágrimas eran sinceras. Silvé y unos instantes después Hilal apareció entre la espesura.

- ¿Cómo ha llegado tan rápido? - preguntó Julián.

- Ya nos estaba esperando - le dije que esperara por aquí el otro día, por si ocurría algo. 

Subí a Roxane a su lomo.

- No tenemos mucho tiempo - dijo Lucía - tenemos que ir a la morada de Fenno. El Abuelo os espera.

- ¿El Abuelo? Querrás decir el Viejo - dije.

- Abuelo, Viejo, que más da - respondió - el caso es que os espera.

- No será fácil encontrar la morada de Fenno, a saber que forma tendrá esta vez. La última vez que estuve aparentaba ser una cueva.

- Estará camuflada como una cabaña de madera. Yo iré con vosotros hasta allí, por si necesitais mi ayuda de nuevo.

Comenzamos a andar internándonos en el bosque. Todos excepto Julián nos agachamos y nos untamos algo de barro por el cuello. Yo se lo unté a Roxane.

- ¿Para qué demonios hacéis eso? - preguntó el sheriff.

- Es por las avispas - dije - las auyenta.

- Mirad los bravos guerreros y magos - dijo socarrón - resulta que le tienen tanto miedo a una avispa que prefieren llenarse la piel de barro.

- Las avispas de este bosque no son como las que conoces - dije - haz lo que quieras, pero yo me pondría algo de barro en tu lugar.

- Ya ya ¿y que podría pasarme? Sólo es una avispa.

- Te lo explicaré - dijo Guillaume, que se acercó a Julián y le susurró unas palabras al oído. MIentras hablaba, los ojos de Julián parecían a apunto de salir se de sus órbitas en un evidente gesto de terror. En cuanto Guillaume terminó Julián se agachó como una centella y cubrió toda parte visible de su piel con barro. El templario le miró y rió de buena gana. 

- Démonos prisa - dije - tengo que hablar con Fenno. 

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ViejoBastardo
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Coon y los demás llegaron a la cabaña de Fenno en el tiempo acordado, junto con una chica que al Viejo Bastardo le pareció vagamente familiar.

Como siempre, el cachorro dejó la cortesía a un lado y se ahorró las presentaciones.

-Bien, Viejo, creo que ya es momento de que nos hables del báculo de ébano.

El Viejo, que jugueteaba con la gema entre los dedos, comenzó a hablar.

-Me temo que no hay mucho que pueda decir. Sé que yo me lo llevé dela Taberna años antes de que nos volviéramos a encontrar allí la primera vez, aunque no recuerdo por qué, ni qué hice con él.

-¡¿Qué?! ¿¡Fuiste tú!? -intervino Pilpintu, colérica, al tiempo que su hermana sonreía. Le encantaba que se pelearan así.

-Así es, mi amor. Lo siento. Creo que tenía una buena razón, pero... pero no soy capaz de recordarla...

-Creo que puedo ayudar en eso -intervino Fenno- Hace siglos viniste a mí y me hablaste sobre el báculo. Me dijiste poco y me obligaste a borrar sus recuerdos de tu mente.

-¿Qué? ¿Por qué iba a hacer eso?

Fenno se encogió de hombros.

-No quisiste contarme nada. Dijiste que era demasiado peligroso. Pero me diste algo, por si un día venías a preguntarme por él.

Fenno se acercó a un mueble y abrió un cajón. De ahí sacó un viejo pedazo de pergamino y se lo entregó al Viejo, que lo miró detenidamente.

-Son unos acordes. ¿Cómo van unos acordes a...? Oh, claro.

El Viejo tomó un laúd que había colgado de la pared y comenzó a tocar los acordes del papel. Pronto, sus ojos se volvieron blancos y los dioses hablaron, una vez más, a través de su garganta.

 

De nuevo reunidos los héroes.

Los viejos, los nuevos,

los que nunca antes lo fueron.

De nuevo aquí,

de nuevo en guerra,

en el lugar acertado

pero errados en el tiempo.

Él báculo mágico no está aquí,

no ahora,

debéis volver a otro tiempo

en que los hombres, osados,

han aprendido a volar,

en el vientre de bestias de metal.

Allí el camino encontraréis,

aunque no es donde lo acabaréis.

Uno de vosotros se quedará,

y allí, de nuevo, os encontraréis.

Fenno esperará,

más conocimiento acumulará,

y quizá así ayudaros podrá.

 

El Viejo dejó de tocar, exhausto y con la boca seca, como siempre que los dioses hablaban a través de él.

-Sus versos siguen siendo tan malos como sus augurios- sentenció.

-Así que si lo he entendido bien -dijo Julián- la fastidiamos soberanamente al volver a este tiempo. Teníamos que habernos quedado.

-No creo -intervino Pil- la taberna nos trajo porque debíamos estar aquí para descubrir esto. Ahora deberemos volver para encontrar el báculo.

-Y yo me quedaré aquí -dijo Fenno-, para tratar de averiguar lo que se supone que debo contaros cuando nos volvamos a encontrar.

 

Tuvo que ser Jane la que los devolviera a la realidad.

-Pero ¿cómo vamos a viajar en el tiempo? Ya no estamos en la Taberna, y Ham dice que su máquina del tiempo se quedó en el futuro.

Lucía dio un paso adelante.

-Eso dejádmelo a mí. El Tiempo es mi dominio por herencia.

Con eso, agarró con una mano una gema que colgaba de su cuello. El Viejo reparó en que se parecía a la suya, sólo que mucho más antigua. Una ráfaga de viento comenzó a barrer la estancia el tiempo que Lucía entonaba extraños cánticos, y todos menos Fenno desaparecieron en un haz de luz.

-Qué groseros -dijo éste- ni siquiera se han despedido.

 

Los héroes, y Roxane, aparecieron con otro destello azulado en mitad de la noche. La ciudad a sus pies era, sin duda, la misma que habían visto en el futuro, pero estaba medio en ruinas. Más allá se alzaba una imponente fortaleza que rodeaba una montaña de huesos alta y estrecha. En la cima estaba la Taberna, y todos se estremecieron al ver el cartel en su puerta que rezaba: La taberna de OjosGrises.

