El método Kurt Cobain

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Reflexión surgida en torno a La muerte imita al arte

Cuando, en su época, Nirvana editó la canción Polly, un par de energúmenos, hijos de mala madre, decidieron recitar la canción mientras violaban a una muchachita. En el momento en que Kurt Cobain, el fallecido líder del grupo, conoció la noticia compuso otra canción, que muchos de vosotros conoceréis, titulada Rape me. En esta canción, Cobain repite con agresividad y de forma enfermiza "viólame". Fue su forma de demostrar la repulsa que le provocó este acto atroz.

Siempre lo consideré una forma valiente y sumamente arriesgada de denuncia, independientemente de que la música de Nirvana no ha llegado a entusiasmarme demasiado. Desde entonces, cada vez que un autor utiliza un sistema similar para denunciar cualquier acto contrario a su ideología, o simplemente quiere demostrar su disconformidad, y lo hace de manera tan directa, cortante y polémica, tanto incluso que puede parecer que está haciendo apología de aquello que rehuye, pienso: "Ha utilizado el sistema de Kurt Cobain".

Otro ejemplo sería Asesinos natos. Oliver Stone critica la creciente violencia que los medios están "vendiendo", publicitando e incluso generando en el pueblo americano, convirtiendo lo que él denomina como "asesinos de masa" (no confundir con asesino en serie) en auténticos fenómenos mediáticos, repudiados a la vez que idolatrados. Esta crítica la realiza desde una película increíblemente violenta y muy difícil de digerir. Otra vez me encuentro un claro ejemplo del "método Kurt Cobain".

Evidentemente, no es algo que el malogrado líder de Nirvana haya inventado, tan solo es la frase que yo he acuñado para distinguir estos casos. Seguramente es una práctica muy antigua, pero es el primer caso que yo recuerdo.

Esta reflexión me vino a la mente a raíz de las reacciones que generó en su momento mi relato La muerte imita al arte. Tras su publicación, muchas personas manifestaron opiniones negativas de lo más dispares, pero una palabra ser repitió multitud de veces: repulsión. Evidentemente, es algo que pretendía, porque desde el momento en que conocí el trabajo de ese autodenominado "artista", llamado Gunther von Hagens, no pude más que sentir un rechazo frontal hacia su "obra".

Tanta huella me dejó el descubrimiento que a los pocos días ya había escrito el relato. Fue mi pequeña forma de combatir mis propios demonios a través del "método Cobain". Quizás algo arriesgada, tal vez pretendidamente polémica y molesta de manera premeditada, pero sigo opinando que la única forma de vomitar lo que te está haciendo daño es revolver las vísceras, meterte los dedos en la garganta.

Kurt Cobain lo sabía, Oliver Stone también, y aplaudiré cualquier otra muestra de esta peculiar forma de purgación, sin evitar su uso y dispuesto a encajar las críticas que conlleve.

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