Frankenstein, ¿la primera novela de ciencia ficción?

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O siguiendo la pista a un rayo que brilla por su ausencia en la novela de Mary Shelley

Hay dos elementos recurrentes que se señalan casi indefectiblemente en las reseñas o comentarios sobre Frankenstein, o el moderno Prometeo, la famosa obra de Mary Shelley: la corta edad de la autora cuando publicó esta novela inmortal, veintiún años, y la supuesta inauguración del género de ciencia ficción que supuso la misma.

Sobre el primer punto no voy a incidir puesto que no es la intención de este artículo subrayar cuán diferentes eran veinte años en el siglo XIX de los veinte años que pueda tener cualquiera de nuestros jóvenes hoy en día. Ni siquiera encuadrar la creación en aquella romántica velada de Villa Diodati en 1816, recalcando el inesperado triunfo de la joven frente a Lord Byron —que no terminó su texto—, su propio marido, Percy Shelley, y John William Polidori, autor de El vampiro, sería revelador de gran cosa así en frío y sin gastar más tinta de la que pretendo.

Así, mi intención es centrarme en el segundo punto: ¿realmente Frankenstein es la primera obra de ciencia ficción? No pretenderé indagar si ya algún otro autor inauguró el género previamente por dos motivos: simple falta de recursos y un elemento clave: que creo, sinceramente, que la novela de Mary Shelley tiene poco, en intención y desarrollo, de ciencia ficción.

Se afirma con frecuencia que la idea de la resurrección, o del insuflar vida a un cuerpo muerto, la tomó la joven de las teorías galvánicas de la época, las cuales permitieron constatar que un impulso eléctrico provocaba un reflejo muscular incluso en la carne muerta. Dado el marco temporal y las circunstancias de Mary Shelley no me atrevería a afirmar que esto no fuera así, pero lo que está claro es que, directamente, la autora no hizo alusión en ningún momento a estos procesos en su obra. Reconozco que había llegado a dudar de este particular, pero la relectura hace poco de la novela me confirmó en mi recuerdo: no hay ningún rayo que devuelva a la vida al engendro en toda la obra, ni mencionado brevemente ni descrito en profundidad.

Este elemento, tan sugerente que se ha quedado grabado a fuego en el imaginario popular, ha de ser posterior. En las versiones cinematográficas, desde luego, es mucho más impactante que el proceso original diseñado por Shelley, en el que distintas y crípticas soluciones líquidas animaban al cuerpo en un proceso que tenía más de ritual alquímico que de ensayo de laboratorio. Cabe imaginar, asimismo, que en las adaptaciones teatrales de la novela también se optaría por algo igualmente vistoso.

Pero aun considerando el rayo como un elemento de tramoya posterior, como el jorobado al que gritar "Ígor, la palanca" en el momento adecuado, cabría preguntarse si, a pesar de todo, la escritora buscaba dar esa base de ciencia ficción a su obra. Yo creo que la respuesta es no.

No se trata únicamente de que haya algunas curiosas inconsistencias en el concepto "técnico" de la creación del monstruo; por ejemplo, este debe ser grande para que el proceso funcione mejor, problema que Frankenstein solventa... cosiendo trozos de cadáveres y obteniendo ¡un monstruo de más de dos metros largos de altura! Convendremos en que no deja de ser peculiar el resultado: o le puso varios fémures o le añadió más vértebras de lo necesario... con lo sencillo que hubiera sido buscar a un gigantón cadáver.

Podríamos pensar que estos "gazapos" se deben a las limitaciones de la autora, pero yo me inclino, más bien, a pensar que Shelley nos contó lo que quería y construyó —valga la palabra— al monstruo como mejor le convenía: grande, macabro y aterrador, carente de lógica frente a un análisis en profundidad pero igualmente sugerente para el lector. ¿Por qué esta elección? Porque, a mi parecer, Frankenstein, o el moderno Prometeo no es una obra de ciencia ficción, sino una obra filosófica y, sobre todo, moral.