Sin que pudieran mediar palabra, tres pequeñas naves los rodearon. Se parecían a aquellos vehículos que Purulento había llamado "motocicletas", pero estas volaban. Sus jinetes vestían ropas de cuero y cascos negros. uno de ellos habó, con voz metálica.

-Quedan detenidos bajo la ley contra las criaturas mágicas promulgada por su majestad, el Emperador Ojosgrises.

Todos sintieron un escalofrío al oir ese nombre.

Ya está a la venta La Taberna de Bloody Mary en la colección A Sangre de Saco de Huesos.

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Coon
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 De nuevo en un tiempo extraño, muchos años en el futuro, en el que llamaban Emperador a Ojosgrises. Aquellos extraños jinetes querían detenernos. Guillaume y yo nos miramos de reojo menos de un instante y cada uno de nosotros se abalanzo sobre un jinete, espada en mano, rebanando sus cabezas. De sus cuellos empezaron a salir unas extrañas luces. Gracias a los conocimientos que Lucía me traspasara en nuestro primer encuentro, lo reconocí como chispas eléctricas y a los seres como androides. El tercero sacó una extraña arma y se disponía a disparar, pero Julián fue más rápido y una brillante luz blanca hizo un enorme agujero en el pecho de la máquina humanoide.

- No toqueis esas lucecillas, creo que podría ser doloroso hacerlo. 

Salté sobre una de esas máquinas voladoras (¿aerocicletas?). Jane y Purulento (con un aspecto algo cambiado y un extraño poder brillando en sus ojos) subieron conmigo. El resto se repartió en las dós máquinas restantes. Lucía pilotaba una con el Viejo y Pilpintu. Roxane, Guillaume y Julián subieron a la tercera.

- Esta vez prefiero ir por mis propios medios -dijo Ham justo antes de deshacerse en una nuve oscura.

- Y bien ¿A dónde vamos? - dijo Guillaume.

- A la Taberna de Ojosgrises, claro - respondió el Viejo - tengo la garganta algo seca.

Con un extraño ruido y no sin dificultades conseguimos poner rumbo hacia la Taberna.

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_Pilpintu_
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-Esto no puede ser más terrible...-susurré resignada.

-¿Cómo dices cariño?- preguntó Eleazar que manejaba a duras penas aquel trasto.

-Digo, que es terrible que ni si quiera la muerte nos separe; vas a darme la tabarra incluso después de morirte, con suerte cuando muera yo no resucito,- continué enfurruñada.

La joven que iba sentada detrás mía era realmente extraña. Parecía distante y muy callada, era de las pocas veces que me ocurría que no sabía lo qué podía estar sintiendo otra persona; por lo general me consideraba una persona empática, pero aquella Lucía me tenía en ascuas.

Finalmente "aterrizamos" como pudimos  y mirándonos unos  otros nos adelantamos a la Taberna con cautela. Yo me quedé rezagada, me pesaba el cuerpo, no quería ni pensar en qué se habría convertido mi adorado local. Jane, siempre atenta se atrasó conmigo y me dio la mano para darme fuerzas.

-Tranquila Pil, estamos todos para enfrentarnos a esto; no estás sola...- Sus palabras me emocionaron, y no pude evitar soltar alguna lágrimita.

-Bueno, no les dejemos quedarse con toda la diversión,- le respondí sonriente, y tratando de parecer despreocupada.

Si hubiese creído en un Dios, habría rezado; pero lo más cercano a un Dios que había conocido era aquel que intentaba quedarse con la Taberna, un Dios destructivo y peor padre .

...(...) "y porque era el alma mía, alma de las mariposas" R.D.

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Purulento
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Me dolía la cabeza. Estaba tumbado en el suelo. Abrí los ojos, y entonces lo supe. Estaba en el infierno.

-Bueno, así que este es el final.- Me dije a mi mismo frotandome la cara, sin levantarme del suelo.

Estaba muerto.Tenía todo el tiempo del mundo para pensar. Ya apenas recordaba que habría vendido y que conservaba de mi antiguo yo. Miraba al rededor esperando que aparecieran los demonios, y reclamaran lo que ahora les pertenecía. Mi alma, mi nombre, mis recuerdos, probablemente tambien mi carne. Nada sucedió durante muchas horas. Supongo que en el inframundo el tiempo pasa mucho más lento. Entonces una luz cegadora apareció del cielo, tan brillante era que tuve que cerrar los ojos y cubrirlos con mis manos. ¿Luz en el infierno? Esto si que es nuevo, pensé. Fue entonces cuando la vi. Era Pilpintu. No sabía como había llegado alli. Pero ahi estaba tendiendome la mano para que me pusiera en pie. En ese momento, una duda cruzo los railes de mi mente. ¿realmente estaba muerto?.  Y al preguntarle ésto, quedé sorprendido, ya que por lo visto no lo haría hasta que me arrancasen el alma. Fue entonces cuando ella usó su poder,cubrió mis ojos con sus manos, y me convirtió en Nigromante.

En ese momento, sentí fluir de nuevo el poder, un poder, que manaba de la misma muerte. Oculto tras aquella nueva forma, los demonios no vendrían a buscarme. Paseé un poco por aquel lugar, mientras caminaba, mi cuerpo, iba aceptando esta nueva naturaleza. Mi sangre, se había vuelto tan oscura como la muerte. ¿cómo sabia esto? no lo se, simplemente lo sentía. Mi piel, palidecía a cada segundo. Y mi pelo, volvió a ser negro como la misma noche.Un charco de agua en el suelo. Me arrodille, notaba que estaba cambiando pero quería ver cuales eran dichos cambios. Lo que mas me sorprendió fueron mis ojos. Ahora, eran completamente blancos, salvo la pupila, un pequeño punto negro. Nada de color cubría mi cuerpo. Solo negro y blanco. Muerte.

Cerré los ojos, y abandoné aquel lugar. Fue fácil. Estos nuevos poderes me permitían desdoblarme al igual que lo había hecho Pil, pero no para pasear por la tierra de los vivos, sino para surcar el sendero de los muerto, es decir, donde estaba ahora.

Abrí los ojos y alli estaban mis compañeros. Jane, Pilpintu y Viejo. Pil estaba tumbada a mi lado, descansando.

