"Maltita sea" Pensó. Se había hecho múltiples heridas en la caída por el bosque, pero eran solo heridas superficiales. Lo que más le molestaba era que sus planes hubiesen salido mal. Ahora tendría que evitar que Jane, Pilpintu y el enano fueran a la guarida de Ojosgrises, si no habían ido ya. Si llegaban , mañana, lo harían por la mañana, no le cabía ninguna duda , aunque sólo fuese porque Jane estaba embarazada de Coon. Además de que se suponía que Eleazar tenía que traer al alma de nefresto ese mismo día. Todavía no sabía qué pensar de eso, de que el alma pudiese ir y volver del infierno. Aunque claro, también tenía su propia experiencia, que le decía todo lo contrario. Dejó de pensar en esos temas y se concentró en lo importante, es decir, en cómo sacarlos de la red mágica antes de mañana. Con tiempo, si podría haberla roto con seguridad, pero no en un espacio de tiempo tan corto. Dudó entre quedarse e intentar romperla, o ir a buscar a los otros para unir su poder al suyo para romperla más rápido. El problema que presentaba era que mientras que iba y los buscaba, corría el riesgo de que los hombres de ojosgrises los encontrasen. Ya se había topado con una patrulla y apenas le había dado tiempo a matar a todos los hombres antes de que diesen la alarma. Se había trasladado para que los que notasen que una patrulla había desaparecido no la relacionasen con el lugar en el que estaba. Estaba pensando en qué opcion elegir cuando un hombre entró en su campo de visión. Inmediatamente cubrió con niebla su posición y la de la red. No era gran cosa, pero al menos evitaba que los viese a simple vista. Esperó a que apareciesen los demás y entonces se alejó de la red , subiéndose a un árbol. Hizo un ruido para que se girasen a la red y la viesen .Se acercaron a su posición y les saltó encima. Derribó al sargento con su peso, y, como un animal , saltó encima de otro soldado , haciéndole un placaje de lucha libre partiéndolo por la mitad. A cada brazo le creció un cuchillo largo y afilado, de un dorado apagado, como si no quisiese revelar su posición. Ahora los soldados estaban estupefactos y se disponían a gritar , pero le cortó la garganta al primero y con una ilusión hizo que el otro se agarrara la garganta como si se estubiese ahogando. Asesinó al que quedaba y dejó al otro ahogándose, al tiempo que cogía la red y otra vez se ponía a correr con todas sus fuerzas. Esta vez supo dónde tenía que ir , ya había tomado una decisión. Corrió y corrió, hasta que la silueta a la vez familiar y extraña de la Taberna apareció a la vista. Había localizado su posición desde el aire bastante bién. Sonrió.
Taberna de las ExtRañEzaS EscRItAs: Volvemos a abrir
A golpe de espada, a golpe de hechizo y a golpe de violencia, sangre y muerte, el Viejo Bastardo y un cada vez menos convencido Purulento llegaron hasta el salón principal de la fortaleza de Rukharothcon. Por supuesto, el demonio los estaba esperando.
-Bonito rastro de cadáveres habéis dejado hasta aquí, os felicito.
-Oh, gracias, no sabes lo que significa esto para mí -dijo el Viejo con sarcasmo.
-¿Y qué, Eleazar, has venido a entregarme tu alma?
-Pues exactamente a eso he venido.
Las caras de incomprensión del demonio y de Purulento iban a la par. El alma de Nefresto estaba allí también, alrededor de su cuello un collar con un hechizo de atadura, por lo menos no estaba con el demonio por voluntad propia, eso habría sido más.... complicado...
-Este es el trato, Rukharot, mi alma por la de Nefresto. Lo tomas o lo dejas.
-¿Y por qué dbería hacerlo? Tu alma ya me pertenece, no puedes salir del infierno sin mi permiso, y además el alma de tu amigo me ha resultado muy útil en mi guerra.
-Una guerra que hiciste para conseguir mi alma, no lo olvides. Vamos a dejarnos de gilipolleces, Rukhie. Mi alma es la que quieres, yo soy el que te engañó, el que te humilló. Es a mí a quién odias, no a él.
-Sí, bueno, prefiero teneros a los dos.
-Estoy seguro, pero apuesto a que no perderás la oportunidad de usar esto conmigo...
El viejo sacó de su bolsillo un cilindro negro, el que le había dado el joven Ojosgrises en el futuro, de parte de su amigo elfo oscuro. Un cilindro negro con runas grabadas. Runas antiguas. Una lengua más vieja que el cielo y el infierno.
-Eso es...
-Sí, lo es. Es la piedra ceremonial del dopplegeister. Dame el alma de Nefresto y te dejaré arrancar la mía de mi cuerpo y convertirlo en un muerto andante sin mente. Es el peor de los castigos, no creo que puedas resistirte a usarlo conmigo.
Purulento trató de protestar, completamente desquiciado por la estupidez de su compañero, pero el Viejo lo calló con una orden mental.
-Sólo una condición, mi amigo sale de aquí sano y salvo, con mi cuerpo y el alma de Nefresto.
El demonio lo pensó durante un instante.
-Hecho.
El Viejo le alcanzó el cilindro y Rukharoth se lo clavó en el pecho. El alma de Eleazar iba escapándose por un extremo del cilindro, mientras sus ojos iban volviéndose blancos y vidriosos. Una vez el alma estuvo fuera, el demonio la ató con otro collar y el cilindro desapareció.
-Espero que valiera la pena, Eleazar, ahora eres mío.
El cuerpo sin vida de Eleazar no contestó. Sólo se mantenía en pie, esperando que alguien le dijera que hacer.
Rukharothcumplió su parte del trato, como estaba obligado a hacer, y Purulento se fue con el cuerpo del Viejo y el alma de Nefresto. Cuando estuvieron lo bastante lejos, Purulento preguntó:
-¿Sigues ahí? Joder, dime que sigues ahí, por qué has hecho eso... estúpido.... ¿cómo se lo voy a contar a Pilpine? me matará...
Los ojos vidriosos e inexpresivos del vijeo dejaron de mirar al infinito y, al momento, una carcajada salió de su garganta.
-jajajajaja sí que le tienes miedo, chico! Bueno, haces bien, tiene un pronto que no se lo deseo a nadie...
Sus ojos comenzaron a volver a la normalidad y Purulento se debatía entre el desconcierto y el alivio.
-¿Pero qué? ¿Cómo? ¿Tu alma...?
-¿Te acuerdas de cuando estuvimos en el futuro, chico?
-Sí claro.
-Esa versión oscura y putrefacta de mí entró en mi cuerpo.
-Lo recuerdo, pero no parecía haberte hecho nada.
-No, lo bloqueé, pero seguía dentro de mí.
-Entonces...
-Tenía dos almas, genio. Sólo le he dado a Rukharothla que no usaba... ay, Dioses, es como engañar a un niño de teta...
El Viejo reía y Purulento no sabía si abrazarlo, atizarle o largarse de ahí.
-Bueno, amigo, llévanos de vuelta a la Tierra antes de que se den cuenta del cambiazo... si es que Rukhie llega a darse cuenta alguna vez, ya has visto que no es muy listo...
-¿Dónde os llevo? ¿A la Taberna? ¿A casa de Ojosgrises?
