El túnel de Ernesto Sábato: el horror racional

Imagen de Crocop

Un artículo sobre el terror en la obra del autor argentino

Perramus, de Juan Sasturain y Alberto Breccia, es un claro aspirante al imaginario título de Mejor Historieta Autocontenida de Todos los Tiempos. Tiene algo del «género de dictadores», equivalente hispano a las distopías anglosajonas tan de moda; algo de realismo mágico; algo de surrealismo y del movimiento pánico, aventura, imaginación, carga ideológica, fuerza literaria, agilidad, el arte de un genio en la cima de su carrera... Los autores son mucho más conscientes de estar creando una obra maestra de lo que lo eran Oesterheld y Solano López cuando firmaron El Eternauta, un muy ilustre precedente. Aparte del cómic de Oesterheld y Solano López, Perramus solo podría estar en la misma estantería que Watchmen, Maus, Adolf, Los Borgia o El Grito del Pueblo. No merece la pena discutir si algún cómic falta o sobra en esta lista para compartir estantería, porque si pensamos en pedir por nuestro cumple una lujosa edición de la obra, tendremos que desechar la idea; no existe tal edición. No vale la pena rasgarse demasiado las vestiduras; finalmente, historietas como Perramus se abren paso y terminará por recuperarse, esperemos que no dentro de demasiados cumpleaños. Como las antedichas, será descubierta por un montón de gente y agotará varias tiradas, solo falta que algún editor se dé cuenta de ello.

No hace demasiado, Astiberri recuperó la adaptación que hizo Breccia de El informe sobre ciegos, la otra obra maestra de Ernesto Sábato, a cuya premisa ya se apuntaba en unas líneas de El tunel: «Dije ya que tengo una idea desagradable de la humanidad; debo confesar que los ciegos no me gustan nada y que siento delante de ellos una impresión semejante a la que me producen ciertos animales fríos, húmedos y silenciosos, como las víboras.»

Informe sobre ciegos es la historia más terrorífica que se ha escrito nunca sobre la amenaza que entrañan los otros, aquellos que tienen poder sobre nuestras emociones o decisiones vitales, algo parecido a la humanidad elevada a su enésima potencia, como sugiere la cita. Desde su aparición, se han hecho docenas de interpretaciones sobre quiénes son esos otros a los que personifican los ciegos de esta genialidad del terror. Ambientada en unas catacumbas cercanas y asfixiantes, quizá su mayor acierto sea esa indefinición de la amenaza, que la hace presente en cualquier situación y convierte el libro en la peor de las lecturas posibles si uno tiene que ir a conocer a sus suegros o hablar en público al día siguiente; el miedo, en sus páginas, es el de la exposición ante otros, sean cuales fueren. En cuanto a su mayor y único defecto, quizá sea el hecho de formar parte de una obra mayor. Fue publicada como capítulo sin mucho que ver con el resto de la novela Sobre héroes y tumbas. Sábato quiso escribir novelas totales, no exclusivamente de terror, pero con El túnel y esta otra novela corta, integrada en una mayor, que es Informe sobre ciegos, destaca enormemente por encima del resto de autores.

Su opinión sobre el miedo en la literatura era la siguiente: «Hay una cierta belleza en el horror. Quizá porque del horror se aprende y desde las tragedias ajenas podamos extraer esa belleza que nos ayuda a vernos y comprendernos como personas humanas y condenadas, tarde o temprano, a la catástrofe de nuestra propia muerte.» Quizá, esa idea de que la muerte existe, sin dimensiones paralelas ni mundos fantasmales, sea la gran aportación del genio argentino, que llevó el miedo a la racionalidad de una forma dolorosamente brillante.

El autor, tras permitirla, renegó de la adaptación de su obra al cómic, pero ese trasvase de medio, sin embargo, le dio la unidad de la que ese fragmento de Sobre héroes y tumbas debía gozar. Se han hecho numerosas ediciones desgajándola del resto del libro y, desde luego, es la parte de ese trabajo que ha merecido mayor atención de críticos y lectores. José Saramago siguió el camino marcado con ese ilustre homenaje que entraña su Ensayo sobre la ceguera, un libro tan apocalíptico como pueda serlo cualquiera sobre virus zombis. Otros más sabios harán sus observaciones al respecto; en lo que a mí respecta, solo puedo suscribir aquel gag de South Park en el que los niños del gorro proponían salvar las creaciones de sus propios autores enfrentándose a George Lucas para que no siguiera cambiando Star Wars. El informe sobre ciegos merece tener una entidad y una consideración aparte de cualquier continuidad narrativa, y la excelente versión de Breccia, al otorgársela en viñetas, no hace sino engrandecer el original, aun a disgusto del propio Sábato.