-¿Cuantas horas han pasado Viejo?- Pregunté ante la atenta mirada de Jane. Viejo no se sorprendió demasiado al ver mi aspecto.

-¿Horas? Son las doce y quince minutos. LLevas sólo quince minutos muerto.- Dijo Jane, acariciando el cabello de Pil.

-¡¿¿¡¡QUINCE MNUTOS?!?! Estoy completamente seguro de haber pasado muchas horas en aquel lugar. -El Viejo esbozó una sonrisa.

- En el infierno el tiempo transcurre a diferente velocidad que aquí. Por cierto veo que Pil te ha despertado "ese" poder.- Dijo mientras me volvía a entregar mi libro.

-¿de qué poder hablas Viejo?- Preguntó Jane, mirándome.

- Soy un Nigromante, ahora controlo toda materia muerta o espiritual. Puedo oler la muerte así como llamarla. Puedo... caminar entre los muerto.- Al decir esto miré mis manos, ahora, tan blancas, parecían puro hueso.- Pil me ha salvado, despertandome estos poderes.- Dije dedicándole una sonrisa.

En ese momento aparecieron Coon, Guillaume, Julián, Roxane y una joven que apenas conocía. Me colgué el libro, y tras despertar Pil, ver como Viejo cantaba una antigua cancion que nos guiaría a nuestra próxima aventura, nos vimos todos luchando contra aquello que parecían androides. Luego montado en aquel vehículo con Coon éste me susurró al oido:

- Sé que ahora tienes nuevo poder, tus ojos, ese brillo. Hueles a muerte. A magia negra, a...

-Sí Coon, amigo, a Nigromancia.

" En vida fui una cosa fétida llena de enfermedades.Una vez muerto, no he cambiado mucho."

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jane eyre
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El lugar en el que acabábamos de entrar no merecía el nombre de taberna. Jane no había visto nunca un sitio tan poco acogedor. El aire olía fuerte, como el olor del combustible que usaban las aviones cuando la Taberna se acomodó en el aeropuerto y una especie de zumbido llenaba la penumbra en la que el local estaba sumido.

Lo que más extrañó a todos, fue la ausencia de cualquier clase de vida. El lugar estaba completamente vacio.

_ Esto me huele mal _ dijo el templario asiendo la empuñadura de su espada para sentirse más seguro._ ¿no será una trampa?

_ Nadie sabe que estamos aquí ¿no?_ preguntó Julián.

Coon tenía una actitud extraña. Intentaba rastrear algo en el aire y Jane supo que lo había detectado cuando sus ojos, durante un instante fugaz, cambiaron a un color rojo que le recordó temores pasados.

_ ¿A qué esperamos?_ se oyó la voz de Roxane_ Tenemos que hacer algo, aquí parados no solucionaremos nada.

La impaciencia de la mujer hizo que los sentidos de la princesa se pusieran alerta, nunca acabaría confiando en ella plenamente; ¿y si ella sabía algo que les hubiera ocultado y los conducía a una encerrona?

Instintivamente apretó el brazo de Pil y cuando el zumbido del aire se agudizó miró a sus compañeros para cerciorarse que no lo oía ella sola. Purulento escrutaba las paredes de aquella sala vacía como si pensara que alguna puerta oculta se mostraría de repente, y sin embargo, lo que ocurrió aún les cogió más de sorpresa. La puerta por la que había entrado unos minutos antes desapareció. Allí no había nada, era como si hubieran podido atravesar una pared en la que no habían reparado o como si, simplemente, la puerta se hubiera volatilizado, dejando al alcance de sus ojos cuatro paredes igual de desnudas.

El zumbido oscilaba como si se tratara de una banda sonora macabra.

 

 

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Julián Castro
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-Tenemos que hacer algo, aquí parados no solucionaremos nada.-dijo Roxane.

Julián pudo percibir perfectamente la abrasadora mirada de odio con la que Jane la fulminó. Era evidente que creía que nos estaba guiando hacia una trampa, pero él sospechaba otra cosa muy diferente. Al fin y al cabo, Jane no la había visto llorar, y a decir verdad, Roxane no parecía la misma desde que viera su hijo.

Julián se puso a buscar, junto con Purulento, Coon y Guillaume, que no soltaba la empuñadura de su espada, de dónde venía aquel molesto zumbido que les rodeaba desde que entraron a la Taberna. Viejo acompañaba a Pil, que descansaba sobre un mugriento taburete, visiblemente fatigada por la caminata hasta allí. Todos se dieron la vuelta cuando Jane ahogó un grito y señaló a donde antes estaba la puerta: había desaparecido y ahora estaban encerrados.

-¿Qué coño está pasando aquí?.-pregunto Purulento.

-Hermana-dijo de pronto Roxane, que había permanecido en el centro de la habitación.

-¿Qué quieres?-dijo Pil, visiblemente molesta.

-Tü también lo estarás sintiendo: Esta no es la Taberna.

Todo el mundo se detuvo y la miró. Pil cerró los ojos y respiró hondo, mientras su marido le secaba el sudor de la frente con el dorso de su mano.

-Es cierto-dijo, pasados unos segundos.

-Genial-dijo Viejo.-Estamos encerrados en un sitio que no es la Taberna.

-Peor aún-intervino Julián.-Las paredes se mueven. Nos van a aplastar.

La perplejidad dio paso al terror en pocos segundos. Todos intentaron detener el avance de las paredes con sus propios medios: Purulento buscaba en su libro algún conjuro; Coon intentaba abatir una de las paredes con su espadón, sin conseguir levantar ni una astilla, y Julián disparaba bolas de fuego una y otra vez, sin conseguir más que una quemadura humeante.

El avance implacable de las paredes se acelaraba más y más a cada minuto. Cuando todos estaban apiñados en el centro de la habitación, alrededor de Pilpintu, las paredes se detuvieron. Julián no entendía qué había pasado hasta que vio a Coon mirar a Lucia fijamente. Era evidente que la Maga del Tiempo las había detenido de alguna forma.

-Muchas gracias.-dijo Viejo.-Podrías haberlo hecho antes, ¿no?

-Tenía que hallar las coordenadas temporales de esta falsa Taberna.-contestó la chica.-El salto temporal todavía me tiene un poco descolocada.

-Bueno, ¿ahora qué? ¿Cómo salímos de aquí?-preguntó Pilpintu. Su cara estaba demasiado blanca.

