Literatura de Bachiller

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jane eyre
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Coon que te embalas jajajja todos no caben en un curso escolar, y además literatura no es la única asignatura que tienen los chavales jajjajajaj

De todas formas, se nos está olvidando una parte importante en todo esto, no a nivel de libros obligatorios sino en la parte de los hábitos de  lectura y es que la familia también debería tomar cartas en el asunto y no dejarlo exclusivamente en manos de profesores.

(Digo esto y me callo, porque si no entraría en el debate de responsabilidades delegadas y ahí sí que se me hincha la vena.)

 

 

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Coon
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Patapalo, no es lo mismo conocer el nombre de una persona o de un libro, que conocer un autor y su obra. Yo he oído hablar mucho de Juanes y me suena la camisa negra esa, pero no conozco ni el autor ni su obra (porque no me interesa). A los alumnos les "suenan" más autores extranjeros porque por lo general tienen más publicidad, pero conocer, lo que es conocer, NINGUNO. Y españoles lo mismo. Creo que con este tema se confunden conceptos. La literatura, al menos desde mi punto de vista, no tiene nacionalidad. Cuando uno ama las letras llega a leer cosas provenientes de paises de lo que ni había oído hablar. El verdadero reto y objetivo es despertar ese amor en los jóvenes.

Y Jane, es que no hablamos de un curso, ni de dos. Estamos hablando desde, digamos, 4º-5º de primaria hasta 2º de Bachiller, esto son 8 años lectivos. Creo que hay espacio de sobra.

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Coon
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Respondiendo a otra de las cuestiones, yo dejaría la lista así:

Obligatorias 1º trimestre.

-El Nombre de la Rosa

-Cañas y Barro (Blasco Ibañez)

-Anoche Me Llovió Un Gato y otros casos del comisario Cosme del Cacho (Luis García Nieto)

Obligatorias 2º trimestre.

-El Lazarillo de Tormes

-Escupiré sobre vuestra tumba (Boris Vian) o El Otro Mundo (Hilario J. Rogriguez)--Elegir uno.

-Bodas de Sangre (Lorca)

Obligatorias 3º trimestre.

-El abanico de Lady Windemere (Oscar Wilde)

-666 (Hugo Wast)

-Demian(Hesse) o El Embrujo de Shangai (Juan Marsé)---Elegir uno

- El Viaje Íntimo de la Locura (Roberto Iniesta) o El Amigo de La Muerte (Antonio de Alarcón)

Optativas:

-El Túnel (Ernesto Sabato)

-Germinal (Émile Zola)

-Diario de un Emigrante (Miguel Delibes)

-Resurrección (Lev Tolstoi)

-Juegos de Sangre (Miguel Lomas Rodriguez)

-Relatos en Séptima Disminuida (Miguel F. Marcos Chamca)

-Juego de Niños (Carmen Posadas)

-El Color Surgido Del Espacio (Lovecraft)

-Niebla (Unamuno)

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Ghazkull
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-Isabel allende:Eva Luna, la casa de los espíritus, hija de la fortuna, retrato en sepia.

-Matilde asensi.El origen perdido, todo bajo el cielo.

-Pío baroja.El árbol de la ciencia, las inquietudes de shanti andía.

-Bryce Echenique,A:Un mundo para julius.

-Calvino, Italo:El barón rampante, el vizconde demediado, el caballero inexistente.

-delibres, miguel:El hereje, los santos inocentes,la hoja roja.

-carpentier, alejo:El año de las luces.

-Camilo josé cela:La colmena, la familia de pascual duarte.

-Chaucer, geofrey:Cuentos de canterbury.

-Chesterton, gilbert K: El candor del padre Brown.

-Clarín Leopoldo Alas:La regenta, cuentos.

-Flaubert, gustave:Madame bobary.

-García márquez, Gabriel:Cien años de soledad, crónica de una muerte anunciada, relato de un náufrago, el general en su laberinto, el amor en los tiempos del cólera.

-Ernest  hemingway:Adiós a las armas, por quién doblan las campanas.

-Henry james:Otra vuelta de tuerca.

-Laforet, Carmen:Nada.

-Marías, Javier:Mañana en la batalla piensa en mí, corazón tan blanco, todas las almas.

-Martín gaite, Carmen:entre visillos, lo raro es vivir.

-Matute, ana maría:Primera memoria

-Eduardo Mendoza:El año del diluvio, la ciudad de los prodigios, la verdad sobre el caso savolta, el misterio de la cripta embrujada.

-Arturo pérez reverte:El maestro de esgrima, el club Dumas.

-Sender, Ramón J: Réquiem por un campesino español, crónica del alba.

-Suskind, Patrik:El perfume.

Miguel de Unamuno:la tía tula.

Llosa Vargas:La ciudad y los perros.

No lucho para ganar sino por el mero placer de combatir y pelear.Viva el Waaagh y todos sus practicantes!!!

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Estas son las optativas definitivas.

No lucho para ganar sino por el mero placer de combatir y pelear.Viva el Waaagh y todos sus practicantes!!!

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Pero en primaria no serían viables  ninguno de los que has nombrado antes.

 

 

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No, evidentemente, pero ya en primaria se mandan lecturas y en teoría debería empezar a fomentarse ese "amor" por las letras. Cuando mencionaba esos autores y libros, sería ya entre ESO y Bach. Un chico de doce-trece años puede disfrutar mucho con Dumas o Stevenson, y con dieaciseis Guerra y paz ya es un libro factible (por poner ejemplos) Igualmente, hablamos de unos 4 o 5 años viables para estos autores.

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Esa es la lista que dije que pondría con mis optativas de 1º de bach, que es el curso pasado de secundaria.En cuanto a lo que Coon ha dicho del amor por la literatura, tiene toda la razón , debería fomentarse más, el caso es cómo.

No lucho para ganar sino por el mero placer de combatir y pelear.Viva el Waaagh y todos sus practicantes!!!

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Patapalo
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La literatura, al menos desde mi punto de vista, no tiene nacionalidad.

Bueno, desde tu punto de vista tal vez, pero es innegable que la literatura es el estandarte de una cultura, y que si te lees "93" de Hugo aprendes sobre la historia francesa, y si te lees los Episodios Nacionales de Galdós sobre la española. Y que "Nada" es una novela que habla de nuestra cultura, y "Escupiré sobre vuestras tumbras" de la norteamericana.

Eso por un lado, y por otro está el tema de las traducciones. No sé tú, pero yo cada vez encuentro -sobre todo dependiendo de la editorial- traducciones peores, algunas francamente escandalosas. ¿No deberían los alumnos de instituto empezar por dominar su lengua leyendo a gente que escribió en su lengua?

Y ojo, lo digo a pesar de que la mitad de los libros que leo los pillo en otros idiomas, pero es que cuando ten encuentras en un relato que a un pastel le llaman "pie"...

Parece que existe la sensación de que la literatura hispánica no tiene libros suficientes para cubrir todos los registros y fomentar la lectura. Y eso es estar acomplejado. Y una lástima.

