Taberna de las ExtRañEzaS EscRItAs: Volvemos a abrir

150 posts / 0 nuevo(s)
Ir al último post
Imagen de _Pilpintu_
_Pilpintu_
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 2909

Había sido estrictamente necesario aquel cierre.  Algunos de nuestros compañeros habían desaparecido sin más; otros simplemente no habían podido con lo que se nos avecinaba, y yo por mi parte me había encontrado demasiado cansada como para volver a llevar el extravagante local.

Sin embargo, ahora me sentía mucho mejor. En unos días estuve limpiando la taberna, y arreglando algún estropicio pasado; y hoy por fin, se abrían sus puertas para no volver a cerrarse en mucho tiempo.

Dos horas llevaba ya esperando en la barra, nerviosa y expectante. ¿Quién sería el primero en entrar?

 

 

*****

Welcome back! Lo prometido es deuda Fer.

Me ha parecido interesante volver a empezar de cero, porque Coon ha desaparecido, y alguno más; y para que todo el que quiera pueda volver a embarcarse en esta aventura improvisada.

Pasen y pidan, como siempre la primera ronda invita la casa.

...(...) "y porque era el alma mía, alma de las mariposas" R.D.

Imagen de jane eyre
jane eyre
Desconectado
Poblador desde: 02/03/2009
Puntos: 10051

Jane respiró hondo antes de cruzar aquella puerta. Demasiado tiempo... demasiadas pérdidas. Ya ni siquiera poseía un reino sobre el que ejercer de princesa, ya no quedaban súbditos ni tierras que proteger.

Ya no quedaba nada. Sólo aquella puerta que se materializaba frente a ella como un nuevo punto de inicio. Un comienzo para una nueva vida intentando dejar atrás lo perdido y con ansias de crearse nuevos sueños por los que luchar.

Pilpintu seguía tal y como la recordaba, como si el tiempo hubiera pasado por su lado sin atreverse a tocarla, pero Jane ya no se asustaba de aquellas cosas.

Ambas se fundieron en un abrazo y con aquel gesto quedaron al descubierto todas las dudas sobre el futuro, toda la ausencia de noticias sobre sus compañeros, todas las esperanzas puestas en ellas mismas.

_ No te preocupes, buscarán la nueva ubicación de la taberna.

_ ¿De verdad piensas que regresarán?_ Y Pilpintu le devolvió a Jane una mirada como las que ella recordaba, llena de confianza y de seguridades que los demás no alcanzaban a ver.

_ La taberna es la casa de vuestras almas.

 

 

Imagen de ViejoBastardo
ViejoBastardo
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 11782

El Viejo Bastardo se sentía, por fin, cómodo y en paz, como presa de una pereza contra la que no hubiera podido ni querido luchar. Por primera vez, aunque físicamente atrapado sin saber muy bien por qué, sentía su alma libre de los pesares que lo habían afligido durante más vidas de las que debería haber vivido un hombre.

De repente, una punzada de dolor. El dolor del recuerdo. Un recuerdo borroso y difuso, pero recuerdo al fin y al cabo. El recuerdo de un reino en llamas y el de Pilpintu llorando mientras lo sostenía a él en brazos. ¿Por qué lo sostenía ella a él? ¿No debería ser al revés? Eran lágrimas de pena y de pérdida. Lágrimas de amor, de amor perdido, que caían sobre su cara.

También recuerda el olor. Un olor de pelo y carne ardiendo y un aullido que era sólo humano en parte. COON. ¿Había muerto de verdad? Lo recordaba sólo vagamente. Como formas grises difuminándose en un guiñol de humo y espejos. Cree que sí, que el chico murió. COON, al igual que ese otro chico de su misma raza, ¿cómo se llamaba? Ya no podía recordarlo. Ni él ni, seguramente, el resto de sus compañeros de viaje. Seguramente fue un conjuro, piensa. Un último regalo de la bruja al sumirse en llamas con la espada de COON clavada en el corazón. Quizá él fuera el único que recordaba algunas cosas, apenas ninguna. Pero ¿por qué? ¿Qué lo hacía tan especial? ¿Era por la bruja? ¿Acaso la conocía? Por un momento piensa que sí, pero el pensamiento se le escapa, como si tratara de pescar anguilas con las manos desnudas.

No. No podía recordarlo con claridad. Sólo el fuego, las lágrimas y la muerte de tres de sus compañeros.

Espera, se dijo, ¿tres? COON, el chico, ¿quién era el otro? Tal vez ese templario, o la princesa. Tal vez su mujer. No, piensa, Pil no murió, ella sólo lloraba, lo lloraba a... oh... Ya está, piensa, ya sé quién fue el tercero. En aquel momento, y aunque sigue sin recordar nada más, se da cuenta de qué está hecha su cómoda cuna. De tierra.

El Viejo escarba, entonces, aunque una parte de él le dice que siga donde está. Que si está muerto, su sitio es bajo tierra, no sobre ella.

En el exterior, los miembros de una comitiva fúnebre rompen el silencio del cementerio con gritos de pánico, al ver la mano muerta que sale de la tierra removida junto a una tumba sin marcar.

Ya está a la venta La Taberna de Bloody Mary en la colección A Sangre de Saco de Huesos.

Imagen de Purulento
Purulento
Desconectado
Poblador desde: 16/02/2009
Puntos: 67

Cerré el libro de golpe. Levanté la mirada y pude ver como una mano emergía de entre la tierra, de aquella tumba sin nombre.Llevaba ya unos meses esperando al pie de aquel sauce. Los textos estaban en lo cierto:"Aquel que habia caído se alzará una vez más y junto al estudiante...( ¿el estudiante? si, supongo que ese he de ser yo; )... viajarán juntos pues viejos amigos del resucitado les esperan, algunos tan antiguos como este libro".

En mi rostro se dibujaba una leve sonrisa al ver como los asistentes de otro entierro cercano gritaban y huian despavoridos ante tal escena. Volví a abrir el libro y como si la tinta fuese humo en medio de la brisa comenzó a danzar por el papel, dibujando aquella escena. Alli estaba yo, y también él. Sus ropas raídas y su piel y su carne putrefacta dejaban claramente al descubierto que no había fallecido de muerte natural. Algo ocurrió, algo tan atroz que mi libro no se atreve a contarme.

-Por fin has despertado, llevo al pie de este árbol -dije mientras daba unas palmaditas al enorme tronco- algunos meses.

Entonces se detuvo se miró las manos, se acarició el rostro y con una voz sacada de las mismísimas profundidades de la muerte dijo:

-No puede ser, yo....muerto.- Alzó la vista y me miró incrédulo.- Cómo es posible, no recuerdo nada, sólo fuego, dolor y llanto. ¿Quién eres tú y qué es eso de que llevas tiempo esperándome?

Allí estaba yo, como otros tantos atardeceres anteriores, salvo por la leve diferencia de que ahora estaba cara a cara con un renegado, un no-muerto. Ataviado con la misma chaqueta de cuero, que me habia regalado mi maestro siglos atrás, y con el pelo colgando por la espalda. Ya no poseía el negro azabache del que presumía en mi juventud. Ahora, gris por el paso inexorable del tiempo. Le sonreí abiertamente. Le lancé el petate que llevaba guardando para él desde que descubrí donde estaba enterrado su cadaver y le guiñé un ojo.

- Me llamo Noxun, aunque mis amigos me llamaban Purulento. Soy un alquimista. Casi tan antiguo como tu "Viejo", y según mi libro, debemos partir cuanto antes, pues nos esperan.

-¿Y estas vendas?

-¿No crees que pasarás más desapercibido si te haces pasar por víctima de algun incendio, que si vas por ahi dejando al descubierto que eres un no-muerto?

-Gracias, pero...-dijo mientras se vendaba la cara- a dónde se supone que iremos. Todo lo que conocí o murió o desapareció aquella noche...pero...que ocurrió realmente...

-Mira- Abrí el libro de par en par para que pudiera verlo, y como siempre, comenzó a dibujarse una escena, era a un bar, o mejor dicho una taberna. Tras la barra una joven hermosa saludaba a quien parecía ser, una vieja amiga.

-¡PIL! -exclamó- está viva, y Jane. Pero como vamos a encontrarlas, han pasado tantos años, que ya no recuerdo...

Entonces la escena volvió a cambiar y ahora se dibujaba un mapa.

-No esta muy lejos, apenas unos días de camino. Vamos. Tenemos muchas cosas de que hablar mientras viajamos.

 Y ambos nos pusimos en marcha.

" En vida fui una cosa fétida llena de enfermedades.Una vez muerto, no he cambiado mucho."

Imagen de Julián Castro
Julián Castro
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 2009

Julián Castro, el nuevo sherirff del pueblo de al lado, empujó las puertas de doble hoja que lo separaban de la taberna más famosa del pueblo. Había llegado de muy lejos para regentar su propia escuela, y pronto se había ganado la confianza de la mayoría de los habitantes de su pueblo. Por eso, cuando el gobernador, aquel extraño personaje con la pata de palo -algunas de la historia más oscuras decían que se trataba de un antiguo y temido corsario de mares lejanos- le nombró sheriff del pueblo, se decidió a hacerlo lo mejor que pudiera, y lo primero que tenía que hacer era congraciarse aún más con sus vecinos. Así que, a los pocos días de tomar cargo fue hasta el pueblo de al lado - prácticamente, los habitantes eran los mismos, porque estaban tan cerca que los habitantes viajaban de un lado varias veces al día, y se consideraban de ambos pueblos- a la famosa Taberna de la Mariposa, donde se reunían los personajes más extravagantes de ambos pueblos.

No le costó mucho encontrarla. Cuando entró, lo primero que sintió fue la terrible sensación de un pasado cargado de tragedias. No sabía por qué, pero ese sitio le deprimió un poco. Todo estaba como recién limpiado, las mesas, debidamente ordenados, la barra impecable. Las últimas luces del día le daban una atmósfera hasta acogedora. Pero sin embargo, no conseguía quitarse de encima la sensación de que estaba profanado un mausoleo, un templo dedicado a venerar algo, no sabía decirlo, y se sentía profanándola al entrar. Lo que tenía claro es que en aquella taberna tendría muchas historias que escuchar.