-Arrestados.-dijo Lucia. Y de repente ninguno se podía mover: les había hechizado. Ni siquiera pudieron gesticular su asombro.

Hecho esto, la mujer extendió los brazos y las paredes retrocedieron hasta que. la habitación recobró su tamaño original. Después se dirigió hacia una de las paredes y con una serie de gestos, una nueva puerta apareció. Ninguno podía hacer nada. Ni siquiera eran conscientes de lo que estaba pasando, estaban en un bucle temporal.

Hasta que de repente, Lucia cayó desmayada y todos recobraron el movimiento. Les costó un poco comprender lo que había pasado; recoradaban la última sentencia de la chica que yacía inconsciente pero no sabían cómo las paredes habían vuelto a su sitio, y es más, no supieron cómo se habían salvado hasta que vieron a Pilpintu desmayada.

-Mierda-rugió Viejo.-Ha vuelto a desdoblarse, esta vez ha consumido demasiada energía. ¡Todo esto es por tu culpa!-gritó, señalando a Coon.-¡No tendrías que habernos traído a esta mujer!

Coon ya se estaba poniendo en posición defensiva y cambiando el color de sus pupilas cuando Jane se interpuso entre ambos.

-Vamos Viejo. Esto no ayudará a Pil y lo sabes.

-Eh, ya vuelve en sí-dijo Julián, que había atado a Lucía. Todos se agruparon en torno a ella, que se les quedó mirando, aturdida.

-Vaya, no conté con el plano astral-maldijo la mujer.-dijo.-¿Y vosotros qué mirais, pasmarotes? No pienso decir nada.

-De eso me encargo yo.-dijo Purulento, que practicó un hechizo para terminar de despejar a Lucia y para que contara toda la verdad.

-Vaya, no conté con el plano astral-maldijo la mujer.

-¿Por qué has hecho esto? ¿Quién te manda?-preguntó Jane, zarándeandola.

-Mi padre me pidió que os trajera aquí. Os necesitaba.

-¿Quién es tu padre?-dijo Coon.

-El emperador, por supuesto.

-¡Mientes!-dijo el Viejo.-Ojosgrises no puede ser tu padre.

-Sí lo es.-dijo Roxane desde la barra. Se había sentado y parecía cansada: al fin y al cabo, Pilpintu se había agotado. Pero sólo Julián lo sabía.-El emperador Ojosgrises, Devan Ojosgrises es su padre. Y por eso tú, Eleazar, eres su abuelo.

Lucia movió la cabeza, orgullosa, en un gesto afirmativo.

"La mayor locura del hombre es pretender estar cuerdo..." www.loslibrosgrises.blogspot.com

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Coon
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 Aquello fue una sorpresa, aunque no tan grande como esperaba. Sabía que lo de llamar Abuelo al Viejo había sido un desliz y no una equivocación lingüistica. Era más que evidente quien era su padre, lo que era sorprendente era que el emperador Ojosgrises fuera Devan. En aquellas paredes volvió a aparecer una puerta y todo un ejércido de aquellos androides nos rodearon, ataron nuestras manos con una fuertes argollas metálicas y nos obligaron a caminar.

Cruzamos varios pasillos vagamente iluminados hasta que llegamos a una fría y enorme sala. Nos hicieron esperar un momento mientras un guardia (este humano) hablaba con uno de los androides, desaparecía por una puerta al fondo de la estancia y regresaba poco después, ordenando que nos hicieran entrar. Nos guiaron a empujones hasta el pie de un trono brillante y lleno de botones. Sentado en él había un hombre maduro, con una espesa melena roja y unos brillantes ojos grises. Devan.

- Hija mía - dijo mirando a Lucía - ¡Soltadla imbéciles¡ - nos miró por un instante - y a los otros también.

- Hola padre - dijo Lucía - he traído a las personas que me pediste.

- Padre, Madre, Princesa - hizo una pausa y me miró a los ojos durante un instante - Coon, gracias por venir. Disculpad las malas formas, pero me he visto obligado a implantar unas duras leyes contra las criaturas mágicas. 

- Tienes quince segundos antes de que te corte la cabeza - dije haciendo relampaguear mis ojos.

- Tranquilo, amigo. No es lo que pensáis. Yo no soy el malo. Os he traido porque necesito vuestra ayuda, porque el imperio se desmorona. El es demasiado poderoso.

- ¿Quien es él? - preguntó Purulento.

- Mi abuelo, Richard.

El silencio se hizo durante algunos instantes.

- Sabemos que en el pasado Richard y tú estábais juntos. Mejor dicho el te controlaba y pensaba matarte una vez cumplidos sus planes - dije - ¿porqué no estás muerto?.

- Claro, no lo sabes - respondió - tú me salvaste Coon, hace muchos años. Mi abuelo estaba cerca de conseguir su propósito. Yo me había revelado contra él después de ver como mataba a Madre y a la tía Pilpintu y estaba a punto d eliquidarme. No se porque motivo te interpusiste. Fue un golpe letal para tí, pero me dió el tiempo suficiente para reunir el poder necesario para derrotarle...solo durante un tiempo. Durante siglos establecí un reinado de paz, de igualdad, de virtud. Un reinado que se transformó en un imperior. Y entonces regresó Él, más poderos, más cruel. Mis poderes ahora son mayores, pero sigo siendo muy inferior a él. Solo la barrera mágia que Madre y la tía implantaron alrededor de este castillo antes de morir me salva de haber muerto, aunque no resitirá mucho más. - hizo una pausa - Padre - continuó mirando al Viejo - ha asesinado a tanta gente. No sabía que hacer. Entonces los poderes de Lucía despertaron. Fue como ver un rayo de esperanza en mitad de la noche. Juntos planeamos advertiros, ayudaros y pedir vuestra ayuda. Si pudieramos evitar vuestras muertes quizás encontrásemos la forma de evitar todo esto.