El túnel conforma la otra mitad de ese díptico del terror: en este caso, el lector se enfrenta al enemigo interno. Sería la peor lectura posible para uno de esos domingos por la tarde en que uno se queda solo en casa sin fútbol y le da por dejar volar libremente sus pensamientos más siniestros. Es la obra fundacional del horror psicológico más racional y sigue impresionando su efectividad.

Es evidente que existen ciertos precedentes y Sábato da cuenta de ellos en una conversación que parece trivial donde los personajes se refieren a la literatura rusa, haciendo ver que es demasiado dispersa, aunque se trate de un reconocimiento implícito a la influencia, sobre todo, de Crimen y castigo. Además, hablan sobre la literatura detectivesca de la época, tan dada a repetir clichés que, como una fotocopia de otra y otra, cada vez se alejan más del original. Uno de los personajes reflexiona: «La novela policial representa en el siglo veinte lo que la novela de caballería en la época de Cervantes. Más todavía: creo que podría hacerse algo equivalente a Don Quijote: una sátira de la novela policial. Imaginen ustedes un individuo que ha pasado la vida leyendo novelas policiales y que ha llegado a la locura de creer que el mundo funciona como una novela de Nicholas Blake o Hellery Queen.» Juan Sasturain, guionista de Perramus, llevó la idea a la práctica con la creación, en Manual para perdedores, del personaje Echenique, un jubilado que consigue una gabardina y una licencia de detective y se hace llamar Etchenaik, en plena efervescencia del nuevo policial sudamericano.

En El Túnel, Sábato entrega su voz al protagonista Juan Pablo Castel, quien, ya en la primera página, nos informa de que ha matado a María Iribarne, la única persona con la que, en algún momento, ha conseguido empatizar. Es un asesinato gratuito, sin ninguna motivación. Él pretende, sin embargo, que entendamos sus razones y, lo terrible, lo aterrador, es que lo consigue. «Feroz, vibrante, parca, prisión de alucinada lógica...», son algunas de las reacciones que despertó entre los críticos más importantes del momento, los años cuarenta, en que se publicó. Nadie había visto nunca algo así. Su influencia en el horror y en la novela negra posterior es enorme, pasando de Jim Thompson, el mismísimo Albert Camus o Robert Bloch a Easton Ellis... Hasta llegar a la actualidad, con, una vez más, fotocopias de fotocopias que se separan del original hasta el punto de retratar al enfermo de psicopatía como un villano carismático y controlador en lugar del pobre y peligroso desgraciado que es en la realidad.

Juan Pablo Castel es un pintor de la época y el lugar (Buenos Aires), desesperantemente humano que nos mete en su torbellino de razonamientos delirantes y, sin embargo, terriblemente verosímiles, hasta el punto de hacer ver como imposible que su historia no desemboque en su propia destrucción y la de cualquiera que intente acercársele. Le entendemos, lo que, en ningún caso, quiere decir que lo justifiquemos o que creamos lo mismo que él, y la tensión que genera en el lector esta sensación es tal que Graham Greene escribió que lo leyó con admiración y absorción, pero en absoluto con placer; es algo que cualquiera podría suscribir. Pablo Castel nos genera una repugnancia intelectual y una tensión interna morbosa similar, aunque mucho más densa, profunda y sin subterfugios políticos, a la que producen los monstruosos monólogos declamados con enorme talento por Edward Norton en Américan History X. Sábato abrió con esta obra las puertas de un nuevo infierno, de una dimensión real y demoledora, ya sin ninguna idealización: la del enemigo interno.

No hay manera de colocar Perramus físicamente en nuestra estantería de cómics favoritos. Igualmente, El túnel no suele aparecer entre las obras maestras del terror en las listas de los seguidores de este tipo de literatura, pese a ser un clásico absoluto. Quizá, los aficionados a los medios y géneros menos académicos tendamos a pensar que las obras hispanas no merecen la misma consideración que las de otras procedencias. A menudo sentimos que no tenemos referentes que nos liguen a lo más cercano ni raíces sólidas. El túnel, como El informe sobre ciegos, es uno de los muchos ejemplos de lo contrario. El terror racional, o mejor, de perversión de la racionalidad, que ha dominado los últimos cincuenta años del género fue inaugurado en castellano.