Quizá la sensación de soledad se debiera a que en la taberna sólo estaban la tabernera y una chica joven. Conocía a ambas. La tabernera era Pil, otra de las personalidades más importantes del pueblo, había hablado con ella en varias ocasiones en algunas reuniones del pueblo; la chica era Jane, la amiga que le había indicado donde encontrar la taberna. Ambas se volvieron hacia él cuando entró. Sus miradas también tenían un poco de aquella opresora historia, pero las dos se apresuraron a sonreírle. Parecían un poco sorprendidas.

-Buenas tardes, señoritas.- dijo Julián, retirándose el sombrero.- Pil, ¿Es cierto eso de que la primera ronda es gratis?

"La mayor locura del hombre es pretender estar cuerdo..." www.loslibrosgrises.blogspot.com

Imagen de _Pilpintu_
_Pilpintu_
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 2909

-¡Por supuesto! ¿ Qué desea que le sirva el sheriff?- le dije sonriente.

-¿Qué me ofreces?- dijo con una media sonrisa. Le guiñe un ojo cómplice mientras le servía una jarra de cerveza bien fresca.  Puse otra a mi amiga, y se acomodaron juntos en la barra.

-¿Sabes Pil? Este lugar... no sé, tengo una sensación extraña...- Jane y yo nos miramos y comenzamos a reirnos, dejando al pobre sheriff fuera de lugar y un poco confuso.

-Tiempo al tiempo; sólo te diré que una vez has entrado en esta Taberna sales totalmente cambiado.Pero ahora, cuéntame Jane, ¿qué te ha traído aquí?.- Sin embargo antes de que mi amiga puediese comenzar Julián la interrumpió alarmado.

-No, no... primero quiero saber de qué va esto. Ustedes dos me están ocultando algo, que les parece bastante divertido, ¿qué es?- Jane me sonrió y posó su mano izquierda sobre le hombro de Julían, añadiendo con voz tranquilizadora ,-Será mejor que te pongas cómodo, esto se va a ir llenando de gente y entonces sabrás cuál es el misterio, pero no seas impaciente y disfrutemos de la cerveza y la compañia... mientras podamos.

...(...) "y porque era el alma mía, alma de las mariposas" R.D.

Imagen de ViejoBastardo
ViejoBastardo
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 11782

El Viejo Bastardo sentía que la situación comenzaba a superarle. Purulento lo había llevado a una enorme construcción con puertas de cristal y unas escaleras mágicas que subían y bajaban solas. Ahora estaba en algo llamado "probador", poniendose los ropajes  más extraños que jamás hubiera visto. Una chaqueta de cuero con una extraña tira metálica dentada que purulento le dijo que se llamaba "cremallera", y unos pantalones azules de una tela extraña y resistente que llevaban una etiqueta con las letras "Levi's" escritas. Ahora se podía escribir en las prendas de ropa sin que se borren al lavarlas, pensó, ¡inaudito!

Aprovechó también para colocarse bien las bendas que cubrían su rostro, y observó su melena gris, que había seguido creciendo a lo largo de los años.

-¿Cuanto tiempo ha pasado?

-Siglos- contestó su acompañante. Muchos.

Aunque su cuerpo estaba maltrecho, no parecía que hubiera estado tanto tiempo bajo tierra. Tal vez algo lo había protegido. Tal vez no hiciera tanto de su muerte. Quizá Purulento le había mentido. no confiaba en él, aunque ahora mismo era su mejor baza para encontrar a Pilpintu y los demás. ¿Pero luego qué?- pensó- ¿lo aceptaría ella en su actual estado? ¿Se seguiría deteriorando?

Purulento rompió el silencio.

-Sé que es difícil. Tienes mucho a lo que acostumbrarte. Un mundo nuevo, tecnología que ni te imaginas. yo también tengo mis años, aunque no tantos como tú, y sé lo que es sentir que el mundo te deja de lado.

-Bueno, tú por lo menos respiras.

-Touché.

Salieron de ese "centro comercial", hacia la calle gris y el aire espeso. El Viejo seguía sin sentirse seguro con esos carros de hierro sin caballos que pasaban como locos a su alrededor. Purulento lo percibió.

-Tranquilo, amigo. Si no te cruzas en su camino son bastante inofensivos, además no son de los más grandes ni peligrosos. Tendrías que haber visto los tanques nazis allá en la Segunda Guerra Mundial.

-¿Mundial? ¿Cómo puede ser mundial una guerra? Harían falta demasiados caballeros...

Purulento sonrió.

-Vamos amigo, me temo que tengo mucho que explicarte todavía. Además, mi mapa acaba de cambiar, parece que la taberna se ha movido. Ahora está en el aeropuerto.

Ahora fue el Viejo el que rió, tomándolo por loco.

-Ya, sí, claro. Un puerto en el aire... y qué pescan los barcos, ¿pájaros?... je...

Purulento negó con la cabeza en silencio. Iba a ser un largo camino.

Ya está a la venta La Taberna de Bloody Mary en la colección A Sangre de Saco de Huesos.

Imagen de jane eyre
jane eyre
Desconectado
Poblador desde: 02/03/2009
Puntos: 10051

Cuando consiguieron que, para la tranquilidad del sheriff, la conversación se convirtiera en un intercambio de palabras entre amigos, ocurrió lo que, sin lugar a dudas, ambas mujeres esperaban que ocurriera de un momento a otro.

La transformación fue total.

Ante la atónita mirada de Julián y la sonrisa cómplice de Pilpintu y Jane, la Taberna de las Extrañezas, tal y como la conocían, desapareció.

La madera que cubría las paredes adquirió la inequívoca transparencia del cristal; el suelo de tierra rojiza acabó convertido en una superficie  pulida, y de aspecto resbaladizo, de color azul pálido; la robustez de la barra, tras la cual seguía Pilpintu observándolo todo con curiosidad, se llenó de curvas metálicas con el brillo de la espada mejor forjada y la luz nueva le arrancaba destellos que molestaban a los ojos incrédulos de Julián.

La luz era novedosa sí, porque las velas habían desaparecido y ahora el resplandor procedía de unos tubos adosados al techo, tan blancos como las nieves de las cumbres iluminadas por el sol.

Cuando el nuevo escenario quedó estabilizado, Jane corrió hacia las paredes de cristal que daban al exterior.

Aviones. El trasiego de las pistas del aeropuerto llenaba todo el espacio que alcanzaba la vista.

Miró a Pil sonriendo.

_ Al menos, no olerán tan mal como los hipogrifos._ las dos amigas rieron recordando aventuras pasadas.

Julian Castro, inmóvil, literalmente paralizado, se dejóa arrastrar por la posadera hasta la zona interior de la barra.

_ Anda ven, creo que la ropa que llevas no es la apropiada para la época que nos ha tocado.

 

 

Imagen de Julián Castro
Julián Castro
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 2009

Julián estaba realmente nervioso. Definitivamente, no había sido una buena idea comenzar su plan de congraciarse con el pueblo en esa dichosa taberna. Cuando por fin había comenzado a sentirse a gusto con la conversación con las dos jóvenes y quitarse la sensación de intromisión - no sin la ayuda de un par de jarras de la mejor cerveza que había probado nunca- las cosas empezaron a ponerse muy serias.

La transformación fue... imprevista. Todo empezó cuando la barra sobre la que estaba apoyado el sheriff empezó a cambiar: la madera reblandecida por toda la bebida derramada a lo largo de los años se empezó a endurecer y atomar un tacto liso y frío.Luego, el suelo, que se volvió tan liso y transparente que Julián se podía reflejar en él. Las velas desaparecieron, dando paso a extrañas barras que emitían una luz blanquecina y parpadeante.
 

Aún sin poder ni reaccionar con ningún movimiento, la tabernera le arrastró hasta detras de la barra y le ofreció unas vestimentas tanto o más extraña como el resto de la nueva habitación en la que se encontraban.

_ Anda ven, creo que la ropa que llevas no es la apropiada para la época que nos ha tocado.- le dijo, con una sonrisa tranquilizadora. De hecho, ahora que se daba cuenta, ni ella ni la joven Jane habían parecido sorprenderse con aquel extraño suceso, lo que le hacía pensar que no era la primera vez que ocurría. ¿En qué clase de sitio se había metido?

-No, gracias-respondió Julián, sin saber exactamente qué estaba agradeciendo y qué estaba rechazando.- No creo que haga falta, yo ya me iba. Creo que por esta noche ya he bebido bastante más de lo que un sheriff debería beber.

Dicho esto, se apresuró, andando en zig-zag, como mareado, a la puerta de lo que creía que era la taberna; ya no estaba seguro ni de dónde estaba. Al abrirla para marcharse, notó que era bastante más pesada que cuando la abrió para entrar, y parecía hecha con el mismo material que las espadas. El sherif salió de la taberna bajo la atenta vigilancia de las dos jóvenes. Jane hizo un además de llamarle para retenerle, pero Pil la detuvo con un gesto de la cabeza. Sabía lo que iba a pasar.

Cuando Julián salió... no sabía a ciencia cierta lo que pasó por su cabeza los pocos momentos que estuvo fuera. Todo estaba cambiado. Ya no estaba el oscuro bosque que había atravesado para llegar hasta allí, ni las humildes casas de madera y adobe que rodeaban a la taberna. Se encontraba en un gran edificio, tan grande como un palacio: sus paredes eran de un material liso y transparente, a través de los cuales veía grandes campos de un material gris oscuro, sobre los que marchaban un montón de bestias gigantescas de metal, muy parecidos a los pájaros, pero cien veces más grandes, blancos, y con unas imponentes alas rígidas. Dentro del palacio, un montón de gente vestida de manera muy extraña paseaba de un lado a otro, llevando unas especies de baulés revestidos de una tela que no había visto en su vida, que andaban detrás de ellos como si flotaran y se movieran con vida propia; la gente hablaba en un dialecto que Julián nunca había oído en su vida. Lo más extraño de todo era que tal cantidad de gente pasaba de un lado a otro, sin detenerse, sin hablar entre ellos, sin tocarse; evitaban cualquier contacto con el resto de las personas, como si les fueran a hacer daño. Estuviese donde estuviese, tenía una sensación de frío en el cuerpo espeluznante. El susto que le decidió a volver a la taberna fue cuando de repente una voz surgió de la nada, llenando todo aquel palacio transparente con sus palabras en aquella lengua desconocida. Tal sorpresa se llevó, que enseguida volvió a entrar a la cálida taberna y cerró la pesada puerta tras de sí, asegurándose que ninguna de esas personas grises le había visto.

-Ahora, explicadme qué demonios está pasando aquí, brujas. ¿A dónde me habéis llevado?

