Voltar se encontraba merodeando por los farallones situados al este de la ciudad de Kios. Aquélla era su zona favorita para cazar, pues en los impetuosos arroyos que se despeñaban en esta zona de la costa habitaban unos mamíferos parecidos a las nutrias que constituían su presa preferida. Después del mar, la caza era la principal afición del joven marino y disfrutaba enormemente persiguiendo y dando muerte a dichos animales. Éstos eran rápidos y astutos y, si se veían obligados, luchaban con gran fiereza. Su piel era lisa y suave, y a Voltar le gustaba exponer las de sus víctimas en las paredes de su casa.