Shelley quería confrontar al mundo a una aberración salida de la mente humana. Las bases le son indiferentes porque opta por la metáfora más allá de otra consideración. Si su intención hubiera sido conseguir una verosimilitud superior a las populares —por aquella época— ghost stories, habría prestado más atención a estos detalles tal y como hizo con otros, como las referencias literarias.

Así, ¿es Frankenstein la primera novela de ciencia ficción? Yo diría que no, lo que no quita para considerarla, eso sí, una interesante precursora del género.

Precursora, sí, porque, sin adentrarse en el terreno hermanado entre ciencia y literatura que encontraremos en obras posteriores, contiene el germen propio del género: el deseo especulativo.

Efectivamente, Frankenstein, o el moderno Prometeo apunta en una dirección vital para la ciencia ficción: ¿qué pasaría, estrictamente, si se verificara esta hipótesis que, a día de hoy, es más o menos inviable? De este modo, quizás sentó las bases para futuras obras. Eso sí, que nadie se sumerja en sus páginas buscando ciencia. Una buena historia sí, pero no un desarrollo más fidedigno que el de cualquier fábula.

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Canijo
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Para mí no, no lo es. No me atrevo a entrar en detalles ni nada concreto u objetivo, pero el recuerdo que tengo es que es otra cosa.

Una vez debatí con Ernesto Fernández acerca de la pertenencia o no de obras como "1984" a la Ciencia Ficción, esas obras que por haber trascencido el género son sustraidas para no quedar "empañadas" con una etiqueta menor (como bien apuntaban en un entrada del Sitio de Ciencia Ficción), de la necesidad de reivindicarlas para evitar la sustracción. En aquella ocasión yo defendía que aquella obra era Ciancia Ficción porque especulaba, no fantaseaba, con esa hipotética sociedad, era como un experimento, había ciencia.

En el caso de "Frankenstein" no creo que haya Ciencia Ficción por falta de rigor científico, porque es otra cosa, tampoco se especula, no se experimenta con una situación imaginando resultados que puedan parecer lógicos, con las implicaciones que sea; para mí en "Frankenstein" la situación se trata desde un punto de vista moral, ontológico, y no es lo mismo, ni mucho menos.

Por esto mismo no creo que "Frankenstein" pueda servirnos en el caso de que la ciencia nos lleve a algo similar, como, por el contrario, sí entiendo que hace "1984" con la amenaza de las sociedades totalitarias, el contros de la información y demás temas que trata.

 

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Interesante enfoque. Has conseguido que me cuestione lo que daba por seguro, para empezar, y eso siempre está bien. Queda claro que el rayo solo aparece tangencialmente, y la palabra eléctrico/electricidad solo dos veces en unos pocos párrafos, en el episodio del rayo que cae en la infancia de Víctor y que, tenías razón, no parece que tenga nada que ver con la reanimación del monstruo. 

Electrones aparte, ya sabes que yo sí que considero la novela como una de las primeras del género de ciencia ficción, aunque tampoco creo que fuese la intención de la autora. Sí que creo en la influencia de los descubrimientos de Galvani y otros, ya no por electricidad sino por reanimación, que es lo importante, y no veo la falta de especificación en el proceso muy diferente a la que encontramos, por ejemplo, en la psicohistoria Asimoviana (ahora doy ejemplos concretos, que dicho así esto suena a barbaridad Risa cachonda. También hay que tener en cuenta la época de Shelley). En ninguna de las dos obras se especifica mucho acerca de la idea central de la novela o novelas, pero en ambas hay:

Especulación: ¿Y si pudiese resucitarse la carne? ¿Y si pudiese predecirse matemáticamente el futuro de grandes cantidades de población?

Enunciado (¿pseudo?)científico teórico: La ciencia moderna podría permitir que alguien con conocimientos suficientes en ciencias naturales lograse que un aglomerado de partes anatómicas cosidas recuperase la vida. La matemática podría permitir que alguien con conocimientos suficientes acerca del funcionamiento del cerebro humano y la sociología humana lograse trazar una serie de ecuaciones que predijesen el futuro de una sociedad.