"La mayor locura del hombre es pretender estar cuerdo..." www.loslibrosgrises.blogspot.com

Imagen de _Pilpintu_
_Pilpintu_
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 2909

-¿Por qué crees que entraste en un principio en la Taberna?- Julián dudó un poco antes de responder.

-Bueno, porque Jane me habló de su existencia...- Yo negué paciente con la cabeza.

-Cualquiera no entra aquí Sheriff, este lugar está ligado directamente a tí. Entraste porque la misma Taberna te lo permitió, porque este lugar necesita algo que sólo tú tienes...- Julián abrió mucho los ojos.

-¡Venga ya!... ¿Este lugar necesita algo que sólo yo tengo? Esto suena más bien a secta...- En la mirada de Jane vi como iba aumentando su impaciencia. Sabía del carácter de la joven, y entendía su irritación; pero si Julián estaba ahí no sería en vano.

-No puedo convencerte si te cierras en banda. Tú mismo has comprobado el cambio, ya que con sutiles explicaciones no lo consigo, iré al grano. Ahora mismo, estamos en una época adelantada a la que conoces. Aquí la magia es llamada ciencia y tecnología, y la mente de las personas muy distinta a la nuestra. Sé que suena duro, pero no vas a negar lo que tú mismo acabas de ver al cruzar esa puerta... ¿O sí que vas a ser tan soberbio?-  Julián negó con la cabeza gacha y los puños apretados a los costados.

-No, no pretendía ser soberbio; simplemente no puedo creer todo esto...- La sonrisa comprensiva volvió a mi rostro, y coloqué mi mano sobre su hombro para intentar tranquilizarle.

-Lo sé; ahora simplemente observa, y deja que las cosas sigan su curso.- Él asintió, aunque se notaba que no estaba muy seguro. 

Jane suspiró aliviada. -Bien; salgamos a echar un vistazo...-

Jane tomó la iniciativa de la "expedición", mientras Julián Castro se quedaba un poco más rezagado admirándolo todo atónito. Yo, a la izquierda de nuestro trío me fijaba en todos aquellos grises rostros, en busca de algún conocido.  Entonces un hombre llamó mi atención. 

Estaba de espaldas, llevaba el pelo muy corto. Iba con una camisa blanca un poco estropeada y unos vaqueros; sin embargo dentro de aquella normalidad algo hacía que no pudiese quitarle los ojos de encima. ¿Era una espada lo que llevaba envainado en aquel cinturón que tanto me sonaba?... Entonces frené en seco, y Jane me miró alarmada.  Dirigió entonces su atención hacia el mismo punto que lo hacía yo, y lanzó un grito ahogado cuando el extraño hombre se dio la vuelta para mirarnos directamente a nosotros tres.

-Guillaume...- susurré, a lo que Jane asintió todavía con la boca abierta.

...(...) "y porque era el alma mía, alma de las mariposas" R.D.

Imagen de Purulento
Purulento
Desconectado
Poblador desde: 16/02/2009
Puntos: 67

El "viejo" no salía de su asombro.

-¿Así que ahora para ir de un lugar a otro vais bajo tierra en estas lombrices de metal? Cómo dijiste que se llamaban, a sí, "meteoro".

-Metro, ésto es el metro.- Contestó Purulento mientras leía detenidamente su antiguo libro.

-Bueno como sea. Y cuéntame, ¿cómo es que sabes tanto de mi?, y ¿de dónde has sacado ese libro?- Se notaba cierta desconfianza en el tono del voz del viejo. Era más que evidente que no confiaba en él.

-Primero que nada he de decirte que tengo casi 300 años, desde que a los 21 conseguí éste libro y desentrañar los secretos de la alquimia,de ahi que envejezca tan lentamente. He viajado por todas las bibliotecas del mundo. Y en Babilonia en el año 1857, descubrí una tablilla que hablaba de unos antiguos elegidos. Uno de ellos muerto en vida, sepultado en una lápida sin nombre, esperando el momento de volver para luchar.

Mientras hablaba, y pasaba las páginas de su libro sin levantar la vista, su compañero, intentaba unir las piezas de ese nuevo rompecabezas que se le planteaba. Las piezas parecían encajar, pero aun no podia fiarse de aquel desconocido.

-Bueno supongo que eso es todo, y por otra parte, el libro... digamos que llegó a mi por casualidad. Al principio era un libro con garabatos y signos incomprensibles, pero un día, de casualidad, pasando una de sus páginas, me corté el dedo, y algo de sangre manchó una de las páginas. En ese momento, "cobró vida" y desde entonces parece guiarme hacia....- El metro se detuvo.- Hemos llegado.

Mientras caminaban entre el torrente de gente, Viejo, miraba atónito a su alrededor, todo era liso, de un blanco brillante. Habían carteles en una lengua extraña, y dibujos de pájaros de metal por todas partes ( aviones le había dicho su compañero que se llamaban). De pronto algo le hizo detenerse. Era ella. De eso estaba seguro. Y estaba cerca. ¿Dónde? no lo sabía con exactitud.

-Veo que has notado su presencia. Ven no están lejos. Parece que nos están esperando.Por cierto, anoche mientras dormías preparé esto para ti. Deberías tomarlo antes de ver a Pil.

-¿qué es? No se si debería....

-¿Quieres volver a respirar?

No hubo respuesta, Viejo quitó el tapón de aquel frasco de líquido azul brillante, y como si hiciese siglos que no bebía, se lo acabó de un trago.  Sintió como bajo los vendajes, su carne se recompnía, sus huesos volvían a colocarse en su sitio, sus dientes volvían a estar todos, y su pelo volvía a crecer.

-¿Cómo te sientes? Creo que esos vendajes sobran. Por cierto. Mira, esa es la taberna,-dijo ojenado el libro para comprobar que estaba en lo cierto.

- PIL! JANE! ¿Guillaume?- Gritó Viejo mientras se acercaba a grandes pasos hacia ellos.

-Pil, ese no es...

-Si Jane, parece que lo han traido de vuelta, y parece que hay otro visitante en la taberna.- Dijo mirando a Purulento que llegaba unos pasos por detrás de Viejo.

" En vida fui una cosa fétida llena de enfermedades.Una vez muerto, no he cambiado mucho."

Imagen de ViejoBastardo
ViejoBastardo
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 11782

Aun presa del asombro por todo ese nuevo mundo, el Viejo Bastardo no pasó por alto la desdicha de su compañero, aunque parecía que él sí. Se cortó con una hoja y la sangre salpicó el libro. Una firma de sangre. No era solo la alquimia lo que  había mantenido con vida a Purulento, pensó el Viejo, era lo mismo que lo había mantenido a él vivo tantos siglos atrás, y quizá también lo que lo había hecho volver. El chico no lo sabía, pensó, pero había vendido su alma...

 

Estaba pensando si decírselo o no cuando la vio. Tan preciosa como siempre, aunque engalanada por las mismas ropas extrañas que el resto de la gente que atestaba ese extraño "puerto del aire".

Cuando se acercó a ella trató de encontrar palabras, pero no pudo. Tampoco le hizo falta. Pil se abalanzó sobre él y le cruzó la cara de un bofetón.

-Esto por dejarme- dijo.

Después le plantó un beso en los labios y lo abrazó.

-Y esto por volver.

Ya está a la venta La Taberna de Bloody Mary en la colección A Sangre de Saco de Huesos.

Imagen de jane eyre
jane eyre
Desconectado
Poblador desde: 02/03/2009
Puntos: 10051

Jane sonrió tras la sorpresa.

_ Será mejor que entremos, estamos llamando demasiado la atención.

Estaba contenta y agradecida porque ,de nuevo, volvían a formar un extraño grupo y aquella rareza la reconfortaba.

Guillaume parecía no reaccionar. Estaba extraño, se dejaba llevar pero era como si no supiera del todo qué hacía allí. Estaba distante. Tal vez se sintiera desprotegido dentro de aquellas ropas y sin su espada... esa sería la opción buena, la mala lo apartaría de los recuerdos y quizás había llegado hasta allí siguiendo un impulso incomprensible y ahora no conseguía comprender porqué estaba allí.

_ Ven, viejo amigo, estaremos mejor dentro.

El templario se dejó arrastrar por Jane y los demás los siguieron.

Pilpintu no soltaba el brazo del Viejo y no podía dejar de mirarlo. Ahora le tocaría a él contar la parte de su historia que lo había devuelto a la Taberna.

¿Y su acompañante ? Quizás las claves de la nueva misión empezaban a pasearse delante de sus ojos.

 

 

Imagen de Hambleto
Hambleto
Desconectado
Poblador desde: 21/04/2009
Puntos: 807

Castillo Lahire, (siglos atrás).  Lugar del más terrible y malvado ser, aquél cuya sangre maldita envenena la pureza de la vida, lugar de terribles historias, doncellas hermosas y caballeros...un lugar donde se escuchan siempre los más horripilantes gritos...

(Arrrrrg, argggg, Ayaaaa)

Tuvo usted una pesadilla, preguntó el fiel sirviente Igor.

El Coonde (pequeño chiste) Hamtula, percibió el día y despertó...por una amable pesadilla. Así es Igor, soñé que llovían ranas del cielo y un extraño sapo me miraba fijamente, me pareció muy extraño...

Ciertamente llueve, y agua. Dijo Igor, asomándose por una ventana del temible Castillo.

Que inteligente eres, Igor, no me sorprende que hayas acabado como mi sirviente eterno... Pero en fin que ya me cansé de Dinalvania, año trás año, es lo mismo...oscuridad eterna, salsa de tomate y sangre de doncellas vírgenes. Me parece aburrido. Dijo solemnemente "Ham".

Qué le parece si nos vamos de viaje, Señor. Todos los Condes de Dinalvania de buena cuna, lo hicieron. Comentó Igor.

De viaje, ehh, pero en este tiempo no hay nada que ver. Todavía no descubren el Nuevo Mundo y mucho menos han inventado el bikini, no sé francamente en qué estás pensando Igor. Pero has dado en el clavo, vayamos al Siglo XXX, la última vez me divertí mucho al convencer a un Jedi de fumar La Fuerza... vegetariana. Quisiera ver los resultados. Dijo Ham.

¡Es usted un ser malévolo extraordinario!, dijo Igor.

¡Vamos que es mole de olla!. Vayamos a mi salón de artefactos mágicos y busquemos la máquina del tiempo que me regaló mi tío Juliover, el centenario pasado.

Después de crueles 30 minutos...