-Utiliza el alma de Nefresto para localizar su cuerpo y llévanos hasta allí. Tú recoge tu cuerpo y ven a buscarnos.
Purulento recitó las palabras y los tres desaparecieron.
La Taberna seguía siendo un lugar poderoso y protegía a sus huespedes, aunque estuviera bastante mermada últimamente. Las redes mágicas no resistieron mucho en su interior. Un extraño "puf" hizo que los ojos de Coon se abrieran de golpe, encontrando ante sí al Viejo, a Purulento y un alma de un poder antigüo y peligroso. Se incorporó con un movimiento suave y veloz y miró fugazmente a su alrededor.
- Maldita sea...¡Maldita sea!- gritó - Mierda ¿que hacemos en la Taberna? No deberíamos estar aquí - hizo una puasa cerrando los ojos, como si escrutara su mente - Imbécil, torpe, es un inútil - gritó furioso mirando hacia el otro lado de la sala, dónde aparentemente no había nadie - Al menos deja de esconderte - bramó, sus ojos comenzaron a brillar en una espiral de colores, como si de un arcoiris se tratara. Junto a la pared se dibujó una silueta que resplandecía debilmente en un color dorado, el extraño hombre miró sorprendido a Coon, luchando por mantenerse en pie sin conseguirlo, cayendo de rodillas y finalmente apollando las manos en el suelo, tratando de sostener su propia consciencia.
- Cómo...cómo... - el desconocido se esforzaba por hablar - ¿Cómo puedes...sentirme y...menos aún hacerme...esto?
- Puedo hacer muchas cosas que no te gustaría descubrir - aunque el desconocido no parecía empeorar en su estado, tampoco mejoraba, se mantenía ahí, a cuatro patas, sudando y resoplando por el esfuerzo.
Un sonido, una especie de crujido acompañó a un enigmático brillo negruzco, Coon giró la cabeza y vió como Nefresto y su alma habían vuelto a ser uno. El hombre sin apenas voluntad, sin fuerza mental, sin energías se había convertido en un hombre de mirada altiva, que emanaba poder por cada poro de su piel. Ante sus ojos, imponente, El Redentor Oscuro parecía saludarse a si mismo. Apoyó una mano en el hombro de Coon, mirándole a los ojos.
- Déjalo - dijo - veo su mente, solo ha sido una marioneta de Él, al igual que lo es Ojosgrises, pero sus intenciones son buenas y podría sernos útil.
Coon se relajó y sus ojos volvieron a la normalidad. Miró al Viejo, parecía cansado, pero sano, al igual que Purulento.
- No puedo quedarme, ni esperaros - dijo Coon - Pil y Jane pronto llegarán a la guarida de Richard, hay que impedir la desgracia. Karim y Feno tampoco están a salvo.
- ¿Karim y Fenno? ¡Pero si nos traicionaron! - gritó Julián, que apenas acababa de despertarse.
- No es cierto. Teníamos un plan...yo tenía un plan, pero ese lo ha echado a perder - dijo señalando al misterioso desconocido, que comenzaba a recuperarse. Os lo explicaré en otro momento. Me voy. - Coon cruzó la Taberna corriendo a toda velocidad en dirección a la puerta.
- ¡Es...Espera! - grito el desconocido - Estamos al borde de un...- no pudo terminar la frase antes de que Coon abriera la puerta y callera por un enorme acantilado. La Taberna se había transportado allí siguiendo el pensamiento del desconocido, para servir de mejor refugio, ya que el podía volar.
- ¡Coon! - gritaron Purulento, Julian y el Viejo mientras corrian al borde del abismo. Atónitos vieron una silueta que se alejaba en el horizonte. EL Viejo miró hacia abajo y, en el suelo, justo al borde del acantilado, vio una enorme pluma de color negro. Se agachó a recogerla y miró al horizonte, en dirección a la guardia de Ojosgrises.
- Debemos partir Eleazar - dijo Nefresto - siento mucho no poder agradecerte como es debido que me salvaras, pero tendremos que esperar para ponernos al día.
Ni la mirada preocupada de Pilpine ni los gritos coléricos del enano. Nada pudo parar a la princesa en su determinación. El recuerdo de Coon apresado y la imagen de su amigo el templario desvanecido... era en lo único que Jane podía pensar.
Se apeó de Hilal y colocó a Guillaume entre unos matorrales junto al camino. Allí donde se dirigían no podría dejarlo a salvo y nunca se perdonaría ponerlo al alcance de las sucias manos de Ojosgrises. Su mirada se lo dijo todo a Pilpine y su amiga, una vez más, la entendió sin palabras. Un hechizo de invisibilidad lo mantendría a salvo hasta que regresaran.
Volvió a montar sobre el caballo de Coon y acarició su abultada barriga.
_ ¿Qué sentido tendría traerte a un mundo en el que todos los que te quieren han desaparecido?_ le habló a su hijo no nato _ ¿Perdonarías a tu madre sabiendo que no hizo nada por evitarlo?
Toda la ira que sentía se proyectó en la carrera desenfrenada que la llevó a las puertas de la guarida de Ojosgrises. Como sospechaban, estaba tan convencido de su imbatibilidad que la única protección en aquella fortaleza para evitar que la asaltaran era el miedo que provocaba la sola pronunciación de su nombre.
Una vez franqueada la puerta principal, el sonido de pasos anunciaba lo concurrido del lugar, sin embargo los soldados con los que se cruzaban parecían no prestarles la más mínima atención.
El enano soltó palabras mal sonantes que abultaban más que su cuerpo, aquello de sentirse ignorado no le estaba gustando demasiado, y sus improperios, lejos de servir de provocación, sólo levantaban eco entre los demás sonidos.
_ Jane, esto no es normal. Aquí está pasando algo y no tengo ni idea de qué puede ser _ le susurró Pil como si temiese que alguien pudiera oirla.
_ ¿Normal? hacía siglos que no oía esa palabra _ le sonrió_ Tú sabes cómo es Ojosgrises y sabrás descubrir lo que se trae entre manos_ se giró para perderse por uno de los pasillos que se adentraba en la fortaleza_ De Karim me encargo yo.
-Agh. -Dijo el desconocido-.Ese Coon.....enfin, tendremos que ayudarle. Ya le cantaré las cuarenta cuando haya tiempo.
-¿Cantarle las cuarenta?- Dijo Nefresto- ¿A un Arcano? ¿A mi hijo? Debes estar loco.
-Sí.-Sonrió- ¿Quién no lo está por aquí? Y sí, pienso cantarle las cuarenta , porque , en última instancia, karim lo traicionaba.
-¿Y tú como sabes eso?- Preguntó Eleazar- ¿Y quién demonios eres?
-Demonios......es interesante que hayas usado a nuestro enemigo mortal para describirme.....
-¿Tus enemigos mortales? Dí de una vez quién eres
-¿Enserio nadie lo adivina?-Sonó aburrido- enfin.....deberíais saber, que si hay infierno, debe de haber cielo. Soy un Ángel.
-Ja-Intervino Julián-. Los ángeles no existen. Eso no son más que tonterías.
-¿Ah, si?
-Sí. Además, no tienes alas.
