Cartas desde la mar XVII

Imagen de Luc Hamill

La mar es la vida, es la alegría para los sensibles a la belleza. Quizás otras cosas sean más importantes, como el arte, la poesía, la filosofía... Pero, antes de todo eso, ya existía el mar.

Con las musas enterradas que entierran el dolor, qué trágica es esa agonía, la de encontrarla de noche y perderla de día. Pero clamó por mí su voz. Me llamó por mi nombre allá en la costa, donde entre estruendos, furia y dioses la voz no se guarda ni un secreto. Es poesía – me dijo. Y en mi mano, cerrándola, la puso. Y yo la abrí.

 

Si supierais lo que soñasteis sobre vuestra almohada. Si supierais que no eran hadas las que os velaban, que nuestras almas no estaban tan lejanas. Que bajo la Luna sólo quedaba una barca frente a vuestra ventana...

 

Me contaron que buscabais el secreto de mis canciones, pero no lo tengo yo, ni os lo podrá confesar el enemigo. Tomad, aquí está mi guitarra, pero un consejo primero: cuando la llevéis con vos, dejadla dormir al Sol, que su madera es de veleros. Ella es la que ha ido narrando mis cartas a cada rasgueo que suspiraba mi corazón. Como la luz al Sol, como la alondra a la mañana. Como la brisa a las ventanas, como el deseo a lo prohibido... Y como el recuerdo al olvido.

 

Como la poesía al poeta, como el Norte a la veleta. Como un vigía al horizonte, como la nana a la cuna. Como los sueños a los hombres... Y como las estrellas a la Luna.

 

Como la orilla a la pleamar, como el silencio a la playa. Como la arena a las murallas, como la espuma a la sal... Y como mi sombra a la soledad.

 

Como el frío a este Febrero, como sus noches a mi velero. Como la locura a la bebida, como la verdad a las mentiras... ¡Como la muerte a la vida!

 

Y por siempre recordad cuando la vayáis a tocar que ella es mi dolor, es el desamor de quienes nunca se dieron una oportunidad. Mi guitarra es la herida de la ocasión perdida, es todo lo que se tragó la mar. Es la pesadilla de las barquillas, y es la desazón de quien las mece en su corazón. Es el castigo que no conoce el perdón. Mi guitarra es mi alma, porque lo que una vez fue mi alma, la mar lo arrebató.

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