¡Aquí está el artefacto!, gritó Igor, todavía tiene postales de cuando nos "embarcamos" hacia Marte, ¿recuerda Amo? El artefacto tenía forma de un ascensor...

Ya veo, pero no entiendo esa locura tuya de poner postales a la máquina del tiempo, ya bastante tengo que soportar con tu colección de Monstruomones. A ver véamos...como me dijo mi tío que funcionaba, ah sí, "POWER"...y ahoraaaaa, escribir en un papel con sangre de Vampiro, el año. Bien.

Las puertas del artefacto se abrieron, una figura encapuchada, de ojos rojos y con quemaduras en el rostro, les dio la bienvenida...Pasen, pasen...dijo

Vamos Igor, que nos espera el planeta Ibiza. ¿Oye qué paso con el otro botones, un simpático señor con bigote recortado y peinado ridículo?, bueno, no importa...Se supone que te doy este papelito verdad, toma.

Amo, en ese artefacto ya no cabe su fiel servidor que soy yo. Dijo el pobre jorobado deforme.

No te preocupes Igor, cuando vuelva quiero todo el Castillo sucio y tenebroso. Así que encárgate de ensuciarlo todo.

---

El Conde Ham, entra al ascensor del tiempo. Y después de 5 minutos de horripilante música de ascensor...finalmente llegan al siglo XXX...

Hemos llegado, mi Tenebroso Señor...dijo el anciano.

Bien, echaré un vistazo...Dijo el Oscuro Conde Ham. Veamos, aquí dice...Bodega de Objetos Perdidos...pero este lugar, ese ruido, estas maletas...esa música....

¡¡¡NOOOOOOO, REGUETON!!!....Siglo XXI...

¡Más te vale que arregles esto!...

Lo siento mi señor, es la manufactura china. No se puede confiar. Pero en unos cuantos años o antes estará como nueva.

No puedo creer que me pase esto, no puedo andar con mi ataud a mis espaldas como si nada pasara...(El conde) tomo un estuche de un chelo...y colocó cuidadosamente la Tierra Maldita (que se encontraba dentro del ataud) que le vio nacer. Ahora mi libro de hechizos antigüos, mi espada...Por supuesto, no puedo andar vestido así.. El conde maldito, revisó cada una de las maletas encontrando los más variados artefactos de pilas y armas, un objeto metálico que emanaba muerte desde su interior me lo llevaré y averiguare después, como funciona. Finalmente encontró una maleta, que decía...propiedad de Ozzy Osbourne. Murmuró Ham.

Bien, creo que esta ropa me quedará. Vestido completamente de negro, unos pantalones negros de mezclilla (jeans), y una camiseta negra, de algodón...de mangas largas y con tres lazos para anudar el cuello...Esta es semejante a las que usan en el medievo, supongo que no habrá cambiado la manera de vestir.

El Conde, cerró los ojos...invocando a su criatura de la noche...un cuervo procedente de la oscuridad tomaba forma y se posaba en el hombro del Conde Ham...

Mi cuervo forjado desde el mismo Vacío de la Oscuridad...permanecerá aquí. Cuando termines tu trabajo, él me lo dirá.

---

El Conde...tomo el chelo. Y comenzó a vagar por los pasillos con paso rápido...procurando que el sol, no viera su presencia maldita.

Finalmente se encontró frente a un Bar...este lugar, este lugar...siento que este lugar no pertenece a este tiempo...me atrae hacia él...me llama.

---

Una figura de casi 2 metros de altura, delgado, de pelo largo, lacio y desordenado, de apariencia joven y despreocupada, se abalanzó despacio sobre aquél lugar...

 

"El mundo se ha desquiciado, ¡vaya faena, haber nacido yo para remediarlo!"

Imagen de jane eyre
jane eyre
Desconectado
Poblador desde: 02/03/2009
Puntos: 10051

Cuando el ambiente empezaba a tranquilñizarse en el interior de la nueva taberna, las puertas se abrieron para dar paso a una nueva sorpresa.

Un chico joven, con el encanto apropiado para no pasar desapercibido, entró captando todas las miradas.

Viejo Bastardo dejó, por un momento, de prestarle atención a su esposa y soltó un bufido... a medio camino entre gruñido y resoplido.

_ ¿Aquí también? ¿Es que no he aguantado tus chistes malos durante demasiado tiempo ya?

Ahora todos miraban al Viejo. Aquel personaje debía significar mucho en su historia porque , al parecer, la parte de amnesia que había borrado su memoria no lo había afectado a él.

Ante los ojos espectantes del grupo, una nube de hubo rodeó al recién llegado y cuando se disipó no quedaba ni rastro de sus casi dos metros de altura.

Aquel ser había cambiado su aspecto por el que, suponían, era el real. Un vejete de aspecto algo cómico, con unas gafas ridículas y una cabeza desproporcionadamente grande para el resto de su cuerpo.

_ ¿Cómo me has reconocido?

Todas las miradas se centraron ahora en el Viejo esperando una respuesta que fuera aclarando qué aportaría aquella persona en su grupo.

 

 

 

Imagen de _Pilpintu_
_Pilpintu_
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 2909

-Bueno, dejad todos de mirar con la boca abierta; Adelante caballero, ¿necesita ayuda?- Me acerqué al anciano con mi mejor sonrisa, pero entonces la nube de humo volvió y ante mí apareció por segunda vez como un joven alto y corpulento. Me encogí de hombros ante su reverencia.

-Mejor en esta forma, me siento más ágil...- dijo amablemente mientras se dirigía a uno de los taburetes de la barra.

Yo volví a mi posición ignorando las miradas curiosas de los demás. -¿Qué le sirvo?-

El joven me observó con atención y luego asintió levemente. -Una copa de vino tinto estará bien-

Me agaché buscando una botella cerrada en la parte baja de la barra y cuando volví a incorporarme la taberna volvió a cambiar. El acero se convirtió en madera roída, y del techo empezaron a colgar viejas lámparas que apenas iluminaban. Guillaume desenvainó su espada mirando a todos lados; Jane se quedó sentada tranquilamente tomando su cerveza; el compañero de mi marido sonrió cínicamente, parecía entretenido; pero mi marido... él era demasiado listo así que como Guillaume se puso en guardía mirando a la puerta. Me fijé entonces en el Sheriff, parecía ir a desmayarse, sin embargo se mantuvo erguido esperando la siguiente sorpresa.

-¿Quién falta querida?- Me dijo sarcástico el Viejo;- Si te lo contase no me creerías- contesté yo sabiendo que se estaba poniendo nervioso.

Cuando la transformación se hubo completado las puertas se abrieron de par en par azotadas por un gran viento.  Todos observamos la terrible tormenta que ocurría fuera y la oscuridad que envolvía lo que parecía un salvaje bosque. Yo suspiré resignada; y entonces haciendo mucho ruido con el tacón de sus botas "Ella" entró en la Taberna.

El viejo dio un respingo y no cambió de posición. Jane puso los ojos en blanco aburrida.

-¿Qué hace ella aquí?- dijeron Guillaume y Viejo a la vez.

-Tiene todo el derecho- respondí con parsimonia;- después de todo sigue siendo mi hermana-

Ella entró sin más, cerrando las puertas tras de sí. Se sacudió el pelo con coquetería y para luego dedicar al Viejo una sonrisita pícara. -¿Me echabas de menos?-  Aunque su carácter impulsivo solía molestarme decidí ser un poco más paciente, después de todo al final ella estaba allí para ayudarnos, o eso parecía.

El vampiro la miraba y luego me miraba a mí con cautela, cerciorándose de que no sólo éramos hermanas, sino hermanas gemelas.  Por su puesto ella iba vestida por completo con un conjuto de cuero negro bien ceñido y con sus botas de tacón alto. Llevaba el pelo suelto y mojado, y como no podía faltar, sus carnosos labios pintados de rojo sangre.

-Te queda mejor el negro- concluyó el vampiro bebiendo el primer sorbo de su copa.

...(...) "y porque era el alma mía, alma de las mariposas" R.D.

Imagen de jane eyre
jane eyre
Desconectado
Poblador desde: 02/03/2009
Puntos: 10051

Jane, sentada junto al sheriff, vió como su cara cambiaba del borde del desmayo a la atención más absoluta frente a las curvas de la recién llegada.

_ Cierra la boca, Julián. No eres el primero que se deja deslumbrar por sus encantos pero, créeme, ese cuero ceñido encierra más de lo que puedes imaginar.

Guillaume la miraba confundido y el Viejo, indignado. La hermana gemela de Pil paseó su seguridad por la taberna y tomó asiento junto a Ham, joven y apuesto de nuevo.

_ ¿Es que no vas a ofrecerme nada para beber?

Y Pilpintu volvió a la barra que, una vez más, tenía el aspecto familiar de la madera.

 

 

Imagen de Coon
Coon
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 2519

Me desperté aturdido sobre un extraño camastro. La cabeza me dolía horrores y me sentía extrañamente mareado. Las articulaciones parecían chillar de dolor al moverse. Me incorporé como pude, avancé unos pasos y ví mi reflejo en un espejo. La barba corta y de aspecto desaliñado que cubría mi rostro normalmente había desparecido, dejando ver una cicatriz que me surcaba la mejilla izquierda. Pero lo más extraño eran mis ojos: uno negro y el otro rojo. Me mire las matos, una, la derecha, tenía la piel de un color negro brillante. Tenía el brazo vendado. Lo descubrí sin muchos remilgos y ví que toda su piel era igual a la de la mano. "¿Que ha pasado?" pensé.

Una puerta al otro extremo de la sala se abrió y una joven de cabellos dorados me miró desde el umbral. 

- Vaya, parece que al fin te has curado.

- ¿Quién eres tú? - dije mientras intentaba localizar mi espada.

- Te daré tu espada más tarde, primero hay otras cosas que debes entender. Será más rápido así...

Se acercó a mi y apoyo una mano sobre mi frente. Como un torrente de imágenes y sonidos ví el transcurrir del tiempo, observé también el pasado y finalmente localicé el presente. 

- Debo encontrar La Taberna.

- Si, tienes que hacerlo, pero primero deberías vestirte.

Hasta ese momento no me había dado couenta de que solo llevaba una tela al rededor d ela cintura y algunas vendas. 

- Te daré algo de ropa apropiada. Y será mejor que te duches.

