Recuperación de relatos de "El pozo:estadio letal"

34 posts / 0 nuevo(s)
Ir al último post
Imagen de Beleg
Beleg
Desconectado
Poblador desde: 06/05/2009
Puntos: 30

Aerun "de la esperanza" (príncipe elfo) vs Chiron "el puro" (kaudillo goblin)

Se acercaba el amanecer y los allí reunidos estaban expectantes ante el inminente comienzo del tercer combate. Las dos jaulas se abrieron y de ellas salieron dos figuras bien distintas; de una de ellas salio un esmirriado goblin portando lo que parecía ser un escudo encantado muy poderoso y una espada con una desafiante brillo. Chiron ‘el puro’ se hacia llamar, aunque nadie de los que le conocían sabían de donde venia lo de ‘puro’, puesto que como todo goblin era capaz de cualquier cosa con tal de su beneficio personal… se desplazaba por la arena atento para descubrir quién sería su rival, y cuando lo supo sudores fríos comenzaron a recorrer su espalda.
De la segunda jaula emergió un elfo montando un precioso caballo al que llevaba a un ligero trote para demostrar lo dominado que lo tenía. Todos en la isla lo conocían, Aerun ‘de la esperanza’ en su tierra, aerun para los de la isla. Era querido por unos debido a las fiestas que daba, y odiado por otros puesto que no eran bien recibidos en estas por su raza o su clase social. Su rango de noble se notaba en sus ropajes, finamente tejidos y bellamente decorados… a pesar de ser aún de noche, las gemas que adornaban su casco y su armadura relucían con el reflejo de las antorchas que iluminaban el escenario de la lucha. Portaba una preciosa espada encantada, con empuñadura de oro y que se decía podía atravesar las armaduras como mantequilla, y un escudo herencia de su padre.
Tras sonreír a sus admiradores (admiradoras en su mayoría) cargó sin pensarlo contra el gobo, que tenía un brillo maligno en los ojos “esas gemas serán mías cuando le mate” pensaba. Al ver acercarse al caballero, el miedo invadió a Chiron, pero la expectativa de hacerse con esos tesoros le hizo quedarse quieto y esperar la carga. No tardó el elfo en llegar hasta su rival, y le lanzó varios golpes a una velocidad increíble, viéndose el goblin también atacado por el corcel que le propinó una coz, aunque pudo pararla con el escudo. El goblin no era manco y mientras el elfo volvía a subir su espada para asestar un terrible golpe, éste le lanzo dos rápidas estocadas al costado, que no pudieron atravesar la finamente labrada armadura. Aerun, viendo que tal vez el goblin no seria tan débil como parecía en un principio, decidió acabar rápido y no andarse con juegos, así que le lanzo una estocada con la que desarmó al goblin y le hizo un profundo corte en el brazo.
Aquello fue demasiado para el pobre goblin, que decidió que lo mas inteligente seria huir y atacarle por la espalda en otro momento… no obstante, cuando apenas se había alejado unas decenas de metros, el caballero salió tras él y, no tardando ni diez segundos en alcanzarle, le asestó un golpe limpio a la altura del cuello que le cercenó la cabeza, que salió disparada varios metros hacia el agua. El combate había terminado.
Aenas lanzo una desafiante mirada al castillo en el que sería el combate final, sabiendo que quien fuera quien había organizado el torneo le observaba desde allí. Acto seguido se dirigió a los espectadores, que le vitoreaban tras tan brillante victoria, e invito a todos aquellos dignos de ello a unirse a la fiesta que tendría lugar en uno de sus increíbles navíos para celebrar la victoria. ¿Quién sería su próximo rival? No importaba… acabaría con el fácilmente y demostraría a todos quien es.

