Terror

La Factoría publica Sopa de cristales

Imagen de Rana Gustavo

Con sus ficciones surrealistas, que combinan hábilmente lo cotidiano con lo extraordinario, Jonathan Carroll se ha ganado un cuerpo de admiradores fieles. Sus obras, entre las que se incluye El Mar de la Madera, El museo del perro, Los dientes de los ángeles y Manzanas Blancas le han dado un reconocimiento mundial, y diversos premios que corroboran su talento.

El viejo y el mar. Y el extraño. Y el Kraken.

Imagen de PedroEscudero

El extraño llegó por el sendero del risco. Cojeaba de la pierna derecha, no de un modo pronunciado, sino con un ligero vaivén, como una barca amarrada en un día de leve marejada.

La momia, pero de Karloff

Imagen de Jack Culebra

El horror más clásico no envejece, como los buenos vinos, y las momias…

La luz del diablo

Imagen de Patapalo

Reseña de la sorprendente antología de relatos de Roberto Malo

 

La cámara oscura

Imagen de Patapalo

Reseña de la novela de Peter Straub, ganadora del Premio Bram Stoker 2005

 

El joven Lovecraft en inglés

Imagen de Rana Gustavo

En el 2009, y dando un paso más en su proyecto editorial, Diábolo Ediciones publicará obras de autores españoles en inglés en Estados Unidos.

Tomas falsas de Resident Evil: Degeneración

Imagen de Rana Gustavo

Con motivo del lanzamiento de la película en DVD, se publican estas tomas falsas.

 

 

Novedades Minotauro febrero 2009

Imagen de Rana Gustavo

La editorial nos presenta sus últimos títulos

 

Siete nuevos títulos en la colección Crimen y misterio de Booket

Imagen de Rana Gustavo

La colección Crimen y Misterio lleva vendidos más de 500.000 ejemplares desde su nacimiento en 2001. En su catálogo figuran autores como Lorenzo Silva, Manuel Vázquez Montalbán, Francisco González Ledesma, Jorge M. Reverte, Donna Leon, José Ángel Mañas, Alicia Jiménez Bartlett, Guillermo Martínez, K.O. Dahl…

Pantallazo azul (Blue Screen of Death)

Imagen de Félix Royo

En el año 2015 un consorcio de empresas sacó al mercado el primer autómata a nivel mundial; se llamaba Aibot. Este robot no sólo era hardware, sensores y motores: los presets de su programación le permitían tomar decisiones simples de una lógica aplastante, ampliables tanto como la propia lógica pura pueda abarcar.

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