El funcionamiento de una ducha era algo realmente intrigante. Media hora después llevaba puestas unas botas que parecían bastante resistentes, unos pantalones de un cuero curtido y trabajado de formas que nunca habría imaginado, una camiseta negra de manga corta que se ajustaba al torso y una gabardina también de cuero. Sujeta a la espalda con unas correas que se enganchaban a los hombros llevaba mi espada, oculta por la gabardina. El mango, antaño brillante, ahora tenía un feo color verdoso, pero la hoja seguía siendo de un intenso negro brillante, y estaba perfectamente afilada.  Al parecer el ojo rojo no era un problema, porque la gente pensaría que era una cosa llamada "lentilla". Me miré el pelo. Evidentemente me lo habían cortado, pero aún así lo tenía más largo de lo que solía llevarlo.

- Toma - dijo la joven - sujétatelo con esto.

Me tendío una especie de cuerda elástica que formaba un haro. Me recogí el pelo en una coleta y ví sobre la mesa una especie de lentes de aumento, pero de un diseño que desafiaba la imaginación y con los cristales tintados.

- ¿Puedo quedarme eso también?

- Si, son tuyas. Y también necesitaras esto - dijo tendiéndome dos artilugios metálicos...en mi mente aparecieron imágenes y sonidos...eran dos armas automáticas.

- Tanquilo, tu mente irá asimilando toda la información que te he transmitido antes poco a poco. ¿Sabes usarlas?

- Si, creo que sí - dije guardándomelas entre el pantalón y mi piel - Aún no se quien eres.

- Me llamo Lucía.

- Gracias por todo Lucía.

- Tranquilo, volveremos a vernos. 

 

Salí a la calle y me encontré con un mundo tan distinto al que recordaba..."Ya pensarás en el pasado luego, ahora tienes que encontrar la taberna". Caminé durante horas, recorrí cientos de callejonés, inspeccioné mil garitos de mala muerte...ya estaba valorando la posibilidad de volver a ver a Lucía para pedirle ayuda cuando pasé por delante de una puerta...y reconocí un olor inconfundible. Entré en la taberna sin hacer ruido y los ví. Guillaume, Jane, el Viejo, Pil y un par de personajes que no conocía.

- Parece ser que por mucho tiempo que pase sigues oliendo igual de mal, Viejo.

Todos las caras se volvieron para mirarme de repente, Jane y Pil no salían de su asombro.

- Vaya, tienes buen aspecto para estar muerto, muchacho.

- Jajajajaja, tu tampoco estás mal. Y cómo vuelvas a llamarme muchacho te arrancaré las entrañas. 

Imagen de Julián Castro
Julián Castro
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 2009

¡Y Julián, que sólo había ido a tomar unas copas con sus paisanos! En menos de una hora, la taberna se había transformado dos veces, había visitado un mundo totalmente desconocido para él, y en la taberna habían entrado una suerte de personajes cada cual más peculiares: un hombre muy alto y serio, otro que parecía ser el marido de la tabernera, que olía un poco a podrido, el muchacho que lo acompañaba, que iba a todas partes con un libro gigantesco bajo el brazo y que aseguraba tener casi trescientos años, un hombre de dos metros que se transformaba en un viejo... Todos parecían conocerse. Y, para cuando representaba la calma de quien está viviendo un sueño y sabe que dentro de poco despertará en su cama, entró la hermana gemela de la tabernera: un bellezón vestido con cuero que entró en la habitación haciendose dueña de todo el aliento de los hombres que allí había, excetpo por el tar Guillaume y el apestoso.

-¿Es que no vas a ofrecerme algo de beber?- le dijo la mujer a su hermana Pilpintu volvió a la barra y le sirvió una copa de algún licor rosado. Cuando se dio cuenta de que no le quitaba el ojo de encima, la hermana le guiñó a un ojo al sheriff.

-Bueno, hermanita. ¿A qué le debemos tu presencia?

-Eso, Roxane. -le dijo Jane, que permanecía impasible a toda la escena.- Cuéntanos qué ha sido de tu vida últimamente.

En ese momento Julián reaccionó.

-¡No! No vamos a seguir hablando. Mejor dicho, no vais a seguir hablando entre vosotros. Está claro que os lleváis muy bien, pero yo quiero volver ahora mismo a mi casa. Pil, haz que la taberna vuelva al pueblo.-le espetó a la tabernera.

-¡Eh, tú, no le hables así a mi mujer!-dijo el apestoso. El sherif, instintivamente, se llevó una mano al revolver de su cintura.

-Dejalo, Viejo, dale un respiro.-suspiró Pilpintu.-Julián, sabes que no puedo hacer nada. La taberna se transforma cuando es necesario. Además, tecnicamente no puede volver al pueblo. De hecho, la taberna no pertenece al pueblo.

-La taberna es como un portal. Como un punto de reunión-intervino Jane, poniendo una mano en la pierna del sheriff para tranquilizarlo.- La taberna es un lugar donde se reúnen los héroes destinados a salvar el mundo. -Roxane soltó un bufido sarcástico. Jane la miró con una mezcla de asco y desdén, y continuó hablando.-Cuando la taberna necesita héroes, se encarga de recogerlos. Cuando los héroes necesitan un lugar donde descnsar, donde encontrarse con sus seres queridos, la taberna los recoge.

-Te dijimos que la taberna estaba ligada a ti de alguna forma. Por eso pudiste entrar. Este lugar te necesita.-dijo Pil.

-¿Y por qué a mi?-dijo Julián, escéptico. Todo eso le sonaba a cuento chino. Quería volver al pueblo. A su pueblo.-¿Qué tengo yo que necesite la taberna para salvar al mundo? Todos vosotros sois rar... especiales. Tú tienes una taberna que se teletransporta. Ese tiene un libro muy gordo que les ha traído hasta aquí, a él y al tío que apesta. El otro se convierte a su placer en un tío de dos metros. ¿Por qué estoy yo aquí?

-Yo puedo responder a eso.-dijo el del libro, Purulento.-Encontré a Viejo porque salía en mi libro. De hecho, todos los presentes salís en mi libro. Entonces, si Julián está aquí, también aparecerá en él. Seguro que nos dice qué pinta él en todo esto, y si no, cómo devolverlo a su hogar.

-Por favor.-dijo Julián, casi en una súplica.

Purulento abrió su libro, y empezó a pasar páginas y más páginas. La mayoría estaban en blanco, otras, tenían imágenes: Julián reconoció en una de ellas a Jane vestida con ropas extrañas, ni parecidas a las de la época en la que él nacio ni como vestía el resto; en otras estaban llenas de símbolos extraños, en otras palabras en el alfabeto que él mismo conocía...

-Aquí apareces. O por lo menos, te pareces bastante... Veamos qué dice.

Justo cuando Purulento iba a romper el silencio atento de todos los que allí estaban -incluyendo al vampiro y a la hermana de Pil- para aclarar las dudas del angustiado sheriff, la taberna volvió a cambiar.

La tormenta cesó, la barra se volvió de madera, pero de una madera oscura y sucia. Las luces eran de nuevo aquellas "bombillas", pero daban mucha menos luz que antes, un olor a alcohol empapando toda la madera inundó toda la taberna. La puerta se abrió, y un hombre joven con pantalones de cuero y unas extrañas lentes negras en los ojos entró en la taberna. Todos se giraron hacia él, y, por primera vez, Jane se mostró sorprendida. Parecía que esa entrada sí que no se la esperaban.

Parece ser que por mucho tiempo que pase sigues oliendo igual de mal, Viejo.

Todos las caras se volvieron para mirarme de repente, Jane y Pil no salían de su asombro.

- Vaya, tienes buen aspecto para estar muerto, muchacho.

- Jajajajaja, tu tampoco estás mal. Y cómo vuelvas a llamarme muchacho te arrancaré las entrañas.

 

"La mayor locura del hombre es pretender estar cuerdo..." www.loslibrosgrises.blogspot.com

Imagen de Purulento
Purulento
Desconectado
Poblador desde: 16/02/2009
Puntos: 67

Todos miraban al recien llegado. Purulento, volvió a bajar la cabeza, y siguió buscando en su libro. Se paró en seco, miro al nuevo invitado de la taberna y dijo:

-Sí, justo lo que pensaba, tú también apareces en mi libro. Según lo que pone aquí, eres un gran guerrero, muy diestro con la espada, con esa hoja de acero negro que llevas ahi colgada.

Ante esas palabras, Coon, se quitó las "gafas" así se llamaban aquellos espejuelos tintados, y dejó al descubierto aquellos ojos tan extraños, que hicieron que Julián diese un respingo y tragase algo de saliva.

-Ehm... perdonda Purulento...- dijo Julián tratando no ser descortés.- creo que había algo que querías enseñarme.

-Sí, perdona, pues bien - volvió a buscar las páginas en las que estaba la silueta de un pistolero muy parecido a Jualián- sí, aquí está. Pues bien, antes que nada, creo que Coon tiene algo que para él no le será muy útil pero que a tí te vendría de perlas, pues de hecho, fueron fabricadas para tí.

-¿Qué dices mocoso? Nada de lo que tengo podría servirle a ese enclenque. Mírale, si está temblando dese hace rato. jajajajaja

- Muchacho, no te precipites, no juzgues antes de conocer. Hace mucho que intenté enseñarte eso, pero nunca me hiciste caso. Pffff tan impulsivo como siempre.- Dijo Viejo, que observaba la escena sentado en un taburete viejo, con el codo apoyado en la barra.

Con un movimiento rápido, Coon giró sobre sí mismo, y desde su espalda, bajo aquella gabardina, salió una enorme espada negra, tan afilada como una ráfaga de viento helado. Al finalizar con el giro, la espada quedó con la punta tocando la garganta de Viejo, quien no se había movido un ápice. Ni tan siquiera había pestañeado, es más, ahora bostezaba.

- Coon, ¿vas o no vas a darle las armas gemelas a Julián? fueron fabricadas para él, y tú ya tienes tu arma. - Dijo Purulento, que ahora tenía una mano sobre una de las hojas de su libro, y aquella neblina negra que recorría sus páginas ahora se desplazaba a través de sus dedos y envolvía su mano, como si del humo de un cigarro se tratara.

-¿y si no quiero?

Dijo Coon riendo mientras volvía a girar para dar una estocada mortal a la altura del cuello a Purulento. Purulento viendo venir el ataque, transmutó la silla de madera que tenía delante, usando los poderes de su libro, para convertirla en una serie de afiladas lanzas de madera que volaban directas al corazon de Coon. Ambos ataques eran muy rápidos, y muy precisos. Pero, justo antes de impactar, alguien los detuvo. Pilpintu. Estaba ahora en medio de ambos, en una mano y a escasos centímetros de la garganta de Purulento, la espada de Coon; en la otra, y muy cerca del corazón, las lanzas que éste había lanzado al guerrero.