 

Imagen de Beleg
Beleg
Desconectado
Poblador desde: 06/05/2009
Puntos: 30

Natnog, el orco blanco vs Thurk Grugnisson, señor del clan de la fortaleza de Karak-Izor

Era el atardecer del tercer día en la isla, y el cuarto combate iba a empezar. Los espectadores estaban ansiosos por ver más derramamientos de sangre a pesar de las inclemencias meteorológicas. Una intensa lluvia caía sobre la isla, y enormes olas golpeaban contra los acantilados llevándose consigo trozos de roca que se hundían en el mar. Los truenos y los rayos se repetían una y otra vez, amenazando con partir el cielo y la tierra en dos. Pero daba igual, el derramamiento de sangre que se iba a presenciar merecía aguantar cualquier cosa.

Las dos jaulas se abrieron a la vez y de ellas salieron los dos combatientes. A un lado se encontraba un orco realmente extraño montado en un jabalí con unos colmillos de aspecto afilado. Natnog se hacía llamar el orco, jefe de una tribu realmente especial, puesto que todos sus miembros, como él, son blancos. Sin embargo para él esto no es ninguna deshonra y está orgulloso de ser líder de su tribu. Portaba un enorme martillo que tenía dibujado un emblema imperial, por lo que todos supieron que lo había tomado “prestado” de alguna de sus víctimas. Daba la impresión de que podría partir una montaña en dos de un golpe, con ese martillo brillante y esos enormes brazos. En la otra mano portaba un escudo de madera con un dibujo característico de su tribu, una cara orca totalmente blanca y con los ojos rojos. Parecía increíble que una pobre bestia como aquel jabalí, al que llamaban todos “Colmillitos” pudiera aguantar con el peso de ese increíble orco. “Pobre de quien se tenga que enfrentar a él” pensaban los espectadores… no así su rival.

De la otra jaula salió, con paso firme y desafiante un enano muy peculiar. Su barba estaba afeitada y lucía una cresta naranja, característica de los famosos matadores, pero no obstante portaba una magnífica armadura negra, finamente labrada, con una gema incrustada destacando en el centro. Se había dado a conocer como Thurk Grugnisson, señor del clan de la fortaleza de Karak-Izor, aunque había sido expulsado de la fortaleza por su actitud violenta y sus ansias de combatir a riesgo de su propia vida o de la de sus semejantes. Por ello decidió tomar el juramento de matador, pero portando el único recuerdo que tenía de su padre, la armadura. Casi siempre usaba su enorme hacha a dos manos, pero de si cintura colgaba un espectacular martillo que parecía que quemaba con solo mirarlo, y ala espalda llevaba atado un escudo. “Sólo para esos malditos seres etéreos” decía Thurk a quien osaba preguntarle por su martillo.

Los dos combatientes se encaminaron hacia el centro de la playa, empapados totalmente, pero no por ello menos ansiosos ante la idea de destrozar a su enemigo. Thurk lanzó una mirada desafiante al orco blanco, invitándole a atacarle, puesto que no pensaba que el jabalí fuera capaz de andar por esa arena mojada y que se hundía bajo los pies. Cuánto se equivocaba, porque cuando Natnog le dio la orden con una patada en el costillar, “colmillitos” arrancó y, en el momento en que cogió velocidad, parecía que nada iba a ser capaz de detenerle. “Parece que me he equivocado” pensó Thurk “tendré que acabar con la pobre bestia también entonces…que así sea.”

 

Thurk se puso en posición defensiva ante la inminente carga del orco. Natnog levantó su martillo para asestar un golpe en la cabeza de su rival, y el jabalí agachó la cabeza para poder destripar a su presa. Pero no sería tan fácil derrotar a un tapón, y menos a ese, que había nacido para la lucha. El orco demostró su potencial impactando tres veces en el cuerpo de su enemigo blandiendo su arma con una velocidad espantosa, a la vez que “colmillitos” golpeaba en el costado a Thurk. “ezto ta’ chupao” dijo Natnog, pero pronto se dio cuenta de su error, puesto que solo uno de los golpes logró encontrar la carne del enano, ya que el resto de golpes fueron repelidos por la armadura en el momento en que la gema brilló con toda su intensidad. Cuando vio la cara de incredulidad del orco, el enano decidió atacar y, haciendo alarde de sus habilidades y su fuerza, logró partir por la mitad el escudo del orco y hender su hacha en el costillar del pielverde.

