OZ entrevista a Luis Delgado Bañón

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Sergio Torrijos nos acerca a este escritor de aventuras navales

 

Luis Delgado Bañón (Murcia, 1946) es capitán de navío y escritor. A los dieciséis años ingresó en el Cuerpo General de la Armada y desde entonces ha estado vinculado al mar, siendo capitán de navío durante más de trece años. En agosto de 1963 y tras la necesaria oposición, ingresó en la Escuela Naval como Aspirante de Marina. Posteriormente pasó por los empleos de guardiamarina, alférez de fragata, alférez de navío, teniente de navío, capitán de corbeta, capitán de fragata y, por fin, en 1996, capitán de navío, que equivale en el Ejército al empleo de coronel. Hasta el año 2011 ha sido delegado del Instituto de Historia y Cultura Naval en el Mediterráneo y director del Museo Naval de Cartagena, de cuyo Real Patronato forma parte.

 

¿Cuál es tu experiencia náutica?

Creo que se puede resumir al pensar en cuarenta y cuatro años de servicio en la Armada. Estuve destinado en minadores, destructores, cruceros, fragatas, cañoneros, dragaminas y patrulleros. Muchos días de mar y gran cantidad de experiencias inolvidables con la gran señora de las aguas.

 

Literatura y el mar, un binomio de larga tradición. ¿Por dónde te atrapó a ti? ¿Qué libro te marcó más?

La vocación literaria nació un poco antes de la marinera. Escribí mis primeras novelas cortas cuando tenía trece años y aún las conservo. Poco después me llegó la atracción por la mar, aunque se tratara de una experiencia vivida cotidianamente. Debo explicar que mi familia paterna se ha encontrado unida a la Armada por muchas generaciones, desde el siglo XVIII. De esa forma, podemos considerar mi vocación marinera como una continuación esperada.

En cuanto a obras que me marcaran a fondo en la juventud, recuerdo Crimen y castigo por encima del resto. Fue como si descubriera un mundo desconocido.

 

Tu serie de novelas tiene un poso muy grande de realidad histórica, ¿cuánto le dedicas a la investigación?

Todo el tiempo necesario, hasta conseguir la documentación precisa para cada obra. Sin embargo, es cierto que se trata, al menos en mi caso, de una tarea escasamente complicada. Como también he dedicado bastante tiempo a la historia naval pura, me es sencillo buscar en los Archivos, especialmente en los de la Armada, de donde obtengo un noventa por ciento de la documentación utilizada. Creo que es fundamental el rigor histórico, aun en el género de la novela histórica.

 

Durante el tiempo de creación de la obra habrás investigado mucho, ¿qué te resulta más divertido: la historia o la ficción?

Una muy difícil cuestión. Me encanta la historia, pero también las obras de ficción. Como tantas veces en la vida, cuando dedico mucho tiempo a una parte, añoro la otra con fuerza. No obstante, por medio de mi colección de novela histórica naval, Una Saga Marinera Española, cumplo los dos cometidos al tiempo, aunque es cierto que echo de menos escribir alguna novela de ficción pura, como las publicadas antes de acometer esta colección.

 

La Saga Marinera Española es un proyecto muy ambicioso. ¿Cómo se te ocurrió?

Como tantos acontecimientos en la vida, por pura casualidad. Escribí una novela corta juvenil por encargo de una editorial hace bastantes años. Trataba sobre el hundimiento de una galera y la terrible vida que sufrían los galeotes a bordo de dichos buques. Disfruté mucho al mezclar en una misma obra la ficción y la realidad histórica naval. Decidí continuarla con otra obra y así, rodando la madeja, nació esta colección de novela histórica naval. Fue el momento de planearla con detalle. Reformé aquella novela corta, que pasó a ser el primer volumen de la Saga.

 

Las grandes sagas de marinos tienen una tradición británica, ¿por qué crees que ellos tienen esa tradición y nosotros no?

Si te refieres a las sagas en colecciones de novela histórica marítima, tienes toda la razón. Este género ha sido y continúa siendo dominado casi al completo por autores británicos. Tanto así, que la primera colección española es la mía, cuando se pueden contar las británicas por docenas. La razón no es difícil de encontrar: en España lo marítimo no ha interesado durante los dos últimos siglos y todavía interesa muy poco. Ni siquiera en las obras importantes de Historia de España aparece lo naval adecuadamente referenciado. Parecen haberse olvidado de que si conformamos un colosal imperio ultramarino y lo mantuvimos durante tres siglos, si fue posible expandir nuestra cultura y nuestra lengua por medio mundo, fue gracias a los hombres de mar y a las extraordinarias acciones que llevamos a cabo sobre las aguas. Tras la Guerra de la Independencia quedamos sin Armada, perdimos las Indias y se acabó de mirar hacia la mar. Como decía Fernando VII, “la Marina poca y mal pagada”. Así nos fue. Nos empequeñecimos como nación y como pueblo.