El amor por la lectura te lleva descubrir libros de todos los rincones del mundo, sí, pero la lengua española ¿se debe aprender a través de los clásicos o de los traductores mal pagados que tienen que entregar tropecientos libros al mes para hacerse un sueldo?

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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¿No deberían los alumnos de instituto empezar por dominar su lengua leyendo a gente que escribió en su lengua?

Sí, eso es lo que intentaba explicar antes. Primero tendremos que dominar la lengua materna y después ya profundizaremos en el inglés, francés, alemán...sobre todo en el primer ciclo de secundaria. Alguna vez he recomendado la lectura de libros no hispánicos y en las traducciones hemos de ser "de nivel". Yo aconsejo, Cátedra, Pre-textos, Libros del asteroide... y sé que en estas traducciones no me van a fallar.

"Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo a mí" (Ortega y Gasset)

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Pero en Lengua también mandan libros para leer.

Hola, me llamo Íñigo Montoya, tú mataste a mi padre, prepárate a morir.

Retrogaming: http://retrogamming.blogspot.com/

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Coon dijo:

Patapalo, tu partes del punto de que la Literatura en instituto está enfocada a aprender tu lengua madre. Pero debo decir que para eso ya existe otra asignatura (o vertiente de la misma, según la modalidad de Bachillerato) que se llama simple y llanamente Lengua.

Me parece que te equivocas, ahora no es así. Ahora sólo tenemos una asignatura, que se llama Lengua y literatura, (de la que por cierto damos tres clases solamente, en los primeros cursos dimos 3 o 4), y siempre es así.Es decir, yo nunca he tenido una asignatura que se dedicase exclusivamente a la literatura, siempre ha sido mezclada con lengua.

No lucho para ganar sino por el mero placer de combatir y pelear.Viva el Waaagh y todos sus practicantes!!!

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Me parece que te equivocas, ahora no es así. Ahora sólo tenemos una asignatura, que se llama Lengua y literatura, (de la que por cierto damos tres clases solamente, en los primeros cursos dimos 3 o 4), y siempre es así.Es decir, yo nunca he tenido una asignatura que se dedicase exclusivamente a la literatura, siempre ha sido mezclada con lengua.

Hay una asignatura en 2º, al menos hace un par de años que era Literatura Universal.

Now I do my talking with a gun and blood will spill into the gutters and it will stain the morning sun. 

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Mi hija hace 2º de sociales y la que tiene es mezclada, a lo mejor sólo la tienen los que se vayan por letras.

 

 

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Pues en Madrid tanto en mi instituto como en el de varios de mis amigos existia la asignatura conjunta (Lengua y Literatura) y separada, Lengua, y Literatura por otro lado. Dependía de la modalidad de Bachillerato. Yo la tuve conjunta, (además ya especifiqué "otra asignatura o vertiente de la misma") pero quedó muy claro que una cosa es la Lengua y otra la Literatura, los examenes fueron separados, excepto el de final de curso, y se estudiaron cosas completamente diferentes en una y otra. Y tampoco hace tanto que dejé el instituto, que todavía no he cumplido 24!! 

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Nacionalizar la cultura es un error y la principal causa de guerras históricamente, y junto al dinero, actualmente. Si nos dieramos cuenta de que la cultura (religiones, idiomas, literatura, costumbres, etc) no tiene fronteras nos iría mucho mejor a todos. Y el primer paso para eso es aprender: conocer es respetar.

Coon, me parece que estás mezclando churras con merinas.

Yo no me voy a liar a tiros con los franceses porque tengan una infinita variedad de quesos.

La cultura está ligada a las naciones: es algo impepinable. Es consecuencia de nuestra civilización, y no es nada malo ni bueno en sí mismo (ni causa de ninguna guerra). No entremos en temas maniqueos: lo que lleva al desencuentro no es decir que la cultura tiene fronteras en el sentido de que está ligada a los países. No tiene fronteras en el sentido de que no tiene límites, pero sí tiene vínculos culturales, y eso hay que entenderlo.

Y yo disfruté mucho con "Escupiré sobre vuestras tumbas" -y lo leí en francés-, pero eso no quita para que la cultura que refleja es una específica, como bien ha señalado Girl. ¿Que es extrapolable? Claro, el ser humano es universal, y al final los impulsos básicos de todo hijo de vecino son más bien parecidos. Y aunque no fuera extrapolable, sería interesante en sí misma, pero no porque no pertenezca a un entorno concreto, sino porque ese entorno en concreto es tan interesante como tantos otros.

¿Quieres un esperpento? Tienes "La conjura de los necios" de O'Toole y tienes "La torre de los siete jorobados" de Carrere. El primero se ambienta en ciudades estadounidenses que no tienen parangón en España y el segundo se ambienta en Madrid. El primero tiene que pasar por un traductor -jspawn, totalmente de acuerdo con tus referencias editoriales- y el segundo no. Francamente, creo que mi elección está clara.

Y me encantaría que todo el mundo pudiera disfrutar de "Los miserables" en francés, pero creo que las lecturas en las aulas tienen que tener algo de pragmático.

No hay nada que me entristezca más que ver cómo se sepulta sistemáticamente la diversidad en aras de una universalización que no acerca a nadie. Pongamos como ejemplo el mito del vampiro.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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solharis
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Sí que está interesante el debate y me gustaría decir algo sobre este tema de si deberían leerse autores extranjeros o nacionales.

Confieso que en la escuela nos dieron muy buenas lecturas, aunque casi todas extranjeras.  Agradezco a mi profesora el descubrir a Jack London, Henry R Haggard o Sabatini. Luego en el instituto casi todos los libros fueron de autores españoles.

España tiene una gran tradición literaria pero flojea en aquellos géneros que son precisamente los que más pueden atraer a los jóvenes. Que sí, que Don Quijote o El buscón son grandes libros... pero poco atractivos para ciertas edades, que prefieren un buen libro de aventuras a un libro de realismo social y en ese sentido nuestra literatura ha descuidado mucho géneros como el de aventuras, fantasía o ciencia ficción. Esto es un grave problema porque no tenemos nada parecido a La isla del tesoro, Los tres mosqueteros o Scaramouche y eso es un grave problema. Por eso es muy de agradecer que actualmente haya una buena cantera en esos géneros pero, claro, Reverte o Negrete no son clásicos como puedan serlo Stevenson o Dumas...

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España tiene una gran tradición literaria pero flojea en aquellos géneros que son precisamente los que más pueden atraer a los jóvenes. Que sí, que Don Quijote o El buscón son grandes libros... pero poco atractivos para ciertas edades, que prefieren un buen libro de aventuras a un libro de realismo social y en ese sentido nuestra literatura ha descuidado mucho géneros como el de aventuras, fantasía o ciencia ficción. Esto es un grave problema porque no tenemos nada parecido a La isla del tesoro, Los tres mosqueteros o Scaramouche y eso es un grave problema. Por eso es muy de agradecer que actualmente haya una buena cantera en esos géneros pero, claro, Reverte o Negrete no son clásicos como puedan serlo Stevenson o Dumas...