La conversación se extendió durante horas. Al principio resultó dificil de creer, pero tanto Purulento como Ham confirmaron su sinceridad con sus respectivos poderes. Por mi parte, he aprendido que las mentiras huelen y Devan estaba siendo sincero. Nos contó cómo murió cada uno de nosotros en el pasado, implorando el perdón de Julián y Jane, pues cayeron a sus manos. Tras una larga disertación se acercó a un baúl en el extremo derecho de la sala y nos llamó uno a uno. Se disponía a entregarnos información y un objeto a cada uno. Un objeto especial para cada miembro y una información que solo el destinatario debía poseer, para poder salvar el futuro y su propia vida. Cuando me llamó, me acerqué con curiosidad.

- Coon - dijo - lo que voy a decirte es muy importante. No debe saberlo nadie, ni siquiera Jane, ni Lucía. Especialmente no debe saberlo Lucía. Coon ten - dijo entregándome una pequeña daga con unas runas inscritas en la hoja - si todo sale como lo hemos previsto, cuando regreséis atrás no me veréis hasta pasado mucho tiempo - porsiguió - será en este mismo castillo, aunque tendrá un aspecto muy diferente. Esta daga tiene una inscripción que solo se activará con tu sangre. Úsala para enfrentarte a mí, anulará mis poderes y entonces podrás matarme. 

- ¿Matarte?¿Porqué? - dije

- Si yo muero Jane y Julián sobrevivirán y tu no tendrás que salvarme de Richard. Para entonces muchas cosas quedarán todavía por resolver y quizás tengáis una oportunidad de acabar con él. Además, esta daga absorverá toda la energía de mi ser. Si consigues clavársela en el corazón, su muerte será un hecho. 

- Pero ni tú ni Lucía existiréis.

- Yo no existiré en el futuro. Enviaré a Lucía justo antes del momento en el que debería morir Richard. Ella entonces existirá después de mi muerte. Esta paradoja, quizás la salve de desaparecer. Eso espero, al menos.

Cuando volvía hacia mis compañeros, con la daga oculta bajo la gabardina, ví de reojo en el fondo de la sala a un joven peculiar. Tenía el pelo lacio, largo y negro. Me miraba con curiosidad. Sus ojos eran lo más desconcertante: tenía un ojo de un profundo color miel y el otro de un brillante color rojo. Cuando quisé volverme para verle mejor, había desaparecido. Solo son imaginaciones mías, será mejor que me centre en la realidad de una vez.

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Hambleto
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Ham se envolvió entre sombras...manteniendo su estado, prefirió no entrar en la Taberna. Creía que era una trampa...los demás entraron antes de poder advertirles su presentimiento..."Mierda!"...observó como la puerta de la Taberna desaparecía...justo cuando iba a intervenir, escucho un zumbido y la Taberna comenzó a encogerse y de repente se hacía grande de nuevo.

Un enorme ejército apareció de repente, de la nada, apresando a todos en la Taberna. Los subieron a una Nave y Ham los siguió. Una vez llegado a un Castillo de barreras tremendamente poderosas...y luego de haber escuchado el discurso del Emperador OjosGrises...

- Le suplico al Conde, que tome su forma...- Dijo, dirigiéndose a una esquina del Castillo...completamente en sombras.

Dos pequeños ojos rojos salieron primero...luego entre sombras de humo...formaron la figura del Conde. De Ham.

- Hecho está, joven Emperador-

- Mis palabras son sinceras, tanto Purulento como tú. Han observado mi mente, y no han detectado mentira...- Afirmó Devan.

- Mentira...Tal vez no he detectado mentira en tus oraciones...más veo la duda en tus ojos- Sentenció Ham

- No confío en Usted, Emperador- Agregó Ham, insolente.

---

Luego de que hubieron pasado cada uno de los personajes del Castillo. Le tocó el turno a Ham.

- Acompáñame entonces al balcón de este viejo Castillo, Conde Ham, dijo Devan "debo conversar con Usted" ..."así como la Información que buscabas. Esa, que sólo interesa a tus propósitos" agregó telepáticamente el joven Devan.

- Sabes, este Castillo me parece familiar...pero lo veo moderno...me gustan los cambios- Señaló divertido el Conde.

Ante la mirada atónita de los demás, y del mismo Conde Ham. Devan parecía reconocerlo e incluso, mostrar ¡¿respeto?!...

Devan lo condujo al balcón, era visible ante los demás. Pero cerró las puertas mágicamente...emanando un brillante color amarillo y azul.

- Nunca había visto nada como ésto, señaló Ham-

- Es magia y tecnología. Tú la conoces, pues has viajado por el tiempo. Has modificado vidas por diversión - Dijo el Emperador Devan. -Quizás lo correcto sería eliminarte- Dijo Devan, apoyándose sobre el pasamanos, dejando entreveer cierta ira. -Has desencadenado guerras, corrompido Reinos e Imperios...has hecho que personas buenas hayan bebido de tu sangre maldita...atándolas un poco, a ti.

- Has acabado el sermón, Devan...¿o me debo marchar?...

La noche, permanecía en silencio por instantes. Naves salían y entraban repetidamente. A lo lejos, una ciudad en ruinas, completamente a oscuras...iluminada por instantes por pequeñas naves. Sus escasos centímetros, no eran proporcionales con la luz semejante a la de un Faro que emitían aquellos artefactos.

Devan permaneció silencioso...Metió una mano en su ropaje, en el pecho, buscando un objeto. Finalmente, le entregó una espada...la misma que Ham portaba pero mucho más Fina, casi nueva, casi mítica, sus letras rústicas ya no eran tales...sino caras que surcaban el acero, lamentándose por su horrible final. Enemigos del Conde que servían encadenados eternamente...Ham, sacó su vieja espada y las dos, se fundieron como una sola. Dejando entrever una espada, con detalles hermosos. Dragones, vestias, hombres, mujeres, niños y bebes...danzaban a través de la espada, en una melancolía sublime. Ham, envaino su arma...

- Por cierto, que admiro el trabajo de Fenno. Es en realidad, muy hermoso- Dijo Ham, fijando la mirada en las naves que llevaban partes de los androides mutilados...que se encontraron al entrar al Futuro. - Es una pena que lo mantengas de esclavo...Pero así son las cosas con el elfo-

- Aquí tienes- Dijo Devan, casi avergonzado por lo de Fenno. Y entregando un sobre, sellado con un corazón y unas grandes iniciales, que señalaban la procedencia... "LOG" ó Lady Of Ojosgrises. En la esquina de la epístola, marcaba el destinatario... "Para el Conde Ham"

- Supongo que lo las leído, ya- Inquirió Ham

- Este sobre es demasiado poderoso. No puedo abrirlo. Poseé magia de mi Abuela.-

- Mmm, ¿esperas que lo abra aquí, ahora?...- De pronto Ham, se dio cuenta de que ese era el verdadero propósito de haberlo guíado hasta allí y de poner cerraduras mentales a ese pequeño balcón.