-¡Callaos!-Dijo Nefresto- Mi hijo va hacia la guarida de Ojosgrises mientras estáis parloteando.¿Cómo vamos a seguirle?
-Bueno, si no recuerdo mal el cómo iba la taberna.....-Dijo mientas se oía un crujido alrededor de ella y la realidad se transformaba.- Estamos ahora mismo en las cuevas por debajo del castillo de Ojosgrises, cerca de la red de túneles que comunica con las mazmorras. Vamos a armarla. -Dijo con una sonrisa-.
-Cuñado -dijo el Viejo Bastardo dirigiéndose a Nefresto- sé que tienes prisa por encontrar a tu hijo, pero has estado muerto varios cientos de años y me he jugado el culo para sacarte del Infierno, así que como no me des un abrazo ahora mismo te devuelvo ahí de una patada.
Nefresto sonrió y dio un gran abrazo de oso al Viejo, que había llegado a olvidar la fuerza que tenía éste. El llamado Redentor Oscuro nunca había sido muy amigo de las muestras de afecto, pero al fin y al cabo eran familia.
-Me alegro de volver a verte, Eleazar. Ha pasado demasiado- dijo mientras emprendían la marcha hacia fuera de la Taberna- Por cierto, ¿Cómo está Pilpine?
-Bien. Por fin. Ha pasado por mucho en estos años que te has perdido, de hecho también la separaron de parte de si misma, como te hicieron a ti, aunque fue algo mucho más complicado. La separaron en dos personas.
-Sólo conozco a alguien capaz de hacer algo así, pero... ¿a su propia hija?
-A su propia hija.
-Por si no tuviéramos ya suficientes motivos para matarlo... ¿Y tú qué hiciste?
-Me acosté con las dos, claro...
Nefresto lo miró incrédulo por un momento y luego emitió una carcajada que resonó por los pasillos de piedra. Hacía mucho tiempo que no reía. Se sentía bien. Aunque no tan bien como se sentiría después de matar a Richard Ojosgrises.
Jane había desaparecido entre la multitud de soldados, y eso no me gustaba nada.
-Enano, puedes moverte mejor que yo entre toda esta gentuza, encuentra a Jane y no la pierdas de vista.- Agarré su mano derecha y tracé una runa invisible en su muñeca, de esa forma me sería mucho más fácil distinguir su aura de entre todas las demás. Él resolpló dolido, pero no puso ninguna objeción y se perdió como había hecho antes mi amiga.
Me concentré, e incluso cerré los ojos para intentar descubrir qué era lo que estaba sucediendo. Parecía que todo lo que nos rodeaba fuese una ilusión, pero las auras eran demasiado fuertes para ser así, la magia cargaba el ambiente y me era imposible descifrar aquella extraña trampa.
Me adentré un poco más; la iluminación era escasa, olía a bebida y los soldados parecían hablar todos a la vez. No me prestaban ninguna atención, ni tan si quiera se apartaban. Me empujaban de un lado a otro y ni se inmutaban, me sentía un mueble más en aquel lugar.
En otro momento, habría agradecido aquella invisibilidad, pero ahora me resultaba incluso molesta. Fue entonces cuando se empezó a armar cierto alboroto al fondo de la estancia; y sentí como una cuerda invisible tiraba de mi pecho, y me arrastraba al mismo centro de la pelea. El enano había comenzado a armar un alboroto terrible, y los soldados, borrachos y fuera de sí habían formado un corro al su alrededor, dispuestos a acabar con él.
No sabía si Jane también se encontraba cerca, pero tenía que hacer algo. Y en ese mismo instante lo vi.
Apartado, solitario y lleno de polvo... el piano. Las imágenes pasaron a velocidad vertiginosa en mi cabeza; yo cantando, Coon observando sonriente desde la barra cuando aún era humano (si es que alguna vez lo fue), sir Dân y su mujer diciéndolo todo con la mirada, el Cazador, el oscuro poeta Darthz.... Aquellos que me escucharon tocar la primera vez. Y entonces el templario y su tierna pose, la guerrera princesa en la que se había convertido Jane... mi marido...
Cuando quise darme cuenta mis dedos acariciaban las teclas, y mi voz resonaba en toda la estancia; entonces noté un dolor intenso en la cabeza y salí de mi ensimismamiento.
-¡Pil!¡Levanta, demonios!- el enano me había golpeado. Apenas quedaban soldados, y estos estaban desapareciendo como nubes de humo. Jane al otro lado del piano miraba atónita.
Cuando ya sólo quedábamos nosotros tres las puertas se abrieron y un viento huracanado apagó las pocas luces que habían. Nos quedamos completamente a oscuras, pero escuchamos unos pasos que se acercaban inexorablemente.
-¿Hola?- preguntó la sombra con voz grave; y antes de que yo pudiese hacerme si quiera la idea supe que Jane echaba a correr hacia la voz, para aferrarlo tan fuerte como pudiese y no volver dejarlo marchar.
-¡¿Qué diantres...?!-di un codazo al enano antes de que pudiese acabar la frase; pues sabía que los chicos necesitaban un momento para recuperarse. Así que me quedé en silencio, a sabiendas de que lo peor estaba por llegar. Y rogando para que los demás estuviesen bien; sobretodo y aunque nunca lo fuese admitir, esperaba que Viejo hubiese encontrado nuevamente una forma de escaquearse de sus estúpidos pactos con demonios.
Mientras abanzaban por los laberínticos pasillos de piedra, el Viejo Bastardo se retrasó un momento y trató de contactar con su mujer.
-Ach...
La telepatía a larga distancia siempre le daba dolor de cabeza, y lo dejaba agotado.
-Pilpine, ¿estás ahí?
-¿Eleazar? ¿Estás bien? Apenas te oigo... ¿estás vivo?
-Y coleando, mi amor. Es una historia divertida, ya te la contaré, pero lo importante es que estamos de vuelta y tenemos a Nefresto.
-¿Dónde estáis? Vamos para allá...
-Todavía no, espera. Coon y su padre parecen muy confiados n que podrán matar a Ojosgrises, pero yo no estoy tan seguro. Y aunque lo consigan, dudo que la cosa acabe con él... necesitamos el báculo.
-No lo tenemos. El Apestoso nos tendió una trampa, las cosas han enloquecido desde entonces.
-Lo sé, Julián me lo ha contado.
-¿El Sheriff está con vosotros? Gracias a los Dioses, creí que lo habíamos perdido... ¿Y Coon?
-Está viniendo para aqui. Eso creo... Escucha querida, apenas tenemos tiempo. En el Infierno recuperé mi memoria, sé dónde está el báculo.
-¿Dónde?
-En las Montañas Olvidadas, en la guarida del gran...
-No...
-Sí, lo siento. Lo escondí en la guarida del gra Dragón Dorado. Me pareció el sitio más seguro.
-Pues claro, si nadie que haya entrado ha logrado salir con vida...
-Bueno, yo lo hice... y me temo que tú deberás hacerlo también... Llama a la Taberna y que os lleve, y después úsala para encontrarte conmigo. No tenemos tiempo.
-¿Dónde está?
-Bajo el castillo de Ojosgrises... nos ha traído hasta aquí...
-¿Cómo? Yo no se lo he ordenado...
