La taberna: donde los justeros se toman su descanso

Si te tuviera delante, tiraría del parche de tu ojo (como buen pirata no puedes pasar sin uno) hasta tenerlo a dos palmas de tu cara y soltaría de golpe.

Otra amena tarde en la taberna Hard Grog Café. Hoy toca actuación.

En la pequeña tarima que hace las veces de escenario, un hombrecillo de aspecto frágil y anodino, vestido con un raído chaquetón del ejército y un casco abollado, mantiene una absurda conversación por un anticuado teléfono desenchufado.

- Que se ponga... - y las carcajadas le corean.

El monólogo viene acompañado por algo de música, si se le puede llamar así... El pianista viste albornoz de seda dorado y unos ajados guantes rojos de boxeo, cosa que no favorece precisamente a la musicalidad de su tonada. ¿Pero quién se atrevería a sugerírselo? Ceja partida, mandíbula cuadrada y nariz moldeada a puñetazos; luces de emergencia que avisan de la importancia de respetar la distancia de seguridad, si no se quiere sufrir un accidente...

A nadie parece importarle tales anormalidades, puesto que pocos son los parroquianos que no son anómalos a su vez. Una mujerona particularmente robusta, con peludas piernas asomando bajo su falda y una gruesa tuerca a cada lado de la cabeza, entra en el lavabo de caballeros. Un tipo vuelve cabizbajo y sin consumición de su cuarto viaje a la barra; cada vez que quiere hablar, las palabras pierden su sonido. El camarero porta un loro al hombro; este tipo porta el silencio. En un reservado que parece más una biblioteca que la mesa de un bar, la dueña del local amonesta severamente a otra mujer. La otra pide disculpas:

- Lo siento, Cassiopea, no volveré a acercar mi caballo al césped de la entrada. Te traeré unos geranios; a lo mejor eso sí que crece...

Las sombras del local son violadas por la luz del sol cuando los portones de entrada se abren para dejar pasar a un nuevo visitante. Es un hombre vestido con un traje caro, aunque anticuado; alto, robusto, algo entrado en carnes y con un gato entre los brazos al que acaricia serenamente. Con paso tranquilo pero firme, con la compostura y la majestuosidad propia de un emperador, se encamina con decisión a la mesa junto a la máquina de tabaco, en la cual charlan la mujer del anillo de jade y el encapuchado del colgante en forma de casquillo. Se sienta, se toma su tiempo para que sus dos nuevos compañeros acaben de hablar y le presten la debida atención, y con una voz cascada y profunda, sentencia:

- Como tú o el mono no escribáis pronto, voy a haceros una corbata con vuestra propia lengua, ¿¡capisci!?

Joder Casquillo, esto va a darte para un libro, y yo ya estoy enganchada! Creo que he pillado a todos los que salen, te lo has currao!

Estoy deseando leer la siguiente entrega... Se presentarán el mono y el de los casquillos? Dejará el caballo de atila crecer la hierba? Echarán a Mary del servicio de caballeros? Colgará el Púgil sus guantes y se pondrá de camarero junto al Pirata? Podrá Cassiopea estar tranquila en su sala con la actuación de Eselenemigo de fondo?
Puede que el tipo de negro se cansé de esperar y se líe a tiros con todos. Quién sabe....

Pues a mi me ha gustado lo de la Hora Feliz, aunque los micros no salgan bien, pero como experiencia es muy interesante y también divertida aunque sea estresante xDDDD y bueno, yo es que me tomo esto como un juego. Anoche no participé porque estaba fundía, pero esta noche sí que me paso :D

No sé yo, me he ido al baño un momento y alguien se ha bebido mi pinta de Guinness :P

Aquí otro seleccionado Aunque claro, teniendo en cuenta que la lista de "seleccionados" está compuesta por 557 nombres, no sé yo si el listón estaba muy arriba jejeje...

Uueeehh ya me extrañaba que no apareciera nadie jajajaja Eso pensé yo, pero resulta que se presentaron 1375 micros y los que hemos colado dos resulta que aparecemos en esa lista dos veces, así que...

Propongo que los jueces busquen la forma de no evitar la participación de Casquillo, pues demuestra que puede pero no quiere inicar su duelo.  ¡Eso no se hace! 

Cuando despertó, la segunda semifinal todavía estaba allí.

Landolt esperaba con ilusión que Casquillo se encasquillara en la final, y nunca se hubiera imaginado lo que luego sucedió en el duelo justero definitivo de todos los tiempos

Vaya, y yo que creía que estabas en ellas...

¿Seré el primer justero que se proclama campeón por incomparecencia de sus rivales? La respuesta en menos de 48 horas...