Natnog estaba sorprendido, pero ni mucho menos derrotado, así que volvió a tomar la iniciativa y lanzó varios golpes contra el enano, pero la herida en su flanco estaba haciendo mella en él, y no fue capaz de atravesar las defensas de Thurk que lanzó un contraataque devastador, cortándole el brazo al orco y derribándolo de su silla. El orco comenzó a chillar de dolor mientras veía su brazo mutilado con la sangre saliendo a borbotones de él. Tras golpear con el canto del hacha al jabalí en la nuca para dejarlo seco de un golpe, Thurk se encaminó hacia su rival dispuesto a asestarle el golpe final.

“Tú y tu raza no sois más que escoria, nunca estaréis a nuestra altura, maldito pielverde” le espetó Thurk a Natnog. Acto seguido alzó su hacha y la dejó caer con tanta fuerza sobre la el cuello del orco que el hacha quedó clavada en la arena entre la cabeza y el cuerpo de Natnog. “Esta noche el maldito jabalí será mi cena,¿ alguien quiere intentar quitármela?” dijo Thurk, desafiando a los presentes. Aún tenía ganas de combatir, y esperaba que no le hicieran esperar mucho antes de la próxima batalla. Arrastrando al jabalí por la arena con una mano, y con el hacha en el otro hombro, se encaminó hacia su lugar de descanso a esperar al próximo combate, donde estaba seguro que también se haría con la victoria.

 

 

 

Imagen de Beleg
Beleg
Desconectado
Poblador desde: 06/05/2009
Puntos: 30

Dorash VS Caladai

Mientras el sol de mediodía abrasaba a cuantos esperaban el combate, y los cerveceros enanos y ogros se llenaban los bolsillos de oro vendiendo sus refrescantes bebidas. Las campanas volvieron a sonar, ¡un nuevo combate iba a dar comienzo!

Las jaulas, ya llenas de sangre, se volvieron a abrir, de uno de sus lados salio todo un señor élfico, montado en un brillante corcel blanco y recubierto totalmente con una armadura plateada y portando un escudo y una espada que tenían un brillo azul...

Pero de la otra jaula no salía nadie... asta que un grupo de esclavos goblins abrieron una especie de toldo enorme que paraba los rayos del sol. Entonces salio, montado sobre una bestia cuya única descripción era pesadilla, un hombre palidísimo y con los ojos inyectados en sangre, un vampiro de los dragones sangrientos...

La campana volvió a sonar y los luchadores saltaron a la carga, el altivo elfo ataco primero blandiendo su espada pero sin poder acertar a su enemigo pues el miedo que le transmitía este y la increíble habilidad que tenia con una espada tan grande era increíble. En cambio, el esquelético y andrajoso corcel del no por ello menos altivo vampiro le dio un cabezazo al elfo que lo desequilibro y el vampiro pudo asestarle un tremendo golpe a l la clavícula derecha que se clavo en la suave piel del comandante.

El elfo ataco con una furia que nadie se habría imaginado de alguien como el pero el vampiro era más hábil y le esquivo todos los golpes menos una coz del corcel que no esperaba y le rompió varias costillas. “¿Para que las necesito?” pensó el vampiro. Pero la herida empezó a curarse a un ritmo rapidísimo al mismo tiempo que al elfo le empezó a doler su costado aunque una gema que llevaba al cuello brillo y el dolor desapareció como llego.

El vampiro aprovecho aquel momento para saltar de su montura sobre el elfo y chuparle la sangre del cuello mientras este se revolvía intentando despegarse de el, pero fue inútil, el vampiro soltó el cadáver del elfo y levanto la cara hacia el tapado cielo mientras por su cara resbalaba una increíble cantidad de sangre. La mayor parte del público había desaparecido para no presenciar la escena en la que el vampiro se ensañaba a mordiscos con el cadáver élfico.

Victoria para Dorash!”

 OcioZero · Condiciones de uso