El ejército de piedra
Reseña de la novela de Luis Manuel Ruiz publicada por Salto de Página
No conocía este universo creado por Luis Manuel Ruiz y que cuenta ya, al menos, con otra novela, titulada El hombre sin rostro, pero tengo muy claro que pienso seguir visitándolo, porque la propuesta me ha encantado en todos los sentidos. La combinación de aventuras, costumbrismo histórico, humor, suspense y fantasía me ha seducido por completo.
Empecemos por la ambientación. La acción se sitúa en la España de principios del siglo XX, más en concreto en Madrid y alrededores. No es una decisión meramente nominal: las particularidades del periodo histórico y geográfico se palpan durante toda la historia. No hay anacronismos más allá de las licencias fantásticas elegidas por el autor, pero aun así se consigue conectar con el increíble elenco de personajes de época, por misóginos, retrógrados o prepotentes que sean. Y esta es una buena cosa, porque al final nos hemos acostumbrado a saber más de ambientes históricos extranjeros que de los nuestros. El autor deja claro que los primeros no son necesariamente más interesantes.
Hay que insistir en que El ejército de piedra no es una novela histórica, aunque ese aspecto esté muy trabajado. Se enclava más bien en una ciencia ficción pulp o una fantasía cientificista que funciona francamente bien. Lo del ejército de piedra es literal, pero solo la punta del iceberg de un caso que implica muchas más cosas, desde maldiciones ancestrales a científicos locos. Mejor descubrirlo en el propio libro. Y es que la novela tiene un toque algo policiaco en su desarrollo, siempre marcado por una buena carga de suspense.
Con todos estos elementos, se podría pensar que la historia ya va bien servida, pero falta la argamasa, que en este caso es el humor. Aunque la trama es toda una epopeya, y tiene sus momentos de tensión y también escenas siniestras, el autor consigue unir todos los elementos con un estilo desenfadado y una puesta en escena francamente divertida. En algunos momentos, directamente humorística, lo que permite descargar la tensión, aunque por lo general se limita a mostrar una perspectiva ligera y muy fina, con buenas dosis de ironía y tragicomedia.
Ayuda mucho el tratamiento de los personajes, que a priori parecen encajar con arquetipos clásicos del género, desde la heroína imbatible al erudito despistado, para luego terminar desmontando estos con un guiño cómplice al lector. No me gusta mucho hacer comparativas en las reseñas, pero es difícil poner de manifiesto la originalidad y la fuerza de la novela sin recurrir a algunas referencias. En sus páginas he tenido la impresión de que el autor ha sabido beber de lo mejor de la tradición de aventuras, quizás con cierta predilección por la abracadabrante Adèle Blanc-Sec y con algún eco del humor y el costumbrismo del mejor Eduardo Mendoza.
Sea como sea, El ejército de piedra es una novela notable, de las que enganchan y transportan. Una narración ligera pero muy bien construida, con un trasfondo tan elaborado como original y con muchos elementos encomiables. Un gran trabajo que deja con ganas de repetir.
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