La visión del editor: Mundofábrica

Imagen de Edit-ando

Mi particular visión de este proyecto desarrollado bajo los auspicios de la Asociación Concilio de Olid

Pergaminos del concilio: MundoFábrica es, probablemente, la obra más atípica de cuantas tenemos en el catálogo de Saco de huesos, un motivo más que suficiente para dedicar un momento de reflexión a su proceso de edición. La mala noticia es que es muy posible que yo no tenga todas las claves del mismo ya que, otra cosa atípica, no estuve todo lo involucrado que he estado en proyectos posteriores.

El origen de este libro se remonta a una «revista» de grapa anterior llamada Cuentos de un Futuro in-Cierto. Aquella obra, en la que pude participar como autor con un relato, era un mosaico de narraciones de ciencia ficción —o quizás mero futurismo tintado de fantasía oscura— con vocación distópica. Pedro Escudero, si no me equivoco, fue quien llevó las riendas de la misma, la cual fue el germen de Pergaminos del concilio: MundoFábrica. Esta última, con una alineación distinta de escritores, intentaba ir un paso más allá y, en vez de mostrar un amplio escenario común, articulaba las historias en un decorado muy concreto —el Mundofábrica del título— a través de los siete pecados capitales.

Cada uno de los autores —tuve el placer de repetir experiencia— lidiamos con uno de ellos, a los que se añadió un preludio y un epílogo para dar más solidez al conjunto, así como una serie de ilustraciones que corrieron a cargo de Beleita. En el reparto de escritores estábamos José Ignacio Becerril Polo, Pedro Escudero Zumel, Santiago Eximeno, Laura Luna Sánchez, Alejandro Muñoz, Miguel Puente Molins y yo mismo. La experiencia en este apartado fue muy buena. Ya había trabajado con todos ellos en distintos proyectos, bastante dispares, pero recuerdo que este fluyó particularmente bien, sin tensiones y con un buen equilibrio entre libertad creativa y compromiso a la hora de crear un mundo común. Luego, releyendo el conjunto, me sorprendé lo coherente que quedó la historia, algo que de nuevo achaco a la buena coordinación.

Para cuando llegó el proyecto a Saco de huesos este estaba ya muy pulido, listo para hornear. Laura Luna había hecho una magnífica corrección de estilo y Pedro Escudero se había encargado de la coordinación y había encontrado hasta patrocinador (el Ayuntamiento de Valladolid) a través de El concilio de Olid, una asociación cultural que estaba —y creo que sigue— muy volcada en el tema del fantástico. En realidad, solo hacía falta un editor para darle forma física y ahí fue donde entró Saco de huesos.

Pergaminos del concilio: MundoFábrica nos permitía abrir la línea Aquelarre y continuar nuestro rodaje en el plano profesional. La maqueta incluía ilustraciones —no muchas, por lo que no fue a Taradaña—, lo que complicaba ligeramente las cosas, pero tenía una extensión más que asequible: ochenta y pocas páginas. A nosotros nos venía muy bien abordar algo así para ir afianzándonos, era casi como dar un paso más, por lo que la simbiosis resultaba evidente. Y, la verdad, creo que salió todo a la perfección. Esto igual lo edulcora mi imaginación, pero recuerdo que el libro sorprendió muy gratamente a los miembros de la asociación en sus acabados.

En muchos aspectos, Pergaminos del concilio: MundoFábrica fue algo modesto, pero creo que ejemplifica bien algo que es determinante en el mundo editorial más veces de las que se podría pensar: el momento adecuado. Cuando se habla de encajar en una línea editorial —esa respuesta típica de los editores— subyace algo más que un mero juicio sobre la calidad. Realmente, los agentes que se mueven en este mundo no se encuentran en igual disposición para abordar cualquier cosa en cualquier momento, por buena que sea. Es por ello que es muy importante facilitar información sobre los proyectos de un modo claro y eficaz, de modo que se vea rápidamente que esa simbiosis se puede dar. Estoy seguro de que sin Pedro a la cabeza del proyecto, este hubiera podido terminar como muchos otros en las que he participado: como un recuerdo en el disco duro. Por suerte, no fue el caso.

También es un ejemplo más ajustado de lo que es una coedición real: una colaboración entre entes en medida de igualdad, en este caso un editor y una asociación. Nada que ver con el humo que venden algunos para sacar los cuartos a los escritores noveles.

 

Tenéis más información sobre el libro en http://sacodehuesos.com/aquelarre/pergaminos-del-concilio-mundofabrica

 OcioZero · Condiciones de uso