Adolescentes
Raúl rebusca en el cajón hasta encontrar la cajita con los dientes de los niños. No recuerda cuándo la abrió por última vez. Los guarda junto a su traje de ratón jubilado. Ahora toca estrenar su uniforme de caballero. Confía en estar preparado para domar a sus dos dragones.
Príncipe azul
Me sorprendió muchísimo que el dragón casi se dejara matar cuando me colé en su guarida para salvar a la princesa. No solo no se defendió, saltó de cabeza contra mi espada. Ahora que soy su prisionero entiendo el mensaje que no supe captar en sus implorantes ojos.
Que matan
Asomado a tus pupilas dilatadas solo pude constatar que el vacío existe y que el alma abandona los cuerpos a través de la mirada. Cerré los párpados asustado, pero llevé tus ojos clavados en mi cerebro durante el resto de mi muerte.
Dilema
Solía pensar que lo difícil era escoger entre la muerte de uno y la vida de un ser querido. Ahora se preguntaba en qué cabeza sería más eficaz la bala: en la de aquel hombre, que había asesinado a su hermana, o en la suya, que la recordaría siempre.
El perro del vecino
Lo tuve que atropellar porque se pasaba el día desenterrando huesos de mi jardín.
UNA NUEVA VIDA
Debido a una dejadez cultivada durante años, su jardín se había convertido en un ecosistema inexplorado.
Machete en mano, se fue abriendo paso hacia el corazón de ese vergel salvaje: anacondas, jaguares, cascadas infranqueables...
Jamás regresó, pues encontró la felicidad en aquel poblado pigmeo.
Qué cosas
Benito Pocacosa era muy pequeño, casi insignificante. Cuando nació no se enteró ni su madre. Tuvo que advertírselo él chupeteando sus tobillos. Mas tarde se casó con una minúscula mujer y tuvieron un hijo, el cual, desafiando a las leyes de la genética, creció como un gigante.
Mi mejor amigo
Los años han limado su estatura. Ya es solamente un hombre alto. Y encorvado. Yo que siempre he sido bajo, aparte de envidioso, me alegro. Ahora solo falta esperar que el tiempo arruine también su rostro.
Quiero recordarte
Sigo llevando una foto tuya en el monedero. Juan la descubrió y me acusó de no haberte olvidado, y no quiero explicarle que el problema no es ese. Es justo el contrario: hace años que olvidé tu voz. Y ya apenas puedo recordar tu cara.
Unveiled
Llegó su momento. Llevaba veinte años soñando con aquel rostro que llevaba clavado en el alma y en el corazón, cada vez más profundamente, día tras día, semana tras semana... El bedel se acercó a la maestra para darle el pésame, pero solo pudo decirle: 'Te quiero'.
Dios enamorado
Cada vez que disparo, yerro el tiro. Unas veces, la flecha se clava en un árbol; otras, se pierde entre las nubes. Al final, esos hombres nunca llegan a cruzarse con ella; la más hermosa.
Y aún se pregunta por qué tiene tan mala suerte en el amor.
Monólogo por amor
Un escenario ennegrecido, minimalista, con un par de muebles blancos. Iluminación focalizada. Teatro casi vacío.
Declama un texto vacuo, pseudotrascendente. Vestida de cualquier forma, reinterpreta a un clásico.
Se siente ridícula.
Estudiar interpretación, las clases, las prácticas, para acabar así.
Y el director... todo es por él.
Enemigo oculto
Revisa la cinta con asco y febril determinación, cientos, miles de veces. La ve caer bajo el puñal en un bucle infinito. Intenta captar algún detalle del asesino, que ataca rápido y cubierto. Congela un fotograma. Horas después, el tatuaje de su muñeca sangra lentamente en la bañera.
Sugestión semántica
El psiquiatra le explicó que todos aquellos juguetes que se introducía en la bañera cuando era pequeña, en realidad tenían un significado fálico. Su deseo no era jugar, sino ser poseída. Igual que cuando visitaba su consulta tampoco quería que la psicoanalizaran, sino que la sodomizaran.
