El guerrero bretoniano I

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Primera entrega de esta historia de Jorgito

Era un día soleado, y un gran ejército de hombres se dirigía hacia el bosque de Athel Loren. Era un ejército de Bretonia, que avanzaba por el prado con la intención de destruir para siempre la amenaza de los elfos silvanos, que como todo el mundo sabe, viven en el corazón de dicho bosque. Los bretonianos, cansados de los constantes ataques que sufrían los pueblos cercanos al bosque y los mercaderes, estaban dispuestos a destruirlo y acabar hasta con el último de los elfos.

El caballero que dirigía el ejército se llamaba Altur, un poderoso espadachín, de pelo largo y castaño que le resplandecía al sol, como resplandece el oro al salir de la mina. Era de estatura alta (para un humano), su espada, llamada Draglin, fabricada por su propio padre ya muerto, desgarraba la carne, como si de flan se tratara, y manaba una luz roja, parecida al fuego, y hay quien decía que, en momentos de extremo peligro, de su filo surgía el fuego.

El ejército seguía avanzando. Tras cruzar una cantera, donde las rocas ocupaban la mayoría de los espacios, verticalmente y en diferentes posiciones, algunas formando extraños círculos, al poco rato llegaron al bosque. Ya había anochecido. Altur hablaba con un soldado:

—Señor, deberíamos entrar ya —dijo el soldado

—No —contestó Altur—: al amanecer. Si entráramos ahí dentro de noche nos masacrarían

—Y si no acampamos, nos matarán por la noche, y no tendremos ninguna oportunidad —argumentó el soldado

—Volveremos a la cantera, allí estaremos a salvo.

Y así se hizo, el ejército pasó la noche en la cantera, sin incidentes, y por la mañana volvieron al bosque. El día estaba nublado, y los truenos resonaban en el bosque, pero no caía ni una sola gota. Altur miraba a su ejército, orgulloso, nunca había dirigido uno de tales dimensiones, entonces su vista quedó fija en el suelo, donde había una corona de oro, con rubíes y zafiros incrustados. Se quedó asombrado del gran esplendor de la corona, y sin saber lo que hacía, la cogió. Nada más tocarla, todo dio vueltas, como si estuviera en un túnel de oscuridad, hasta que notó el suelo. Estaba tirado en el suelo, pero parecía que nada había cambiado. Iba a dar la orden de entrar en el bosque cuando otra voz lo ordenó. Altur se vio a si mismo, entrando junto al ejército en el bosque, entonces supo que se trataba de una visión, y decidió entrar el también en la espesura.

Cuando llevaban un rato andando, una saeta atravesó al músico, y un aluvión de flechas venidas de todas partes cayó sobre ellos. Además, la infantería se dirigía a ellos. Altur sacó a draglin, pero la volvió a envainar, porque era una visión: estaba viendo cómo su ejército era aplastado e incluso su propia muerte: una flecha le había atravesado un costado y un elfo le había clavado la espada en el corazón. Altur corrió a matar al elfo que había acabado con él mismo, pero la espada lo atravesó como si de viento se tratara. En ese momento la visión se desvaneció y Altur se encontró de pie, donde estaba antes de coger la corona, pero esta ya no estaba.

—Capitán —llamó Altur—, ordene la retirada. Si entramos ahí solo encontraremos la muerte.

—¿A qué se debe esta repentina decisión, y la seguridad de vuestras palabras sobre la muerte? —inquirió el capitán.

—He tenido una visión en la que incluso yo mismo me he visto morir. Ordena la partida, volveremos al castillo de nuestro rey

—Como vos mandéis, señor.

Al atardecer del día siguiente, llegaron a la capital de Bretonia. Todo el mundo los miraba con asombro de verlos volver a todos, sanos y salvos, sin heridas, y con esa cara fúnebre que todos llevaban. Altur llegó al trono del rey, que ordenó que les dejaran solos y habló:

—¿Por qué, Altur, has vuelto sin cometer la misión que te encomendó tu rey? —preguntó

—Tuve una misión de nuestra muerte, mi rey. Sé que os he fallado. Me iré de este reino y viviré como fugitivo, pues tal castigo merezco —contestó Altur

—No es preciso que hagas eso. Aunque me hayas desobedecido, tu lugar está en este reino, pues eres uno de mis mejores generales y guerreros.

—Y como buen general, no debo perdonarme el fallar a mi rey, y debo asumir el castigo.

—¿Es esa la vida que escoges?, ¿la de un fugitivo?

—Si ese es mi destino así lo haré, no volveré a pisar terreno bretón.

Dicho esto, el rey dejó de hablar y dejó partir a Altur, pues esa era la vida que él escogía. Al rey le entristecía, pues como ya ha dicho, era uno de sus mejores generales, e innumerables batallas habían sido ganadas gracias a él, pero Altur estaba decidido, y ni el rey tiene el poder de anular el mismo poder del destino.

Esa misma noche, Altur partió de la ciudad, para no volver nunca. Uno de sus guerreros más leales le quiso acompañar, juntos correrían los peligros de las tierras desiertas de vida, juntos andaría sin descanso, pero Altor no le dejó, y habló así:

—Tu lugar está aquí, con tu familia, puesto que yo no tengo debo marcharme, no quiero robarle a tu familia un miembro de la misma. Nos volveremos a ver, tengo un presentimiento en el corazón.

Y con estas palabras abandonó la ciudad. En el camino no volvió la vista atrás, ya nunca vería esa bella ciudad, con sus estandartes ondeando en el cielo, ya nunca más sabría qué era ser noble, y estaría condenado a por siempre vagar de un lado a otro, solo.

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Jorgito...
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Puntos: 216

 La historia la escribí hace unos cuantos años ya, y acababa de meterme en el mundillo de warhammer, del que me gustaba sobretodo el trasfondo, por lo que no está muy bien escrita y redactada, además de que probablemente haya numerosos fallos que indignen a los que verdaderamente conozcan bien el universo warhammer, así que pido disculpas de antemano 

 Atentamente, su vecino y amigo, Batman.

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Varagh
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Esta bien la historia como comienzo de un caballero errante.

A ver como sigue.

“Quien vence sin obstáculos vence sin gloria”

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magnus scheving
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Jorgito... dijo:

 La historia la escribí hace unos cuantos años ya, y acababa de meterme en el mundillo de warhammer, del que me gustaba sobretodo el trasfondo, por lo que no está muy bien escrita y redactada, además de que probablemente haya numerosos fallos que indignen a los que verdaderamente conozcan bien el universo warhammer, así que pido disculpas de antemano 

es cierto, la redacción  es un poco deficiente. cambias el tiempo verbal (presente-pasado) cuando te parece, y además hay fallos lógicos (si tanto aprecia el rey a Altur, puede intentar convencerle de que no marche, para eso es el rey y su palabra es la ley).

me gusta la ambientación tipo "Señor de los anillos". Cuando haya leído unos cuantos episodios, quizás la historia compense las deficiencias.

estaré pendiente, me gustan este tipo de novelas...

 

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