- No permitiré peleas en mi taberna, no esta vez.- Dijo sonriendo. Luego cogió las pistolas que Coon llevaba y se las dió a Julián.

- Sólo estaba de broma.- Dijo Coon, aunque no lo expresaba, tenía miedo, pues sabía que Pil era muy poderosa, y más si estaba en su taberna.

-Pruébalas, en la imagen del libro se te ve con ellas. - Dijo Purulento.

Entonces, cogió una botella de vino vieja y cubierta de polvo que había sobre la barra y la arrojó por los aires.

Julián, giraba las armas mirándo cada detalle. Eran una obra de arte, ambas de un metal muy brillante, nada tenían que ver con su oxidado revólver.

- Es una pérdida de tiempo, ni siquiera sabrá usarlas, no pertenecen a su época. Dijo Coon, guardando la espada y tomando asiento.

Entonces, ambas giraron entre sus dedos, parecían bailar en sus manos. La botella seguía girando en el aire, y estaba a punto de dar contra el suelo, entonces, con unos fugaces movimientos de muñeca, comenzó a disparar. El primer disparo impactó muy cerca de la botella,la cual volvió a elevarse de nuevo, el siguiente pareció dar de lleno en uno de los lados de la misma, pero mas que un impacto parecía una caricia, pues la hizo girar, pero no la rompió. Todos miraban atónitos como disparo tras otro, en cuestion de milésimas de segundos, la botella se había elevado sin llegar a tocar el suelo, y ahora reposaba sobre una mesa. Como si alguien la hubiese colocado alli.

Purulento cerró el libro, y mientras Coon soltaba un bufido con la boca en señal de leve protesta, Jane posó la mano sobre el hombro de Julián y le dijo: Bueno, ya conoces las respuestas, nadie más podría haber hecho eso, éste es tu sitio, shérif.

 

" En vida fui una cosa fétida llena de enfermedades.Una vez muerto, no he cambiado mucho."

Imagen de Coon
Coon
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 2519

 Aquel tipo del libro olía a prepotencia a kilómetros, aunque parecía tener la confianza del Viejo. Aún así me caía mal. Y el libro, me resultaba familiar...Me acerqué a la barra, sin dejar de mirar el libro.

- Un ejemplar interesante, Purulento.

- ¿Cómo sabes mi nombre? - pregunto sorprendido.

- Bueno, tengo algunos trucos jovencito. 

- Para tu información tengo casi 300 años...

- ¡Bien!...¿En que año estamos, por cierto?

- Técnicamente en el 2009, pero la taberna está dando saltos en el tiempo y el espacio...

- El 2009 - interrumpí - estupendo, Pil me debes una tarta por mis últimos 500 años...pero me conformaré con una cerveza por cada uno, que tengo la garganta pegada. 

- ¿Últimos 500 años? - preguntó Purulento algo sorprendido.

- Si aún se sumar he cumplido 650. Tu libro debería decirte de que clase de seres desciendo. No envejezco como los humanos. ¿Viejo de dónde has sacado a este "lumbreras"?

- Bueno, en realidad el me ha sacado a mi...

- Ya veo...- interrumpí repentinamente extrañado por un inconfundible aroma que emanaba de aquel libro. Negué con la cabeza - Viejo, ¿se lo has dicho ya?

- No - respondió el Viejo.

- Eres un idiota, sabes que esas cosas nos traerán problemas.

- Veo que morir no ha cambiado tu caracter - respondió el Viejo.

- ¿Decirme que?¿De qué hablais?

- Lo de tu libro y el pacto. El olor de la sangre mezclada con la magía oscura es inconfundible. El Viejo podrá darte más datos...Un olor aún más intenso llegó desde la parte trasera de la taberna momentos antes de que ella apareciese. - ¡¿QUÉ DEMONIOS HACE ESA BRUJA AQUÍ?!

- Veo que sigues teniendo los mismos modales de siempre cachorro - dijo con una sonrisa burlona en la cara la hermana de Pilpintu.

- Maldita furcia endemoniada ¡voy a cortarte la cabeza ahora mismo! - la ira me invadía y pude sentir como la piel de mi brazo izquierdo se endurecía. De reojo ví como comenzaba a tomar un color negro similar a la del brazo derecho, bajo la manga de mi gabardina. 

- Tranquilo hijo - dijo el Viejo apoyando una mano sobre mi hombro - a mi tampoco me gusta su presencia, pero ya sabes que es la Taberna la que elige a sus huespedes...

- Escuchame bien - dije mirándola fijamente a los ojos - a la mínima razón que me des estás muerta.

- Bueno, ya resolvereís trencillas familiares luego - dijo Purulento - ¿podríais explicarme alguno que es eso del pacto?

- Que te lo explique el Viejo, que a mi me entraría risa al ver la cara que se te va a quedar.

Me acerqué a Jane, que estaba al otro lado de la barra, junto a Guillaume. 

- ¡Guillaume! Amigo mío, ¿que es eso que llevas puesto? Diantres, ¡si hueles a perfume!

- Perdoa ¿nos conocemos? - dijo Guillaume mirándome extrañado.

- Dejalo, necesita algo de tiempo, parece que su mente está algo traumatizada - intervino Jane.

- Ya veo...¿se curará verdad? - pregunté.

- Si está aquí, supongo que así será.

- Tienes razón...espero. - suspiré - ¿Podrías contarme que ha pasado? Recuerdo que estaba en el bosque...y después me ví en un castillo luchando con algo junto al Viejo y una explosión y lo siguiente que recuerdo es cuando he despertado esta mañana - la miraba a los ojos, su mirada siempre me atrapaba. Parecía preocupada - ¿que ocurre?¿Sabes en que estamos metidos esta vez?

- Yo...- su voz sonaba entrecortada, tímida. Apartó la mirada.

- Jane...¿recuerdas la noche en aquel bosque, cuando practicámos con las dagas? Sabes que entonces no habría dejado que te pasara nada, y tampoco lo haría ahora. Cuéntame lo que te preocupa. 

Jane iba a responder cuando Pil se acercó a nosotros.

- Eso es algo que no deberíamos discutir aquí - dijo mirando de reojo a su hermana, era evidente que a pesar de todo ella tampoco le tenía confianza - será mejor que vayamos arriba. 

Subimos las escaleras, entramos en la primera habitación y Pil desplegó una barrera mental que bloqueaba cualquier intrusión externa.

- Ahora ya podemos hablar - dijo - yo también tengo curiosidad Jane.

 

Imagen de jane eyre
jane eyre
Desconectado
Poblador desde: 02/03/2009
Puntos: 10051

_ ¿Recuerdas la noche en el castillo de Edgar De Marquise?_ Jane esperó el gesto afirmativo de Coon_ Pues, nunca volvísteis.Karim, Guillaume y tú nunca regresásteis. El Viejo nos llevó a la Taberna del Lobo Negro y ahí empezaron a torcerse las cosas...Él dijo que tú encontrarías aquel lugar y yo entonces ya había aprendido a no preguntar el cómo y el porqué de muchas cosas así que, simplemente, le creí. << Vendrá_ me repetía cada noche_ Volveremos a estar todos juntos>> Pero a la tercera luna Tom el Gris encontró lo que llevaba años buscando: la manera de dañar al Viejo Bastardo de una forma irremediable. Por supuesto aquella manera tenía un nombre: Pilpintu; y Tom sabía que la muerte de su esposa le dolería más que la suya propia. ¿Quién le otorgó el poder y los medios para raptarla?... es fácil de adivinar ¿no?

Los ojos de Coon brillaron de rabia al comprender.

_ Roxane _ pronunció en medio de un gruñido.

_ En cuanto el Viejo apareció, ella se ocupó de que Tom cumpliera el trato y Pilpintu quedó libre, despojada de sus poderes durante una buena temporada, pero libre. Desde entonces no me he separado de ella ni un solo minuto.

Jane miró a Pil con lágrimas en los ojos.

_ Se había convertido en lo único que me quedaba en el mundo.

Las dos se abrazaron y Coon no pudo evitar sentirse culpable por haberlas dejado solas  todo aquel tiempo.

_ El día que despertó diciendo que había llegado la hora de abrir de nuevo La Taberna de las Extrañezas Escritas me sentí feliz, por mí y por ella..._ ahora sus ojos volvieron a clavarse en los de Coon _ aunque no sabía que la felicidad tuviera el don de resucitar a los muertos.

 

 

 

Imagen de Coon
Coon
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 2519

 - Yo...lo siento. Guillaume, Karim y yo estábamos ocultos el bosque. Karim estaba herido y esperábamos que se recobrará para poder partir sin peligro...y no recuerdo mas, solo una explosión...solo... - algunas imágenes pasaron velozmente por mi mente.

- ¿Que pasa?¿Recuerdas algo más? - preguntó Pil.

- El Medallón de Meroloth...si, creo que empiezo a recordar algo. El Viejo...si, me acuerdo de aquello y recuerdo que los menciono a Ellos...Me parece que empiezo a comprender algunas cosas, del pasado y del presente. Sobre lo de resucitar, al menos en mi caso no creo que fuera así...Creo que el Viejo cumplía su pacto con Roxane, usó el medallón de Meroloth para ello y pudo matarnos a todos de haber querido...así tenía que haber sido pero solo lo fingió. Una actuación muy realista, pero recuerdo una conversación mental. No la recuerdo literalmente, pero se que utilizó algún tipo de conjuro para transportarnos en el tiempo y el espacio justo antes del momento crítico. 

- ¿A quienes te refieres cuando has dicho Ellos? - preguntó Jane, mientras Pil me miraba con gesto preocupado.

- A Richard Ojosgrises y su nieto, Devan.

- ¿Quién? - preguntó Jane - ¿Quién es ese Richard Ojosgrises?

- No es posible que sea el Coon -  dijo Pilpintu - murió hace muchos siglos. 

- Pero encaja Pil, ¿quién tendría tanto poder para que incluso tu hermana acabará viniendo a ti?¿quién podría obligar a la Taberna a buscar huéspedes a través del tiempo? Tiene que ser el.

- ¿Pero quien es? - volvió a preguntar Jane.

- Es mi padre - dijo Pil con un tono que expresaba a partes iguales tristeza y asco.