¿Y qué pasa con las Rimas y leyendas de Bécquer? Las primeras por ser íntimas y sentimentales, y las segundas por ser siniestras. El sombrero de tres picos, de Pedro Antonio de Alarcón es muy divertido a la par que bien escrito. Y de teatro te podría decir mil títulos interesantes para los jóvenes. El teatro de los hermanos Quintero, por ejemplo, no tiene desperdicio. Max aub, Noel Clarasó, Fernando Arrabal, Pío Baroja (y éste tiene tiene narraciones de aventuras y bastantes). Valle-Inclán me parece tan alucinante, fantasioso y delirante que encajaría perfectamente en la mente de un adolescente. No nos quedemos, por favor, en los títulos de siempre, que no todo es realismo.

"Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo a mí" (Ortega y Gasset)

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¿Y qué pasa con las Rimas y leyendas de Bécquer? Las primeras por ser íntimas y sentimentales, y las segundas por ser siniestras. El sombrero de tres picos, de Pedro Antonio de Alarcón es muy divertido a la par que bien escrito. Y de teatro te podría decir mil títulos interesantes para los jóvenes. El teatro de los hermanos Quintero, por ejemplo, no tiene desperdicio. Max aub, Noel Clarasó, Fernando Arrabal, Pío Baroja (y éste tiene tiene narraciones de aventuras y bastantes). Valle-Inclán me parece tan alucinante, fantasioso y delirante que encajaría perfectamente en la mente de un adolescente. No nos quedemos, por favor, en los títulos de siempre, que no todo es realismo.

Lo que quería decir es que la novela de aventuras ha sido muy marginada en nuestra literatura y eso es bastante grave por el interés que tiene para enganchar a los jóvenes. De las obras que citas, la mayoría no es prosa o es bastante costumbrista. Cuando era un chaval me encantaron las Leyendas de la Alhambra de Washington Irving pero luego pensé que era una lástima que tuviera que venir un norteamericano para escribir un libro tan encantador sobre algo nuestro. Salvo alguna excepción como Becquer o Ramón J Sender, nuestra literatura ha despreciado las novelas de entretenimiento y acción. Un profesor inglés puede hacer leer a sus alumnos La isla del tesoro o Frankenstein pero aquí casi todo se ha escrito para una burguesía muy intelectual y política, no para los jóvenes.

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La poesía también gusta a la juventud. De Pedro Antonio de Alarcón te copio lo que dice la wikipedia, y como verás, no sólo tiene libros realistas:

Su primera obra narrativa fue El final de Norma, que sólo vio publicada en 1855. Comenzó a escribir relatos breves de muy acusados rasgos románticos hacia 1852; algunos de ellos, entroncados con el costumbrismo andaluz, revelaban el influjo de Fernán Caballero, pero otros demuestran la impronta de una atenta lectura de Edgar Allan Poe, de quien introdujo el relato policial con su novela El Clavo, aunque también compuso relatos góticos o de terror a semejanza de su modelo. Desde 1860 hasta 1874 agregó a los relatos la redacción de libros de viajes. Estos últimos son Diario de un testigo de la guerra de África (1860), De Madrid a Nápoles (1861) y La Alpujarra (1873), que suponen ya un acercamiento al Realismo. En 1874 publicó El sombrero de tres picos, desenfadada visión del tema tradicional del molinero de Arcos y su bella esposa perseguida por el corregidor. Recogió sus artículos costumbristas en Cosas que fueron y sus poemas juveniles en Poesías. También intentó el teatro con su drama El hijo pródigo, estrenado en 1875.

En el Diario de un testigo de la guerra de África revela su talento descriptivo, presente también en los apuntes del viaje por Francia, Suiza e Italia y en La Alpuiarra, donde logra insertar la viva realidad en la historia casi legendaria de sus sublevaciones moriscas aproximándose a la novela. Entre 1874 y 1882 aparecieron sus obras más conocidas y famosas: los cuentos y las novelas cortas y extensas. Los relatos breves abarcan las Narraciones inverosímiles, bajo el ya mencionado influjo de Poe a los Cuentos amatorios, que se sitúan entre la sensiblería y el misterio policiaco, destacando El clavo y La comendadora. Otra recopilación son sus Historietas nacionales, de honda raigambre popular y que entroncan con obras similares de Fernán Caballero y Honoré de Balzac y van desde el tema heroico de la resistencia a los invasores franceses hasta el popularismo épico de los bandoleros, pasando por las frecuentes algaradas civiles que al autor le tocó vivir. Destacan El carbonero alcalde, El afrancesado, El asistente y, la que algunos consideran la mejor de todas, El libro talonario.

En 1875 aparece El escándalo, que une el tema religioso a la crítica social. Ofrece una galería romántica de personajes, desde el soñador y enigmático Lázaro hasta el voluble Diego. De entre todos, descuellan el P. Manrique, jesuita consejero de la aristocracia, y el alocado y simpático Fabián Conde. El protagonista de la novela, víctima de sus calaveradas de joven, aprende a asumir su pasado bochornoso mejor que a pretender ocultarlo con mentiras burguesas. Prosiguiendo esa vena moralista, el autor siguió la trayectoria iniciada con dos obras más, El niño de la bola (1878) y La Pródiga (1880), un alegato contra la corrupción de las costumbres. Poco después publicó El capitán Veneno (1881)

Pedro Antonio de Alarcón es ante todo un habilísimo narrador: sabe como nadie interesar con una historia; en sus libros la acción nunca decae y, aunque el cronotopo o marco espaciotemporal de sus novelas suele ser de estilo realista, sus personajes son en el fondo románticos; en el curso de su producción novelística se va convirtiendo en un moralista.

Mira lo que se dice de una de las obras de Max Aub:

En contra de lo que generalmente se cree, la literatura escrita en el exilio de 1939-1975, no siempre tuvo como referencia o inspiración la pérdida de España. No todo fue nostalgia, dolor o compromiso expresados a la manera realista. Existen también numerosas creaciones literarias generadas por el libre albedrío de la fantasía que, como consecuencia del desasimiento en que se gestaron, poseen un componente propio de la abstracción y el simbolismo. La aportación de Max Aub a este tipo de literatura fue de gran importancia, tanto cuantitativa como cualitativamente. En este sentido, Ciertos cuentos (1955) es, por su variedad genérica y por su intención transgresora, una de las colecciones más atractivas de la literatura fantástica que se escribió en el exilio.

Sin embargo, este libro de relatos no puede aislarse de la cuentística realista aubiana. Es evidente que, hasta el estallido de la Guerra Civil, Aub escribió una serie de cuentos que asimilaban en mayor o menor medida, los presupuestos de algunos movimientos de vanguardia. Esta manera de escritura quedó drásticamente truncada por la Guerra, que propició que Max Aub iniciara una cuentística realista que culminaría con No son cuentos (1944). Tras cuatro años de silencio editorial por lo que al cuento se refiere, las dos tendencias, la vanguardista y la realista, se unieron en Sala de espera (1948-1951) cajón de sastre en el que se fusionan la continuidad y la proyección de la narrativa breve de Aub y donde aparecieron tres relatos de Ciertos cuentos.