- He esperado miles de años, para esto- Dijo Devan.

- Esperarás más- Sentenció Ham. Este sobre, es mágico. Sólo yo puedo saber el contenido incluso sin abrirlo. Compartía un enlace mental con la madre de tu madre, Devan. Y si estoy en lo correcto podré leerlo sin abrirlo...al menos la parte en que Ella, desea revelarme. Porque ella, o al menos...parte de ella vive en este pequeño sobre que parece sin importancia.

- Ahora entiendo porque Richard, siempre te odio. Ahora comprendo porque te odio, aún sin saber quién eras-

Ham tomo el sobre, se concentró...luego de unos momentos sus ojos rojos brillaron de nuevo, una leve sonrisa se esbozó en su rostro, finalmente no pudo evitar carcajearse como un demente...

JAKAJAKKAAKJAKAKAJAK...

Devan retrocedió por unos instantes. "¿Acaso este ser estaba completamente desquiciado...?".. "¿O podría estar engañándole ahora mismo?"

- ¿Qué pasa, qué has visto?-

- He visto dos cosas.

La primera es, que tus sospechas eran ciertas. Yo la amaba Mantuve un romance con ella. Más no te preocupes, Pilpine, ya había nacido...y me mencionó una de las maneras de acabar con Richard...

-¿"Pilpine"? dijo Devan...¿pero cómo?, eso quiere decir que...sus ojos se iluminaron con la noticia. Si tú sabes como acabar con él, con mi abuelo, entonces..

- Nunca dije que quisiera acabar con Richard. Pero dadas las circunstancias...

- ¿Y qué fue lo segundo que has visto?- preguntó Devan.

- No he visto, todo el contenido de la carta. Salvo la primera hoja, de tres.-

- ¿Pero qué has visto?, ¿qué te dijo? ¡COMO EMPERADOR, debo saberlo!

Una ráfaga de energía, como un haz de luz penetraba el pecho de Devan el Emperador. "Argggg" alcanzó a decir y se derrumbó, por encima del balcón...con el pecho destrozado.

- tu muerte, Devan- sentenció Ham.

El Conde Lahire, volteó a ver el origen del golpe. El Viejo, padre de Devan. Abuelo de Lucía...se mantenía estático, volando en los aires...con vestiduras propias de un Imperio. Sus ojos, estaban completamente desorbitados. Su cuerpo parecía hedir fétidos olores. Un putrefacto cadáver, había dado muerte a su propio hijo. Sus manos emanaban energía...El Viejo, pronunció unas palabras..

- He cumplido mi Lord Ojosgrises...

La magia de las puertas...se desvaneció...Ham se introdujo de prisa, advirtiendo a los demás lo que había pasado. Coon, Julián, Jane y el mismo Viejo, parecían dudar de ello.

- Hay personas extrañas...¿qué hago con ellas?...bien, las eliminaré...dijo el Viejo del Futuro.

- Debemos darnos prisa, juntense todos -Dijo Lucía..

Las manos del Viejo parecían estallar de energía...su mirada era completamente diferente. A nadie reconocía...

Todos se formaron...pero era demasiado tarde. El Viejo nos tenía...podía eliminarnos ahí, en ese momento...pero se quedo inmóvil, mirando no a Roxanne sino a Pilpintu... Coon entonces, miró de reojo a cierto rincón del Castillo...miró a un joven de ojos bicolor, lacio, delgado...¡Allí está!, sólo Jane y Julián voltearon. El joven parecía sonreír e hixo un ademán de cortesía, inclinándose y dejando visible un colgante...

El Viejo del futuro, mirando a Pilpintu...alcanzó a murmurar..."Adiós amor"...

Justo entonces, Lucía reunió el suficiente poder para mandarnos de vuelta al pasado.

A la vista de todos, el viejo del futuro pareció desvanecerse...en el interior del Viejo del presente...lanzando un alarido de dolor...desmayándose en el instante mismo del viaje en el tiempo.

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"El mundo se ha desquiciado, ¡vaya faena, haber nacido yo para remediarlo!"

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jane eyre
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El regreso a la taberna los dejó a todos agotados. Pilpintu parecía cada vez más debilitada y el Viejo seguía desvanecido; Roxane lloraba desconsoladamente, una imagen que Jane no hubiera esperado nunca, pero desde que viera a Devan morir en aquel balcón del castillo no había dejado de llorar. No era un llanto de rabia, más bien parecía llorar por algo que sabía inevitable, de cualquier forma, era un llanto de madre y aunque se tratara de Roxane, aquellas lágrimas eran sinceras.

Jane no podíaq uitarse de la cabeza la imagen de aquel muchacho oculto en las sombras. Nadie parecía haberlo visto. Julián se giró en su dirección pero al interrogar a Jane con la mirada, ella comprendió que no alcanzaba a verlo. Quizás sólo lo hubiera intuido o habría sido fruto de la casualidad. Sin embargo, la princesa lo había visto de forma tan real como veía ahiora a sus compañeros.

¿Porqué parecía esconderse? ¿Y sus ojos? Aquellos ojos extraños se le habían clavado en lo más hondo, porque la estaba mirando, de eso estaba completamente segura.

Purulento se acercó al Viejo aquién Guillaume trataba de reanimar.

_ Tranquilos, no siento su muerte, así que no creo que muera por ahora...al menos no más muerto de lo que ya estaba _ dijo el nigromante del grupo.

Julián trataba de consolar a Roxane diciendo que si lo que habían vivido era el futuro, aún opodrían cambiarlo, pero las lágrimas de ella no cesaban.

Coon daba de beber a Pilpintu y el extraño Ham los observaba a todos desde un rincón alejado. ¿Y Lucía? Lucía no estaba.

Jane se sentía agotada, demasiadas emociones juntas. Un poco de aire le sentaría bien y calmaría su malestar.