-Ya, parece que la nueva adquisición de nuestro pintoresco grupo tiene la capacidad de llamar a la Taberna también...
-¿Qué? ¿Quién?
-Dice que es un ángel, pero que una vez estuvo vivo.... y teniendo en cuenta que los lazos de la Taberna se basan en la sangre, me temo que no quedan muchas opciones...
-No, él no....
-No lo sé. ni siquiera estoy muy seguro de que él mismo sepa mucho de su vida antes de convertirse en lo que sea que es ahora... pero las cosas de una en una, mi amor, necesitamos el báculo. ¿Podrás conseguirlo a tiempo?
-Bueno, supongo que sólo hay un modo de averiguarlo...
Pil conrtó la conexión y llamó a la Taberna. El Viejo Bastardo se sujetó la cabeza con ambas manos. desearía haberse traído del futuro una de esas píldoras que llamaban "aspirina"...
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El Viejo Bastardo había aprendido a temer a su mujer cuando se enfadaba. No lo hacía a menudo, pero cuando le daba por ello era como un terremoto, y sus poderes conocían pocos límites.
Aunque tanto Coon como ellos estaban fuera de la Taberna, de pronto volvían a estar en ella, también Pilpine, Jane y el Enano.
-¿Esto lo has hecho tú?
-¿Acaso creías me ibas a hacer meter sola en la guarida de un dragón?
-Un dragón no es nada para ti.
-Puede, pero ya estoy harta. Esto de correr, separarse, tantas vendetas personales, planes a medias. Estoy harta.
A medida que se iba calmando se le empezó a notar lo cansada que estaba. Congregarlos a todos en la Taberna desde distintos sitios no era precisamente un hechizo fácil. Ni uno que pudiera hacer a menudo.
-Las cosas están descontroladas, y así no vamos a conseguir nada.
En ese momento un Coon embrutecido por su bestia interior pareció percatarse del resto.
-¡¿Qué estoy haciendo aquí?! ¿Pilpine has sido tú? ¡Te ordeno que me lleves de vuelta.
Aun a media transformación, Coon era ya lo bastante humano para arrepentirse de sus palabras un instante después de haberlas dicho. Tarde. Ya estaba de rodillas en el suelo con el peso de mil montañas en sus hombros. Los ojos de Pilpine brillaban en varios tonos de azul, y una estela del mismo color escapaba de ellos mientras su cara se oscurecía.
-¡¿Me ordenas?! ¡¿Tú me ordenas?! Miserable ser de carne ¡¿Quién eres tú para dar órdenes a una Diosa?!
Podría haberlo matado con un solo pensamiento y, casi lo habría hecho si Jane no se hubiera interpuesto entre los dos con los ojos borrosos de lágrimas.
-¡Para! ¡Por el amor de los dioses, Pilpintu! ¡Lo vas a matar!
El rostro de Pilpine volvió a la normalidad, no sin cierto desconcierto, y Coon pudo volver a moverse.
-Lo... lo siento Jane... no sé qué me pasó... Coon, siento haber tenido que arrastrarte aquí, pero lo que ibas a hacer era una sentencia de muerte. Sé que quieres vengarte, y yo también, pero yendo solo no conseguirás más que morir.
Antes de seguir hablando escrutó al resto con la mirada.
-Basta ya de separarnos. Basta ya de tonterías. Sí queremos acabar con Ojosgrises necesitaremos un plan, necesitaremos el Báculo de Ébano y necesitaremos confiar los unos en los otros.
Tras esto, recitó unas palabras en latín.
-He sellado la Taberna, nadie podrá salir hasta que yo diga lo contrario, así que vamos a calmarnos y a comparar notas, empezando por ti, extraño -dijo mirando fijamente al Ángel- ¿por qué no nos cuentas quién eres y qué haces aquí?
Una vez que todos se han reunido en la Taberna (a excepción del templario y Purulento y Ham) lo primero que hicieron fué dirigirse al extraño para preguntarle quién era de verdad.
-Soy un Ángel.- Dijo- os lo dije, y lo mantengo.
-Pero los ángeles no existen, eso lo sabe todo el mundo.-Intervino Julián.-Demonios, sí, vale, están en el infierno , pero los ángeles son un invento para igualar la balanza, lo que las madres cuentan a sus hijos para dormirse.
-Os lo demostraré. Salid afuera.
Una vez en el exterior, el hombre cerró los ojos y pareció concentrarse. Una luz blanca salió de su cuerpo y los cegó, y cuadno volvieron a mirar, el hombre había desaparecido. Un rostro asexuado y hermoso, con cabellos blancos que le llegaban al hombro enmarcaba un cuerpo de niño embutido en una armadura dorada. Un par de alas blancas como las de un águila le sobresalían de la espalda.
-¿Me creéis ahora?-su voz estaba cambiada- ¿os convencéis?
-S... sí. Discúlpame-Dijo Julián.
-También yo he de pedirte perdón-Dijo Coon.-Estaba frustrado por no poder atacar a Ojosgrises en su guarida.
-No importa. Pero , Coon, no puedes atacar a Ojosgrises sin el báculo. He visto el futuro y lo único que conseguirás con eso es la muerte de Jane y Nefresto. Consegruirías derrotarlo con la ayuda de tu padre y tu amada, pero morirían ambos.
-Entonces tenemos que encontrar el báculo.
-Sí. Pero por el momento creo que deberíamos descansar y esperar que Purulento se nos una, e ir a buscar a Guillaume para que entre todos consigamos derrotar al Dragón. Y si me lo permitís, me gustaría adoptar mi otra forma.-Con otra explosión de luz, el hombre misterioso volvió a aparecer.
-Sólo una pregunta más-Dijo Jane, que estaba en los brazos de Coon y no había intervenido excepto para saludar y mirarlo fijamente, como tratando de adivinar en qué se había convertido.-¿Cómo te llamas?
La sonrisa desapareció del extraño cuando una mueca la sustituyó.
-No....no lo sé. Todos mis recuerdos se borraron cuando morí aquí, en la Tierra. Llamadme como gustéis, pues os acompañaré en vuestro viaje y no tener nombre no sería práctico.
-¿Ángel?-Al ver la cara del extraño rectificó-¿Y en latín, Angellus? ¿te gusta?
-No suena mal. Pilpintu-Llamó con una sonrisa-.
-¿Sí?
-¿Es cierto que la primera copa es gratis?
_ La taberna nunca da nada gratis _ dijo Jane mirando a los ojos a Coon_ puede que su valor no sea económico, pero de una manera u otra, acabamos pagando el precio por su protección.
Coon la besó con ternura, recordando los cambios a los que todos se habían visto obligados desde que se unieron a aquel lugar a medio camino entre la magia y la realidad. De la princesa rebelde y asustada que había conocido no quedaba ni una sombra, por no hablar de la transformación que él mismo había tenido a la que enfrentarse... ciertamente, todos habían pagado un precio.
Volvieron a entrar y Pilpine sirvió cerveza para todos. Por unos momentos volvieron a sentirse una familia, pero algo hizo que la mente de Jane recordara una presencia que había terminado desapareciendo y a la que nadie parecía extrañarla: Lucía.
La nieta del viejo... ¿cuántas veces había notado su ausencia repentina?... y sin embargo esta vez parecía como si nunca hubiera pertenecido a sus vidas.