Connotación filosófica: El que pueda otorgar la vida y equipararse con un dios corre el peligro de no estar a la altura de esta nueva condición (Poder y responsabilidad). El que conozca todo acerca de una sociedad y su futuro podrá dominarla y conducirla (Conocimiento y poder).

Estos tres ingredientes, cuando van juntos, me parecen exclusivos de la ciencia ficción, si bien la connotación filosófica debe ir ligada a la especulación y al enunciado teórico para formar parte del todo (porque es evidente que hay filosofía en casi todas partes, y no ciencia ficción).

Por supuesto, esto es solo una forma de verlo y además hay matices, y un punto de vista muy cercano al mío también puede dejar a Shelley fuera de la ciencia ficción por debilidades en su especulación, cuando se exige especulación verosímil. Pero cuando gran parte de esa especulación y de sus postulados filosóficos se mantienen, desde la reanimación de tejidos a las connotaciones de la creación a semejanza humana, es difícil mantenerla fuera de la ciencia ficción. Cuando Shelley muestra las preocupaciones de su entorno y las envuelve en especulación, prospectiva, no hace algo muy distinto de lo que hiciera Orwell en su 1984... novela de ciencia ficción en la cual se habla menos de ciencia formal que en la de Shelley, por cierto.

¿Es mi visión apropiada, o es una racionalización que aplico erróneamente porque está descontextualizada, o quizá incluso porque quiero quedarme con un clásico como Frankenstein dentro de mi género preferido (Sonrisa)? Ahí ya es donde me has hecho rascarme la cabeza, compañero. A lo mejor buscar estos ingredientes de género en Frankenstein es como buscar Luteranismo en los velociraptor. El debate se bifurca...

 

P.D.: Perdón por el post kilométrico. Y por ser tan cabezón Demonio.

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No había leído tu comentario, Canijo. La mejor prueba de que en esto de los géneros no hay dos opiniones idénticas es que los dos hayamos recurrido a 1984 con argumentos tan diferentes. Risa cachonda

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Patapalo
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Nada que disculpar, compañero. Al contrario: lo interesante de dar vueltas a estas cosas es pillarlas desde distintos ángulos. Después de todo, estamos hablando de un etiquetaje que ni quita ni pone a las obras, pero que sirve de excusa para ahondar en ellas.

Personalmente, creo que no llegamos a la misma conclusión por esto:

Aldous Jander dijo:
Especulación: ¿Y si pudiese resucitarse la carne? ¿Y si pudiese predecirse matemáticamente el futuro de grandes cantidades de población?

En el contexto en el que está escrita la obra no es propiamente una especulación. Había muchos ejemplos previos en el folclore con los muertos vivientes y el antecedente del gólem, con el que guarda muchos paralelismos que la propia autora pone de relieve al hablar de tratados de alquimia. Tampoco desarrolla un impacto social, ni siquiera a pequeña escala (el propio Víctor) frente a la eventualidad. A todos los efectos externos, el monstruo es como un vampiro. Lo único que cambia es que el monstruo es consciente de su naturaleza, pero tampoco este lo tamiza de un modo distinto al ángel caído de Paraíso Perdido, ¿no? Es decir, hay más poso filosófico / espiritual que social.

 

Aldous Jander dijo:
Enunciado (¿pseudo?)científico teórico: La ciencia moderna podría permitir que alguien con conocimientos suficientes en ciencias naturales lograse que un aglomerado de partes anatómicas cosidas recuperase la vida.

Aquí lo hemos terminando tamizando. Primero, porque Frankenstein se vuelve hacia los saberes arcanos cuando la ciencia convencional le falla y las universidades le vuelven la espalda. Es muy significativo que su logro no se enmarca en un avance científico, sino en una búsqueda en saberes antiguos.

También hay que tener en cuenta que Shelley no intentó buscar ni una mínima verosimiltud científica cuando tenía a mano al propio Polidori para echarle un cable aunque fuera en los aspectos anatómicos.

Vamos, que lo vemos científico desde nuestra perspectiva actual más que el golem, cuando en la época debían de ser primos hermanos.