Imagen de Patapalo
Patapalo
Desconectado
Poblador desde: 25/01/2009
Puntos: 208859

Un artículo magnífico, muy completo y muy bien expuesto. Me apunto el cómic de Breccia, que no lo conocía. Su trabajo con los Mitos de Cthulhu me resultó fascinante, así que este pinta muy bien.

Sobre El túnel, lo leí hace ya años y, aunque me enganchó y me gustó en su día, no me dejó tanto poso, quizás porque había leído antes, no hacía mucho, El extranjero de Camus. Ahora, visto en perspectiva, me dan ganas de darle una buena relectura.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

Imagen de Crocop
Crocop
Desconectado
Poblador desde: 16/05/2011
Puntos: 1731

Es la última obra maestra de Breccia, por ella se llevó el Premio del Saló de Barcelona, muy merecido. Creo que es una muy buena opción para tener algo del autor y para acercarse, de paso, a Sábato. El extranjero tiene muchos puntos en común con El túnel, como  bien dices, creo que depende de cuál se lea primero el que sea uno u otro el que cause esa sensación de descubrimiento. Siguiendo, no sé si conscientemente, la línea marcada por El informe sobre ciegos, está el Ensayo sobre la ceguera de Saramago, también bastante inquietante.

 

Ferrum ferro acuitur

Imagen de Patapalo
Patapalo
Desconectado
Poblador desde: 25/01/2009
Puntos: 208859

Crocop dijo:
Siguiendo, no sé si conscientemente, la línea marcada por El informe sobre ciegos, está el Ensayo sobre la ceguera de Saramago, también bastante inquietante.

Con el Ensayo sobre la ceguera no pude. La prosa me resultó intragable, no le vi el interés a cómo estaba escrito, la verdad, y no pasé de los primeros capítulos.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

Imagen de Fly
Fly
Desconectado
Poblador desde: 18/09/2012
Puntos: 19369

Vi el título de este artículo hace unos días, y esta noche, ya libre de otras lecturas, lo he devorado (El túnel). Lo leí hace mucho, demasiado. Y como me suele pasar, lo había olvidado casi por completo. El "casi" es obligado, porque esa frase inicial es muy reveladora: "Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne".

La relectura ha sido una gozada, me he quedado maravillado con la perversidad de los pensamientos y con su depravada intensidad. Tan simple como retorcer unas palabras o incluso cualquier gesto. Fenomenal re-descubrimiento.

El artículo, muy completo, me ha hecho dudar de que se refiriera a la obra de Sábato que lo da título. Debo decir que las referencias de cómic no me interesan pero, sin embargo, no tardaré en hacerme con los demás títulos comentados.

Es probable emitió su esperma de una forma muy descuidada.

Imagen de Crocop
Crocop
Desconectado
Poblador desde: 16/05/2011
Puntos: 1731

Me alegra que lo hayas leído y disfrutado. Tienes toda la razón en cuanto a la primera frase, y la de "Informe sobre ciegos" también es de las que se quedan: ¿Cuándo empezó esto que ahora va a terminar con mi asesinato?

 

Ferrum ferro acuitur

Imagen de Coon
Coon
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 2519

¡Qué alegría encontrarme con alguien que comparte mi fascinación por "El Túnel"! 

Hace años que mencioné esta obra por estos foros (cuándo era asiduo y no parecía empeñado en imitar al Guadiana apareciendo y desapareciendo sin ton ni son) y sigo enamoradísimo de ella y de sus dos, digamos "secuelas" (me sorprende que, ya que el artículo trata el terror en la obra de Sabato, no se mencione "Abaddon El Exterminador", sin duda su obra más inquietante y terrorífica, para mi gusto un pequeño peldaño por encima de "Sobre Héroes Y Tumbas"). 

Voy a enlazar mi pequeño homenaje a Sabato y su obra: 

http://vidasentrelineas.blogspot.com.es/2013/09/ernesto-sabato-de-vagabu...

 OcioZero · Condiciones de uso