De pronto todo encajó... Lucía ya había demostrado antes el poder que tenía sobre el tiempo y ahora, la imagen de la guarida de OjosGrises apareció ante ella con una explicación más que plausible... ¿cómo no se había dado cuenta antes?
La princesa se levantó y pronunció aquel nombre, alto y claro, comosi sólo el llamarla hiciera posible que se reuniera con ellos.
_ Lucía. Lucía. Lucía.
Todos fijaron su mirada en ella como si la locura la hubiera asaltado de repente.
_ ¿No lo veis? fue ella, estoy segura...........¡¡LUCIA!!!
Ante la mirada atónita de todos, un cuerpo desplomado apareció en el rincón más alejado de la taberna.
-¡Apartaos todos!-Gritó el Ángel- yo la curaré.
Se acercó a ella y una luz dorada salió de su mano. Lucía estaba inconsciente, igual que antes.
-No lo entiendo-Dijo extrañado-No está enferma , ni muerta, ni en coma, ni sufre ningún tipo de herida excepto las ligerísimas contusiones que se ha hecho al caerse desplomada y que he curado. Y -Dijo al ver que Coon abría la boca- lo sé porque detecto cualquier herida que tenga un cuerpo humano o animal. Está como una manzana.
-¿Entonces?-Gruñó Zurdrojt-¿Qué diantre le pasa?
-No lo sé, pero el caso es que no puedo curarla.
-Veré a ver si puedo hacer alguna proyección astral para ayudarla.-Dijo Pilpintu mientras fruncía el ceño - Nada. Es como si no estubiese aquí, no siento el cuerpo, ni el espíritu, nada, absolutamente nada. Sólo puedo verla y tocarla. Eleazar, ¿puedes hacer algo?
-No lo sé. Lo intentaré.-Pausa.- Nada concreto, pero detecto algo. Pero es muy raro. Es como si fuese......
-Hamtula.-Dijo el Ángel-. Ahora me estoy dando cuenta. No lo puedo detectar porque es un vampiro, yo sólo puedo ver a humanos y animales. Los vampiros son diferentes.
-Exacto.
-¿Y por qué yo no lo he visto?-Prótestó Pil-Yo no tengo ningún problema al ver a Ham.
-Cariño-Dijo Eleazar-Es posible que sin el báculo tus poderes hayan menguado más de lo que creía. Habrá que darse prisa en partir hacia el Dragón para arrebatarselo.
- ¿Y qué hacemos con Lucía?
-Ham sabrá qué hacer.
De repente, todos se dieron cuenta a la vez de que faltaba, como si estubiesen sumidos en un hechizo.
-¿Desde cuándo no estaba? ¡Maldita sea! ¡para algo que servía!-Musitó Coon a Jane-.
-Creo que la última vez que lo ví....-Dijo el enano con tono convencido.-Fué el día que compró todas mis provisones.No lo puedo asegurar, esa noche me emborraché mucho, pero creo que sí.
-Me parece que yo también. Ese día vinistes como una cuba y confundistes mi cama con la tuya. Casi me da un patatús cuando una mole apestando alcohol se me echa encima a las tantas de la madrugada.-Intervino Julián-.
-El caso es:¿Dónde está Ham? Y, dicho sea de paso, ¿qué haremos con Lucía?
Mientras todos estaban reunidos en la taberna, yo me dirigía en busca de mi pequeño amigo Flick. El pequeño ratoncito, había salido del bolsillo de Jane y se había escondido junto a Guillaume. Al galope a lomos de mi corcel de hueso, estaba ya bastante cerca del templario.
Sudaba, se revolvía en sueños y murmuraba palabras sacadas de otro tiempo. Tan pronto estuve lo suficientemente cerca como para escuchar que decía, el pequeño ratoncillo salió corriendo directo a mi bolsilo, si no hubiese sido por él, probablemente no hubiese podido localizar a Guillaume. El hechizo de Pilpine pese a la merma de sus poderes por la falta del báculo, era poderoso, y lo ocultaba muy bien.
Me senté a su lado. Abrí el enorme libro mágico que siempre me acompañaba, y posando una mano en el hombro le dije:
-Tranquilo amigo mío, ya no estás sólo, estoy seguro de que encontraré la forma de traerte de vuelta.
La verdad no se si el templario me escuchaba, lo único que si sabía ciencia cierta es que probablemente estuviese tan sumido en su mente que su cuerpo no le obedeciera.
-Bueno, la verdad es que no se por donde empezar a buscar, así que creo que nos llevará tiempo.
Y apenas sin dormir pasé dos días buscando en mi libro, no había encontrado nada que pudiese ayudarle. Hasta el momento en que pronunció una palabra y mi libro comenzó a dibujar cosas aparentemente sin sentido, como en anteriores ocasiones había ocurrido. No estaba sólo en su mente. Había alguien más.
-La Taberna podrá cuidarla.-Dijo Eleazar ante el silencio de todos-Ahora lo importante es conseguir el báculo.
-Pero, Viejo...-Intervino el Ángel- Si un vampiro está dentro de su mente......
-Pero no un vampiro cualquiera, ¿verdad?-Dijo Ham con la voz de Lucía, aunque todos pudieron reconocerlo- Jajajaja, no, no un vampiro cualquiera, sino el Primogénito.
-¡Ham! ¿Dónde estás?-Dijo Jane.
-De momento, no lo sé aún yo mismo, pero he conseguido salir del Vacío.
-El Vacío......¿pero cómo diablos conseguiste acabar allí?
-Fueron Fenno y Karim , ¡ellos! Son unos traidores......
-Ya lo sabemos-Dijo el Ángel- ¿qué le has hecho a la maga del tiempo?
-No te conozco. ¿Quién eres?
-Alguien de una raza más antigua que la tuya, chupasangre. He preguntado primero.
-Lucía me permitió comunicarme con vosotros cuando la llamé con la Taberna......pero esa es otra historia que ya os contaré.... ahora, debo romper el vínculo, Lucía está muy mal.No temáis por ella, id a por el Dragón y conseguid el báculo; y yo me reuniré con vosotros en cuanto pueda.....-La voz de (Ham) Lucía se fué apagando poco a poco, hasta convertirse en un susurro, y finalmente se apagó.
-Bueno.....-Dijo finalmente Coon- Me dejas salir a que me dé el aire, Pil?
Pil pilPiL piil
pine pine pine pine pine pine pine
PILPIL
PILPILPILPILPIL
PILPILPILPILPILPIL
PILPILPILPILPILPILPILPIL
PILPILPILPILPILPIL pillllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllll
PILPILPILPILPIL
PILPIL
pil
pil
pil
pil
pil
Pilpine
Despertó de su sueño, extraño y surrealista. Anduvo por un camino de losas blancas y negras, una losa blanca, una losa negra, una blanca, una negra, una blanca, otra blanca, otra negra, blanca, negra, blanca, negra, blanca...
Una cascada de finos
hilos de agua cortaba
su camino como si de
un espejo fragmentado
se tratara, un espejo
de recuerdos olvidados.
La tocó con sus largos, muy largos dedos, y al juntarse ambas manos la cascada se deshilachó como las cuerdas de un violín al romperse.