Escritos entre 1945 y 1955, los relatos que forman Ciertos cuentos no tienen la suerte divulgativa que merecían hasta que en 1994 y en 2001 son reeditados por la Fundación Max Aub. Los críticos que han profundizado en este libro coinciden en que son el realismo de lo cotidiano y la fantasía sus dos columnas vertebrales. Teniendo en cuenta que los dieciséis relatos del volumen aparecen junto a otra colección de doce cuentos titulada Cuentos ciertos, la intención de Max Aub es manifiesta. En su concepción estética, la separación entre lo real y lo ficticio es imposible. El "realismo trascendente" de Max Aub no excluye las posibles deformaciones fantásticas que sufre la realidad al reflejarse en los espejos de la literatura, ni su obra fantástico-maravillosa puede olvidar la realidad tangible de la memoria.

Si se exceptúan los dos últimos relatos, los restantes son de extensión breve y de estructura más o menos tradicional en la que destaca la originalidad del colofón que siempre resulta sorprendente, bien porque rompe con la lógica que el desarrollo del relato ha ido apuntando o bien porque se trata del cierre irónico de un ingenioso juego intelectual para el disfrute del lector. Y si son estos inesperados desenlaces los que dan unidad al libro, son también los que evidencian las diferencias de los relatos. Hay cuentos puramente fantásticos, como "La gabardina", "La falla", y "La ingratitud"; otros, "La verruga", "La lancha", en los que la fantasía tiene pequeñas dosis de relato simbólico o fabuloso. El resto pertenecen a un hibridismo genérico que va desde el realismo de "Los pies por delante" y el simbolismo mitológico de "Prometeo N." hasta lo fabuloso de "Uba Opa".

A la diversidad de registros estructurales y genéricos que se utiliza en Ciertos cuentos hay que añadir la variedad de los espacios. Siendo España el ámbito fundamental de toda la producción narrativa de Max Aub, tampoco está ausente en esta colección. Aparece en seis cuentos, desde Bermeo y Santiago de Compostela en el norte, hasta Sevilla en el sur. Además de estas referencias a España el autor nos muestra otras zonas geográficas. "Uba Opa" se sitúa en Yatenga, frente a Fernando Poo; "El silencio" en la región central de Escocia; "Pequeña historia marroquí" en Casablanca; y Confesiones de "Prometeo N." en Estados Unidos. Paralelos o mezclados con estos espacios reales nos encontramos con los escenarios imaginarios entre los que el mar sobresale en importancia.

Los cuentos, no exentos de humor y de ironía, transmiten la sensación de una cosmovisión pesimista, hecho que se ve claramente reflejado en las personalidades de los protagonistas que, en la mayoría de las ocasiones, responden al arquetipo del perdedor, por el que el narrador siempre sintió una gran simpatía. El lector de Max Aub, una vez más, saborea con este libro la variedad imaginativa y el eclecticismo de las formas narrativas de uno de los narradores más importantes de su generación.

De Noel Clarasó te puedo decir que:

Escribió libros de jardinería, novela psicológica, cuento policíaco y cuento de terror. Debe su fama, sin embargo, al humorismo, que cultivó extensamente, y a las innumerables y sabrosas citas literarias que se le atribuyen y pueblan todos los diccionarios de frases célebres.

En el tercer tomo de la Antología de cuentos de terror, a cargo de Rafael Llopis (Alianza Editorial, 1982) se recoge su relato El jardín del Montarto.

También te puedo decir que Valle-Inclán tiene mucho más que realismo en sus obras:

Narrativa

Su producción narrativa se inicia en el modernismo. Dentro de esta estética se inicia Valle con Femeninas y Epitalamio, colección de relatos sutiles, sensuales y muy musicales. Más adelante llevará a cabo todo un monumento del modernismo: son las Sonatas —Sonata de Otoño (1902), Sonata de Estío (1903), Sonata de Primavera (1904) y Sonata de Invierno (1905)—. En ellas relata, de forma autobiográfica, los amores del Marqués de Bradomín (un Don Juan ochecentista, cínico y sensual). En estos relatos, Valle-Inclán representa una nostalgia sensitiva típica en los discípulos de Rubén Darío (padre del modernismo, quien lo llevó de Latinoamérica a España).

Cabe destacar también una de las mejores y más importantes obras en toda la prosa modernista hispana: "Flor de Santidad". Esta obra, sin huir de las formas musicales y coloridas del modernismo, se centra un poco más en las tradiciones populares y leyendas gallegas con las que Valle se familiarizó en su infancia.

Por la cantidad de texto en estilo directo (diálogos), algunas obras narrativas de Valle, como el ciclo de las Comedias bárbaras, podrían considerarse dramáticas. Al revisarlas y comprender la dificultad —o imposibilidad— de representarlas se las ha incluido entre sus novelas.

Otro vertiente de la novelística de Valle queda plasmada en los "Relatos de la Guerra Carlista" (1909), donde ofrece un tratamiento nuevo de esta temática, raspando el efectismo épico dominante en obras anteriores del autor y adoptando un estilo más sobrio, entrañable y lleno de emoción.

La novela "Ruedo Ibérico" se burla de la corte de Isabel II y presenta ya la orientación crítica y grotesca que predominan en sus últimas creaciones.

Tirano Banderas (1926) narra la caída del dictador sudamericano Santos Banderas, personaje despótico y cruel que mantiene el poder gracias al terror y a la opresión. Es una excepcional descripción de la sociedad sudamericana y la primera vez que se aborda literariamente la dictadura.

Estas novelas marcan un cambio en la postura estética de Valle-Inclán, acercándose un poco a las preocupaciones y críticas propias de la generación del 98.

No obstante, es importante mencionar la postura formal que adaptó Ramón del Valle-Inclán en estos cambios. No llegó a revelarse como un artista noventayochista del todo, sino que absorbió las críticas y las preocupaciones de este grupo y las barajó en su estilo propio e inimitable.

[editar] Poesía

La obra poética de Valle-Inclán está reunida en la trilogía Claves líricas (1930), formada por Aromas de leyenda, El pasajero y La pipa de Kif.

Aromas de leyenda (1907), recibe la influencia del Modernismo. Consta de catorce poemas de métrica variada. En ellos recrea diversos aspectos de su Galicia natal: descripciones del paisaje, trabajos cotidianos, milagrería, superstición, etc. Inscrito también en la estética modernista, El pasajero (1920) desarrolla en treinta y tres composiciones temas de gran trascendencia: la muerte, el dolor, la vida, la pasión, la eternidad, etc.

Con La pipa de Kif (1919), Valle-Inclán da paso en sus poemas a lo grotesco, a lo esperpéntico. Esta obra ha sido definida como una colección de estampas trágico-humorísticas.

[editar] Teatro

El teatro de Valle-lnclán suele dividirse en cinco períodos:

  1. Ciclo modernista. A él pertenecen obras como El Marqués de Bradomín (1906) y El yermo de las almas (1908).

  2. Ciclo mítico. Partiendo de su Galicia natal, Valle-lnclán crea un mundo mítico e intemporal. La irracionalidad, la violencia, la lujuria, la avaricia y la muerte rigen los destinos de los protagonistas. Pertenecen a este período la trilogía Comedias bárbaras y Divinas palabras (1920).