- ¿Tu padre? Pero entonces si ese Devan es su nieto, el es ....

- De Roxane - interrumpió Jane - de Roxane y del Viejo. 

- ¡¿Qué?! Perdoname querida, pero tienes una familia un poco problemática - dijo Jane.

Tras unos instantes de silencio los tres nos echamos a reir con ganas. Quizás no era el momento más apropiado, pero a todos nos hacía falta.

- Será mejor que volvamos abajo - dijo Pil - no combiene dejar el fuerte solo mucho tiempo.

Volvimos a la planta inferior. Julián estaba haciendo demostraciones de su pericia con las pistolas, jugueteando con un par de botellas y puchero pequeño, haciendolos bailar en el aire para disfrute y entretenimiento de un tipo de dos metros que no paraba de hacer chistes fáciles con la escena. El Viejo estaba sentado al lado de Purulento, que parecía algo alicaído. Seguramente ya le habían puesto al día de su situación.  De pronto la Taberna comenzó a cambiar de nuevo, volviendo a adquirir el aspecto que había tenido siempre, sustituyendo el metal y la pieda por madera.

- Vaya, creo que hemos vuelto a casa - dijo el Viejo.

Abrí la puerta de la Taberna y vi un bosque y un cielo plagado de estrellas. Un escenario muy familiar. El escenario de mi infancia. Respiré profundamente el aire puro, tan distinto del que respirábamos solo unos momentos antes. Melancólicamente silve con un sonido modulado y muy concreto. Así solía llamar a Hilal; no sabía si seguiría existiendo. 

Jane también salió y se quedó de pie a mi lado, mirando al cielo.

- Las estrellas están igual que aquella noche - dijo.

- ¿Que noche Jane? - respondí.

- La de la hoguera y las dagas. Coon yo...antes he sido un poco brusca. Me siento sobrecogida por la situación, ya no esperaba que ninguno regresaráis y de pronto...pero me alegro de que hayas vuelto.

Iba a responder cuando el sonido de un trote de caballo llegó desde algunos metros más adelante. Casi al instante un robusto caballo negro salió de la espesura y se detuvo frente a nosotros.

- ¡Hilal! - exclamé eufórico - Hilal, estás vivo - dije acariciando efusivamente el lomo del caballo - pensé que no volvería a montarte compañero. - susurré unas palabras al oído del animal, que se encaminó docilmente al establo de la Taberna. Al volverme para mirar a Jane, ví brillar los mangos de tres dagas entre sus ropas, tres dagas que conocía bien - ¿Has practicado con ellas? - pregunté.

- ¿Qué? - dijo Jane algo descolocada.

- Con las dagas - dije señalando - si no me equivoco esas son las dagas que me dió Fenno. Te pregunto si solo las has guardado o si has practicado con ellas. 

- Jajaja - Jane rió - bueno, he practicado algo - dijo - de hecho creo que ahora podría ganarte.

- Vaya, princesita - lo dije con cierto rintintín a sabiendas de que eso picaría su orgullo - eso vas a tener que demostrármelo...incluso te daré ventaja. Dejáme una daga y usa tu las otras dos.

- No necesito ventajas - se quejó Jane, era evidente que ese "princesita" seguía funcionando bien.

- Ya, ya, pero me gusta ser un caballero de vez en cuando. Bueno que, ¿me haces una demostración o nos quedamos mirando la luna como pasmarotes toda la noche?

Imagen de jane eyre
jane eyre
Desconectado
Poblador desde: 02/03/2009
Puntos: 10051

Antes de que se diera cuenta, Jane había soltado en tierra la daga que sobraba, le había arrojado a Coon la suya y esperaba alerta con la otra en la mano derecha. Su pose dejaba adivinar las horas de entrenamiento que había soportado, pero la sonrisa seguía en sus labios.

Un par de certeros pasos y el hombre vio como la daga rozaba su cintura, demasiado cerca para lo que esperaba.

_ Ey, princesita, eso ha sido un golpe de suerte.

Jane repitió el ataque cambiándose la daga de mano a la vez que esquivaba el movimiento de su contrincante. Demasiado lenta, Coon detuvo el golpe de forma tan brusca que la daga de la princesa salió por los aires.

No se lo pensó dos veces. Se agachó de forma felina, algo que sorprendió al mismo Coon porque él le había enseñado aquel movimiento, y rodó hasta la posición donde había abandonado la primera daga. Pero en vez de atacar directamente, siguió rodando en dirección contraria, hasta que el impacto con las piernas de Coon lo hizo caer de bruces.

De forma rápida e inexplicable, el hombre quedó inmovilizado por el cuerpo de la princesa. Sentada sobre su estómago, mantenía la punta de la daga acariciándole la mejilla, sabiendo que él había perdido la suya en la caida.

_ Y ahora ¿tienes algo qué decir de tu alumna?

 

 

 

Imagen de Coon
Coon
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 2519

 - Veo que has mejorado - dije, tendido sobre la hierba con Jane sobre mí en una maniobra inmovilizadora - pero no has contado con un pequeño detalle.

- Pues quién lo diria, a ver ¿a que te refieres?

- Esta llame inmovilizaría a cualquier humano...pero yo no lo soy ¿recuerdas? - las piernas de Jane me sujetaban los brazos, así que la así por los muslos, impulse hacia arriba y hacia un lado y en un segundo habíamos cambiado posiciones. Sujetaba sus manos contra el suelo por las muñecas con las mías por encima de su cabeza.

Era una posición que el giro nos había hecho adoptar, una posición en el que nuestros rostros quedaban demasiado cerca. La respiración de Jane era acelerada, pero ni ella misma estaba segura de si se debía a la lucha o había otros motivos. 

- Lo de quedarnos la noche mirando la luna empieza a no parecer una idea tan mala - dije acercándome aún más.

Imagen de _Pilpintu_
_Pilpintu_
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 2909

En un principio había creído poder soportar la presencia de Roxane. Pero después de lo que había descubierto Coon, la ira me corroía el alma.

-¡Basta!- grité sin poder contenerme más, ante mis asombrados compañeros; -estoy harta de tanta intriga, de tanta espera... harta de vivir con miedo. En todo este tiempo que he estado sola con Jane hemos cuidado muy bien de nosotras mismas; de qué me sirve tener poder si igualmente parece que las cosas sólo van empeorando. Cada vez somos más los que aquí nos reunimos, como si de un ejército se tratase... pero un ejército ¿contra qué?- Di un fuerte puñetazo sobre la barra haciéndome un daño terrible en los nudillos. Pero ignoré el dolor, porque me sentía realmente enfurecida.

El Viejo me miró, y por una vez pareció quedarse sin nada que decir. Mi hermana me dirigió una mirada también cargada de rencor, pero la ignoré como había hecho con el dolor de mi mano y salí bruscamente de la taberna en busca de algo de aire fresco.

Jane y Coon estaban tirados en el suelo, en una posición realmente comprometedora. Les vi, resoplé exagerada y me fui a grandes zancadas hacia el establo.

El hermoso caballo de Coon estaba allí, como esperándome. Me acerqué un poco más calmada; -Tú tampoco me entiendes, ¿verdad?- le susurré.  Dejé que el poder contenido manara poco a poco através de mis manos hacia el caballo, acariciándolo con aquella luz que siempre había poseído.  Utilicé esa misma luz para sanar mis nudillos y me fui sintiendo más aliviada.

-¿Por qué con toda la luz que poseo, siento que mi futuro siempre es tan oscuro?- le pregunté a Hilal, que resoplaba en busca de mis atenciones.

-¿Quizás es que has perdido la confianza en los demás, y crees que si tú no iluminas tu camino nadie te va a ayudar?- respondió Guillaume a mi espalda. Di un respingo, pues no sabía que hubiese salido detrás de mí.

 

...(...) "y porque era el alma mía, alma de las mariposas" R.D.

Imagen de jane eyre
jane eyre
Desconectado
Poblador desde: 02/03/2009
Puntos: 10051

Jane pudo ver a Pilpintu dirigirse hasta el establo y una silueta que no pudo identificar entró después de ella.

_ La luna puede esperar, Coon, creo que Pil nos necesita.

Cuando entraron, respiraron aliviados al ver que la silueta pertenecía a su antiguo amigo el templario. Pero algo en los ojos de la tabernera les dijo que no todo iba bien.

Antes de que Jane pudiera preguntar si estaba bien, Pilpintu cayó desvanecida en los brazos de Guillaume.

 

 

Imagen de Julián Castro
Julián Castro
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 2009

Cuando Guillaume entró con Pilpintu inconsciente en sus brazos, seguida por Coon y Jane, Julián erró su último disparo, y la botella de licor se rompió en cien trocitos de cristal. Todo el mundo se volvió hacia ellos.

-¿Qué ha pasado?-exclamó Viejo, tirando su taburete al levantarse de golpe.

-Se ha desmayado de repente-dijo Guillaume.-Apartaos todos, necesita aire.

-Llevémosla arriba-dijo Jane, cuya cara se había puesto blanca como el papel.

Así que la comitiva subió las escaleras, seguidos por Viejo, tan de repente como habían entrado. Toda la taberna se quedó en silencio; nadie se atrevía a romper la tensio´n que había helado toda la estancia.

-¿Qué... qué le habrá pasado?-se atrevió a decir Julián.-Purulento... ¿no dice nada en tu libro?

Como sacado de un sueño, Purulento se revolvió y se puso a buscar como un loco en su libro, murmurando que cómo no se le había ocurrido antes... De pronto su expresión se transfiguró, se congeló en una mueca de horror.

-Está... está en blanco.

-¿Qué?-exclamó Julián-¿Cómo que está en blanco?

-Está en blanco. Ninguna de las páginas... está todo en blanco... No sé qué...

-¿Tendrá algo que ver con lo que le ha pasado a Pilpintu?

-Claro que tiene que ver. Todo lo que ocurra en esta taberna tiene algo que ver con su anfritiona.-intervino Roxane, que había permanecido en una esquina del bar todo el tiempo.

-¿A qué te refieres?-dijo Julián. Pero Roxane permaneció en silencio, con una sonrisa de suficiencia retándole a todos.-¡No juegues conmigo!-gritó, apuntándole con una de sus pistolas.

-Inténtalo, sheriff de pacotilla. Estarás muerto antes de que la bala me toque.