 

Aldous Jander dijo:
Connotación filosófica: El que pueda otorgar la vida y equipararse con un dios corre el peligro de no estar a la altura de esta nueva condición (Poder y responsabilidad).

Aquí también creo que hemos potenciado ese aspecto porque lo vemos más interesante. En realidad, Frankenstein no es que no esté a la altura como creador, sino como persona en general, como pone de manifiesto su relación sentimental. Es un hombre que no toma las riendas de su vida y que se ve desbordado por todo. No es un científico que va demasiado lejos, sino alguien que juega con algo que le va grande, como todo en general.

 

No tengo la impresión de que Mary Shelley quisiera hablar de ciencia y de los peligros que esta conlleva, sino de seres humanos y monstruos. Lo que pasa es que metió una serie de ingredientes que han servido de base posterior para otros desarrollos y, sobre todo, que han calado en el imaginario colectivo. Por eso, creo que es una obra clave para la ciencia ficción, pero sin ser de ciencia ficción propiamente dicha.

Es parecido, quizás, a la Odisea y su relación con el género de espada y brujería. Sí, comparten muchas cosas, y la Odisea ha aportado muchísimo al género fantástico, pero no podemos encuadrarla propiamente dentro por temas de intencionalidad. Del fantástico en general, sí, por supuesto. Pero no dentro de la espada y brujería por mucho que las adaptaciones a cómic de Roy Thomas así lo sugieran, ¿no?

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Aldous Jander
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Sí, en este párrafo es donde nos separamos, creo que por culpa de la palabra "especulación" y las connotaciones que le damos:

Patapalo dijo:

Personalmente, creo que no llegamos a la misma conclusión por esto:

Aldous Jander dijo:

Especulación: ¿Y si pudiese resucitarse la carne? ¿Y si pudiese predecirse matemáticamente el futuro de grandes cantidades de población?

En el contexto en el que está escrita la obra no es propiamente una especulación. Había muchos ejemplos previos en el folclore con los muertos vivientes y el antecedente del gólem, con el que guarda muchos paralelismos que la propia autora pone de relieve al hablar de tratados de alquimia. Tampoco desarrolla un impacto social, ni siquiera a pequeña escala (el propio Víctor) frente a la eventualidad. A todos los efectos externos, el monstruo es como un vampiro.

No es una especulación sobrenatural, sea alquímica o científica, que es algo similar pero en distintas etapas de la historia. Se apoye en sus profesores o en Paracelso y Alberto Magno, es igual; es un proceso empírico y moderno, un proceso realista y mundano que no tiene nada de sobrenatural, y que en este sentido se aleja mucho de golems, vampiros, y de misticismos propios del terror de entonces (sin dejar de causar terror, aunque por otros cauces). Es verosímil, sin duda. Creo que tan verosímil como puede ser la mayoría de la ciencia ficción. Además, que no sea una especulación por no generar un impacto en el entorno interno de la obra es cuestionable. Yo en cualquier caso me refería al sentimiento especulativo más sencillo. Mary sabe que en algún lugar se está reanimando carne muerta, y dice: ¿Y si ocurriese esto con un ser humano? ¿Se puede resucitar la carne? Que esta especulación sea social o no me parece muy accesorio. Es especulación de una forma muy clara, ¿no?

 

Patapalo dijo:

Es parecido, quizás, a la Odisea y su relación con el género de espada y brujería. Sí, comparten muchas cosas, y la Odisea ha aportado muchísimo al género fantástico, pero no podemos encuadrarla propiamente dentro por temas de intencionalidad. Del fantástico en general, sí, por supuesto. Pero no dentro de la espada y brujería por mucho que las adaptaciones a cómic de Roy Thomas así lo sugieran, ¿no?

En este párrafo y en otros, creo que está también el meollo. Si tienes razón y la especulación que yo veo en Frankenstein no le es propia a la novela sino a sus connotaciones futuras... quizá estaríamos en el caso del velociraptor luterano que mencionaba ayer en mi comentario Risa cachonda. Sin embargo, creo que ni siquiera descontextualizándola hay en la Odisea bastante espada y brujería, pero sí en Frankenstein ciencia ficción.