Las estrellas brillaban como en cualquier noche, pero aquella no era una noche más, por lo pronto estaba resultando ser la más larga de su vida.

La princesa cerró los ojos y dejó que el viento la acariciara. Los ojos del muchacho volvieron a acudir a su mente.

 

 

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Coon
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 - ¿Estás bien Pil? - pregunté, Pilpintu parecia agotada.

- Más o menos - respondió - solo necesito descansar un poco...

Llamé a Purulento con la mano. En ese momento en la Taberna reinaba el silencio.

- Purulento por favor, acompaña a Pil arriba, necesita descansar - le susurré - y por favor, no le quites el ojo de encima. Cada vez me fío menos de Ham.

Purulento asintió y se acercó a Pil.

- Vamos Pil, arriba estarás más comoda. 

Pil se dejó llevar, sin ánimo ni fuerzas para resistirse.

Yo salí fuera, las estrellas brillaban en el cielo y el aire olía a limpio de nuevo. Jane estaba apoyada contra una pared de la taberna. No había ni rastro del regimiento que pasara por allí unos días antes. Miré a la princesa, estaba cabizbaja, con aire meditabundo. Algo debía rondarle por la cabeza. Quizás...

- Jane ¿le viste, verdad?

- ¿Ver, a quién? - preguntó la princesa.

- Al muchacho con aquellos ojos tan extraños.

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_¿Tú también le viste?_ No hicieron falta  palabras _ ¿Porqué sólo lo vimos nosotros dos?el resto no pareció darse cuenta.

_ Quizás sea alguien que signifique algo en nuestras vidas, quizás..._ la mano de la princesa silenció los labios de Coon.

_ No tengo fuerzas, Coon, de verdad. Con el trabajo y el aesfuerzo que me ha costado dejar el pasado atrás, no tengo fuerzas para asomarme a mi futuro... no quiero saber, aunque esos ojos asalten mi tranquilidad no quiero saber...no quiero saber.

Coon no supo qué decir. Ya conocía a la Jane asustada y sabía que la presión no era buena consejera en aquelos momentos.

_ Creo que es justo que te lo devuelva_ dijo sacando el colgante de esmeralda que le había dado Ham.

_ ¿Qué es esto? _preguntó Coon sin reconocer el objeto.

Jane expulsó el aire ruidosamente en un gesto de impaciencia.

_ No sé porqué querías que lo tuviera, pero ahora ya no tiene sentido. Toma_ le cogió las manos y depositó en ellas el colgante.

_ Te juro que no sé de qué estás hablando, princesa._ miraba desconcertado la esmeralda.

_ Me la dió Ham, me dijo que era tuya y que querías que yo la guardaba. Me negué pero insistió diciendo que tú habías supuesto que lo haría.

_ ¿Ham ? ¿Yo?....Mira Jane, si hubiera querido que tuvieras aklgo mío, créeme, te lo hubiera dado yo mismo. Y en cuanto a esta esmeralda no la he visto en mi vida.

_ ¿Entonces?

_ Esto no me huele nada bien, vamos a pedirle explicaciones a ese sangre envenenada. Cuando se disponían a entrar, la princesa tomó a Coon del brazo y le hizo girarse.

_ Esto no tendrá nada que ver con lo que vimos ¿verdad?_ como respuesta, Coon se encogió de hombros.

_ Ahora lo sabremos.

Cuando entraron, Ham seguía separado del grupo pero esta vez, Lucía, ocupaba la mesa contigua. ¿Dónde estaba antes?Ahora no había tiempo para eso, desenmascarar las verdaderas intenciones del oscuro Ham era lo verdaderamente importante para ellos en ese instante.

 

 

 

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Nos acercamos a Ham sin disimulo alguno.

- ¿Que ocurre compañero? - dio el vampiro consu habitual tono socarrón.

- Dejate de tonterías vampiro - dije sin miramientos - ¿que es esto? - le lancé el colgante que Jane acaba de entregarme.

- Oh, esto...es solo un regalito, una piedrecita sin importancia...

Le agarré de sus ropajes y le empotré contra la pared. MIs ojos relamapaguearon encendidos de rojo y mi voz adquirio ese tono gutural que todos conocian.

- Me vas a decir la verdad - dije mirándole a los ojos.

- Tus truquitos mentales no funcionarán conmigo - respondió Ham. Los vampiros eran fuertes y podía notarlo en sus disimulados intentos por soltarse. No obstante, sujetarle no sería un problema. Cuando comprendió que físicamente no podría librarse, continuó - Mi magia podría acabar contigo muchacho.

- ¿Eso crees? - dije - Sin embargo tu sucia raza fue esclava de la mia durante siglos. Sabes bien que solo existe una raza mágica más poderosa que los descendientes de Arkan.

- Pero tu no tienes su poder completo - dijo - no lo has desarrollado porque le temes, te da un miedo atroz no poder controlarlo. Es un desperdicio, en mi opinión, pero me favorece.

- No lo he hecho - concedí - pero podría - al decir esto mis ojos volvieron a brillar, esta vez en una espiral de rojo, verde y amarillo. Ham tragó saliva sonoramente. - ¿Qué este colgante?¿Y quien era el muchacho del futuro, el que tenía los ojos de distinto color?

- Así que es por él - dijo - bueno, es fácil. Supongo que Jane y tu ya lo habés adivinado. Este colgante es un pequeño artefacto mágico que estaba ideado para evitar su concepción. La intención es que nunca exista. 

Jane ahogó un pequeño grito.

- Bastardo - dije - debería matarte ahora mismo. Dime porque quieres evitar que exista.

- Bueno, el futuro que habéis visto no acaba ahí. Si hubieramos viajado más adelante habríais visto como Él derrotaba a Richard Ojosgrises y se erigía en nuevo emperador. Un imperio de luz, de calor, de vida. Yo no podía soportarlo, un mundo sin noche, sin olor a sangre. Tu sabes a lo que me refiero Coon, el olor de la sangre brotando de una herida abierta, lo llevas en los genes...

- Cierra la boca  - grité - no te atrevas a compararme contigo.

En un descuido Ham se soltó y riendo a carcajadas se deshizo en una nube de humo y salió por la puerta de la Taberna.