Sin embargo ograbme niS
el camino no continuaba; ;abaunitnoc on onimac le
frente a ella una gran sombra se alargaba abagrala es arbmos narg anu alle a etnerf
formada por un lago cristalino como un gigantesco espejo ojepse ocsetnagig nu omoc onilatsirc ogal nu rop adamrof
se asomó y una lágrima brotó de ella haciéndolo vibrar todoodot rarbiv olodnèicah alle ed òtorb amirgàl anu y òmosa es
E p r h v b a a El parche de la realidad vibraba.
l a c e i r b El parche de la realidad vibraba.
El parche de la realidad vibraba.
Despertó de nuevo.
y de nuevo, despertó.
Se había quedado traspuesta, dormida en un momento; pero nadie la miraba, ahí estaban todos mirando el paso de los dragones por la ventana.
Ella era un dragón.
Ella era todos ellos.
Ella era ella.
Era él.
Era.
Desper òt
e de nue
y v .
o
Dicen que si tocas ese piano
el piano te toca a ti.
La música te cambia para siempre.
Siempre se cambia a la música.
Eres tú la que cambias.
No necesitas ser cambiada.
Ya eras lo que eres y lo serás.
E S D E M A S I A D O P R O N T O P A R A E M P E Z A R M Á S T A R D E
Y
si
aun
pudiera
cambiarlo
todo te amaría
por siempre, hasta
el final de los días; Pil,
hasta el fin de los tiempos.
Si pudiera ser tú a través de ti
te amarías a ti misma y te reconciliarías
con tu verdadera naturaleza sobrenatural.
Despertó.
Soy Et, soy Re, mis nombres son muchos y suenan diferentes, soy el espíritu del piano, soy que alinea los planetas y acelera el rítmo de tu corazón. Soy amor, odio, nada, todo. Soy un Dios, durante una trillonésima parte de un segundo; fui un dios. Ahora formo parte de ti, soy tu espíritu guía, pero tú me llevarás contigo. Nadie sabrá de mi existencia salvo tú, y mi poder se canalizará a través de ti. Eso te sonará: La música es estar en sintonía con el mundo.
Ahora despertarás.
-¿Pil?... ¿Pil?.... ¡Pil!... ¿PIL!- gritó Jane mientras me zarandeaba bruscamente.
-Que sí que sí, para, que ya estoy bien... no ha sido nada...- sonreí, aunque mi sonrisa no causó el efecto deseado sino el contrario. Jane frunció el ceño, los demás me miraban igual de intrigados.
-¿Qué cantabas?- preguntó la princesa, que ahora me ofrecía un refrescante vaso de agua.
-¿Cantar?....- empecé a preguntar confusa, hasta que me di cuenta de mi ridiculez - ...ah sí, cantar... una canción que aprendí de pequeña...- volví a sonreir, y Jane volvió a ignorar mi falsa sonrisa.
-No tenemos tiempo para todas estas tonterías...- dijo entonces Coon, mientras volvía a rellenar mi vaso; -será mejor que descanses un poco, y nos pongamos en marcha cuanto antes..¿cierto Viejo? - añadió enarcando la ceja izquierda y apartándose un poco cuando Viejo llegó a mi altura.
Viejo... ¿aún intenta recuperarte? ...¿es valeroso? ¿o cobarde?... ¿por qué te mira así? ¿acaso te teme? ¿o quizás se siente culpable?...
Viejo...¿aún intenta recuperar...
Sacudí la cabeza mareada. Miré a mi marido, y me temblaron las piernas. Tuve que apartarlo con un sutil empujón y hacer como que subía a una de las habitaciones, para deshacerme de aquella visión. No podía mirarle a la cara, las naúseas volvían y con ella las frases inconexas...
¿acaso te teme? ¿o quizás se siente culpable? ... ¿CULPABLE?....
-Subo a descansar, es lo mejor - dije cuando ya alcanzaba el piso superior; a lo que nadie añadió nada. Realmente debía parecer destrozada; -avisadme dentro de un par de horas y partiremos- grité desde la puerta de la habitación.
Cerré con llave, en un acto reflejo y me tiré sobre la cama. Acallando todas las voces, entregándome a un sueño revitalizante.
Otra vez era igual, pensaba el Viejo Bastardo, cuanto más se acercaban, más se separaban. Cuánto más parecían arreglarse las cosas.... no, no había tiempo de pensar en eso ahora. Debían encontrar el báculo, debían detener a Ojosgrises, o Pilpine pagaría con su vida el fracaso de todos.
Había pocas cosas peores que el que la mujer que amas se separe de ti, peores incluso que el que un loco las divida en dos y ambas te odien. Pocas cosas peores, sí, y la muerte era sólo una de ellas.
Se acercó a la barra, se sirvió un vaso de whisky y se lo bebió de un trago. Después se dirigió a la estantería del fondo, movió un libro y una habitación secreta se reveló.
-Coon, Julián, y tú, Ángel, venid conmigo.
Los tres se asomaron a la habitación, estaba llena de armas de todo tipo. Dagas, espadas, arcos, ballestas. Armas convencionales y armas mágicas. Incluso armas que no podían proceder de otro lugar que el futuro.
En silencio, cogió dos pistolas Desert Eagle, cargadores y una espada de aspecto japonés con rucas grabadas cuya hoja parecía reflejar oscuridad en lugar de luz.
-Coged lo que queráis. Salimos en tres minutos.
-¿Salir? ¿Dónde? -dijo el Ángel.
-A matar al dragón y recuperar el báculo.
-Pero Pilpine...
-Pilpine no está en condiciones -sentenció Coon-. Esa canción ¿ya la habías oído antes, ¿no Viejo?
-Así es. ¿Recuerdas cuándo?
-Apenas...
-Se la escuchamos a Pilpine hace mucho tiempo, justo antes...
-...justo antes de que... -Coon tragó saliva al recordar- ...antes de que muriera.
El Viejo asintió sin decir nada.
-Coged vuestras armas. Nos vamos.
-Yo no necesito armas convencionales, Viejo, pero gracias. Sin embargo, no debes olvidarte de tus otros compañeros. Solos no podremos vencer al dragón, y eso sin contar con la tirria que te tendrá por haber sido el único que no ha muerto a sus manos.-Dijo el Ángel-.
-No me importa.-Respondió- He de salvar a Pil cueste lo que cueste.
-Mira, Eleazar, por mucho que te pese, no debes precipitarte. Si hacemos las cosas con tanta prisa, sólo obtendremos el fracaso como fruto.
-¿Y qué sugieres?
-Sugiero esperar a que Purulento vuelva con el templario. A ver si Lucía y Ham regresan. A descansar una sola noche, al menos, y pensar en cómo vamos a asaltar la guarida del Dragón.
-Pero, mientras tanto, Pilpintu se muere. No puedo permitirlo.
-Si yo estoy con ella, no morirá. Puedo asegurártelo. Puedo hasta devolver su alma a su cuerpo, si fuese a morir y no tiene heridas. Puedo darle la energía que necesita para aguantar un poco más. Pero no debemos precipitarnos.
-No me gusta, Ángel. No me gusta nada.
-Puede no gustarte, pero si quieres recuperar el báculo debes confiar en mí. Espera un poco.