  3. Ciclo de la farsa. Se trata de un grupo de comedias recogidas en un volumen titulado Tablado de marionetas para educación de príncipes (1909, 1912, 1920). Estas obras presentan un continuo contraste entre lo sentimental y lo grotesco, y sus personajes, marionetas de feria, anuncian la llegada del esperpento.

  4. Ciclo esperpéntico. Está formado por Luces de bohemia (1920 y 1924) y el volumen titulado Martes de Carnaval (1930). El esperpento, más que un género literario, es una nueva forma de ver el mundo, ya que deforma y distorsiona la realidad para presentarnos la imagen real que se oculta tras ella. Para ello utiliza la parodia, humaniza los objetos y los animales y animaliza o cosifica a los humanos. Presentados de ese modo, los personajes carecen de humanidad y se presentan como marionetas.

  5. Ciclo final. En esta última etapa Valle-Inclán lleva a su extremo las propuestas dramáticas anteriores: presencia de lo irracional e instintivo, personajes deshumanizados, esquematizados y guiñolescos, y la técnica distorsionante del esperpento. Sus obras quedan recogidas en Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte.

Valle-Inclán, al igual que Miguel de Unamuno y Azorín, se enfrenta directamente al teatro comercial vigente. Esos tres autores muestran una clara oposición al teatro realista, costumbrista y de corte burgués que tanto éxito tenía en los escenarios, si bien cada uno de ellos ensayará una técnica particular.

 

 

Y como estos autores, muchos. Sólo hay que saber buscar.

"Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo a mí" (Ortega y Gasset)

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jane eyre
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¡¡¡te ha salido el profe que llevas dentro!!!

 

 

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solharis
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Lo de Pedro Antonio de Alarcón me ha sorprendido bastante porque esa faceta no se estudia. Supongo que para los académicos escribir relatos policiacos y de terror o novelas de aventuras fue un desvarío suyo sobre el que es mejor poner un tupido velo. Me da curiosidad pero va a ser difícil de encontrar.

Tampoco sabía lo de Max Aub o lo de Clarasó (éste no se estudia).

De Valle-Inclán nada de lo que leí se puede clasificar de juvenil.

Con todo sigo pensando que en España la literatura de evasión ha sido marginada. Es que pienso en tantos autores extranjeros tan apreciados por escribir novelas de aventuras, de detectives, ciencia ficción, etc. y el contraste con España es inmenso. Aquí los autores que se han dedicado a esos géneros han sido despreciados. Por ejemplo, estoy recordando Gabriel de Domingo Santos, curiosa novela de ciencia ficción y muy recomendable para los chavales pero me da que muchos profesores de literatura ni siquiera saben quién es Domingo Santos, Alejandro Núñez Alonso o Cesar Mallorquí. Aparte de que esos parias llevan bastante tiempo sin reeditar...

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jspawn
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Pues de Valle-Inclán las Sonatas son altamente recomendables para los jóvenes. Hay acción, fantasía, sentimentalismo, magia en esas narraciones.

De su poesía, incluso, La pipa de Kif, ha sido calificada como una obra que alaba a las drogas, y fue transgresora en su época.

Valle-Inclán estuvo siempre cabreado con la crítica, precisamente porque no estaba bien visto escribir sobre esas cosas. Por eso, criticó mucho a Galdós, y le puso el mote de "garbancero".

 

Por cierto, navegando me he encontrado con este artículo que no tiene desperdicio:

http://www.elboomeran.com/blog-post/8/2411/javier-rioyo/galdos-el-garbancero/

Lo que yo creo, al margen del artículo, y demás, es que no es que la literatura de evasión haya sido marginada, sino que, del amplio espectro de cualquier autor, ha tenido más éxito tal o cual obra, dependiendo del contexto histórico y social. Lo que me parece evidente es que lo transgresor siempre cuesta más al pueblo llano, la mayoría se queda con lo tradicional, pero aquí estamos para eso, para escribir sin etiquetas. Yo mismo no quiero ser ni realista ni fantástico ni pollas en vinagre, y perdón por la expresión, pero siempre pensaré que un relato mío tendrá a la par altas dosis de fantasía, realismo o cualquier otra cosa.

 

"Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo a mí" (Ortega y Gasset)

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Coon
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Pero lo que apuntan es cierto: la literatura que más puede atraer a los jóvenes (pongamos entre 13 y 17) es muy poco habitual en el catalogo habitual español. De los autores que has citado antes, yo solo consideraría Alarcón, el resto o no se estudian (Max Aub, si se ve, es de pasada, por ejemplo) o realmente, lo pintes como lo pintes, no tienen interés para este público. Tomaré tu ejemplo de Valle-Inclán. Cierto es que puedes encontrar obras suyas que tienen fantasía, romanticismo y mil cosas más...pero siguen sin ser, ni mucho menos para el joven estandar. Pueden servir para un joven que ya tenga hábito e interes por la lectura pero cuando se trata de captar la atención de los chavales para acercarles a esto, creo que sencillamente están totalmente fuera de contesto. Y eso que hablamos de Valle-Inclán, que tiene cierto corte divertido, cuando te hacen leer cosas como La Regenta te dan ganas de morirte, porque madre mía que ABERRACION que no se ni como se tiene en consideración o estima entre los académicos. Si de mi dependiera quemaría todos los ejemplares, la borraría de los libros de historia y ejecutaría a cualquiera que la mencionase.

Se habla de los traductores, que es cierto que los hay muy muy malos, y que se ven traducciones horribles últimamente...pero ahí está la clave: ULTIMAMENTE. Cuando hablamos de clásicos, y salvo excepciones, se suelen encontrar traducciones fantásticas, traducciones que se hicieron hace ya tiempo y que simplemente se van re-editando. No es lo mismo hablar de las novelas de Paul Auster, cuyas traducciones son rematadamente horribles e incluso me producen la sensación de estar leyendo a un mal escritor, y por contra los originales en inglés son fantásticos; que hablar de libros como Guerra y Paz, El Conde De Montecristo o Grandes Esperanzas.

Cuando hablo de que la cultura no tiene fronteras, quiero decir literalmente que no las tiene, ni físicas ni figuradas. Que un rasgo cultural aparezca en un lugar geográfico determinado en un momento determinado no lo ata a ese lugar per secula seculorum. La cultura viaja, llega a todo el mundo y miles de personas que han nacido y crecido rodeados de otro tipod e raíces, adoptan culturas y costumbres que no le son propias. Otros las aceptan, las ignoran o incluso pueden interesarse por ellas. Algunos, sin embargo, miran estas culturas y sus costumbres con recelo, desidia y un odio que nace la ignorancia y el egocentrismo: " si no es mío, es malo; o como poco peor". Miradlo como queráis, pero esto lleva causando guerras desde que el hombre es hombre. Y lo único que se consigue enseñando "tu" cultura (la de tu país), potenciandola en los jóvenes y centrándoles casi exclusivamente en ella, es fomentar ese tipo de pensamiento. Si, una cultura X puede nacer y aparecer por vez primera en un lugar y momento determinado, pero eso no la convierte en propiedad de ese lugar ni le da a sus habitantes ningún tipo de deber o derecho sobre ella, porque la cultura no le pertenece a nadie y tan importante es la tendencia literaria andaluza en los años 30 que su réplica en los cincuenta en la costa este norteamericana. Así que no, no creo estar mezclando churras con merinas; creo, modestia aparte, que los árboles le están tapando el bosque a aquel que piense que es más importante conocer la cultura nacida (que no poseída) en un país que en otro.

