Ya tengo ganas de hincarle el diente. Está en la pila, preparada. Quizá después del Liter Imaginarius, quizá...
La casa de las sombras
Reseña de la novela de Juan Ángel Laguna Edroso publicada por DH Ediciones
Hay libros que siguen caminos trillados, que se apuntan a modas y que se contentan con dar más de lo mismo. Las estanterías de cualquier librería lo prueban. Pero este libro es todo lo contrario, un soplo de aire fresco. (Aunque dado el ambiente, quizás deberíamos decir de “aire viciado”). Nos demuestra que todavía hay senderos sin explorar en la literatura de terror, recovecos en los que nadie antes ha echado un vistazo, zonas de sombra que esperan que entremos en ellas.
La casa de las sombras es un libro atípico. Atípico por su limitada extensión, por su temática y, sobre todo, por su desarrollo. El autor normalmente utiliza un estilo romántico y oscuro, muy cercano a la literatura gótica, pero en este libro lleva su estilo hasta el extremo, y fuerza la máquina hasta ponerla a la máxima potencia y desfigurar la realidad.
Es un libro complejo y profundo, por eso puede asustar a los seguidores de los sucedáneos de la línea Z o a los que busquen al nuevo Stephen King. La casa de las sombras trasgrede todos los tópicos del terror realista y requiere un esfuerzo del lector, que ha de ser capaz de implicarse en una historia difícil y extraña. La trama no avanza de forma lineal o previsible, nos encontramos con bebés que ven cosas en los espejos, extrañas mansiones que varían su tamaño y distribución, bosques encantados repletos de lobos malignos, niñas misteriosas, ayas siniestras o gatos que esconden secretos. Y todo está plagado de un potente “onirismo”, es la fantasía oscura en su máxima expresión. Espíritus apenas sugeridos, vampiros completamente diferentes a los que conocemos, violencia desatada entre brumas…
Es un libro original e intenso que gustará a los que busquen nuevas sensaciones, a los que quieren experimentar sabores nunca probados. Ese es su principal valor: la innovación que supone, pero lo más sorprendente es que lo hace partiendo de esquemas conocidos, aunque completamente distorsionados. Es un juego de espejos deformantes en el que nada es lo que parece.
La historia es quebrada; el ambiente, irreal y el desarrollo, inesperado. Por eso mismo no satisfará a todos los paladares: en La casa de las sombras hay que adentrarse sin prejuicios, sin imágenes preconcebidas, porque el autor los tira por tierra a las pocas páginas. Que nadie espere personajes realistas o hechos cotidianos, cada página de este libro está repleta de sugerencias, de imágenes extrañas y de fantasía desatada. Y el autor no hace feos a la violencia o a las imágenes desagradables, pero, eso sí, completamente justificadas e integradas en la trama. Algunas escenas son francamente sobrecogedoras.
El estilo del autor sorprende, su lenguaje es barroco y alambicado, en el más puro estilo Lovecraft, pero cargado del ambiente de autores como Ligotti. El lenguaje está muy pulido y cuidado estilísticamente. Es el envoltorio adecuado para una historia compleja de espíritus y monstruos. El riesgo que se corre con este tipo de historias es quedarse solo en la forma, pero La casa de las sombras enseguida toma vuelo (y a gran velocidad). La historia interesa.
El autor ofrece la información muy gradualmente, sin prisas ni aclaraciones innecesarias, para que el lector vaya construyendo el rompecabezas a medida que avanza en la lectura. Y deja muchas cosas sin aclarar, también; el lector ha de intuir explicaciones e imaginar muchos hechos narrados fuera de plano.
Creo que cada palabra está en su punto exacto y no sobra ni falta nada. Su prosa goza de una elevada musicalidad, de un sorprendente lirismo (inesperado en una historia tan oscura). Todo bien aderezado de sugerencias siniestras y peligros intuidos. Tiene una atmósfera cerrada y opresiva que se convierte en una claustrofóbica historia, en un psicodrama de tintes góticos.
Reitero que no es una novela sencilla de leer, su estructura y presentación hace que el lector tenga que implicarse en la historia y asumir desde el principio todos esos elementos fantásticos presentados casi como cotidianos. El ambiente es agobiante e irreal. Los personajes y las amenazas se mueven de forma inesperada pero plausible.
Una novela atípica en la que encontramos el lado más oscuro y romántico (en el sentido tradicional) del autor. Juan Ángel Laguna Edroso crea ambientes, sugiriere amenazas y configura una fábula oscura que estremece y satisface.
David Jasso
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Muchas gracias por la reseña, David. Me alegra que hayas visto tantos elementos (que había intentado meter) en sus páginas. Sé que es una novela rara y que no gustará a todos los lectores, pero parece que ha habido unos cuantos a los que ha llamado la atención.
Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.