-Pero si no nos ponemos en marcha ya, no llegaremos a tiempo de nada.
- No te preocupes. La propia taberna nos llevará cerca de la guarida si yo se lo pido.
-¿Y tú de dónde has salido, quién eres para decidir nuestro destino porque sí?-Intervino Coon, molesto- No te conocemos. No habías aparecido hasta ahora. No me fío de tí. Y si tolero que estés aquí, es sólo porque hasta la fecha no nos has estorbado ni nos has dado motivos para sospechar de tí.
- Recuerda que he visto el futuro, Arcano. Y en el futuro, sólo un camino es el correcto. Sólo un camino nos llevará a vencer a Ojosgrises y salvar la Taberna.
-Entonces lo sabes todo, ¿no?
- Para nada. Yo sabía que si nos precipitábamos en esta decisión , que nos conduciría al desastre. Que seríamos aplastados. Pero no sé por qué ni por quién.
-A ver, parad.-Intervino Julián.- ¿Cuáles son los posibles riesgos si tardamos un poco más? y, ¿qué podemos ganar si esperamos un poco?
-Los riesgos son la posible muerte de Pil y que Ojosgrises se entere de la ubicación del Báculo, si no lo sabe ya.-Dijo el Viejo-.
-Las ventajas de esperar son el poder trazar un plan mejor. Y que no seremos destruidos en el futuro.-Se apresuró a decir el Ángel.
-Entonces, me parece que lo más sensato sería...
-¡Cuidado!- El enano entró en la habitación con sus andares sonoros, y con un brillo de admiración miró la colección de armas que allí se renunían.- Una patrulla de Ojosgrises está cerca. No parecen bien entrenados, sino campesinos reclutados rápidamente y vestidos con el tabardo de Ojosgrises. Van en dirección sur.
- En dirección a la guarida.....
- Yo me encargaré de ellos, y veré lo que puedo sacar de información.-Aseguró el Ángel.- Soy el más rápido desplazándome y buscando patrullas.
-Ve entonces, nosotros empezaremos a trazar un plan para entrar.
Un rato más tarde, el Ángel, pálido de impresión, y muy preocupado, reunió a todos y les dijo:
-Oíd lo que me han contado. Ojosgrises , no sé cómo, supo de la ubicación del báculo en cuanto Nefresto salió del infierno. La repentina movilización de sus tropas le permitió mandar un emisario a cada pueblo, a cada cabaña, y a cada ciudad, movilizando a todos sus habitantes para la lucha contra el dragón. Ha prometido grandes riquezas a todo aquel que vista su emblema en esta batalla, además, se viste como liberador el pueblo de la ira del Dragón. También le ha permitido contactar con su aliado Zardo, el enano nigromante.-El enano escupió y maldijo en silencio-.También ha enviado a su guardia de Malditos en corceles alados.
-¿Entonces ya tiene un plan?
-Creo que sí. Todos los ciudadanos deben encontrarse con el líder de la expedición, el poderoso Nigromante, junto a la entrada principal de la guarida.
-Nadie Se habrá tragado ese cuento.-Dijo entonces Julián.- Yo fuí sherif, y nadie en su sano juicio pondría en peligro su vida atacando la guarida de un Dragón así porque sí. Además, que los nigromantes no están muy bien vistos entre el pueblo llano.
-Por eso ha corrido la voz de que su propio ejército atacará por la retaguardia, lo cual es casi cierto. Lo he visto en el cielo. Miles de personas han acudido a la llamada de Ojosgrises: Mercenarios, autoridades y campesinos de a pié, todos se darán cita en la guarida para ponerse a las órdenes de Zardo.
-Pero no tienen ninguna posibilidad.-Dijo Eleazar, consternado-.Ninguna.
-Es por eso que ha fraguado este plan. Todos los aldeanos atacarán por el frente, apoyados por la magia de Zardo, que , si bien no es el mejor de los magos , no dudo que tiene poder. La segunda fase de su plan consiste en que su guardia personal entre por la parte de atrás de la guarida y ataque al Dragón desde la retaguardia , poco antes de que haya matado a todos los aldeanos. Entonces, Zardo resucitará a todos los ciudadanos muertos convirtiéndolos en Zombies, y el Dragón ni siquiera podrá escapar.
-Dios santo......-Murmuró Coon.- Con todos los artefactos que ha conseguido el Dragón a lo largo de los siglos, Ojosgrises se haría invencible.
-Por no hablar de la masacre de incontables vidas humanas que serían transformadas en muertos vivientes por ese nigromante. Por suerte, aún hay tiempo, se reunirán poco antes de dos días al frente de la boca principal de la caberna que da a la guarida.
-¿Cómo sabemos que no nos mientes?-Dijo el enano de pronto-¿cómo sabemos que no caeremos en una trampa preparada por Ojosgrises nada más aparecer con la Taberna en la guarida?
-Pues no podéis saberlo. Sólo podéis confiar en mí.
En ese momento todos se quedaron en silencio. Entonces Eleazar dijo:
-Bien.... entonces, ¿cómo lo hacemos?
Un bayo avanzaba lentamente por un camino. La gente, de excursión, o empezando el Camino de Santiago, murmuraba en francés al ver a aquel hombre, en abril, con un largo y anticuado abrigo negro, con detalles de metal plateado, botas altas y pantalones blancos. Vio a lo lejos la entrada de un pueblo, y se dispuso a descansar. Los Pirineos no eran más fáciles de cruzar a caballo que hacía un siglo.
Desmonté, bajé conmigo los bultos, y dejé el caballo esperando fuera, atado. No creía que nadie en el pueblecito de las landas osase robármelo. Colgué disimuladamente mi espada al cinto, bajo el abrigo, para que no se viera, y las otras las cubrí dentro de la bolsa impermeable, que me puse al hombro.
Cuando entré no pude dejar de darme cuenta de una extraña ondulación del aire, que duró apenas un segundo. La puerta pasó a ser de madera gruesa, no la simple hoja de pino de antes. Me recordó a las tabernas que hacía decenas de años que no veía. La gente que había dentro parecía un grupo estrafalario, incluso teniendo en cuenta mi propio aspecto: mi abrigo cruzado ocultaba un dolmán de húsar negro con alamares plateados, un sable de caballería y mis botas de montar, gastadas pero brillantes.
En ese momento, un hombre decía:
-Bien… entonces, ¿cómo lo hacemos?
Me quedé mirándolos con curiosidad. Había algo en ellos extrañamente familiar, aunque podría jurar que no los conocía.
Esperé. Seguro que en breve tiempo llegaría a saber qué estaba ocurriendo.
El shock fué brutal. El Ángel lo vió en el rostro del Viejo y de Coon cuando apareció el hombre extraño.
-Pero, pero, pero.... ¿Quién diablos eres tú?- preguntó Coon.-¿Cómo has conseguido llegar hasta aqui?
-Pues....la verdad esque no lo sé... simplemente.... estoy aquí.-Dijo el extraño.-¿Puedo ayudaros en algo? estabais discutiendo algo, y parecía tener importancia.
-Discutíamo, sí.... pero eso no te incumbe.-Le dijo Coon con mala cara.-¿Por qué se nos apunta todo quisque raro que pasa por aquí?