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Patapalo
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Así que no, no creo estar mezclando churras con merinas; creo, modestia aparte, que los árboles le están tapando el bosque a aquel que piense que es más importante conocer la cultura nacida (que no poseída) en un país que en otro.

Para conocer a los demás, primero uno ha de conocerse a sí mismo. Igual son los árboles que no me dejan ver el bosque pero... ¿no tiene la impresión nadie, después de la lista a vuelapluma de jspawn, que igual autores españoles haberlos haylos y no los conocemos? ¿Y que sin embargo a Dumas, Stevenson, Poe, Dickens, Verne y tantos otros sí?

Las ideas de culturas universales pueden estar muy bien intencionadas, pero desembocan con facilidad en el ninguneo y en barbaridades varias. Yo sólo creo en mosaicos culturales, no en tabulas rasas.

Me pregunto qué complejo extraño tenemos en nuestro país que nos culpabiliza cuando tenemos que ser embajadores de nuestro acerbo cultural -sí, el que nos ha hecho lo que somos, ni más ni menos- y nos induce a aceptar todo lo de fuera no vaya a ser que nos tilden de cerrados.

Vivo fuera de España desde hace ya unos cuantos años, y nunca jamás he visto otro país en el que primen los títulos traducidos como en el nuestro. ¿Cultura abierta? Me temo que no, compañero: pocos españoles conozco que hayan leído obras de otras culturas que no les hayan traducido en el pack bestseller (porque no leen en idiomas originales) ni que sean capaces de nombrar más autores nacionales que extranjeros. Y esto no universaliza a nadie: aliena.

Nos estamos convirtiendo en un refrito malo de otras culturas, no en adalides de la universalidad. Y es tan simple como eso: para poder compartir hay que tener algo que dar. ¿Que daremos nosotros, si los únicos libros que estudiamos -como el Quijote- los conocen mejor fuera? ¿Grandes especialistas en literatura anglosajona traducida? Porque tampoco veo en las propuestas del libro de aventuras mucho clásico de la literatura India. Debe ser que no nos importan -de importación- lo suficiente...

Yo lo veo claro: empobrecimiento de la cultura por complejos, grandes autores olvidados hasta que nos los rescate un Hemingway o un Consejo Japonés de Admiradores del Quijote, y mezclando churras con merinas.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Sobre las traducciones de clásicos... Éstas siguen teniendo derechos de autor que hay editoriales que evitan contratando a un traductor / esclavo o caradura. Hace poco comentaban algo de este estilo por Literatura Prospectiva: http://www.literaturaprospectiva.com/?p=2332

Echadle un ojo a los enlaces relacionados para haceros una idea de cómo está el patio...

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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solharis
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Para conocer a los demás, primero uno ha de conocerse a sí mismo. Igual son los árboles que no me dejan ver el bosque pero... ¿no tiene la impresión nadie, después de la lista a vuelapluma de jspawn, que igual autores españoles haberlos haylos y no los conocemos? ¿Y que sin embargo a Dumas, Stevenson, Poe, Dickens, Verne y tantos otros sí?

Me temo que no, que en España los autores "serios" y respetables raramente se han rebajado a escribir novelas de aventuras, de terror o de detectives. Cosa que no ha ocurrido en otras literaturas. Dile a un norteamericano que Mark Twain es un autor menor por escribir novelas juveniles y humorísticas. Tolstoi y Gogol escribieron cuentos magníficos y novelas juveniles (Taras Bulba, Los casacos) muy recomendables para los chavales. ¿Alguien se imagina a Galdós o Baroja escribiendo La isla del tesoro o El príncipe y el mendigo? Claro, no tenemos una literatura juvenil y eso es un problema. Don Quijote será un libro magnífico pero no para iniciar a los chavales a la lectura.

Ahora bien, sí hay autores españoles que tocaron esos géneros... pero están completamente desterrados del mundo académico y descatalogados. Por ejemplo, está Pascual Enguídanos, nuestro Edgar R Burroughs:

es.wikipedia.org/wiki/Pascual_Engu%C3%ADdanos

Eso sí, no le preguntéis al profe de Literatura quién era este tipo.

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Jecholls
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En primer lugar, me gustaría hacer este post algo ordenado ya que se han tocado varios temas troncales en nuestra cultura y nuestra forma de entender el mundo, que obviamente dan para mucho debate como ya se ha podido ver y demostrar de sobra en este hilo. Vamos por partes. Primero empezamos hablando de lo que debería enseñarse en el colegio a los pequeños, sobre cómo educar la lectura en el joven que aún está conociendo el mundo. Hablaba antes con mi chica sobre esto. Me contó un poco cómo iba la educación en Bélgica, cómo se inician y qué clases dan en lo que aquí se conoce como ESO y Bachillerato. Pues bueno, allí tienen una asignatura todo el tiempo mientras realizan sus estudios que se llama «Francés», a secas, en la que cada año van ofreciendo diferentes temáticas, con una libertad bastante amplia. Hacen análisis de textos, de poemas, se apoyan en textos de Lafontaine para conocer más la gramática francesa, leen novelas, hacen reseñas… Luego estudian un poco la historia de la literatura. Pero, en definitiva, todo lo hacen siempre basándose en literatura francófona (curiosamente es mínima la belga, pero esto daría para otro debate). Ni siquiera tienen una asignatura como la que existe aquí (aunque sea optativa) llamada «Literatura universal», lo cual tal vez demuestre un poco nuestro complejo de inferioridad, el de siempre, el español, el que nos hace ir a buscar lo mejor afuera de nuestros territorios y nunca dentro, marginando a nuestros creadores y a sus obras.