 

Patapalo dijo:

Aldous Jander dijo:

Connotación filosófica: El que pueda otorgar la vida y equipararse con un dios corre el peligro de no estar a la altura de esta nueva condición (Poder y responsabilidad).

Aquí también creo que hemos potenciado ese aspecto porque lo vemos más interesante.[...]

Tus argumentos son buenos, pero olvidas el título de la novela. Esto no es un aspecto que hayamos potenciado, más bien lo potencia ella en el título, con una intencionalidad innegable.

También me gustaría ahondar en esa supuesta falta de verosimilitud... cuando la reanimación de tejidos se ha demostrado no solo verosímil sino veraz, y no todos entienden todavía cómo funciona exáctamente, no digamos ya a principios del siglo XIX. Un paralelismo sería el desplazamiento cuántico, que muy pocos comprenden en este momento. Con mencionar "desplazamiento cuántico" ya estás aportando una verosimilitud relativa, igual que Shelley al mencionar "reanimación de la carne", o Asimov "psicohistoria"... aunque no des más detalles. Y en la época de Shelley, las cosas estaban empezando. Sí, había golems en el folclore, pero los científicos estaban reanimando carne muerta de verdad.

Y si a pesar de todo, dijésemos que Shelley no intentaba especular (y creo muy probable que sí lo intentaba), ¿importa que Shelley tuviese más o menos intenciones especulativas, cuando la obra sí que contiene esa especulación (tamizada, o como sea, pero creo que la tiene en el momento en que la leemos e influye de esta manera a la sociedad)? ¿Estamos juzgando el libro, o a la autora? 

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Patapalo
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Aldous Jander dijo:

No es una especulación sobrenatural, sea alquímica o científica, que es algo similar pero en distintas etapas de la historia. Se apoye en sus profesores o en Paracelso y Alberto Magno, es igual;

Touché. Sonrisa En este sentido, tienes mucha razón: por el propio deseo de la autora, el componente sobrenatural se borra (si no, no podría hacer el desarrollo filosófico que hace) y, en ese sentido, su explicación, por miles de lagunas que tenga, intenta entrar más en el realismo que en la fantasía. Y como es un realismo no probado, ciencia ficción. Visto así, es cierto, se podría englobar.

 

Aldous Jander dijo:
es un proceso empírico y moderno, un proceso realista y mundano que no tiene nada de sobrenatural, y que en este sentido se aleja mucho de golems, vampiros, y de misticismos propios del terror de entonces (sin dejar de causar terror, aunque por otros cauces).

Esto ya es mucho más cuestionable. En realidad, las fuentes de inspiración de Frankenstein son antiguos tratados de alquimia hacia los que se vuelve cuando ve que la universidad -moderna y empírica- no le da las respuestas que busca. Es decir, recurre al saber arcano aunque parta de una formación científica. Es, en cierto modo, un ángel caído. Por mucho que hayamos reelaborado su figura para dejar solo la idea del científico loco, que no se pone límites, lo cierto es que el personaje está en una zona de penumbras no muy lejana al Fausto.

 

Aldous Jander dijo:
Además, que no sea una especulación por no generar un impacto en el entorno interno de la obra es cuestionable.

También tienes razón en esto. En realidad, yo no lo señalaba como un aspecto limitante, sino como una pista a seguir para ver la intencionalidad de la autora. Es decir, si lo que le interesaba era la verosimilitud, la diferencia que supondría un monstruo sobrenatural frente a un monstruo construido por la ciencia, ¿por qué dar a los campesinos la misma reacción que frente a un brujo o un monstruo sobrenatural?

 

Aldous Jander dijo:
Sin embargo, creo que ni siquiera descontextualizándola hay en la Odisea bastante espada y brujería, pero sí en Frankenstein ciencia ficción.

Risa cachonda Eso es porque no has visto las adaptaciones a cómic. Todo es lo que mires: monstruos, tíos cachas viajando y dándose de leches, batallas, discursos, dioses tutelares, grupos de aventureros...