 

¿Qué opinas de tus homólogos británicos coetáneos? Alexander Kent, Dudley Pope, etc...

Con ligeras diferencias, catalogo a todos los novelistas históricos navales británicos con el mismo molde. Se trata de buenos novelistas, que escriben obras amenas, divertidas y exageradamente patrióticas. Pero con un denominador común: el rigor histórico y, en muchas ocasiones, el rigor marinero les importa muy poco. Creo que es una pena falsear los datos históricos o ignorarlos de forma torticera en busca de la alabanza general patria. En mi opinión, la Historia es algo muy serio como para frivolizar de esa forma con ella. No se puede desinformar al lector, bien sea por desconocimiento del autor o a propósito.

 

¿Y de los más antiguos, caso de Forester o O`Brian?

Les es aplicable todo lo que expongo en el punto anterior. Es posible que dispense especial cariño a las obras de Forrester, porque fueron las que leí en mi juventud. Pero lo incluyo en el mismo saco. O´Brian, por ejemplo, presenta unas maniobras navales en alguna de sus obras que cualquier hombre de mar sería incapaz de comprender, cuando no son verdaderas barbaridades. Pero es un buen novelista, especialmente en las primeras obras de su colección.

 

Los anglosajones que escriben sobre literatura naval siempre nos desprestigian, ¿qué puedes decir sobre nosotros en nuestra defensa?

Pues que faltan a la verdad histórica por completo y son conscientes de ello. Para un escritor de temas navales británico, todo aquel marino que no haya nacido en sus islas es un descerebrado en la mar, ya sea español, francés, holandés o marciano. Por supuesto, se saltan, de forma a veces desvergonzada, las páginas negras de su historia naval, que las hubo en cantidad. Valga como ejemplo el desastroso ataque del almirante Vernon a Cartagena de Indias, la página más indigna y vergonzosa de la Armada británica, mantenida en silencio administrativo en todos los tratados británicos. En su conjunto, no es más que una glosa épica de la Royal Navy, se ajuste a la verdad o no.

 

¿Cuál de los barcos históricos españoles te ha llamado más la atención? Hablemos de los barcos históricos españoles... Siempre se habla del Santísima Trinidad; mejor tomar otro, el “Santa Ana”, el “Real Carlos”, etc.

Bueno, el “Santísima Trinidad” pasará a la Historia como el buque más armado de la época con diferencia, el único “cuatro puentes” que existió. Es impresionante pensar que en poco más de sesenta metros de eslora (longitud), llegaran a embarcar más de mil hombres y dispusiera (combate de Trafalgar) de 140 cañones. Sin embargo, si pudiera volar en el tiempo, me habría gustado observar al navío “San Ildefonso”, primero de la serie de Romera Landa, cuando se llevaban a cabo las comparaciones con los buques del sistema anterior (Gautier) bajo la mano del general Mazarredo.

 

Tu Saga lleva ya un buen número de volúmenes ¿cuándo la darás por concluida?

El plan inicialmente trazado para toda la colección preveía 48 volúmenes. Deben tener en cuenta que intento novelar los momentos principales de la Real Armada, desde la segunda mitad del XVIII hasta la Guerra Civil de 1936, inclusive. Sin embargo, conforme atacaba algunos periodos de nuestra historia, he comprobado lo poco o nada que de ciertos temas se había escrito, incluso en obras muy serias de la Historia de España. Por ejemplo, el papel de la Armada en la Guerra de la Independencia no aparece en casi ninguna, como si dicha Institución hubiera desaparecido en años tan cruciales. Y lo cierto es que desempeñó un papel fundamental. Por esa razón alargué cinco volúmenes más en ese periodo concreto. Pero lo mismo me sucedió con los años de la Guerra a la Convención francesa. En resumen, que al día de hoy el plan completo para la Saga Marinera Española es de 56 volúmenes. Como ahora mismo me muevo por el año 1825 y escribo el volumen 22º, queda mucha tela por cortar.

 

Háblanos de algún autor español que consideres atractivo.

Muchos, sin duda. Como novelistas no puedo dejar de mencionar a Pío Baroja y a Miguel Delibes. En la actualidad creo que, en lengua española, destaca de forma sobresaliente Mario Vargas Llosa, un ejemplo a seguir.

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Patapalo
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Muy interesante la entrevista, compañero. Me han dado muchas ganas de retomar este género que, aunque nunca he sido hombre de mar (más bien de secarral de interior), siempre me ha fascinado. Me apunto la saga.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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