Aquí comienza el otro debate, el que se ha comenzado a vertebrar respecto a la literatura hispánica. Creo que lo que apuntaba antes no es más que un inicio de lo que quiero exponer, pero antes me gustaría dejarles clara alguna cosa. Yo mismo he tenido los pensamientos de Ghazkull, Solharis, y Coon. He sido partícipe de ese pensamiento cosmopolita, ya que desconocía –y todavía tal vez lo haga– por completo el mundo de la literatura española. ¿No es triste esto? ¿Se han parado alguna vez a pensar que tal vez estemos ignorando a nuestros autores y sus obras simplemente porque hay todo un sistema detrás que nos hace ignorarlo e infravalorarlo? España ha sido siempre la más brutal inquisidora de sí misma. Hace poco un profesor nos expuso la teoría de un autor en la que hablaba de que la literatura española, desde Gonzalo de Berceo hasta ahora, si ha estado marcada siempre por algo, ha sido por la disidencia, por el exilio. En España siempre hemos echado al diferente, al que piensa distinto de nosotros. Tal vez el primero sea la expulsión de los judíos: motivos religiosos y étnicos que hicieron que los Reyes Católicos, en 1492, expulsasen de nuestras tierras a aquellos. Luego la de los moriscos, que dura hasta el reinado de Felipe III, grosso modo, allá por el siglo XVII. Más tarde somos perseguidos constantemente por la Inquisición con lo que esto conlleva a los exilios interiores, censuras… En el siglo XVIII tenemos la expulsión de los jesuitas. Tras la guerra de la Independencia, el exilio de los afrancesados y los liberales de Cádiz. En el siglo XX, el exilio republicano, todos los grandes cerebros, escritores, intelectuales, pintores, cineastas, se marchan por la guerra civil. ¿Se dan cuenta de que hemos estado constantemente marcados por la pena del exilio, de la marcha, de la pérdida de nuestro hogar? Claro que esto debe formar un tipo de literatura. Claro que esto ha hecho seguramente que la mayoría del tiempo se haga literatura social y política, pero eso no descarta que en la innumerable cantidad de años que se han vivido se haya hecho sólo eso. Si algo sabemos de la literatura y sus características es que éstas oscilan como en un péndulo constante. Hemos hecho de todo un poco, y no creo que esto sea ni mejor ni peor que en otros países, sino simplemente lo que tenemos. Comenzar a comparar con Stevenson o a querer buscar a un Mark Twain en la literatura española es empezar a confundir el propósito de la literatura.

La literatura nace de manera igualitaria, como los hombres, en eso estoy de acuerdo con Coon, pero me parece algo arriesgado decir que esto permanece así para siempre, en una especie de comunismo cultural utópico. Literatura y cultura están arraigadas y son indivisibles, ya que una ha marcado a la otra y no se puede entender igualmente una sin la otra, al igual que no se puede entender la poesía de Lorca si no se conoce un poco de su vida, su carga interna al ser de una condición sexual que era literalmente prohibida en su época. Al igual que los hombres luego se van haciendo a su manera, la literatura también: se transforma, se llena de todo lo que la rodea y se va configurando de una forma distinta en cada territorio. Claro que se puede leer literatura sin tener en cuenta ninguna de estas otras divisiones, en eso sí estoy de acuerdo; pero decir que la literatura es igual en todos lados me parece una especie de aberración, con la sinceridad y sin ningún ánimo de menosprecio. Creo que todo lo que hablaba antes sobre la marca del exilio continuo, por ejemplo, es clara muestra de ello. Tal vez sea cierto que haya pocos autores españoles dedicados a géneros enfocados más a un público juvenil. Yo mismo me declaro ignorante de muchas de estas obras o autores. Pero también les lanzo otra pregunta. ¿De verdad creen que esto es así? ¿No se han parado nunca a pensar que tal vez, por esta marginación tan española que llevamos encima, no se nos han enseñado o mostrado? ¿Que por eso no los conocemos? Yo he empezado hace tres años ya a estudiar Filología Hispánica, que como saben es el estudio de la lengua y la literatura de nuestra lengua: el español. Y me doy cuenta de que desconocía mucho. Que sólo te enseñan a Machado en el colegio, y eso sirve para poco, claro. Que hay mucho más detrás de todos esos autores de la Generación del 98 o la del 27. Yo estoy poco a poco deshaciéndome de todos estos prejuicios, cogiendo forma de esponja e intentando absorber todo lo que pueda conocer sobre nuestra propia literatura para luego poder criticarla o no, pero al menos lo haré de manera objetiva, conociendo, y no hablando desde la ignorancia. Créanme si les digo que me parece, ya llegados a este punto, que la mayoría de las personas, por la educación que hemos recibido (lo cual no es nuestra culpa, tal vez ni siquiera del sistema, sino de la historia…), no conocemos todo lo que debiéramos conocer de nuestra propia cultura. Y ahí comienza el problema. Ahí es donde nace esa ignorancia tan demostrada –inocente, claro– en la respuesta de Ghazkull, en la que afirma rotundamente que casi no existe literatura en su lengua (no existe porque él no la conoce, y el desconocimiento puede ser igual al asesinato).

Esto me lleva a pensar en otra cosa, para demostrar más la inaceptabilidad de la teoría universalista de Coon. La literatura no se puede fronterizar. Tal vez estoy de acuerdo en una parte de esto, en cuanto a países. Para su estudio sí, para el disfrute y lectura de ello, no. Pero sí que hay fronteras. Existen las fronteras del idioma. Ahí me parece a mí que está el punto más importante de lo que hablamos. Uno debe entender primero su literatura, leerla desde su punto de inicio. Si eres español o portugués, o venezolano, deberás entender la literatura hispánica y su mundo, y luego claro que podrás seguir leyendo obras de otros autores ingleses, franceses, o checos. Yo reconozco que esto no lo he seguido así, ya que lo poco hispánico que me enseñaban me sabía a perro muerto. Empecé leyendo a Kafka, a Stevenson, a Ray Bradbury. ¿Es esto un problema? Sí. Creo que esto hace que ignoremos y avancemos aún más en la ignorancia y la marginación de nuestra propia obra, la hispánica, donde seguro que abunda más de lo que pensamos. Yo insto desde aquí a todos ustedes, y a mí mismo, a que intentemos descubrir un poco más de este mundo tan nuestro y a la vez tan poco nuestro. Que intentemos investigar más y descubrir autores españoles que puedan merecer la pena, aunque tal vez sólo se mencionen en algunos libros de literatura comparada o en estudios críticos de facultades. Yo, como filólogo hispánico (o proyecto de), me veo casi en el deber de hacerlo. Por esto intento traer un poco de neutralidad al debate. Que no todo es negro, pero tampoco blanco. Que pueden haber causas que hayan hecho que no tengamos una literatura de aventuras (de calidad, a lo mejor) tan abundante como en Norteamérica, pues podría ser cierto. Pero el error está ya en hacer este tipo de comparaciones. Primero conozcamos lo nuestro, y luego claro que podemos ir a por lo demás, pero tampoco para hacer comparaciones, sino para intentar enriquecernos con lo mejor de cada lengua. Yo estoy aprendiendo francés, he estado leyendo algo de Jean Ray, un autor del fantástico que le gusta mucho a mi chica. Hace pulp, escribe sobre piratas y fantasmas, y es todo un maestro. Y espero poder leer a Molière también, gracias a esto. Mi chica ha empezado a leer Drácula pero en versión original, en el inglés de Stoker, ya que es donde residirá toda su esencia.