 

 

Aldous Jander dijo:
Tus argumentos son buenos, pero olvidas el título de la novela. Esto no es un aspecto que hayamos potenciado, más bien lo potencia ella en el título, con una intencionalidad innegable.

Ah, no. Ahí creo que hay un problema de anacronismo, de reinterpretación. Vosotros interpretáis que el "moderno" del subtítulo implica que quería romper con la tradición precedente, pero se puede ver también como la creación de un mito, sin más, contemporáneo. Es decir, una fantasía. No nos olvidemos de la cantidad de veces que cita el "Paraíso perdido" de Milton, que no es más que "El moderno Lucifer" sin que por ello se plantee ninguna base realista al relato. En ambos casos, la gran diferencia con la tradición precedente es que se desarrolla la psique del monstruo con motivos morales.

 

Aldous Jander dijo:
También me gustaría ahondar en esa supuesta falta de verosimilitud... cuando la reanimación de tejidos se ha demostrado no solo verosímil sino veraz, y no todos entienden todavía cómo funciona exáctamente, no digamos ya a principios del siglo XIX.

Insisto: si hubiera querido verosimilitud, hubiera respetado unos mínimos, como la anatomía del monstruo. ¿Por qué la sacrifica? Por efectos visuales, que son más importantes para ella que el desarrollo técnico. No es falta de comprensión: es deliberado. Es imposible plantearse en serio cómo se hace un ser humano más grande combinando cadáveres si mantienes la forma humana (¿¡!?).

 

Aldous Jander dijo:
Y si a pesar de todo, dijésemos que Shelley no intentaba especular (y creo muy probable que sí lo intentaba), ¿importa que Shelley tuviese más o menos intenciones especulativas, cuando la obra sí que contiene esa especulación (tamizada, o como sea, pero creo que la tiene en el momento en que la leemos e influye de esta manera a la sociedad)? ¿Estamos juzgando el libro, o a la autora?

Bueno, yo sí que estoy juzgando a la autora Risa cachonda O más bien su intencionalidad. Pero es que me parece muy importante la intencionalidad en una obra. Vale que luego la reelaboramos, pero no deja de ser una apropiación algo cuestionable, como cuando se dice que Poe no escribió terror, sino literatura, o que "Los viajes de Gulliver" son meras aventuras. No, la intencionalidad es importante.

Por eso prefiero ver "Frankenstein" como un cimiento de la ciencia ficción que como una parte propiamente dicha de la misma, porque creo que es una aproximación más justa con el propio texto y, por tanto, con el lector. Si no, la tentación de reescribir algún pasaje para incluir el rayo deviene demasiado grande Risa cachonda

Pero, vamos, como digo al final no es más que una excusa para hablar sobre el libro.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Aldous Jander
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Patapalo dijo:

Aldous Jander dijo:
Tus argumentos son buenos, pero olvidas el título de la novela. Esto no es un aspecto que hayamos potenciado, más bien lo potencia ella en el título, con una intencionalidad innegable.

Ah, no. Ahí creo que hay un problema de anacronismo, de reinterpretación. Vosotros interpretáis que el "moderno" del subtítulo implica que quería romper con la tradición precedente, pero se puede ver también como la creación de un mito, sin más, contemporáneo. Es decir, una fantasía. No nos olvidemos de la cantidad de veces que cita el "Paraíso perdido" de Milton, que no es más que "El moderno Lucifer" sin que por ello se plantee ninguna base realista al relato. En ambos casos, la gran diferencia con la tradición precedente es que se desarrolla la psique del monstruo con motivos morales.

Aquí no me has entendido; normal, porque en realidad no me he explicado, pero se ve en la cita que citaba la cita citada(pfff). Me refería a que la comparación entre Víctor Frankenstein y Dios, que mencioné como componente filosófico de la novela, no la hemos potenciado nosotros a posteriori porque está en el título (por el mito de Prometeo, que rivalizó con los dioses y... ya se sabe) y había una intencionalidad de la autora muy obvia. En cuanto a lo de moderno opino igual que tú, no hay que buscarle más connotación que la temporal. Ni para darle sentido de rotura con lo precedente... ni sentido de génesis mitológica.