Amor
Una puerta se abre.
Dos ojos inyectados en sangre.
Tres metros recorridos a trompicones.
Cuatro almohadas como testigo.
Cinco minutos de forcejeo.
Seis lágrimas ignoradas.
Siete cardenales y un ojo hinchado.
Ocho veces lo siento.
Nueve veces te quiero.
Todos los días lo mismo.
La carta
Era su turno, sin duda, pero dejó pasar a uno y dejó pasar a otro. Educado, amable, cedió el lugar a cuantos aguardaban en la sala. Por fin, puesto que le reconocieron, cerraron la ventanilla, y él respiró aliviado: el día de mañana volvería a tener un propósito.
Su merecido
Espera aparcado a las puertas de la prisión. Su objetivo sale. Le inunda la rabia. Cinco años por arrebatar una vida. Maldice a todos los abogados del mundo. Comprueba su pistola una vez más.
Hoy por fin su vida tendrá sentido.
El kamikaze
Laura está muy pesada con eso del autobús. Los tiempos cambian, pero los caminos son los mismos. Ya verá ella cuando tenga su edad. El audífono le pita un poco, será la pila, pero con las gafas nuevas ve de maravilla todas las luces que vienen de frente.
Defensión aprendida
En la última batalla, el monstruo de la guerra devoró a los niños, mientras los hombres combatían en el frente.
Cuando la bestia enseñe de nuevo sus fauces, no busquéis a los inocentes escondidos en las casas.
Los hallaréis en las trincheras, bajo la falda de sus madres.
Resurrección
Al acercarse puede ver claramente sus manos amoratadas y los dedos, llenos de tierra, sangrando por las uñas rotas. Lo que más le intriga es el polvo que le cubre y su mirada perdida.
-Pero... balbucea
-Si me das agua, te cuento como abrí la tapa del ataúd.
¡OFERTÓN!
Nada más inaugurar la tienda de pompas fúnebres, pagó el precio más alto para que su anuncio destacara en solitario en la contraportada del periódico.
«2x1 en ataúdes durante todo diciembre en Funeraria "Al Final Del Túnel"»
El índice de suicidios en el pueblo se disparó un 88%.
Editado: Fuera de hora (dos micros en un día). Mis disculpas.
La palabra es 88%
Realizado
Mantener la mente ocupada y el cuerpo en forma, un poco de ejercicio cada día. Poquito a poco, por partes, voy avanzando con trabajo pero mucha satisfacción. Ocho, casi nueve (faltan apenas los tobillos) de diez que había, despiezaditos. En solo dos semanas. Yo creo que está muy bien.
Hambre de justicia
Arrastra úlceras desde la infancia, cuando sobrevivía con cáscaras de huevo y cucarachas a las lágrimas de los niños que gritaban al verle. Hoy digiere peor la indigencia y utiliza la acidez de sus entrañas para luchar contra los que engordan a base de sangre ajena.
Ausente
Salió, olvidó a qué había salido y regresó, pero no encontró el camino hasta su casa. Entre una calle y otra, perdió el nombre de su marido y el suyo propio. Sentada en un banco, rodeada de plásticos, contempla, tirada a los pies, la basura desperdigada de su memoria.
Aquí yacen los sueños
Mis paredes son de recia piedra, y por mi tapa de forja se asoman los soñadores. Para sembrar sus anhelos arrojan simientes de cobre, níquel, latón. Mis aguas son yermas, pero yo memorizo cada uno y se los susurro a las estrellas fugaces para salvarlos.
Sois míos
–No, por favor –repetía sin cesar mientas subía frenética la escalera.
El pánico mordió su alma al ver la puerta estaba entreabierta. La empujó para abrirla del todo. Dos pequeños cuerpos yacían en el suelo rodeados de una orla escarlata.
Aulló enloquecida mientras el cobarde la miraba sonriente.
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Plaga
Todo se rompe; el mal está en la raíz. Multitudes desconcertadas recorren las calles tapizadas de cabelleras y dientes.