Sin decir una palabra, Julián apretó el gatillo. En vez de la modesta bala que normalmente salía del arma, un fogonazo que iluminó a todos durante un momento apareció y atravesó el pecho de Roxane, que se vio propulsada hacia atrás y se incrustó con la pared. Nadie dijo nada, porque estaban asombrados por lo que acaba de pasar. Todos menos Julián: la energía que había utilizado parecía que había estado dentro de él por siempre.

Pero Roxane tampoco se sorprendió. Se levantó como si nada, mientras su pecho destrozado se recomponía, como si nada hubiera pasado.

-Vaya, debo decir que eso sí que me ha sorprendido.-dijo con tranquilidad.-Pero no me puedes matar. No mientras que mi hermana siga viva. Aunque puede que eso ocurra antes de lo que pensamos...-añadió con malicia.

-¿A qué te refieres?-dijo Julián en voz baja, sin dejar de apuntar a aquella mujer.

-¿Qué está pasando aquí?-interrumpió la voz de Jane, que había bajado al oír el ruido de la explosión.

-Roxane estaba a punto de decirnos qué le está pasando a Pil.

Jane, con la boca abierta, terminó de bajar las escaleras y se colocó al lado de Julián, muy cerca, lo que hizo que el sheriff se ruborizara un poco al tener tan cerca el aroma de la princesa.

-Entonces que continué.-dijo Jane.

-Oh, es muy simple.-explicó Roxane, yendo a detrás de la barra y sirviéndose una copa de vino.- La Taberna de las Extrañezas Escritas está muriendo. Y con ella, su dueña.

-¡¿QUÉ?!-exclamó Jane.

-Lo que has oído.-dijo Roxane, sin alterarse lo más mínimo.-La Taberna bebe de la energía de la Madre Tierra. Tradicionalmente, eran los dueños de la Taberna los que canalizaban esa energía hacia la Taberna, pero sólo los dueños legítimos, un derecho que pasaba de padres a hijos, tenían ese poder.

-Bueno, ¿y qué problema hay?-dijo Julián.-Pil es la dueña legítima de esta Taberna.

-El problema es que Pil no es la dueña legítima de la Taberna. Se la arrebató a su padre, Richard Ojosgrises, aunque no le correspondiera por derecho. Ese derecho se transmite sólo en los varones.

-Por lo que el dueño legítimo de la Taberna es...

-Mi hijo Devan, sí.

-¿Tu hijo?-preguntó Julián, atónito.

-¿Por eso has venido, zorra? ¿A recuperar lo que le pertenece a Devan? ¡Tú le has hecho esto a tu propia hermana!

-Pero ¿cómo puedes pensar eso?-dijo Roxane, enarqueando las cejas, divertida.-¡Es mi hermana! He venido a ayudarla. Os lo explicaré: para poder controlar la Taberna y canalizar la energía que la mantenía con vida, Pil recurrió a un objeto que permitía a familiares de los dueños de la Taberna controlarla, aunque no fueran dueños legítimos: el Báculo de Ébano. De alguna manera, Pil ha perdido ese báculo, y ahora la Taberna ha perdido su canalizador, y recurre a Pil para alimentarse, de su propia energía vital. Y teniendo en cuenta los esfuerzos que ha hecho la Taberna con todos estos saltos espacio-temporales... estará a punto de matar a Pil.

-O sea,-intervino Purulento.-Estás aquí para esperar que muera Pil y te adueñarás de la taberna.

-No, por favor, Como he dicho antes, sólo quiero ayudarla. Aunque encontrarais el báculo, no podrías usarlo. Y ahí entro yo.

-¿Qué podemos hacer para encontrarlo?-preguntó Jane, con un hilo de voz. Era visible que estaba muy afectada por lo que había contado Roxane. Instintivamente, Julián la rodeó con un brazo para calmarla.

-Lo primero, preguntar a mi queridísima hermana dónde escondió el báculo.

"La mayor locura del hombre es pretender estar cuerdo..." www.loslibrosgrises.blogspot.com

Imagen de jane eyre
jane eyre
Desconectado
Poblador desde: 02/03/2009
Puntos: 10051

La mirada de Jane fue amenaza suficiente.

_ Ni se te ocurra moverte de dónde estás. Mientras tu hermana esté inconsciente no permitiré que te acerques a ella. Julián, no le quites la vista de encima.

Subió a la habitación para poner al corriente a sus compañeros. Coon y Guillaume hu,edecían la frente de Pilpintu y le acercaban unas hierbas para que su olor le devolviera la consciencia. Cuando terminó de contar lo ocurrido, se dejó caer, abatida, sobre una silla.

_ Os juro que no me separé de ella ni un instante y nunca, nunca, vi ese cetro de ébano...quizás lo escondió antes de que saliéramos aquella vez de la taberna... o tal vez Viejo sepa algo que no ha querido decir delante de Roxane._ no pudo seguir hablando, contemplar la debelidad de su amiga la deshizo en un llanto incontrolado.

 

 

Imagen de Coon
Coon
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 2519

 - El báculo de ébano... - dije pensativo - Lo recuerdo, hace mucho tiempo. Yo solo era un niño. Sin embargo no se que es de él. De cualquier forma, esto no me suena bien. No podemos fiarnos de Roxane. 

- Pero, según parece, es la única que puede hacer algo...

- Roxane es manipuladora y perversa. Tu lo sabes Jane. Diga lo que diga no podemos fiarnos de ella. 

- Pero es la única descendiente de Richard Ojosgrises que...

- ¡Eso es! Está muy claro.

- ¿Que?¿De que hablas? - dijo Jane

- No necesitamos ese trasto, si la Taberna pasa generacionalmente no puede limitarse solo a los varones. Es decir, en un arbol genealógico cerrado siempre hay una generación sin varones. Lo que quiere decir que si no hay varones para heredar la Taberna, ha de hacerlo una mujer. Si matamos a Ojosgrises y Devan no habrá necesidad de fiarnos de esa bruja. - Lo dije mientras me levantaba y salía de la estancia. Jane me siguió, tratando de decirme algo.

Cuando llegamos abajo Julian estaba sentado, sus pistolas sobre la barra y Roxane en su regazo, acariciándole la barbilla con un dedo. "¿Cómo puede haberse dejado hechizar?" Pensé con algo que era casi vergüenza ajena.

- Tu, Bruja - dije llegando hasta Roxane - dime dónde estan Ojosgrises y Devan - mientras decía esto la agarré por el cuello y la hice chocar contra la pared, sujetándola. Sus pies no tocaban el suelo.

- Sueltame o te mato - dijo con una mirada amenazante.

- Será si no te mato yo antes - respondía aumentando la presión de mi mano.

Una luz morada comenzó a brillar en las manos de Roxane.

- Dejala Coon - dijo el Viejo apoyando una mano en mi brazo derecho.

Con un suspiro la solte y me aparte un par de pasos.

- Vas a contestar o la próxima vez no aflojaré la presa.

- ¿Para que quieres saberlo? - preguntó sin disimular el odio en su voz.

- Si los mato a los dos la Taberna será de Pil. Estoy seguro de que será más fácil que encontrar ese báculo de ébano.

La risa de Roxane ganó volumen hasta convertirse en una sonora carcajada. 

- ¿Matarles? No podrías ni acercarte a mi padre sin morir.

- En eso tiene razón - dijo el Viejo apesadumbrado.

- ¡No podemos fiarnos de ella! - bramé. Mis ojos brillaban rojos como dos faros infernales y mi voz había comenzado a volverse profunda, cavernosa, totalmente inhumana. Estaba perdiendo el control - Tu mejor que nadie deberías saberlo Viejo.

- No nos queda otra hijo - respondió - por favor calmate.

Respiré profundamente y cerré los ojos para concentrarme. Cuando mi respiración se normalizó, contesté.

- Vale, hagámoslo a vuesta manera. Pero te lo advierto bruja - dije mirándo de nuevo a Roxane - si le pasa algo a Pil te sacaré los ojos, te abriré una herida por cada poro de tu sucia piel y te dejaré morir desangrada como a los cerdos. Y me dará igual que fuera culpa tuya o no. 

Salí de la Taberna, de nuevo al amparo de la noche. Aquel cielo estrellado y el aire puro habían perdido de pronto cualquier encanto posible. Fui al establo para no estar cerca de nadie. Pensar en la muerte de Pilpintu era algo para lo que no estaba preparado. Algo que no podía dejar que sucediera, pero que tampoco podía evitar por mis propios medios. Por primera vez en siglos una lágrima rodó por mi mejilla, resbalando a lo largo de la cicatriz, que empezaba a ocultarse bajo la barba de un día. 

Imagen de Hambleto
Hambleto
Desconectado
Poblador desde: 21/04/2009
Puntos: 807

Taberna de Pilpintu.

Bienvenidos a la Taberna de Pilpintu, lugar de horribles apariciones, macabras historias, lugar de horribles bestias y criaturas...no hay otro lugar en el mundo que sea más espeluznante y tétrico...Deja la humanidad y la esperanza...Veámos que pasa adentro.

---

Ham, terminó medio botella de vino tinto. Admirando todo el show, disparos, explosiones, gemelas, viajes en el tiempo, muertos resucitados, muertos bien muertos pero con mal carácter...Pensaba que la transformación que le hicieron al entrar, era por demás una agresión...pero tampoco estaba interesado en saber quién había sido capaz...aunque todo apuntaba a Jane, la princesa.

A pesar de ser unos monstruos, todavía conservan la ingenuidad de los humanos, murmuró el Conde.

Este lugar, no le pertenece a Pilpintu...tampoco a su hermana Rox...tampoco a ambas. No puede ser propiedad de nadie, ¿acaso no lo entienden?, dijo Ham, seguido de una risita.

Roxane, díles de verdad quién es el padre de Devon...jeje. ¡O se los diré yo! gritó Ham.

Finalmente, la noche. Ham salió por unos momentos. Tantas cosas le abrumaban. Pero sabía que había sido llamado a ese lugar por una razón.

No le gustaba encontrarse con Roxane, vieja amiga, enemiga, amante...

---

A lo lejos estaba Coon, parecía ¿triste?, un muerto llorando...¡vaya!

Me acerqué a Coon...la noche es bella, pero con el amanecer llegarán las respuestas...ahora regreso...hasta la noche...dije

El Conde se envolvió en una nube grisácea y desapareció...transformándose en una pequeña Sombra...que corría a refugiarse a las Sombras de La Taberna...

"El mundo se ha desquiciado, ¡vaya faena, haber nacido yo para remediarlo!"

 OcioZero · Condiciones de uso