 

Patapalo dijo:

Aldous Jander dijo:
También me gustaría ahondar en esa supuesta falta de verosimilitud... cuando la reanimación de tejidos se ha demostrado no solo verosímil sino veraz, y no todos entienden todavía cómo funciona exáctamente, no digamos ya a principios del siglo XIX.

Insisto: si hubiera querido verosimilitud, hubiera respetado unos mínimos, como la anatomía del monstruo. ¿Por qué la sacrifica? Por efectos visuales, que son más importantes para ella que el desarrollo técnico. No es falta de comprensión: es deliberado. Es imposible plantearse en serio cómo se hace un ser humano más grande combinando cadáveres si mantienes la forma humana (¿¡!?).


Este tipo de incorrecciones se encuentran en casi toda la literatura de ciencia ficción actual, ¿cómo no iban a encontrarse en la que puede ser la primera o al menos una precursora del género? No creo que eso haga la novela inverosímil, aunque sí que puede dar para pensar un rato. ¿Unión de huesos? Hay gente que alarga unos centímetros su estatura de esta manera. Es verdad que el monstruo será feo de narices xD, pero algo de sentido tiene, que a principios del XIX no haya cadáveres de dos metros a mano y haya que hacer algo de bricolaje. Si el bicharraco es horrible... pues de paso le damos una lección al estirado de Abraham.

 

Patapalo dijo:

Pero, vamos, como digo al final no es más que una excusa para hablar sobre el libro.


Amén. Salvo las dos cosas que te comento arriba, y es para terminar de sacar punta, creo que hemos limado casi todas las diferencias. En muchas hemos terminado coincidiendo, y las que nos hacen pensar diferente creo que las entendemos mutuamente.

Así da gusto discutir.

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Yo creo que es una convención aceptada. Es la primera novela moderna en inglés con ciertos elementos cercanos a la ciencia ficción y bastante calado. Dicho esto, según he visto Anacronópete, del español Enrique Gaspar, fue la primera novela de la historia centrada en una máquina del tiempo. En la época isabelina había un género popular de ucronías y el primer viaje a la luna por medios científicos (de la época), despegó en globo  desde Barcelona. Todo según he mirado en Internet, partiendo de los apuntes de Augusto Uribe y demás autores (me gusrtaría encontrar ese libro; ya ha despertado mi curiosidad). Con esto no quiero decir que en España se inventase la ciencia ficción, sino que se ha partido para establecer los cánones de la idea establecida por los anglosajones. Seguro si uno rasca un poco en, pongamos Alemania o Italia, no digamos Francia,  también tienen precedentes.

A mí me recuerda un poco a aquello de que Yellow Kid es el primer cómic porque, por primera vez, en él apareció un globo de habla. Para empezar, hay cómics sin globos de habla, para seguir, los globos de habla ya se usaban en el cómic moderno europeo desde varias décadas antes y, además, se utilizaban habitualmente en las miniaturas de la Edad Media.

No es que lo vea en plan beligerante; nada más lejos. Siemple que ponmgo cosas así me da la impresión de que me meto con los angloparlantes y no se trata de eso, me encantan sus cómics y su ciencia ficción, pero como son los que dominan la industria del entretenimiento, pues se aceptan sus convenciones que no siempre son ciertas.

Ferrum ferro acuitur

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Patapalo
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Aldous Jander dijo:
Así da gusto discutir.

Ya te digo. Sonrisa

Sobre el tema de los huesos y los bricolages, confieso que para mí, al final, es de lo que más me llama la atención. Supongo que me pierde el lado fosquero. El caso es que lo atenuaron bastante con las ilustraciones que acompañaban la novela. Algún día alguien hará algo realmente macabro al respecto...

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Patapalo
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Crocop dijo:
Yo creo que es una convención aceptada.

Suscribo todo lo dicho y creo que es una reflexión muy pertinente. Sin ninguna beligerancia, desde luego, pero tiene su interés a la hora de pillar perspectiva, que a todo escritor y lector le viene bien.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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