Con esto me meto un poco en el tema de las traducciones, que han hablado. Es que todo está relacionado. Antes les hablaba de que el idioma es la única frontera entre literaturas. ¿No lo ven lógico? Cada idioma representa una forma distinta de ver el mundo. En Camboya, la palabra que usan para designar el contenido de «comer», tal como lo usamos nosotros en España o en Alemania, por ejemplo, para ellos tiene un significado muy distinto, que significa «comer arroz». ¿Por qué? Busquen en la pobreza de ese país atestado de minas antipersona y de guerras, y comprenderán que su realidad es bien distinta de la nuestra… O en el Polo Norte, que existen más de diez tipos de palabras para designar colores blancos. Cuando aquí tenemos una o dos palabras a lo sumo. ¿Por qué? Porque allí conviven diariamente con muchas tonalidades de blanco, otra realidad distinta que al final configuran a su lenguaje; a nosotros nos basta con dos términos porque no vivimos rodeados de tanta nieve. El lenguaje y la realidad que nos rodea están indivisiblemente unidos, por tanto la cultura y la política y la historia también, no podemos negar esto. Por eso creo que las traducciones son un atajo para conocer literaturas de otros mundos, de otros idiomas. Y no me parece mal, yo mismo he recurrido constantemente a esto. Tengo mi biblioteca llena de traducciones. Aprender idiomas conlleva tiempo, y claro que sería fantástico poderlo leer todo en su lengua original, pero tampoco somos máquinas en las que nos puedan insertar un disco con los paquetes de idiomas instalados (tal vez en un futuro… quién sabe).

Entonces… ¿podría dárseles a los niños traducciones en los colegios para aprender a leer? No sé. Antes hablaba con mi chica y ella me dijo algo que pensándolo ahora me parece muy inteligente. Ella pensaba que a los niños simplemente hay que iniciarlos en la «lectura», de manera universal, pero no en una literatura determinada. O sea, que tal vez a un niño le pueda llamar la atención el último libro escrito por Javier Negrete, aunque no sea un clásico y acabe de escribirse hace unos años, y ¿por qué negarlo? Irá descubriendo así lo que es el acto de la «lectura», independientemente de si es en un su idioma o no (en este caso sí; aunque también hubiera podido elegir leer el último tomo de A song of ice and fire, de George R. R. Martin), y luego, más adelante, irá descubriendo por su propia cuenta la literatura de su país (para eso estará ya Bachillerato o las propias carreras, o sus propios padres y su curiosidad…), o la de otros países, y estudiará determinados movimientos o corrientes, o autores… Pero todo eso deberá haber nacido antes de un amor por la lectura, por el acto de leer. ¿Tenemos literatura hispánica preparada para eso? Yo estoy seguro de que sí, pero mientras sigamos con los complejos que tenemos, seguramente recurriremos a autores extranjeros sin necesidad siquiera. Yo mismo me noto todavía esa capa de prejuicios encima. Pero por eso les instaba antes a que nos la vayamos quitando. Quizá podamos usar este hilo –o abrir uno nuevo– para ir poniendo nuestros progresos en torno a esto, lo que investiguemos, encontremos interesante, o leamos que sea pueda adecuarse a nuestros gustos, tal vez desconocido por todos antes. Si no lo hacen ustedes, yo les aseguro que sí lo haré. Iré desde hoy apuntando en un documento mis descubrimientos, autores, literatura española que me parece de calidad y que tal vez habría que destacar por esto, esto, y esto. Así lo haré, y se lo haré saber a ustedes en primicia, sea en este hilo o en uno distinto (ya que esto será una tarea de meses, a largo plazo, mientras sigo estudiando y voy haciendo lecturas).

El Quijote puede considerarse la primera novela moderna de nuestra literatura. Me hizo gracia lo que dijo Akhul, que quizá hay más gente fuera que la estudia y la comprende mejor que nosotros mismos, por la cantidad de influencias que esta obra tuvo para Europa entera, no sólo para España. Esto puede demostrar también ese complejo tan español del que he hablado todo el rato en esta intervención (me perdonen por el tocho, pero ya que entraba a debatir, lo hacía con todo). El Quijote se tacha de peñazo por ser gordo, y sin embargo ahí tienen a toda una infinita legión de niños leyendo A song of ice and fire, de Martin. Claro, me saltarán muchos al cuello diciendo que están tratadas las obras desde perspectivas muy distintas. ¿Sí? Yo estoy leyendo ahora el Quijote, tampoco puedo hablar mucho de ello, pero me parece una obra llena de aventuras y diversión. Claro que la barrera del idioma (en este caso, por ser castellano antiguo) puede dificultar su lectura. Pero un niño podría leer cualquier versión modernizada del Quijote y sacarle mucho jugo, divertirse, y recrearse en su propia literatura hispánica, mágica, tal vez hipnotizante y desconocida…

Ahora mismo estamos unos amigos y yo insertos en un proyecto de una revista pulp, donde sacaremos relatos (hispánicos, claro) a mansalva. Siento un cierto gusto y amor inexplicables al hacer esto, al seguir creando, en nuestro idioma, lo que nos salga de los huevos. Hoy día se está cambiando bastante el modo de hacer la literatura, gracias a Internet en parte, gracias a que todos tenemos más voz, pero creo que todavía no nos estamos dando mucha cuenta de ello. ¡Escriban y lean! Es un placer.

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Coon
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Los contrapuntos que me señalas, Darthz, ya los había explicado anteriormente: que un movimiento o cultura nazca en un lugar determinado no lo ata a él para siempre.

No reniego de nuestra literatura, ni mucho menos, reniego de que sea lo único que se enseña. Opino como tu chica, hay que iniicar a los jóvenes en la lectura, sin fronteras ni nacionalidades. Después, cuando exista un cariño por las letras, entonces se podrá enseñar tal o cual cosa. El problema es que la inmensa mayoría de nuestros jóvenes no lee. Es curioso como defendéis que en Literatura se trabajo al contrario que en el resto de materias. En todos los aspectos académicos se comienza desde una generalidad caminando hacia una especialización. Sin embargo pedís que en Literatura se empiece por una especialización (en literatura hispánica) y después se camine a la generalidad. Bien, pues eso no funciona, porque lleva años haciéndose y no ha conseguido que los jóvenes (y los no tan jóvenes) conozcan más autores nacionales, ni muestren un gusto por las letras, ni en definitiva nada de nada.

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Hemos hecho de todo un poco, y no creo que esto sea ni mejor ni peor que en otros países, sino simplemente lo que tenemos. Comenzar a comparar con Stevenson o a querer buscar a un Mark Twain en la literatura española es empezar a confundir el propósito de la literatura.

No es confundir el propósito de la literatura y el problema no es que los españoles despreciemos lo nuestro. El problema aquí es el academicismo, ese querer dividir la literatura entre la literatura seria y respetable y la literatura banal y de distracción. Por supuesto para un escritor español que se precie sólo el primer tipo aceptable. Los cuentos, las novelas de aventuras y detectives, los relatos de marcianitos, etc. Eso es para los guiris y para los frikis.

La diferencia es que mientras en otros países están orgullosos de autores que han escrito literatura "banal", aquí el que se ha rebajado a eso ha sido inmediatamente marginado y no tiene lugar en la historia de la literatura. Añade un país de analfabetos con escasa demanda literaria popular con el academicismo burgués y tienen el escenario perfecto para que carezcamos de literatura juvenil clásica.

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