-Tranquilo, Coon.-Le dijo el viejo.-Deberías estar acostumbrado a los extraños vuelcos que da la taberna.-Se dirigió al hombre-. Buscábamos una forma de robar un objeto a cierto Dragón y de impedir que machaque a ciertos aldeanos.
-Yo propongo esto: Matamos a Zardo,-Dijo el enano.- matamos al Dragón, matamos a las tropas de Ojosgrises y nos llevamos todo el tesoro. Y si los aldeanos reclaman un poco o están ya zombies, los matamos también.
El Ángel miró al enano con suspicacia y desdén.
-Es un buen plan, pero no me va eso de matar a los aldeanos. Me parece que si dejamos que los aldeanos se vayan libres sería lo mejor. Y no aconsejaría enfrentarnos al Dragón, por muy bueno que seas con ese hacha.
-No con éste hacha, bichocomotellames, sino con ésta.-El enano señaló un hacha de doble filo incrustada de rubíes- Me la quedo con tu permiso, Eleazar.
-Toda tuya.
-Pues perfecto.
-A ver, a ver.-Dijo El extraño- ¿Estáis hablando de matar cosas y reclamar un objeto antes de que esos enemigos del Dragón lo reclamen , no es cierto?
-Sí.
-¿Y por qué no le proponéis un trato al Dragón? el objeto por matarle a los enemigos.
Un silencio cayó sobre el grupo, pero Eleazar dijo enseguida:
-No podemos, el Dragón me conoce. Y no le caigo demasiado bien.
-¿Y por qué no dejáis al Dragón matando a las tropas de Ojosgrises y le robáis ese objeto mientras tanto? Los aldeanos pueden irse a su casa, y sólo tendríais que neutralizar al mago ese.
Todos a una, los comañeros se miraron. Lentamente, una sonrisa comenzó a aparecer en la cara del Ángel.
El truquito de la luz no fallaba.Lo supo en cuanto vió sus caras de asombro. Los siguió transformado, y, en cuanto confirmó que se dirigía a donde tenían que ir se relajó.Por lo visto, allí había cumplido.Ahora , liberar a los prisioneros sería bastante más complicado. Los alcanzó jusco cuando llegaban a la puerta. Cayó sobre ellos batiendo sus alas, lanzano su grito de guerra característico y dejando que la rabia del combate se apoderase de él. Llegó hasta el traidor, Karim, y alzó su espada, listo para decapitarle, pero un guardia armado interpuso su arma para detener la trayectoria y sólo le hirió de forma superficial. La sorpresa era muy grande, y todo era confusión.Despachó al soldado , pero otros muchos acudían en su ayuda.Estaba rodeado, pero no importaba. Batió las alas durante un corto espacio de tiempo, para crear espacio y sorpresa(y vaya si la causó, puesto que muchos de los soldados humanos no se asustaron, los Malditos eran más duros, pero aún tardarían en llegar) y saltó dándose impulso para caer contra ellos con toda su fuerza y llegar hasta Coon y Julián, los dos que mejor le podían ayudar en esta lucha. Mató a dos soldados más y llegó hasta la red mágica. Problemas. No hizo falta que la intentase cortar, estaba solo. Muy bien, cambio de planes. se giró, y vio a la guardia personal de Malditos de Ojosgrises saliendo por la puerta. Con un pensamiento, su arma dorada se integró en su cuerpo como si no hubiese existido, y , con las dos manos, cogió la red. En su otra vida no hubiese podido hacer eso ni en sus mejores sueños, ahora, sólo era extremadamente difícil. Pegó patadas a los soldados que se acercaban , y , usando la red con los compañeros dentro, la volteó como si fuese un saco de patatas y se la echó a la espalda. cayó de rodillas, y se dió impulso con las alas para levantarse y correr arrastrando la red. La verdad es que tenía suerte de que los héroes estubiesen inconscientes, y de que el castillo de Ojosgrises estubiese en un acantilado. Volvió a sonreír y se lanzó al vacío, con todos los compañeros dentro.
Cayó en picado, y su sonrisa se convirtió en una mueca de esfuerzo.Batió las alas con toda su fuerza, pero pesaba demasiado. Desde arriba, los Malditos, con toda su puntería, le disparaban con armas de fuego. Iba a ser un aterrizaje movidito. Dió gracias de nuevo porque siguieran inconscientes. Con un gruñido, una extaña forma compuesta por un bulto con lo que parecían alas se estrelló contra el bosque.
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-Más rápido, más rápido!-Imploraba Jane a Hihal, y el caballo daba todo de sí, pero no podía más-Vamos, compañero, no te rindas......debemos hacerlo.......por Coon.
-¡Jane! ¡Jane!-Gritaba Pilpintu.-Espéranos.
Ella estaba más atrás, y el enano iba aún más retrasado.Gritaba algo, pero no se le oía.Pilpintu sintió que las lágrimas acuían al rostro de la princesa, por el simple hecho de no poder ayudarle.
-¡Jane! ¡No conseguirás nada haciendo que te maten ni matando a Guillaume! ¡Espera!
Jane maldijo su lentitud, pero refrenó al caballo.
-Gracias-Le dijo zurdrojt.-Ahora hay que pensar en cómo rescatarlos. Además, va a ser bastante difícil porque habrá patrullas de Ojosgrises buscándonos, por no hablar de su nieto, o sea, tu hijo o lo que quiera que sea, Pil.-No sabía muy bien qué pensar del cambio de personalidad que se había producido en esa mujer, pero le sonaba a cuento chino todabía.- Estoy seguro que a estas horas ya deben de estar buscándonos. Por no hablar de ese maldito personaje. No dudo de que nos hiciese un favor, pero me gustaría saber quién es.
-A mí también me gustaría saberlo, pero estoy acostumbrada a las coincidencias extrañas. Estoy más preocupada por Guillaume.Jane, ¿se ha despertado durante la cabalgata?
-Sólo se ha removido.-Dijo la princesa en voz baja.Había tendido a Guillaume en el suelo y tenía la mirada gacha.
-Jane, no te enfades, no lo hubiésemos conseguido aunque hubiésemos llegado.
-¡Maldita sea, Pil! ¡Tu sabes que le quiero!
-Lo sé, pero no tienes que dejarte llevar. Él hubiése querido que te quedases a salvo por tu embarazo.
-¡No hables así, como si estubiese muerto!
-¡Jane, debemos.....
-¡CALLAOS!
Era el enano.Las miraba con tristeza.
-No podemos pelearnos ahora. Estamos cansados, y lo peor que podemos hacer ahora es exactamente eso que estáis haciendo ahora.Tranquilizaos, yo encenderé un fuego y haré la comida. Descansad. Además, ¿Qué pasaría si hubiese hombres de ojosgrises por la zona y os oyeran? ¿Es esa la mejor manera de ayudar a Julián? Os debería dar verguenza.
-.......
-.......
- Tiene razón.Lo siento, Jane.
-Lo siento, Pil. Esque estoy preocupada por Coon , eso es todo.
-Lo sé. A mí me pasa lo mismo con Eleazar.
Se fundieron en un abrazo y el enano las miró , satisfecho.
No lucho para ganar sino por el mero placer de combatir y pelear.Viva el Waaagh y todos sus practicantes!!!