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_Pilpintu_
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-Escucha Nigromante,- susurré como pude, a lo que él se acercó más para evitar que hiciera muchos esfuerzos,- no puedo seguir así; estoy muy débil, es obvio que esto va a acabar conmigo...- Purulento gesticuló negativamente con la cabeza.

-Claro que no, estarás bien, vamos a arreglarlo...-

Yo sonreí ante su amabilidad; acaricié su mejilla izquierda con la mano, y le miré con ternura, ya lo sentía parte de aquella extravagante familia.

-No pretendo seguir siendo un estorbo, y por ello necesito que me hagas un gran favor...- él enarcó una ceja, pero no dijo nada, -noto que mi cuerpo se debilita a una velocidad de vértigo, a penas puedo verte a tí porque estás lo suficientemente cerca, pero lo demás son ya sombras; he vivido mucho y sé que todavía me quedan cosas por arreglar, así que no puedo dejar que esto me supere... pero mi cuerpo, no aguanta más, lo estoy forzando demasiado; necesito que me guardes un secreto, voy a desdoblarme...-

Purulento abrió mucho los ojos,- No puedes, mucho menos ahora que estás tan débil, no sabes qué podría ocurrir...¿ y si no puedes volver a entrar en tu cuerpo?- hablaba y hablaba pero yo apenas escuchaba lo que me decía ya había tomado aquella decisión.

-Escúchame, no pretendo volver a este cuerpo, quiero poder salir antes de que se agote y tenga que abandonarlos a todos; prefiero vivir eternamente como fantasma antes que dejarles aquí cuando ustedes me habrían defendido hasta la muerte... Lo que te iba a pedir es que no se lo digas a nadie, en cuanto abandone mi cuerpo este morirá en breve, quiero que no se lo digas a nadie, y en el caso de que alguien vea mi cuerpo, no quiero que digas lo que he hecho... ¿de acuerdo?- Él seguía mirándome confuso, por su cara sabía que no quería hacerme caso, -No me gusta hacer esto-, dije,- pero yo te di lo que eres ahora, la familia se protege y se cuida, ustedes son para mi la única familia que puedo apreciar, harás lo que te pido.-

Soné más dura de lo que pretendía, pero así debía ser. Antes de que Purulento pudiese seguir rechistando cerré los ojos saliendo de mi cuerpo, fue más fácil que las otras veces. Esperé de pie a ver cómo exhalaba mi último suspiro en aquella forma; unas pocas lágrimas del Nigromante bañaron el suelo, pero no se movió de mi lado; supe entonces que cumpliría su palabra.

Ahora era mi turno, pero no quería terminar de realizar aquello que me había dicho Devan; podía ser demasiado peligroso, y además pensaba utilizar aquella forma para observan bien lo que se cocía allí dentro. Besé el anillo de luz que Devan me había dado y me lo puse, "Pronto sobrino, pronto...", me dije a mí misma.

...(...) "y porque era el alma mía, alma de las mariposas" R.D.

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Hambleto
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Ham salió de la Taberna...luego en sombras y repuesto, regresó al sentir la tristeza de Pilpin

Coon gritó enfurecido "¡Te haré pedazos!", sus ojos rojos giraron en espiral de fuego...con ira tremenda. Sin chistar le lanzó un ataque...una bola de energía que Ham atrapó con las manos. La encogió e hizo "Plop"

"¡Mi raza esclavizó a tu sangre!" volvió a grita, dueño de una velocidad tremenda...saco su espada e intentó rebanar a Ham, pero sin conseguirlo. Pues se movía agilmente...salvo sus ropas que si eran finamente rasgadas.

- Ya deberías darte cuenta, joven Coon, que la ira es tu principal debilidad...- Ham, rápidamente desenvainó su espada y de un solo golpe partió la espada de Coon. Coon, empezó a convertirse en una masa amorfa verde...sos ojitos rojos respingaban. Todos miraron atónitos la acción.

Jane y Julián, prestos a continuar la pelea iniciada por Coon...se detuvieron cuando Ham, dijo:

- Esperen, que estoy aquí como su aliado no como su enemigo. Todo tiene una explicación- dijo el Conde.

- En el futuro, el hijo de Jane y Coon, "Cane" sirve a los propósitos del Emperador Ojosgrises. Él es uno de los que se encarga de acabar con casi todas las criaturas mágicas. El dije servía dos propósitos, evitar la concepción del joven Cane y cumplir lo prometido por Coon. No deseaba decirlo, pero antes de que Coon muriera a manos de Richard...días antes, me vino a ver y me pidió que le entregara este colgante a Jane...explicándome que podía evitar la concepción de Cane, de su hijo malévolo. Coon no me explicó más. Ahora con este viaje en el tiempo tuve la oportunidad de hacerlo.

Ham completó el relato con imágenes mentales, difusas...sobre ese suceso.

La espada de Coon, parecía estar perfecta. Coon la miraba extrañado.

- Fue una alucinación al peor de tus miedos. Nunca creí que eso fuera. Lo siento Coon, pero tú me atacaste.-

- ¡Pero mi raza controla a la tuya!, ¡yo soy poderoso!- gritó enloquecido Coon.

- Eres muy fuerte, sí. Pero eres impulsivo. Yo no soy la clase de vampiros que has conocido en tu vida.-

- Hace más de 10 350 años, existía una Secta Secreta. Éramos 7, entre ellos el mismo Richard. Buscábamos la inmortalidad a través de diversas maneras...y los 7 lo conseguimos, bebiendo de la sangre del Primero. Bebiendo de la sangre de Dios. A todos nos afectó de varias formas. A unos los volvió locos, a otros nos maldijo... agregó Ham.

- Esa es mi relación con Richard OjosGrises. Desconocía lo que había pasado entre Devan y su abuelo. Hasta que el mismo Devan, lo dijo.

"Pilpin muere"...El sobre parecía decirle. "No dejes que muera..."

- Pilpin!, vayamos con Pilpin- dijo el Vampiro.

Cuando todos llegaron, observaron lo que ya no tenía solución. Una Pilpin fallecida, en brazos de Purulento.

"No pensé que fuera capaz de hacerlo" dijo Ham con cierta tristeza...

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"El mundo se ha desquiciado, ¡vaya faena, haber nacido yo para remediarlo!"

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