Radiografía del 2010

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Se acercan los Premios Ignotus, un galardón de la AEFCFyT que premia lo mejor del género publicado en el año anterior, y creo que es un buen momento para echar la vista atrás y ver qué demonios hemos hecho que pueda merecer la pena. Así que vamos a ver los huesos que encerramos en esta saco...

Nuestro proyecto insignia en Saco de huesos sigue siendo Calabazas en el Trastero, qué duda cabe. Creo que podemos estar satisfechos con cómo evoluciona la antología periódica: hemos batido récords de participación, siguen llegando autores a sus páginas que no conocíamos de nada, los que ya conocíamos siguen interesados en participar (lo cual también es una buena señal) e incluso los suscriptores, que hay que reconocer que no son muchos, repiten suscripción cuando estas se terminan. Tampoco nos faltan ilustradores volcados en el proyecto ni prologuistas dispuestos a hacer de anfitriones.

Hablar sobre la calidad de los textos quizás sea algo pretencioso, pero tampoco puedo evitarlo. Cuando soñamos con este proyecto, queríamos ver distintos prismas del fosco: terror, fantasía oscura, humor negro, romanticismo lúgubre... pasan los meses y todavía descubrimos matices y nuevos enfoques y, sobre todo, autores por los que sigue mereciendo la pena seguir apostando. A ver si saco tiempo para escribir sobre la fiesta calabacera de Madrid y ahondo en la cuestión...

 

En la línea A sangre hemos tenido el placer de cristalizar esta apuesta por jóvenes autores también en solitario.

Cuentos inhumanos, de José Miguel Vilar-Bou y Verónica Leonetti es una de las obras más fascinantes que he leído. Tiene poesía, fuerza, profundidad, originalidad... crea un mundo completo y oscuro en el que tanto escritor como ilustradora dejan su impronta. Si alguien cree que exagero porque el libro es de la casa, que eche un vistazo a la reseña de La quietud que precede, otro ejemplo de trabajo conjunto de esta pareja con el que Cuentos inhumanos tiene algunos puntos en común (el nuestro es más fosco, claro). Esta antología es un ejemplo claro de lo que es tener un estilo propio y saber explotarlo.

El precio del barquero, de Sergio Mars, es el reverso tenebroso de este autor que tan bien ha sabido labrarse un nombre en la ciencia ficción. Merece la pena verle en el campo del terror. Su minuciosidad en las tramas y los escenarios, que aflora también en lo cuidado de la prosa, da una dimensión especial a sus historias. La propia estructura de la antología, con el relato conductor y el telón compartido de la mitología, potencia las narraciones. Esta solidez de planteamientos y en el desarrollo hace que los sentimientos de terror y angustia (a veces existencial) se abatan sobre el lector con la precisión y crueldad de un ave de presa.

Finalmente, Texturas del miedo, de Ignacio Cid Hermoso, es, podríamos decir, la razón de ser de Saco de huesos. Descubrimos al autor a través de un certamen, nos lo volvimos a encontrar en Calabazas en el Trastero y, finalmente, hemos podido participar en su puesta de largo con este título. Es un escritor que dará mucho que hablar y que ya impresiona en esta primera antología. Su imaginario es rico, su estilo tiene sello propio, se muestra ambicioso y al mismo tiempo sincero. Es uno de estos libros que te descubre a un artista. A uno que merece la pena ser descubierto.

 

En la línea Taradaña hemos tenido el placer de publicar en papel, por primera vez, una de las obras que más me marcó hace unos años: ¿Quién es el Cruciforme? Para mí, Santiago Eximeno es un referente indiscutible a nivel literario, y más todavía si hablamos de microrrelatos. El Cruciforme es más que un personaje: es el epicentro de un universo entero. Si no hubiera tenido una editorial, me hubiera imprimido en cartulina la versión antigua (cosa que no descarto hacer todavía). En esta edición, además, contamos con ilustraciones nuevas realizadas por Pedro Belushi para la ocasión y con unos cuantos poemas como material adicional.

 

Y ya en la línea Aquelarre hemos cumplido con otro de nuestros objetivos: dar voz a esos grupos literarios que siguen en la brecha. Sevilla Escribe y su Tenebrae es otro magnífico abanico de género fosco, una cita tentadora para quienes quieran descubrir cómo unos autores que ya están empezando a cosechar éxitos incontestables en solitario se enfrentaban en conjunto al reto de dar forma a un género informe y tenebroso.

 

Echo la vista atrás y me siento francamente orgulloso, por la parte que me toca y por haber compartido trayecto con autores, ilustradores, editores y colaboradores de tanta valía. Los huesos que veo en esta radiografía me dejan más que satisfecho: me dejan ebrio. Tan ebrio que, sin duda, abordaré con al menos el mismo entusiasmo el año que viene. Lo que ya hemos cosechado el 2011 tampoco defraudará.

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Patapalo
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Al final nos han caído tres nominaciones: Calabazas en el Trastero a mejor revista, Tenebrae, del colectivo Sevilla Escribe, a mejor antología y El cazador de tigres, de Ernesto Fernández, a mejor relato.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Léolo
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Mi eterno agradecimiento a esta editorial por su empujón, punto de inflexión en mi carrera literaria.

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